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jueves, 13 de septiembre de 2012

Bacalao tuneao.

Dicen que el que inventó la fideua se equivocó mientras hacía la paella y le echó fideos en vez de arroz. Está comprobado que a veces la casualidad o el despiste en la cocina te regalan un plato que resulta ser delicioso. Así, porque sí y sin gran despliegue de nada.

He aquí un ejemplo: Cuando anoche me disponía a prepararme una buena tajada de bacalao rebozado (un clásico) y voy a coger el huevo de turno de la nevera, no había. Estas cosas pasan en las mejores familias, así que decido hacerlo en tempura, pero el agua de la nevera no está demasiado fría tampoco, ni tengo con gas ni cerveza ni nada de lo que por ahí se considera básico para hacerla. Me da igual, con maizena y agua hago una papilla que más bien parecía al principio hormigón armao y como, lo quieras o no, la maizena con agua es muy, muy triste, le arreo una cucharadita de ras el hanout.


Y cené. ¡Vaya si cené!

¿Qué hacéis vosotros cuando tenéis todo preparado para hacer un plato y os falla algo?

lunes, 18 de enero de 2010

Bacalao confitado con cebolla caramelizada y piquillos

Esto no es una receta en sí, sino más bien su historia:

Creo que no lo conté, pero al final tuvimos una pseudo-comida de Navidad en la empresa, una cutrez improvisada el último día de trabajo a la una y media de la tarde, algo así como "me remuerde la conciencia y voy a dar a esta gente de comer". Cuando ocurren cosas así yo siempre me debato entre si dejarme llevar por mi orgullo, poner una excusa rápida (fácil es dado el margen de tiempo con el que te avisan) o comportarme con educación y aceptar la invitación. Opté por la opción B, y es de justicia que diga que lo de cutre no viene ni por el sitio ni por la comida, sino más bien por lo intempestivo de todo lo demás. En fin, que algo muy bueno saqué de aquello. No sé las veces que oí durante la comida cosas como "¿te vas a pedir bacalao?" "¿te gusta el bacalao?" "¿está bueno?" "a mí no me gusta", "a mí tampoco". Pero claro, también nos tuvieron que oir los demás a otro compañero que pidió el mismo plato y a mí cositas como "huumm", "delicioso", "riquísimo", "hemos acertado".

¿Tenía o no tenía que intentar hacerlo en casa?

Digamos que lo de los pimientos del piquillo y la cebolla caramelizada no era problema, pero lo de confitar el bacalao y encima hacerle un pil-pil, ya eran palabras mayores para mí. Como siempre, tengo que decir aquello de internet es grande, porque gracias a google y a youtube ¡¡lo hice!!.

Confitar el bacalao sólo tiene dos misterios: que tanto el pescado como el aceite sean de una excelente calidad y la temperatura del aceite. En este vídeo podéis ver como lo hacen, aunque os advierto que el mismo cocinero reconoce que lo tiene un poco alto de temperatura. Simplemente tenemos que meter el bacalao en un buen aceite de oliva a una temperatura entre 60º y 80º unos 20 minutos. Como yo no tengo termómetro tuve que utilizar otro truco, observarlo, ver que no chisporrotea en ningún momento y que tiene como si fueran las burbujitas del cava. El bacalao, de esta forma, empezará a soltar su gelatina. Y otro truco, procurar no manipularlo ni moverlo en ningún momento para evitar que se nos abran las lascas.


En mi foto no se ve porque ya tenía a los comensales en la mesa cuando lo terminé y no podía estarme a inmortalizarlo, pero el plato va cubierto con un pil-pil. Para mí, sin dudarlo, la mejor salsa para este pescado. Es algo, absolutamente delicioso. Y ya me fastidia no tener la prueba de que conseguí hacerlo, a mano, por primera vez en mi vida y gracias, sin duda alguna, a las explicaciones de este otro video.

Os lo aseguro: merece la pena intentarlo.



Si os gusta un plato ¿intentáis hacerlo en casa?

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