Hoy es 25 de Mayo, y como es (casi) habitual, publico material inédito sobre las fuentes de Mariano Moreno, obtenido a base de simples técnicas de 'humanidades digitales' (
1,
2). Mi reconstrucción del 'Cuaderno de Lecturas' del Secretario de la Junta, que lleva ya cerca de 700 páginas —pero que la falta de tiempo me impide completar—, ofrece pruebas irrefutables de su fenomenal interés por los autores que Jonathan Israel agrupa bajo el título genérico de "Iluminismo radical" [1]. Se trata de Denis Diderot, Guillaume-Thomas Raynal, Paul Thiry d'Holbach, Claude-Adrien Helvétius [
ver], Gabriel Bonnot de Maby, Volney, Condorcet, Alexandre Deleyre, Jacques-André Naigeon y otros. Con ayuda de
Google Books, de
Gallica.fr y de mis propios libros, he logrado rastrear en este inédito 'Cuaderno de Lecturas' las fuentes utilizadas por Moreno en diversas Órdenes de la Junta y en sus artículos para la
Gazeta de Buenos-Ayres. Hoy es el turno de Paul Thiry, más conocido como barón d'Holbach (1723-1789).
Esta entrada contiene: (a) varias hipótesis sobre el hermetismo de Mariano Moreno con respecto a sus fuentes (han sido necesarios algo más de doscientos años para descubrirlas); (b) las pruebas de su intensa lectura de d'Holbach, con vínculos a sus obras; (c) comentarios y vínculos adicionales.
* * *
En segundo lugar, Google Books está disponible desde hace relativamente poco tiempo (algo más de una década). Ahí reside justamente uno de los más interesantes misterios que nos deja el prócer de Mayo: ¿Por qué eligió ocultar sus fuentes? Esta entrada presenta algunas hipótesis para el debate. En primer lugar, Moreno no deseaba —no podía— ser visto en 1810 como lo que había sido durante los años de su formación intelectual: un
afrancesado. Ser afrancesado en el mundo hispano post-1789 era —hasta la entrada en escena del 'tirano de la Francia' Napoleón Bonaparte— sinónimo de lo que hoy llamaríamos 'progresista': republicano, liberal, tolerante, cosmopolita, defensor de los derechos del ciudadano y firmemente opuesto al atraso de la aún (formalmente) vigente Inquisición [3]. Pero todo cambia con la guerra. Con el invasor francés provocando ruina y miseria en la Península, dar a conocer sus fuentes (casi todas francesas) hubiera sido muy peligroso para el ambicioso político porteño [4].
Otra razón para explicar el hermetismo de Moreno es que sus autores preferidos —en particular Helvétius, Raynal y d'Holbach— habían generado grandes escándalos con sus publicaciones.
De l'esprit (Helvétius),
Histoire des deux Indes (Raynal) y
Système de la nature (d'Holbach), las obras 'radicales' más leídas del siglo XVIII, fueron auténticas 'bombas'. Diderot utiliza la expresión 'bombas lanzadas en los jardines del Señor' al referirse al anti-clericalismo, ateísmo y materialismo militante de los escritos de d'Holbach. Sus textos eran tan subversivos que jamás los firmó, ni reconoció su autoría en su correspondencia con miembros de la 'República de las Letras' como David Hume, John Wilkes,
Ferdinando Galiani, Cesare Beccaria y muchos otros. Hubiera ido directamente al suplicio. Gracias al hermetismo de sus amigos, d'Holbach pudo escribir, publicar y distribuir sus 'bombas' de manera completamente anónima. Moreno, optando por una prudencia similar, ha logrado ocultar sus fuentes durante doscientos años. Con el secreto absoluto sobre d'Holbach, el Secretario de la Junta rinde un silencioso homenaje a su
maître à penser [5].
Pero hay más hipótesis.
* * *
Conversando sobre mis hallazgos 'morenistas' hace algunos años con
Joaquín Meabe —uno de los mayores especialistas argentinos sobre el pensamiento político de los griegos clásicos— surgió una nueva pista. Moreno, según me sugiere Joaquín, utiliza la
Gazeta de Buenos-Ayres para crear un
lenguaje republicano—algo que no existía en 1810, no solo en el Río de la Plata, sino en el mundo hispánico en general. Como lector de la
Encyclopédie de Diderot y d'Alembert (lo muestra el 'Cuaderno de Lecturas'), es muy probable que Moreno haya estudiado el largo y brillante artículo
ENCYCLOPÉDIE de Diderot, donde el lenguaje es presentado como algo vivo, en perpetuo movimiento, siempre sujeto a "inventos" y a "rápidas revoluciones". Condorcet, otro de los autores preferidos de Moreno, hablará de
révolutions du langage. Es precisamente lo que está sucediendo en las páginas de la
Gazeta en 1810—una auténtica revolución del lenguaje en el sentido republicano. En el caso de d'Holbach-Moreno, esta idea queda particularmente bien ilustrada con la expresión "sin tumultos" (ver abajo). He conseguido rastrear esta expresión a lo largo de siglos: desde Tito Livio hasta Moreno, pasando por Machiavelli, James Harrington, David Hume y d'Holbach, todos partidarios del gobierno balanceado [
ver].
(Creo que la idea va más lejos aún, hasta Polybios, pero mis conocimientos de griego clásico aún no están a la altura de esta comprobación). Mariano Moreno sentía un inmenso orgullo porque la Revolución de Mayo había logrado un traspaso del poder "sin tumultos", el signo de una
res publica exitosa—un bien muy escaso hacia 1810. Los Estados Unidos ya lo habían conseguido—aunque la reñida elección de 1800 entre Adams y Jefferson anunciaba una futura ruptura. Francia y España no lo lograrían por décadas. En pleno siglo XXI, a la Argentina le sigue costando. Vemos aquí —una vez más— el profundo vínculo del líder de la Revolución de Mayo con la cultura política clásica. El mito del fanático jacobino proto-nacionalista —desarrollado al calor de la estafa del 'Plan de Operaciones' [
ver]— no es más que ... una estafa. Paul Thiry d'Holbach, con su amplísima formación clásica, es uno de los vehículos de transmisión de esta cultura —basada en el gobierno moderado, el equilibrio político y la libertad—, hoy ignorada por la enorme mayoría de los responsables políticos del país (y que intentamos rescatar en
Contrapesos).
Otra posibilidad es que Moreno se negaba a citar sus fuentes por una cuestión de vanidad, algo natural en todo autor que busca originalidad. Gracias a Google Books, es fácil comprobar hasta qué punto los autores del siglo XVIII-XIX escribían sin mencionar sus fuentes. He podido rastrear, por ejemplo, la influencia de
De l'esprit y
De l'homme, los dos grandes libros de Helvétius, sobre la
Historia de las dos Indias. También noté la presencia (no citada) de De Lolme (
1,
2,
3). Finalmente, como buen lector de la
Encyclopédie, Moreno estaba probablemente al tanto de la semi-polémica Gibbon-d'Alembert sobre la erudición y no deseaba parecer pedante con un exceso de citas [
ver]. Deseaba ser visto como lo que realmente era: una combinación —bastante frecuente en la época— de intelectual y hombre de acción, al estilo Condorcet y Jefferson. Una aclaración antes de presentar los extractos de d'Holbach. Más allá de los seudónimos que aparecen en la
Gazeta de Buenos-Ayres —Un Comerciante de Montevideo [
ver], El Patriota Español, Antonio Aristogiton [
ver], Un Ciudadano (Gregorio Funes)— Moreno ofrece algunas pistas sobre sus fuentes. Se equivoca con Jovellanos, y publica una cita 'trucha' de Rousseau (he comprobado que es de Mably).
El 15 de octubre, menciona los libros regalados a la Biblioteca por los comerciantes ingleses, incluyendo la
Constitución de Inglaterra del ginebrino (y anti-Rousseau) Jean-Louis De Lolme. Uno de los pocos autores cuyo libro es explícitamente citado, y con un largo extracto en la
Gazeta, es Thomas Jefferson y sus
Notes on the State of Virginia [
ver]. La importancia del vínculo Moreno-Jefferson, sin embargo, continúa ignorada—será el tema a tratar el próximo 25 de Mayo. Hay, además, al menos dos 'semi-citas'. El "más fecundo ingenio de nuestro siglo" es Raynal; las "investigaciones literarias de un sabio francés, publicadas en París el año de milochocientos cuatro" (
Gazeta, 28 de noviembre de 1810) es una referencia a un libro de Mably,
Entretiens de Phocion sur les rapports de la morale avec la politique (Paris: Antoine Auguste Renouard, 1804). (Las 'humanidades digitales' permiten, en muchos casos, conocer la edición y la página citada). A Moreno le gustaba lanzar, de tanto en tanto, adivinanzas a los lectores de la
Gazeta. Uno solamente puede imaginar las conversaciones en las tertulias porteñas sobre estos enigmas.
En síntesis:
dime lo que lees y te diré quien eres—ésta es la mejor manera de entender el pensamiento político de Mariano Moreno. En un coloquio en París, hace más de una década, un participante me dijo que Walter Benjamin aplicaba esta idea a los autores que leía. (Hasta ahora no he logrado encontrar esta referencia.)
Ahora sí, el vínculo Moreno-d'Holbach—es solo una muestra, hay mucho más material [5].
ZELO Y VIGILANCIA