A raíz de mi entrada Aprender a perder,
Mercedes, me ha dejado un comentario muy interesante, y he querido compartirlo con vosotros, así como, la réplica que yo le he hecho. Espero no ponerme demasiado pesada con este tema.
“Perder”
Yo creo que el concepto de “perder” (ya sea en un concurso o en cualquier aspecto de la vida) es muy relativo. Porque, a mi modo de ver, si hay algo que perder (tanto en la vida, en los concursos, en las relaciones humanas…) imagino que dependerá de nuestras expectativas. Con relación a esto, y siempre desde mi opinión, sólo podríamos perder aquello que antes era nuestro, y en este sentido no parece que se pueda perder nada.
En realidad, la ganancia suprema del escritor, creo que debería estar en la producción de escritos; quiero decir en mantenerse motivado y en que las historias fluyan. A perder un concurso no creo que se aprenda, porque esto va más con nuestra actitud y con lo que he comentado antes sobre lo que valoramos como pérdida o ganancia en la escritura. Si nos tuvieran que enseñar a perder, también, creo, deberían enseñarnos a ganar. Y, en realidad, tendríamos que preguntarnos primero: ¿qué entiendo yo por perder o ganar en el mundo de la escritura? Se gana cuando has concluido una historia, cuando estás satisfecho con tu trabajo, cuando disfrutas con lo que haces, cuando a la gente le gustas. Se gana de muchas formas. Y, sobre todo, lo que se gana o se pierde nunca puede depender de los demás, porque si escapa a nuestro control, estamos dejando que otros nos digan lo que tiene un valor para nosotros y lo que no lo tiene. Un escrito, que tú consideres bueno, que estés satisfecha con él, no puede convertirse en una frustración porque no haya sido elegido como ganador o como finalista en un concurso; tampoco se puede hablar de un buen escritor o una buena escritora por haberlo ganado. Por poner un ejemplo, hay mucha gente válida y preparada que está en paro, mientras que hay otra gente menos válida y menos preparada que ocupa buenos puestos en el mercado laboral. ¿Tendríamos que pensar que si alguien no tiene trabajo es porque no vale? Yo creo que no. Tampoco esa persona debería decir que es una perdedora, porque si pensara eso no seguiría buscando trabajo.
Yo siempre digo que en cualquier aspecto de la vida, mi parte, la que depende de mí, la que yo controlo, la voy a cuidar, a mimar y a trabajar todo lo que pueda. Ahora bien, la otra parte, la que escapa a mi control (tanto en una oposición, un concurso, un trabajo…), ésa no me preocupa, porque está rodeada de factores que, en un momento, me pueden favorecer (incluso sin merecerlo) o me pueden perjudicar (también sin merecerlo). ¿Dónde estaría entonces el madero que te mantiene a flote cuando sales a navegar? Pues yo creo que debemos llevarlo con nosotros. Si en el viaje nos suben en un Transatlántico, mira tú que bien. Pero si nos hunden la barquilla, que sepan que no nos vamos a ahogar.
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Londre, Hyde Park, la foto es mía, he decidido no abusar de las imágenes que circulan por internet. |
Mercedes, creo que tu reflexión es muy buena, y coincido prácticamente en todo con ella. Utilicé el término perder porque me gustaba el juego de palabras “aprender a perder”, pero coincido contigo en que no ganar un premio no significa que hayas perdido nada, pues nada tenías, tan sólo la satisfacción de haber culminado un trabajo, que no es poco, sobre todo si se trata de una novela.
Por otra parte, no creo que el escritor que se sienta satisfecho tan solo con la producción de escritos, es más, creo que un relato o una novela no está terminada hasta que llega al lector, que es éste quien le da su verdadera entidad. Hay gente que escribe como terapia, eso es otra cosa, el verdadero escritor desea ser leído, por eso puede llegar a ser frustrante no acceder a ningún premio o editorial que le permita ver su obra publicada.
Cuando yo hablo de aprender a perder, me refiero a saber encajar esa parte de la actividad literaria que no depende de nosotros. Como bien dices es nuestra obligación trabajar para mejorar lo que hacemos, o más que una obligación, obtener una satisfacción del trabajo bien hecho. Si bien, tú sabes como yo, que no siempre es premiado o editado la mejor obra trabajo, que muchos nos quedamos horrorizados cuando leemos las novelas galardonadas en certámenes importantes.
Con mi entrada quería ofrecer unas palabras de aliento a aquellos escritores que empiezan, que aún no han conseguido publicar nada, para que no se desanimen, para que no desistan en su empeño si realmente creen en lo que hacen. En otros post he comentado que, con los años, he aprendido que cada obra (si es medianamente buena) encuentra su lugar, y eso me ayuda a encajar mejor los contratiempos, el comportamiento aleatorio de esas variables externas que no dependen de mí, ni de la calidad de mi literatura.
Gracias, Mercedes, por tu aportación, que sirve para ampliar y esclarecer mi texto.