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martes, agosto 16, 2011

Profesión perpetua

Ayer, día de la Virgen, dos hermanas nuestras hicieron su profesión perpetua.
En cuanto tenga una foto la agrego a esta entrada.
A mí siempre me resulta muy conmovedor. Porque estás asistiendo a algo que es un puro don de Dios. Es verdad que el sacramento del matrimonio también es gracia, regalo, pero en una consagración esto queda más patente todavía porque se tiene la certeza de que si Dios no estuviera poniendo todo -la elección, el llamado, la fuerza, y la consagración explícitamente- la consagración no existiría.
Es difícil explicarlo con palabras y menos tratando de ser corta.
Así que, fue un día de gran alegría y gratitud.
También es muy lindo cuánta gente viene a acompañarnos en esos momentos. Y con el cariño que lo hacen.

lunes, junio 27, 2011

entre dos fiestas grandes


El sábado se casó uno de mis sobrinos. Mellizo del que a fines del año pasado estuvo a la muerte por una caída del caballo.
Fue realmente una fiesta. Una alegría honda ser testigo de que hoy se sigue apostando por la vida, por hacer feliz al otro, por permanecer, por -a pesar de nuestra debilidad- creer, poniendo la confianza en Dios, y caminar juntos.
El viernes que viene una Hermana Esclava, muy querida, celebra sus 50 años de vida religiosa. Esta vez la profunda alegría es, sobre todo de agradecimiento... de constatar, por experiencia propia, que es verdad todo lo apostado en el párrafo anterior. Y más aún -insisto: en medio de nuestra debilidad- que Dios se supera, en mucho, con su regalo de fecundidad, amor y vida.

viernes, marzo 04, 2011

Fiesta



Mañana sábado estamos de fiesta.
Una hermana de nuestra comunidad –novicia- hace su profesión temporal.
Esto es, después de varios años de formación, se consagra a Dios en nuestra congregación, haciendo voto de castidad, pobreza y obediencia por tres años.
Los religiosos, antes de hacer nuestra consagración definitiva –perpetua- la hacemos dos o tres veces por un número determinado de años.
Es una gran alegría: Para ella, para nuestra comunidad, de hermanas y laicos que están cerca nuestro, para la Congregación… Y también para la Iglesia como lo es también cada sacramento del matrimonio u ordenación sacerdotal.
Es dar un sí, explícito y público, por nuestra parte al llamado que Dios te hace para colaborar con Él, en la vocación que nos ha dado, en la construcción y santificación del Mundo.
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Por supuesto que también están los que permanecen solteros. Y dan su sí de cada día colaborando en la misma obra. Lo único, que no tienen ese día de explicitarlo públicamente.