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lunes, abril 12, 2010

vení a bailar conmigo...

En otra vida, años atrás, leí que “el cuerpo es el mensaje”. Lo que en algún momento me pareció una frase curiosa, con múltiples lecturas, se convirtió algunos meses después en una verdad con un poder innegable. El cuerpo habla incluso antes que la voz lo haga. E incluso cuando lo hace al mismo tiempo que la voz, su lenguaje es tan profundo y contundente que no hay palabra que pueda contradecirlo. Pero leer el cuerpo siempre ha sido un asunto confuso. Leer, de hecho, no deja de serlo. Cada cual lee desde quien es y desde quien desea ser. Así, el mismo objeto a leer se comprende de forma diferente según el momento del lector. Y, sin embargo, el cuerpo sigue siendo el mensaje.




Nada ilustra mejor ese concepto que la danza. El cuerpo en movimiento, fluyendo. Los músculos tensados mientras las manos se acarician siguiendo cada paso de baile. Los pies se levantan del piso, sólo un par de segundos en los cuales el mundo se recorre más despacio. De nuevo el piso y su irremediable atracción. El vuelo se convierte en caída, la caída en un rebote. Y luego el silencio. El cuerpo quieto, estático. El silencio más profundo y más pesado. El silencio que lleva un mensaje que sólo el cuerpo con un profundo impulso puede decir. Una exhalación. De nuevo, las manos se acarician tocando el cuerpo, la pantorrilla, la rodilla, el muslo, luego el brazo. Las piernas abiertas y tendidas al vuelo mientras tímidamente un brazo recoge el seno que locamente ha de abrazar. Y luego viene el beso, acaso sin jamás llegar a tocarse… Que profunda es la danza. No en vano, Nietzsche dijo que "Según la forma de andar de cada cual, se puede ver si ha encontrado el camino. El hombre que se acerca a su objetivo ya no camina, baila"

Hace unos días recordé que el cuerpo es el mensaje. Y sus palabras aún no las he podido borrar de la memoria.

domingo, mayo 25, 2008

El alma curva

El arte, cualquiera que éste sea, es un proceso de investigación. Por un lado, se investiga para obtener un nuevo conocimiento del sujeto de estudio y de la relación que con él pueda entablarse. Por otro lado, el sujeto de estudio suele resultar ser el creador mismo. Es un asunto complejo de explicar. Es un asunto de voz. En el arte no solo se estudia el medio y la técnica. No es cuestión de solo conocer los pliegues, las texturas de los acabados, los papeles justos. La búsqueda real suele ser simple y llanamente un asunto de voz. Un asunto de darle voz al alma. En mi caso, el lograr que dicha voz se transmita en los modelos suele ser una búsqueda especial, una de las esencias del proceso creativo, y quizás la parte más ardua.



Ya en alguna ocasión manifesté la necesidad de una técnica que permita la correcta expresión de la emoción, partiendo del principio lógico de que necesitamos una forma de decir lo que llevamos adentro. Pero cuando hice ese llamado olvidé considerar algo: A veces parece que adentro no llevamos nada.

Si entendemos que el proceso de creación es un proceso en el cual se explora el interior del creador, y su forma de materializar en el papel, entendemos que como creadores necesitamos nutrir el interior para encontrar qué decir.

Insisto, no es asunto de técnica, es asunto de voz. Pareciera que a veces no tenemos nada por decir, y entonces los modelos quedan vacios, sin voz, aunque sean verdaderos alardes técnicos. Visto de otra forma: Es el alarde de la técnica sin intención expresiva.

Se nos plantea entonces una dulce paradoja: Por un lado necesitamos la técnica para decir; por el otro, necesitamos qué decir para poder desarrollar la técnica. Porque en algunos casos, no existe técnica para aquello que deseamos decir.

En cierta medida, la explosión creativa que se ha venido observando desde hace algunos años es una consecuencia de esta búsqueda por técnica. De repente, aparece un origami modular que parecía rezagado y olvidado, renace el boxpleating con impresionantes manifestaciones, aparece como nuevo el diseño de teselados, aparece el origami hiper complejo, aparece el modelado en papel, aparecen también las curvas. Aparecen, en resumen, nuevas formas de decir que empujan paso a paso hacia dimensiones de la técnica que antes no existían.
He dicho que solo en cierta medida, pues en algunos casos esta explosión también es consecuencia de quienes buscan “hacia el interior”, de aquellos que pretendemos dar a conocer el alma en aquello que plegamos.


Esta búsqueda interna me ha llevado a tocar diversos tipos de modelos, que en algunos casos, requieren técnicas que me resultaban desconocidas. El eje principal de estas búsquedas ha sido, con frecuencia las curvas. Pero he de confesar que esta búsqueda me ha parecido fascinante, aunque no haya tenido resultados satisfactorios. Hace unos años mostré algunos de los hallazgos de dichas búsquedas en el trabajo de curvas. Las figuras que hablan en esta entrada son algunas más de ellas.

No sé si para quienes las observan se logrará ver que quiere decir el alma en ellas. Incluso, he de confesar que no sé si sean modelos que logren entenderse... Son modelos que considero “de diseño”. No son modelos realistas, y la verdad tampoco son modelos de alarde técnico (que de esos ya he hecho algunos). No son modelos llenos de ángulos y líneas, son más bien modelos de expresión. Son modelos que surgen de algo que pide el alma, aunque algunas veces no sea claro qué es lo que quiere pedir.

jueves, diciembre 28, 2006

UN CP, BABUINO

Lo bueno del tiempo es que siempre pasa… Lo malo del tiempo es que siempre pasa…
Y ha pasado ya un tiempo desde que puse la foto del babuino. Lo que no dije en ese momento es que es un modelo que no se inspiró en un babuino para ser plegado, sino en un león, para ser más exacto, en el dibujo de un león. Uno de mis cuentos favoritos, en una versión ilustrada que nunca he podido tener en mis manos. El autor del dibujo: Enrique Fernandez.
Un par de modificaciones a la idea inicial de hacer el rostro y surgió este babuino.

Para los amantes de los cp aquí vive desde ahora, esperando disfruten el plegado. Un modelo de curvas hermosas, realizado completamente con tensión en seco. Espero disfruten el plegado, y dejen que las curvas que surgen salgan naturalmente del proceso. Vuelvo a dejar aquí la foto, esperando sea de alguna utilidad.


miércoles, diciembre 06, 2006

Topografía

Ya he hablado, varias veces de hecho, sobre la relación que existe entre papel y piel, entre el acto de amar y el de doblar, entre caricia y pliegue. Alguna vez no muy lejana hablaré sobre el origami como un acto de amantes, profundizando sobre aquel “arte femenino” del que una vez comentaba Mario Arenas en una charla sobre origami. También he hablado ya sobre el papel que estoy jugando frente al papel, y sobre el lugar en el que se encuentra mi origami. En últimas, durante ya mucho tiempo he estado tratando de hacer una cartografía propia. Cartografía de piel y de papel, cartografía de lugar.

En esa búsqueda de cartografía propia, me he encontrado con diversos modelos que son aquellos que resumen el origami que hago: Barca y viento, la mujer en mi cabeza, el lirio, por ejemplo, son representaciones de aquel lugar de papel y piel que he construido. Pero también lo es esta nueva topografía:



Hablar de la cartografía de una mujer es complejo y hermoso. Hablar de su topografía me parece apasionante, porque en últimas, es esa topografía la que por si misma habla. Últimamente en los modelos que he plegado he encontrado que el papel habla desde sus piernas, desde su movimiento, desde su piel, en un lenguaje propio que rara vez es el de las rectitudes. El problema enorme es que entender ese lenguaje es como entender el del opuesto: dulce y lleno de caricias, pero al tiempo incomprensible… Entender el lenguaje del papel es complejo y en algunos casos agotador. Tratamos de condenar al papel a puntos fijos y a dobleces obligados. Lo forzamos a que diga cosas que nosotros queremos que diga, pero no lo dejamos decir lo que quiere decir… El papel se vuelve cobarde en nuestras manos y se esconde en el silencio, en la formula segura de lo conocido, en lo de siempre. Uno le pide al papel que diga cosas, y cuando el papel habla resulta que sus palabras son incomprensibles. Para colmo, resulta que hemos perdido en el proceso, el placer de jugar al escondite con el papel.

Estos estudios que estoy haciendo sobre la curva parten de lo mínimo, de lo simple, de lo puro. No sé si logre darle con esto un nuevo papel al doblez, o redefinir el origami incluyendo en él una nueva categoría. No sé si siga estudiando en este sentido, o si esto simplemente permita nutrir aquello que haré en un futuro. Solo sé que me ha resultado placentero en exceso recorrer las piernas del papel para pedirle que comparta sus palabras.

miércoles, noviembre 29, 2006

Una mujer desnuda y en lo oscuro

"Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda. "

Mario Benedetti.


Hay cosas que amo. Cosas que me generan un placer infinito. Es normal porque cada persona, de hecho, tiene sus propias adicciones, sus amores, sus placeres. Yo, por mi parte, amo a las mujeres (especialmente a una de ellas). Amo también su piel, y, sobretodo, el femenino de las mismas. De hecho, debo confesar que todas las mujeres que conozco son hermosas. Quizá se deba a que todas en realidad lo sean (cosa en la que creo), o quizás a que vivo en una ciudad llamada “de la eterna primavera”.
En otros tiempos Medellín se ponía a si misma el nombre de “la ciudad de la eterna primavera” por su clima, pero ahora, se llama por sus mujeres, como flores. Una eterna primavera recorre sus calles. Dirán los lectores de Colombia que las mujeres de Medellín no son como las flores, que esas son las caleñas, y que por eso lo dice así una famosa salsa. A esos les digo que en realidad, todo depende de los ojos del jardinero, y los míos aman ver flores.

No les sorprenderá entonces a quienes han visto mis trabajos que tantas mujeres lo recorran. De hecho aún aquellos masculinos por su tema tienen en sus pliegues enormes condiciones de feminidad, y eso creo que puede ser fácilmente interpretado con solo dar un paseo por las figuras humanas de este blog o de la galería de Nícolas Terry.



Pues bien, el último modelo que he plegado/dibujado/modelado/esbozado en una hoja de papel es, precisamente, una mujer. Confieso (este blog se trata de confesiones) que no sé si deba decir plegado, aunque lo único que hay en esa hoja son pliegues. Los antecedentes de este modelo son obvios: los hermosos orbs de Jeannine Mosely y, por supuesto, los estudios sobre las curvas realizados por Saadya. Tiene también otra influencia que es menos reconocida: Se cruzan en este modelo dos escultores de los cuales conocía poco: Brancusi y Archipenko. El primero lo conocí por un correo hermoso que me envió alguna vez un artista francés llamado Jacques Thibault, el segundo lo conocí por otro artista con quien hablaba sobre la magia del adentro y el afuera en la escultura.

La piel resultante me ha cautivado. No tiene ningún pliegue de papel que genere capas superpuestas, ninguna rectitud, ninguna obligación, sin embargo son solo pliegues. Quizá sea un origami aún más puro que el origami pureland, quizá de hecho, digan los puristas que no es origami. Me gustaría leer sus comentarios, pero yo, mientras tanto, prefiero no discutir y dedicarme a acariciar otra piel (también desnuda, y en lo oscuro).

***

ANEXO.

He enviado foto de este modelo a Saadya, quien me ha señalado otro autor que no recordaba y que, sin duda lleva un trabajo hermoso sobre una línea similar: Mark Leonard. Me parecen hermosos sus trabajos sobre abstractos, pero especialmente relevante me parece este y este otro, (que prácticamente es llevado al exceso). Si conocen otras referencias o modelos importantes sobre el tema quedo pendiente de sus comentarios.

Un abrazo