Capítulo 4
… a la mañana siguiente el olor a chocolate caliente inundó su habitación, Pepa se despertó sobresaltada y se aferró con fuerza a la llave que colgaba de su cuello. Saltó de la cama y corrió a comprobar que el sobre escarlata siguiera escondido tras la cómoda de mimbre. ‘Por favor que no haya sido un sueño, por favor, por favor’, se repetía a sí misma mientras sus pies descalzos corrían por el cuarto y sus manos hábiles palpaban el escondite. Sí, allí estaba el sobre, no había sido un sueño. Una felicidad inmensa la inundó, desde la punta de las trenzas hasta el dedo meñique. Abrió la ventana dejando pasar una ráfaga de aire frío, con ganas de gritarle al mundo su gran secreto, pero rápidamente volvió a cerrarla. Había que ser cautelosa “la magia no es para cualquiera”, decía la carta. Lo peor sería no poder contárselo al abuelo, pero las reglas estaban claras, y no iba a ser Pepa quien las incumpliera, eso estaba claro.
Corrió hasta la cocina seguida de su perro Athos, donde la esperaba su madre con el chocolate caliente recién hecho y con una bandeja de magdalenas que sacaba del horno en ese momento. Pero Pepa no tenía hambre, era imposible comer con las miles de mariposas que recorrían su estómago. Su mirada corría nerviosa por las paredes de la casa, buscando que apareciera la puerta mágica que la llevaría a conocer lugares increíbles.
La mañana transcurrió a un ritmo increíblemente lento, en el colegio la profesora tuvo que llamar la atención de Pepa en varias ocasiones: “Pepa, tu cabeza parece el periscopio de un submarino, ¿quieres parar de mirar a todas partes?, chiquilla esta…”. En la carta no se decía nada de cuánto tiempo tendría que esperar para que se produjera el mágico acontecimiento, pero Pepa lo esperaba impaciente. ¡Había tantos lugares maravillosos que había ido marcando con chinchetas de colores en el gran atlas de su habitación!. Su mente saltaba de un lugar a otro: ver la Torre Eiffel, navegar por los canales de Venecia, pasear en trineo por Laponia, buscar aves exóticas en la Amazonia, recorrer la Patagonia… ufff, era imposible decidirse por un único destino, y eso era lo bueno, ella no tendría que decidir, y ¡no sería solo uno!, esperaba ver muchas puertas mágicas a lo largo de su vida, que la llevaran a todos esos maravillosos destinos.
Cuando por fin el timbre marcó la hora de volver a casa, para Pepa habían transcurrido dos décadas, la expectación y los nervios la tenían agotada. Volvió a casa cabizbaja arrastrando las botas por la nieve, cargando con su pesada mochila y con la esperanza de no tener que esperar mucho más. Tenía que ser paciente, y dejar de pensar en ello, a lo mejor esa tarde aparecía la mágica puerta.
Algo brillante llamó de repente su atención y la hizo levantar la mirada de la nieve, venía de un árbol sin hojas de tronco grueso y ramitas escuálidas. Pepa parpadeó dos veces, y se dirigió hacia él. Cuando ya estaba tan cerca que podía tocarlo, vio que en la base del árbol, muy cerca de las raíces, había algo que parecía el hueco de una cerradura. Sacó lentamente la llave que colgaba de su cuello y se había metido por dentro de la camisa, se puso de rodillas para llegar bien a la altura y para sorpresa suya, introdujo sin ninguna dificultad la llave en el orificio del árbol. Cuando la llave llegó al fondo sonó un click junto con el PATAPANPATAPAN de su corazón golpeando en el pecho, y una línea de un líquido brillante dorado fue marcando nítidamente la forma de una pequeña puerta. Giró la llave lentamente a la derecha y la puerta comenzó a abrirse. Un soplo de aire caliente rozó su cara, y un puñado de arena fina salió disparada sobre la fría nieve. Pepa tuvo que entornar los ojos porque el sol brillante la deslumbraba, entre las pestañas pudo vislumbrar en el horizonte algo enorme… ¡pirámides!, eran dos majestuosas pirámides. Sin pensarlo dos veces, Pepa saltó hacia el interior del árbol…
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Yoymisminiyos, será quien escriba el siguiente capítulo de este cuento. La he elegido porque es una mamá alegre y positiva, que seguro que da un aire divertido al cuento, además de porque me gusta como escribe, claro. La historia continuará el Viernes que viene, ¡no os lo perdáis!.
Mo, ¡muchas gracias por pasarme el testigo!.
Madre mía! qué nivelazo!!
ResponderEliminarMe tenéis enganchadísima!! Podíais adelantar la siguiente entrega, jajaj.
Un besito.
Muchas gracias Trax!!. Besos y feliz fin de semana
EliminarVaya cuento más chulo os está quedando :)
ResponderEliminarGraciasss!!! Como Mo me dio una entrada tan buena, y es un relatín muy breve, me salió muy fácilmente y ha sido divertido escribirlo. Besos
EliminarNenaaaaa! Me encantaaaa! De verdad, es chulísimo!
ResponderEliminarLa imagen de las pirámides a través del árbol es lo más!
A ver si vemos a Drew por ahí, jejejeje....
Chulo, chulo, chulo!
Muuuuas!
Ala Mo que agradecida lectora eres!! muchas gracias guapa!. Lo de las pirámides es un guiño a tu sister, ya que ella no podrá entrar en la cadena porque según las reglas, que hay que tener hijos para ello. A parte de que me moló ese giro de la nieve al desierto, je.
EliminarBesos y gracias!
Muy interesante la propuesta Matt, y muy bueno tu trozo de cuento, te he descubierto en un nuevo registro.
ResponderEliminarVoy a leer los demás para seguir el hilo.
Besos
Gracias!!
EliminarJo, me estáis enganchando cosa mala!!! Necesito saber más de lo que pasa con Pepa... Besotes!!!
ResponderEliminarjejejeje, pues ya sabes, a seguir la cadena!! Besos
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