Todas mis palabras son pocas para agradecer la acogida que me dispensaron mis paisanos de Noguerones. Eso a pesar de que la hora de la presentación coincidía con dos entierros, que ya es casualidad que en un pueblo tan pequeño, poco más de 1.000 habitantes, se mueran dos vecinos el mismo día. Desde aquí transmito mi pésame a las familias.
Por un momento temí que me encontraría sola, pero fue sólo eso, por un momento. Enseguida empezó a llenarse la sala con los rostros conocidos de mi infancia. Amigas del colegio, vecinas, familiares... A veces es más dificil enfrentarse a la gente que te ha visto crecer que a un audiotorio de desconocidos, la presión es mayor.
El acto no fue nada protocolario, en la mesa Paquita, la presidenta de la Asociación de Mujeres Las Nogueras, a la que agradezco de nuevo su interés por llevar la cultura hasta nuestro pueblo, Juan Antonio, el alcalde pedáneo y yo.
Los asistentes hicieron algunas lecturas de extractos de mis cuentos y yo fui comentando algo sobre cada uno, como surgió, por qué lo escribí, que pretendía transmitir...
Hasta mis hijos leyeron unos trocitos, cualquiera los deja fuera del espectáculo.
En fin, una tarde entrañable, establecimos un diálogo de amigos, cordial y sincero. Después me harté de firmar libros, porque mis paisanos compraron muchos, y lo mejor de todo, es que la mayoría eran reincidentes, ya habían leído mi novela.
Lo dicho, gracias al pueblo de Los Noguerones por estar siempre ahí.
(En cuanto tenga las fotos del acto las pongo, mientras tanto os dejo otra imagen del pueblo)