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lunes, 3 de marzo de 2014

Entrevista en Mundo Palabras




Felisa Moreno Ortega (Alcaudete (Jaén) 1969), a quien ya tuvimos el placer de entrevistar, acaba de presentar la novela La nieve en el almendro. Una autora que desde aquel diciembre de 2010 ha seguido creciendo. Mucho y bien. Buen momento para que nos hable de ella; de la obra y de su carrera.
 
mundopalabras: Encantados de contar contigo de nuevo en esta página, Felisa. La nieve en el almendro es tu nueva novela. ¿Qué encontrará el lector en ella?
Felisa Moreno: Para mi es un placer y un honor repetir en estas páginas, y agradezco mucho la invitación.
La nieve en el almendro nos trae la historia de un amor imposible, que son los más intensos. Julián, el protagonista, en 1978 se enamora de la madre de su mejor amigo, cuando tan solo cuenta con trece años. Treinta años después, en el bar que regenta aparece esta mujer convertida en una mendiga. A partir de este suceso, la vida de Julián se trastoca. Está casado con una mujer a la que no quiere, sus hijas lo desprecian, mantiene una relación con una prostituta; en definitiva, vive una vida que no le gusta en absoluto. A esto se le añade el peso de los recuerdos, los remordimientos por un hecho trágico que destrozó su infancia. En su bar trabaja Salva, un camarero aspirante a escritor. Él será el encargado de escribir la historia de Julián niño, una novela dentro de otra novela, con un estilo diferente, incluso con título propio: Retazos de amor y sexo. A partir de los recuerdos de Julián, Salva irá reconstruyendo la historia de ese amor adolescente, mientras convive con sus propios demonios.
Aunque la trama pueda parecer compleja, es una novela fácil de leer, con un lenguaje sencillo y sin excesivas florituras. Una novela que conmueve al lector, pues profundiza mucho en los personajes, incluso en los secundarios. No hay buenos ni malos, solo personas empeñadas en sobrevivir, porque hasta el más malvado de la novela, Don Andrés, tiene tras de sí una historia de sufrimiento y humillación.
No debería ser yo quien lo dijera, pero considero que esta es una novela que no dejará indiferente al lector, que tras el proceso de la lectura le llevará al de la reflexión y la asimilación de lo leído. Refleja un tema que es recurrente en mí, y creo que en muchos escritores más, el hecho de que la infancia puede marcar, para bien o para mal, el resto de tu vida.
 
 
mp: La asesina de los ojos bondadosos, Trece cuentos inquietantes, Cuentos caníbales, El Club de las Palabras Prohibidas y ahora La nieve en el almendro. Muy fecundos estos últimos años, sin duda. ¿Has sentido alguna evolución en tu narrativa desde las primeras obras hasta esta última?
FM: Por supuesto, he evolucionado y mucho. Creo que los escritores tenemos que estar en constante cambio, aspirar a la perfección, aunque sepamos que llegar a ella es imposible, de ahí la frustración que siempre nos acompaña. A mí me daba miedo la posible reacción de mis lectores ante esta nueva novela, porque se sale de la línea de las obras anteriores, más centradas en la intriga, con tramas más dinámicas o finales sorprendentes. Aún siendo consciente de esto, necesitaba escribir esta historia, para mí suponía un reto en distintos aspectos, sobre todo por ponerme en la piel de un adolescente y de un hombre adulto; hubiera sido más sencillo narrar los hechos desde el punto de vista de algún personaje femenino, desde luego, pero ya no sería lo mismo. Creo que esta es la novela más madura que he escrito hasta ahora, también a la que he dedicado un mayor esfuerzo.
 
mp: Parece que tu carrera literaria se asienta, Felisa. ¿Te marcas objetivos aún mayores?
FM: Marcarse objetivos en la literatura nos puede llevar a la frustración si, con el tiempo, no llegamos a alcanzarlos. Por eso prefiero vivir el día a día, disfrutar del momento. Por supuesto que me gustaría que me fichara una gran editorial y que mis libros estuvieran en todas las librerías o ganar algún premio importante, pero prefiero pensar que eso no está en mi mano y que debo centrarme en aprender y mejorar, que eso sí depende de mí. Además, mi experiencia con editoriales modestas ha sido muy buena, la relación que se establece es muy cercana. El editor es un amigo, sientes que estás llevando a cabo un proyecto común y que tu opinión es valorada. Esto en una editorial más grande seguro que sería mucho más complicado.
En definitiva, prefiero no marcarme objetivos, solo disfrutar con lo que hago, algo que me enseñó Ramón Alcaraz, mi profesor de escritura creativa y editor de mi última novela.
 
mp: ¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto literario? ¿Qué puedes adelantarnos?
FM: Llevo unos meses en los que me cuesta mucho ponerme a escribir. Inicié una novela policíaca en la que recupero a Raquel, la periodista de mi primera novela La asesina de los ojos bondadosos, pero por ahora está aparcada. Por otra parte, tengo una novela terminada, que aún necesita varios repasos, que aborda el tema de la locura. Está en el “cajón virtual” de mi ordenador, reposando hasta que llegue su momento. También hay algún cuento infantil a medias y otros finalizados a la espera de respuesta editorial, pues me interesa mucho trabajar con los niños. Y hace poco, animada por mi hija, inicié una novela juvenil.
Ah, y estoy preparando la edición en papel de Cuentos Caníbales, que va a ser financiada por la empresa jiennense Desguace Juan Torres Sánchez S.L. y cuyos beneficios irán íntegramente destinados a la Asociación Española Contra el Cáncer
 
mp: Autopublicación o edición tradicional. Felisa, siempre has podido publicar en una editorial tradicional, pero ¿qué piensas de la autoedición? ¿Te parece una salida digna para una obra? ¿Te lo plantearías?
FM: Creo que no son salidas incompatibles para la obra de un escritor, incluso pueden ser complementarias. Esto se está demostrando en Amazon. Autores que empezaron auto publicándose en esa plataforma, y que tuvieron éxito, han visto luego como las editoriales importantes se interesaban por su obra y la editaban en papel.
Lo único que le diría a los escritores que se plantean la autoedición, sobre todo si es en papel, es que tengan cuidado con las promesas falsas que hacen algunas editoriales de autoedición o coedición. Que sean conscientes de que quien venderá esos libros será el propio autor y que, por tanto, lo que debe procurar es la mayor calidad al menor precio. No descarto la autoedición, es más, Cuentos Caníbales está autoeditado en Amazon. En cuanto al formato papel, también me la he planteado en varias ocasiones, pero si alguna vez la llevara a cabo, tengo muy claro que me iría directamente a una imprenta, sin pasar por intermediarios. Eso no significa que no contratara unos servicios de corrección, de diseño de portada, etc., me refiero a que no pagaría por una supuesta distribución y promoción que luego no es tal. Hoy en día el autor tiene mecanismos para distribuir su propia obra, sin dejarse llevar por encantadores de serpientes.
 
mp: En el 2010 te pedimos un par de consejos para escritores noveles. Hoy volvemos a hacerlo. Desde tu experiencia, ¿qué puedes aportarles?
FM: Cada día tengo más claro que esto es una carrera de fondo, con altibajos emocionales. A veces, perdemos el norte, nos ofuscamos y creemos que merecemos más de lo que hemos conseguido, el famoso ego del escritor. Miramos con envidia a aquellos que ascienden en el escalafón con menos méritos literarios, al menos desde nuestro punto de vista. Por eso mi principal consejo lo podría dar el conserje de la serie de televisión La que se avecina: “mente fría”. Hay que ser muy conscientes de que somos una gota en la inmensidad del océano, ser humildes y aceptar las críticas, disfrutar de lo que nos aporta la literatura: la grandeza de crear mundos y personajes, la relación con personas que tienen nuestros mismos intereses, el comentario de algún lector agradecido, la reseña en un blog de lectura, o el hecho de que alguien te ofrezca la posibilidad de contar tu experiencia en una entrevista como esta, algo que agradezco y valoro en gran medida.
Otros consejos más prosaicos serían:
-        Escribe sobre aquello que realmente te interesa, no te dejes llevar por modas. Trata de escribir lo que te gustaría leer.
-        Corrige hasta el aburrimiento, solo así al lector le llegará lo que realmente querías contarle. Cuidado con las repeticiones, el exceso de gerundios, adjetivos, etc. Un error típico del principiante, a mí me pasaba, suele ser el abuso de los adjetivos para “adornar” el texto. Es mejor dedicar tiempo a encontrar el adjetivo o el recurso literario que se ajusta al momento (comparación, metáfora, etc.) que poner una docena de adjetivos sacados de un diccionario de sinónimos.
-        Consigue que alguien lea tu obra, si puedes permitirte pagar un profesional, mucho mejor; si no, pide ayuda a algún amigo que sea lector, en quien confíes y sea sincero.
-        En relación con la anterior, acepta las críticas constructivas, solo así podrás crecer como escritor.
-        No te empeñes en publicar desde el minuto cero. Si la obra tiene la suficiente calidad, le llegará su momento. Si tienes un gran deseo de compartir lo que escribes, recurre a plataformas de autoedición que no te supongan un coste desproporcionado.
-        Participa en certámenes, pero no en los de las grandes editoriales, que suelen ser más complicados de ganar (por no decir imposible), sino en otros más modestos. Si ganas o eres finalista, puedes ver tu obra publicada. Así empecé yo y no me ha ido mal, estoy satisfecha con lo logrado hasta el momento.
 
 
Puedes adquirir la novela por 12 euros (sin gastos de envío adicionales) enviando un correo a info@editorialeldesvan.com
(Si haces referencia a que has leído esta entrevista en mundopalabras.es, recibirás, junto con el libro, un obsequio de la editorial).

viernes, 27 de diciembre de 2013

Entrevista en Radio Alcalá

El pasado lunes me entrevistaron en Radio Alcalá, emisora municipal de Alcalá La Real.
Hablamos de mi nuevo libro La nieve en el almendro, y también de La asesina de los ojos bondadosos, una novela que ha tenido una muy buena aceptación en el municipio alcalaíno, tras su publicación por Pez Sapo.
En el siguiente enlace puedes escucharla:


jueves, 26 de diciembre de 2013

viernes, 13 de diciembre de 2013

Entrevista en Cadena Ser Jaén




El lunes pasado Lola Romero me hizo una entrevista para el programa Hoy por Hoy Jaén. La primera idea era grabarla con tranquilidad, pero por unos problemillas que tuve al final la hicimos en directo y yo con los nervios un poco destemplados. A pesar de todo, estuvo bien, conté muchas cosas de La nieve en el almendro. ¿Te animas a escucharla?

http://www.ivoox.com/felisa-moreno-ortega-9-diciembre-audios-mp3_rf_2632324_1.html?autoplay=1#

domingo, 17 de noviembre de 2013

domingo, 28 de abril de 2013

Esos locos utópicos, artículo en Diario Jaén

Este artículo es un homenaje a todos aquellos que participaron en la jornada literaria El escritor hoy, tanto a los que actuaron como ponentes o intervinieron en la mesa redonda, como a los que con su asistencia le dieron sentido a este encuentro.

No sé lo que pasó el día 20 de abril en Alcaudete, una extraña magia nos envolvía. Todo era buen rollo, comunicación, encuentros,... Creo que nunca olvidaré este día y quiero dar las gracias a todos los que me ayudaron en la tarea de organizar, preparar y realizar el encuentro. Tengo pendiente hacer una entrada más completa sobre el acto, aunque no sé cuándo. Mientras tanto, al menos está el artículo.





Esos locos utópicos

Jesús ha venido desde Cádiz con un libro de poemas bajo el brazo. Vanesa no puede disimular su acento madrileño mientras nos explica cómo hacer marketing en las redes sociales. Aurora la escucha atenta, aunque no tiene muy claro si todo eso lo podrá aplicar para promocionar la antología poética que escribió en su Málaga natal. Luis Miguel nos regala libros que recogen historias de nuestra provincia. Mientras, otro Jesús, esta vez gallego, trata de transmitirnos su pasión por la literatura que se escucha: los audiolibros. María José explica, con deje cordobés, lo fácil que puede resultar publicar en ebook y llegar a ser número uno en Amazon, y todos nos morimos de envidia, quién pudiera ver su novela en ese codiciado top. Por la tarde, Juan recuerda a sus profesores en un texto emotivo que, por un momento, lo aleja de la fea realidad que cada día refleja en su periódico. Yolanda se declara utópica. Y entonces comprendo que eso es lo que somos nosotros, un grupo de locos utópicos que nos hemos reunido para hablar de literatura y,  de paso, cambiar el mundo. Escritores noveles, aunque algunos llevemos más de tres publicaciones a la espalda; pequeñas editoriales que nacen en época de crisis, como la alcalaína Pezsapo; lectores, ese bien escaso, que disfrutan de un evento literario celebrado en tierras alcaudetenses…  En los ojos de todos baila una emoción contenida, late la ilusión en los corazones. Por unas horas nos olvidamos de que las ventas de libros han bajado notablemente; de que las grandes empresas editoriales, y subrayo lo de empresas, solo apuestan por los valores seguros; de que existen decenas, por no decir cientos, de falsos editores que pretenden vivir de nuestros sueños. Más de setenta personas compartiendo un interés común, algunas venidas desde muy lejos, otras de nuestra misma tierra, que aquí hay mucho talento, basta rascar un poquito para que salga a la superficie. Porque en Jaén, aparte de la crisis y del paro, también tiene presencia la cultura, aunque haya a quien sorprenda que un evento literario pueda convocar a tanta gente. “Leer distingue”, nos dice Pedro ya casi acabando la jornada. Y a los allí presentes nos entran unas ganas enormes de que todos seamos iguales, y buscamos fórmulas que motiven a aquellos que nunca abren un libro para que lean y disfruten.  
Disculpadme si me he excedido con este alegato a favor de la literatura, que lo es también en pro de la lectura, pero soy escritora y me apetecía darme el gusto de hablar de los sueños, esos que alguien fabrica para nosotros, los transforma en palabras y nos los ofrece en forma de presente literario. Es mi manera de celebrar el Día del Libro.





lunes, 1 de abril de 2013

Alienígenas, mi artículo en Diario Jaén



Alienígenas.

Aquel ser extraño contemplaba con los ojos muy abiertos todo lo que sucedía a su alrededor. Se movía sigiloso entre la multitud, apenas destacaba entre los cientos de personas que abarrotaban la calle principal de ese pueblo cualquiera de Jaén. Creo que era yo la única que había reparado en él. El resto de la gente parecía embriagada por la música y el olor de las flores, y no se había percatado de su presencia. No era de este mundo, no podía serlo. Su mirada incrédula lo delataba, aunque sus facciones fueran similares a las de los hombres de su alrededor, aunque su ropa no destacara, ni su altura, ni siquiera los zapatos, unos mocasines de piel marrón.
Procuré acercarme a él sin que lo notara, necesitaba asegurarme. Llegué a estar tan cerca que nuestros hombros se rozaron. Se volvió y me preguntó, mientras señalaba a la comitiva que se desplazaba lentamente al ritmo de una melodía entristecida: ¿Qué está pasando?, ¿por qué esos encapuchados siguen a la imagen de madera?, ¿por qué se tapan la cara, acaso les da vergüenza? Sonreí, satisfecha de mi perspicacia. No me había equivocado, aquel ser era, sin la menor duda, un extraterrestre, como yo.
Es así como me siento durante la Semana Santa, como un ser venido de otro planeta que aterriza en un universo desconocido. No logro compartir la emoción que derrochan otras personas, mi rostro no se llena de lágrimas ni mi corazón se ensancha de júbilo cuando los costaleros consiguen sacar una imagen del templo, aunque para ello hayan tenido que caminar de rodillas. Mi mente reflexiva me lleva a pensar, ¿por qué no hacen los tronos más pequeños?, ¿es necesario ese padecimiento?
Por solidaridad, intento explicarle a mi amigo alienígena que esta es la forma que tenemos los católicos de recordar la pasión de Cristo, que murió hace miles de años por todos nosotros, humillado y torturado en una cruz. Me pregunta quién es. Echo mano a lo que me enseñaron en el colegio sobre él y le digo que era un dios, pero también una persona humilde que rechazaba las riquezas y amaba a los pobres. No lo entiendo, me replica, entonces, ¿por qué tanto oropel?, ¿por qué tanto derroche? Tronos de plata, flores caras, mantos de oro,… Para eso no tengo respuesta, se me han agotado las justificaciones religiosas y me explayo comentándole que la Semana Santa es una fuente de ingresos para los pueblos andaluces, que favorece el turismo y, por ende, el desarrollo. Saco mi vena economista y le hago números. Él me mira asombrado; yo bajo la cabeza, avergonzada. De repente, al fondo, una saeta desgarra el aire y, justo en ese instante, los dos comprendemos que no son necesarias las explicaciones. La Semana Santa se siente o no se siente.




miércoles, 27 de febrero de 2013

Mujeres ejemplares. Artículo en Diario Jaén




Mujeres ejemplares. 

Nos hemos colado en una habitación del hospital de Jaén. Fuera, la tarde es fría y lluviosa. Hay tres camas ocupadas por mujeres. La que está más próxima a la ventana ronda los sesenta años, tiene el pelo motoso, los labios finos y una mirada de brillo azulado. En la cama del centro descansa una anciana que pasa de los ochenta, con cabello blanco, ojos inquietos y cuerpo menudo. En el otro extremo, vemos a una mujer de unos cuarenta años, tiene la cabeza cubierta por un bonito pañuelo que oculta su pérdida,  unas ojeras moradas y la tez pálida. Estos detalles nos llevan a intuir por lo que ha pasado. Ninguna de las tres parece triste, si acaso, cansadas. La mujer de la ventana habla por teléfono, se esfuerza por tranquilizar a su interlocutor. La anciana es la más activa, desoyendo los consejos de su hija, se levanta sin ayuda para ir al aseo. A la del pañuelo se la ve agotada, su madre trata de animarla y se desvive por ella, quiere que las enfermeras la cuiden como a una reina, a su niña, a su princesa… Sabemos que todas han pasado por el quirófano esa misma mañana, todas se han dejado un trocito de su feminidad en la sala de operaciones.
Por un momento las dejamos ahí, quietas, congeladas en el tiempo, no en vano son nuestros personajes. Queremos saber más sobre su enfermedad. Lo que averiguamos es inquietante, una de cada ocho mujeres padecerá cáncer de mama a lo largo de su vida y, a la vez, tranquilizador, más del 80% lograrán recuperarse. Además, el índice de supervivencia del hospital donde nos encontramos es uno de los más altos de España. Un suspiro de alivio se escapa de nuestros corazones. Volvemos a la habitación. Ya han tomado la cena, se entremezclan las conversaciones de las enfermas y sus acompañantes. En un hospital se comparten historias sin pudor, será que esos camisones abiertos por atrás propician las confidencias. Escuchamos, con asombro, que preparan una estrategia para engañar a las enfermeras. A la madre de la mujer del pañuelo, de la que ahora sabemos que es ingeniera y tiene dos hijos pequeños, ya no le hacen caso; así que, finge dormirse mientras la acompañante de la anciana llama a la enfermera para que atienda a su hija. A regañadientes, la auxiliar accede a cambiar la bolsa del drenaje, y se va refunfuñando, seguida de los ronquidos falsos de la madre. Nada más salir, la habitación estalla en carcajadas. Todo es alborozo, risas, imitaciones… Nosotros nos marchamos, poco nos queda que hacer allí, nos han demostrado que padecer cáncer de mama ya no es una tragedia. No hay que decirlo en voz baja, ni ocultarlo a las vecinas, no es un estigma ni una sentencia de muerte.  Ellas, las tres, nos han enseñado a ser valientes. 

miércoles, 30 de enero de 2013

Mi primer artículo en el Diario Jaén




Este es mi primer artículo en el Diario Jaén, con él se inicia una colaboración que se materializará una vez cada cuatro semanas, en miércoles.


Realidad o ficción. 
Empiezo esta columna con el alma dividida entre la literatura y la economía, será porque cuando me preguntan a qué me dedico aún me cuesta definirme entre escritora y economista. Me gustaría hablar solo de lo primero, trasladarme a mi mundo imaginario donde puedo manejar situaciones y personajes a mi antojo; vivir acunada por la ficción, arropada por las historias, que tantas veces han sido refugio propicio de todos mis males. En las novelas, los problemas son efímeros, y desaparecen una vez has cerrado el libro, se quedan atrapados en sus páginas. Sin embargo, mi otro mundo, el que llena mis mañanas, está repleto de cifras de parados y de gente que busca el autoempleo como única salida a una situación desesperada. Capitalizar el pago único, cobrar de una vez el desempleo para poner en marcha una actividad precaria, parece ser la única salida que le queda. No hace tanto tiempo, los emprendedores venían con ideas frescas y financiación debajo del brazo. Hoy eso es impensable, los bancos se han convertido en muros infranqueables. Es un deporte de riesgo pedir un crédito, puede minar la moral del más pintado.
Y a mí, pobre ingenua, me gustaría detenerme en describir la belleza de un almendro en flor y narrar lo sentido cuando descubrí el primero de este enero frío; la sorpresa, tantas veces revivida, de ver un árbol cubierto de pétalos blancos en lo más crudo del invierno. Ser escritora nada más, y alejarme de un mundo real que cada vez me gusta menos. Sin embargo, la realidad no es tan fácil de vencer, está bien pertrechada, y se vale de cualquier medio para asaltarnos, no hay más que abrir un periódico, conectar la radio o ver la televisión. Las noticias, malas por lo general, se encargan de recordarnos lo que somos y dónde estamos, y tenemos miedo a imaginar hacia dónde nos dirigimos, ese miedo provoca que nos tiemble el pulso cuando hablamos de futuro. Pocos días atrás, la Encuesta de Población Activa (EPA) nos decía que uno de cada cuatro españoles está parado. En Jaén la situación se agrava, con un desempleo que supera al 37 por ciento, uno de cada tres jiennenses no sabe cómo llegar a fin de mes. ¿Cómo librarnos de esta realidad que nos acosa? ¿Y si cerramos el periódico, y si apagamos la televisión, y si no escuchamos la radio…? Qué ilusos. Ella sabe como alcanzarnos, nos mira desde los ojos de un familiar afectado por un ERE, nos habla por la boca del vecino que este año no pudo dar ni un jornal en la aceituna, nos conmueve cuando pasamos por la puerta de Cáritas y contemplamos una multitud de personas tristes y abatidas. La realidad es así, implacable y fría, como el invierno. Ah, si pudiéramos ser tan fuertes como la frágil flor del almendro… 



sábado, 19 de enero de 2013

Entrevista, por Alberto López


En este enlace puedes encontrar la entrevista que me hizo Alberto López hace unas semanas para su blog Salesianos cooperadores de Bilbao. Quiero darle las gracias por la entrevista y por la paciencia que tuvo conmigo, que me despisté y tardé bastante en contestar a las preguntas. 

http://www.cooperadores-bilbao.com/web/?p=13781



domingo, 16 de diciembre de 2012

Vídeo del reportaje de Canal Sur Jaén



miércoles, 5 de diciembre de 2012

Entrevista en el periódico Ideal de Jaén


Quiero agradecer a Antonio Ordóñez y al periódico Ideal el espacio que me han dedicado. 


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Entrevista en el periódico Alcalá Información

Hace unas semanas me hicieron una entrevista para el periódico Alcalá Información, por aquí dejo el texto, por si os interesa. Y os recuerdo que vuestros comentarios pueden tener premio, hasta el 20 de diciembre sólo por dejar un comentario participas en el sorteo de 4 libros.

1. La ciberesfera está cada vez más poblada de blogs, incluso de blogs literarios, pero cuando un blog supera las 100.000 visitas la palabra éxito entra dentro de la ecuación. Es el caso de "El sueño de las palabras", ¿dónde cree que se encuentra el secreto?
Creo que el secreto está en la variedad de contenidos que se ofrecen al lector. Puede encontrar información sobre certámenes, comentarios de libros, noticias literarias, etc. Todo ello combinado con artículos más personales, en los que hablo no sólo de mi experiencia como escritora novel, sino también como madre, como mujer, como persona en definitiva. Me gusta compartir mis premios y las buenas noticias, pero también cuento mis fracasos y decepciones porque creo que mucha gente se puede ver reflejada en esas entradas. Espero que mi experiencia pueda servir de ayuda a otras personas que empiezan su aventura literaria.

2. Hay quien dice que, por primera vez en la historia, en estos momentos hay más gente escribiendo que leyendo ¿se adhiere a esta creencia?
Yo suelo afirmarlo, medio en broma, medio en serio. Nunca ha sido tan fácil poder llegar al posible lector, Internet nos ofrece los medios necesarios para exponer nuestra obra ante millones de personas. Eso es muy atractivo, porque todos tenemos cosas que contar, y muchos anhelamos ser escritores profesionales. Lo que no debemos olvidar es que para ser escritor antes hay que ser un buen lector, mucha gente se lanza a la aventura literaria sin una base sólida de lecturas. Aún así, me parece estupendo que todo el que quiera pueda mostrar su trabajo, y que sea el lector quien elija según sus gustos.

3. ¿Qué impacto cree que tiene esto sobre la literatura en general? ¿Considera que se están alterando los cauces clásicos y que, por ejemplo, editar, al menos a la manera tradicional, ya no es condición sine qua non para que un autor alcance la popularidad?
El sector editorial está en un momento de cambio, de eso no hay duda, aún así es complicado que un escritor desconocido llegue a triunfar por sí solo. Es cierto que hay muchas opciones para autopublicarse, ya sea en formato papel o en e-book, pero no es menos cierto que existe una oferta inmensa, y el lector suele inclinarse por aquellos libros de los que ha oído hablar previamente. Es decir, hace falta una campaña de marketing para promocionar la obra, y eso requiere una inversión, que el escritor no puede hacer por sí mismo. Tenemos el ejemplo de El bolígrafo de gel verde; el autor, Eloy Moreno, se dedicó a venderlo directamente en las librerías, organizó su promoción en Internet hasta que una editorial reparó en él y le ofreció hacer una reedición. A partir de entonces es cuando llega al gran público. Es decir, creo que se puede tener un éxito relativo sin apoyos, pero al final se necesita el respaldo de una gran editorial para poder llegar a un gran número de lectores, al menos por ahora. No sé si en un futuro esto cambiará.

4. ¿Qué satisfacciones le ha deparado, hasta el momento, la blogosfera, a una escritora pasional como usted?
En mis encuentros con lectores, siempre les digo que escribo gracias a Internet; me presenté a un premio literario que descubrí por casualidad en la página de un ayuntamiento, a partir de ahí retomé una afición que tenía abandonada desde mi adolescencia. El blog ha sido un punto de encuentro con otras personas que, como yo, aman la literatura. Sirve para ponerme en contacto con mis lectores, algo muy gratificante, y con compañeros escritores con los que comparto alegrías y decepciones. La publicación de mi libro de relatos Trece cuentos inquietantes, fue posible porque el editor me conocía a través de mi página, así que cuando le mande mi obra para su posible edición, ya tenía referencias sobre mí.
Me ha servido también como forma de contacto con revistas, emisoras de radio, otros blogs literarios, etc. , y eso ha contribuido a difundir mi obra.
Sobre todo, me gustaría destacar la oportunidad que me ha brindado de conocer a personas muy interesantes que han contribuido a mi desarrollo personal y profesional.

5. Se ha estrenado en el terreno de la novela con "La asesina de ojos bondadosos". ¿Es cierto que la odisea de publicar es simplemente una utopía para nueve de cada diez potenciales autores?
Es muy complicado publicar, estoy de acuerdo. En mi caso, conseguí que mi novela viera la luz gracias a que gané el Premio de Escritores Noveles de la Diputación de Jaén. Sin embargo, considero que más difícil incluso que publicar es conseguir que tu obra llegue a los lectores. Hay pequeñas editoriales que están dispuestas a apostar por escritores noveles, como es el caso de Hipálage que editó mi libro de cuentos; también se puede optar por presentarse a certámenes literarios. El problema viene después, una vez que tu libro está editado: ¿cómo venderlo? Se publican miles de libros en España, los escaparates y las mesas de novedades de las librerías están copados por las grandes editoriales. Ese es el verdadero drama para el autor novel, su libro no llega a los canales de distribución, no consigue reseñas en prensa, televisión o radio, no está a la vista en las librerías...
En mi caso, el blog ha sido un instrumento de difusión y distribución de mi obra, como los encuentros con lectores en distintos municipios. Aún así, mi capacidad para llegar al público final es muy limitada.

6. Usted confiesa que "Suite Francesa", de Irene Nemirovsky, es una de sus obras preferidas. Libro deslumbrante y magistral, refleja como el genio, el de la autora de origen ucraniano, también sucumbe ante la barbarie, en este caso de la invasión nazi. ¿Es la literatura uno de los pocos resquicios que nos queda para la libertad... o incluso ésta es esclava de las imposiciones comerciales?
Cuando terminé de leer Suite Francesa, sentí rabia y desolación. Una obra maestra había quedado inacabada porque su autora era judía. Todas las muertes duelen, es cierto, pero algunas te atraviesan el alma.

Me gusta pensar que los libros nos hacen libres. Precisamente, en mi novela juvenil El club de las palabras prohibidas (que será publicada por la editorial Edimáter en enero de 2012) he querido hacer un alegato en favor del libro. En un mundo futurista donde muchas libertades han desaparecido, entre ellas la de la lectura, un grupo de personas luchan por restablecer la democracia y salvar a los libros. Es mi pequeño homenaje a obras como Fahrenheit 451, Un mundo feliz y 1984. He querido acercar estos clásicos a la juventud, despertar su interés en la lectura, hacerles comprender, de una forma entretenida, la importancia que tiene la cultura en una sociedad.

En cuanto a la pregunta de si la literatura es esclava de las imposiciones comerciales, sólo diré que el sector editorial es eso, un sector económico, en el que priman los intereses comerciales sobre la calidad. A veces, ambos intereses coinciden y nos ofrecen grandes obras, otras, simplemente publican lo que creen que es vendible, bien porque el escritor ya es famoso o bien porque la temática esté de moda, como está ocurriendo ahora con la novela histórica.
Muchas gracias, Felisa.
Gracias a vosotros por invitarme a participar en vuestra revista.











lunes, 28 de noviembre de 2011

Entrevista en Sexto Continente de Radio Exterior de España



Este mes estoy muy mediática, la semana pasada me entrevistó Miguel Angel de Rus para el programa Sexto Continente de Radio Exterior de España. La entrevista versó sobre mi libro Trece cuentos Inquietantes, y ya puede escucharse en Radio a la Carta, pinchando en este enlace o bien pinchando sobre la imagen.
 (La entrevista empieza en el minuto 18 del programa)
Espero que os parezca entretenida, lo cierto es que me puse muy nerviosa, aunque ya estoy acostumbrada a hablar en la radio, este caso era especial, pues es un programa que se puede oír en muchos países y que se queda colgado en la página de REE para quien quiera oírla después.
Si alguien la escucha y me quiere dar su opinión, sobre todo mostrarme los fallos que halla detectado, le estaría muy agradecida. A ver si voy mejorando. Yo no la había escuchado hasta hoy porque el día que la emitieron estaba tan mal, con vértigos, que hasta olvidé la hora de la emisión. Por lo pronto he visto que utilizo mucho la muletilla ¿no?

jueves, 24 de noviembre de 2011

Entrevista para el periódico Ideal.



Ayer salió en la edición impresa del periódico Ideal en Jaén, hoy está colgada en la página web del diario, os dejo el enlace.
http://www.ideal.es/jaen/v/20111124/cultura/felisa-moreno-prepara-edicion-20111124.html

lunes, 14 de noviembre de 2011

Escritora del mes en la revista Cronopio


Pincha sobre la imagen para ir a la revista.

Quiero agradecer a los amigos de la revista Cronopio la amabilidad que han tenido al invitarme como escritora del mes, especialmente a Juan Manuel Zuluaga, director de la revista. Os invito a conocer esta publicación: http://www.revistacronopio.com/

lunes, 7 de noviembre de 2011

Amantis: Tercer premio del Certamen del Diario Ideal

El viernes por la tarde recibí una llamada que me alegró el día. Mi relato Amantis había ganado el tercer premio del certamen del Diario Ideal. Ya lo compartí en el blog cuando apareció publicado en el periódico en el mes de agosto, al haber sido seleccionado como finalista, podéis leerlo en este enlace:
http://felisamorenoortega.blogspot.com/2011/08/amantis-mi-relato-en-el-periodico-ideal.html

María Sevilla, de Almería ha sido la ganadora y la granadina Gloria Marchal ha obtenido el segundo premio. Desde aquí quiero felicitar a las dos, pues sus relatos son magníficos.




miércoles, 24 de agosto de 2011

Amantis, mi relato en el Periódico Ideal

Al igual que el año pasado, he participado en el Certamen de Relatos de Verano convocado por el periódico Ideal. Durante el mes de agosto se van publicando los relatos finalistas, de entre ellos se eligirá posteriormente a los ganadores. Ayer, martes, apareció el mío, un cuento titulado Amantis.
Me hace mucha ilusión estar entre los finalistas, sobre todo, porque mi relato ya ha sido publicado, porque ha llegado a un montón de gente que lo ha podido disfrutar, como hago yo con el resto de los cuentos finalistas que se van publicando cada día.
Creo que es una iniciativa interesante que los periódicos incorporen algunas páginas dedicadas a la literatura, pero no como algo anecdótico, sino de manera habitual. Quizás así se consiguiera enganchar más gente a la lectura.
Aquí os lo dejo, por si os apetece leerlo. Feliz verano, aunque ya nos va quedando poco.



Título: Amantis

Alquilé el piso por Internet; pleno centro, noventa metros, con ascensor, a un precio irrisorio. Las llaves la tenía el portero, un hombre de aspecto sucio y desastrado, que no mostró demasiado interés en el asunto, ni siquiera me acompañó a verlo. Me dijo que podía revisar el piso por mí mismo, sin prisas, que cuando terminara ya me cobraría la fianza y el mes por adelantado. ¿Y si no me quedo con él?, le pregunté, asombrado por su actitud. Todos se quedan, contestó y, con gesto siniestro, desapareció tras la puerta.

Aquello me daba mala espina, así que me dispuse a examinar la vivienda con calma, buscando hasta el más mínimo defecto. Tras inspeccionar varias habitaciones, todas en impecable estado, entré en la sala de estar y algo llamó poderosamente mi atención. Una butaca reinaba en la estancia, todos los muebles y objetos parecían estar dispuestos para que ella destacara, incluso la lámpara iluminaba con más fuerza el espacio donde se ubicaba. Una pieza de diseño clásico, tapizada en blanco, con brazos cilíndricos y respaldo con orejeras. Las patas delanteras formaban sendos arcos, mientras que las traseras eran rectas y más resistentes. Desde el instante que la vi, ejerció sobre mí una atracción irresistible. Su piel blanca brillaba como los ojos de un felino al acecho. Pura provocación. Me acerqué con recelo y me senté, dejándome acariciar por sus manos de gata invisible. Entonces descubrí el placer, un placer oscuro que subía en oleadas negras y calientes, como un chocolate dulce y espeso que se iba derramando por mi cuerpo, que enredaba mi entendimiento.

Esa misma noche me instalé en la casa. El portero, que me recibió con una sonrisa sarcástica bailándole en los labios, no mostró inconveniente en que me quedara. Contó los billetes y los guardó en un bolsillo interior de su chaqueta. No me dio ningún recibo, ni yo me atreví a pedírselo. Un mal presentimiento pasó fugazmente por mi cabeza; lo alejé de un manotazo, ¿qué podía salir mal? Disponía de un piso magnífico a un precio irrisorio y, además, estaba lo de aquel sillón, jamás había experimentado una sensación tan irreal y a la vez tan intensa.

Los primeros días sólo pasaba allí los ratos libres. Nada más sentarme, caía inmerso en una felicidad absoluta, un goce indescriptible que me dejaba más agotado que el sexo. Luego, buscaba con ansia esos momentos de ocio, y llegué a renunciar al resto de mis aficiones. Ya no quedaba con mis amigos, ni me iba los sábados a la discoteca. No necesitaba buscar chicas para noches de pasión. La butaca de piel blanca me proporcionaba el placer más inmenso que nunca hubiera podido imaginar.

En pocos días empecé a faltar al trabajo, perdí peso, los amigos y las ganas de moverme. Sentarme en aquel sillón se había convertido en mi única obsesión, un vicio que me dominaba, no conseguía permanecer ni unas horas alejado de él. En un intento de conservar mi trabajo, pues ya se me habían acabado las excusas para ausentarme, adelanté las vacaciones. Treinta días que pasaron en un sueño. No fui consciente del tiempo transcurrido hasta que me llamaron de la empresa. Debería haberme incorporado el lunes de esa semana, y ya era jueves. Mi jefe, furioso, amenazó con despedirme. No me importó. Ya no necesitaba el trabajo, ni a los amigos, que se habían cansado de llamarme; ni a mi familia, que vivía mi encierro voluntario con preocupación. Lo tenía todo. Un placer extraordinario que, cada día, conforme me sentía más débil, vivía con mayor intensidad, al límite de la extenuación.

Una semana después me faltaban fuerzas para realizar las tareas más básicas. Llevaba cinco días sin comer nada sólido. Apenas me levantaba del sillón, ni siquiera para ir a la cocina a prepararme algún alimento; a lo sumo, cogía lo primero que encontraba en la nevera. No salía a la calle, pronto los víveres empezaron a escasear. La última jornada sólo bebí agua del grifo. Al ir al baño y mirarme en el espejo, al ver mi rostro cadavérico, las cuencas de mis ojos hundidas, la piel transparente que mostraba sin pudor el contorno de mis huesos, comprendí que se acercaba el final.

En un intento desesperado por recuperar al hombre, aseado y pulcro, que hasta hace poco fui, busqué la maquinilla de afeitar. En el baño, como en toda la casa, reinaba el caos. Por fin la encontré debajo de unos calzoncillos sucios. Las manos me temblaban demasiado, tras varios cortes en ambas mejillas, desistí. Vi correr la sangre por mi rostro, arrastrándose como una serpiente venenosa. Por su color granate oscuro y su aspecto reseco parecía que se hubiera derramado mucho tiempo atrás. Parecía la sangre de un muerto.

No había ninguna salida, sólo deseaba sentarme sobre ella y esperar, pero antes tenía un encargo que cumplir. Sin molestarme en limpiar mi cara, me fui hacia el salón, debía ahorrar la poca energía que me quedaba. Encendí el ordenador, tecleé con dedos torpes un par de frases. Mi instinto de supervivencia me gritaba que pidiera ayuda, que enviara correos a los amigos, que entrara en el Messenger por si había alguien conectado. Yo sabía que era inútil. No me dejaría, me vigilaba de cerca.

Unos minutos más tarde, cumplida mi última misión, me dejé caer sobre la butaca de sedosa piel blanca. Sabía lo que me esperaba, pero no me quedaban fuerzas para luchar. Devoraría mi cuerpo, como una amantis deliciosa y cruel. Antes de morir, de desaparecer engullido en la voracidad de sus abrazos, había puesto el anuncio del piso en Internet.

“Un auténtico chollo: Pleno centro, noventa metros, con ascensor…”.










jueves, 23 de junio de 2011

Libro Relatos Cortos Ideal. Verano 2010

Si algo he aprendido en los años que llevo escribiendo es la necesidad de tener paciencia. Es normal que cuando empiezas desees publicar, ver todos tus historias plasmadas en papel, por eso proliferan las empresas de autoedición, por nuestras urgencias de escritores noveles. No trato de hacer ninguna crítica, yo misma he pasado por esa fase.

Ahora tengo la convicción de que a cada obra, si tiene un mínimo de calidad, le llega su momento. Acecha la miseria creo que no es un mal relato. Sin embargo, fue rechazado en bastantes certámenes, hasta que encontró su sitio en este libro, al quedar finalista en el certamen que convoca el periódico Ideal.
Como siempre ando un poco despistada ni siquiera me enteré de que había salido publicado en ese periódico en el mes de agosto, ni que hubo una presentación del libro. Apareció un día, sin esperarlo, en mi buzón de correos.

Os lo dejo por aquí, a ver que os parece.

Título: Acecha la miseria
 
De entre todos los áticos de la ciudad tuviste que elegir precisamente éste, el que da a los tejados de la ciudad vieja, como si quisieras recordarme en cada momento de donde provengo, a donde iré a parar que cuando te deshagas de mí.


Salgo a la azotea, miro a la mujer de la terracita roja, en chándal y camiseta, distingo a lo lejos las macetas que decoran la pared. Contemplo la ropa tendida, el humo en las chimeneas... Aturdida regreso al salón. Me esperas sentado en el sillón de piel. Trato de descubrir la burla en tus ojos, en apariencia inocentes. El lujo me rodea, pero si salgo al balcón vuelvo a sumergirme en la miseria. Muy propio de ti.

A pesar de todo, te doy las gracias y me siento a tu lado como una perrita fiel. Me acaricias el pelo y la sensación de pertenecer a una raza inferior se instala definitivamente en mi alma. Tendré que convivir con ella.

Tu boca habla de futuro, de proyectos mientras tus dedos helados reptan por mi muslo hiriendo mi piel con su frío. Mentiría si me confesara enamorada. También lo haría si dijera que me eres indiferente. La atracción que siento por ti va más allá del amor, del cariño entrañable que existe en una pareja normal. Más allá de la pasión, de la fiebre que desprenden dos cuerpos encontrados. Es una especie de perversión que alimenta mis instintos más bajos, los pecados que no logró borrar el agua bautismal.

En cuanto te marchas, salgo de nuevo a la terraza. Sé que me imaginas mirando las tejas marchitas de mis recuerdos. Sé que sonríes con suficiencia mientras te subes al coche y le das instrucciones al chofer. Sé que activas en tu portátil las cámaras de vigilancia que has instalado en el piso y que miras como contemplo mi pasado. Me desnudo para ti. Desabrocho el vestido que cae ligero a mis pies, ansioso de fundirse con el suelo, de crear un arabesco rojo sobre la baldosa blanca. Le sigue la ropa interior, esa tan cara, tan delicada. La arranco de mi cuerpo y se desprende como pétalos de margaritas en las manos de una muchacha enamorada.

Así, desnuda, me dejo contemplar por la mañana que se recorta azul sobre los tejados sucios. Temo que se contamine al tomar contacto con la pobreza que embriaga al barrio. Una leve brisa recorre mi cuerpo desnudo, el vello se eriza, como trigo a punto de ser cortado. Soy mies, esperando la hoz, esperando las manos callosas del verdugo. Esperando...

Aún no he cumplido treinta años y me siento vieja. Me duele la cabeza. Tengo frío. ¿Qué pensarás mientras me ves allí, junto a la baranda, como una paloma a punto de levantar el vuelo? ¿Volverás a rescatarme? Te reirás y contarás los segundos que tardaré en regresar al salón y servirme una copa. ¿Desde cuando hablo así? Ya no recuerdo, tú me enseñaste. Antes, cuando vivía en el barrio, nunca me servía copas, me pegaba un lingotazo de calimocho, con la Vane y la Pili. Juntas recorríamos las calles, animadas por la locura de la adolescencia. Nos besábamos en las esquinas con el César o el Lolo, a veces incluso les dejábamos que nos tocaran las tetas. Entonces todo era más fácil, yo era la chica más guapa del barrio y tú aún no existías.

El güisqui quema mi garganta; con un poco de suerte, arrasará también mis recuerdos, convirtiéndolos en cenizas pardas. No volveré a entrar en esa cafetería, no volveré a mirarte, ni me quedaré prendada de tu aspecto de hombre rico. No aceptaré tu invitación para tomar un café. No dejaré que tomes mi mano con las tuyas, ni que me roces el cuello con tu aliento de cazador. No consentiré en subir a tu coche descapotable, ni que me lleves a dar una vuelta por la otra ciudad, la que algunas veces mis pies de niña recorrieron intimidados.

Me dejo adormecer por la música. Barber compuso este adagio para mí, para expresar con sus notas mi tristeza. Sí, también fuiste tú el que me enseñó a amar la música clásica, el que tiró mis discos de Camela a la basura, con ellos se fueron la Vane y el César y todo aquello que un día fui. Cómo añoro ese estado de candidez, esa ignorancia alegre, ese camino de rosas y espinas que nunca pude terminar de recorrer.

Me miras. Sé que me miras. Tratas de adivinar lo que piensa tu juguete. No quiero darte el placer de verme derrotada. Me levanto y desnuda recorro la casa. Busco indicios de tu presencia y no encuentro nada. Abro los armarios y sólo veo mi ropa, decenas de trajes y vestidos clasificados por colores. Me asalta la visión de otro armario, de otra casa, el olor a cebolla, los gritos en la escalera, la mancha de humedad en el baño, la cera caliente en un cazo, los cuadernos sembrados de corazones atravesados por flechas inofensivas, el aroma de la colonia fresca, el chirrido inquietante del somier cuando colaba a César en mi habitación...

A veces juego a inventar mi vida sin ti. Me veo de camarera en un bar, con los pies destrozados y las manos enrojecidas. Gorda y cansada. En casa me esperan mis hijos, el chico ya tiene seis años, la niña ocho. César trabaja de albañil, ahora está de baja porque se cayó del andamio, bebe mucho y a veces me grita.

Por más que trato de enmascararlo, en esas vidas ficticias siempre aparece un atisbo de esperanza. La mirada de un niño, una caricia en la espalda, … No debo pensar en eso.

Te imagino apagando el ordenador, cansado de observar a tu juguete; sabes que seguiré aquí, esperando, como un desahuciado aguarda la muerte, con la boca seca y el cuerpo húmedo. Me sirvo otra copa y cierro el balcón. Sin embargo, los tejados permanecen ahí, inmóviles. Bajos sus tejas ocres, amenazante, acecha la miseria.









miércoles, 20 de abril de 2011

Entrevista en el blog de Ginés Vera

En este enlace podéis leer la entrevista que me ha hecho Ginés Vera para su blog, dentro de la sección Voces Literarias, creo que ha quedado bastante bien: Blog de Ginés Vera


Aprovecho para reiterarle mi agradecimiento.