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sábado, 30 de noviembre de 2024

Lenguaje de la semana 48/2024

 

Comenzamos en Centro Virtual Cervantes. En el Trujamán Misivas de amor de Itziar Hernández Rodilla encontrarán, prologados por una traductoria anécdota, el acronímico significado que tienen en inglés topónimos como ITALY, HOLLAND o los más osados VENICE o CHINA.

El Rinconete de la semana es un curioso artículo de caracter etnográfico: La muerte de un «manzanillero» de la Sierra Nevada, Granada, 1914 de José Manuel Pedrosa.

Entre la recomendaciones realizadas por Fundéu resultan especialmente oportunas la alternativas para extranjerismos innecesarios vinculados atan compradoras fechas, y no solo por internet. Particularmente interesante nos parece el cultismo oniomaníaco que, junto a comprador compulsivo, proponen para sustituir el anglicismo shopaholic.

Ya en el diario El País, Álex Grijelmo trató esta semana sobre los Periodistismos, las expresiones periodísticas que no forman parte del uso general de los hablantes. En el anexo encontrarán los que trata en La punta de la lengua del pasado miércoles. 

Quizá hayan adertido, como hace unos días nos apuntaba un interlocutor, que la apelaciones políticas al fango han disminuido considerablemente desde la tragedia de Valencia. Se ve que ahora connota mal. Una observación que nos invita a comenzar el recorrido por el lenguaje del humor con el paronímico verbo fangocitar propuesto por Ramón en su viñeta del miércoles. La acompañamos con un lodoso doblete de JM Esteban.

El propio Ramón aportaba el jueves una segunda neológica paronimia, la lobatomía practicada por Sánchez en la federación socialista madrileña. Proseguimos con la adaptación de García Morán del tradicional dicho "el muerto al hoy y el vivo al bollo" y una nueva apelación al ahora muy utilizado tirar de la manta, la de Asier y Javier que se suma a las tres viñetas recientes (y otra más antigua) que recopilamos en la sabatina de la semana pasada.

Dave Brown es el máximo contribuyente a nuestro nuestro monográfico Tiros en el pie que ayer acrecentó con una viñeta que da cuenta, en el marco del debate que vive el Reino Unido sobre la eutanasia, de las impopulares decisiones que va acumulando el primer minitro laborista Keir Starmer.

Pasamos a la habitual sección final literaria con Nick Newmann que apoyó el domingo pasado en el cuento Ricitos de Oro y los tres osos, en inglés Goldilocks and the Three Bears, su ironía sobre las aparentes nuevas prioridades policiales [1]

Sigue la versión de la fábula La Zorra y las uvas protagonizada por Feijóo en una de las viñetas del jueves de Santy Gutiérrez y concluimos con el libresco  calendario de adviento de John Le Carré que hoy ha publicado Tom Gauld en The Guardian.



[1] Nos ha traído a la memoria una socarrona viñeta de Mac de octubre de 2023.

'Never mind the shoplifting. Did you or did you not question the assistant manager's gender?'



Anexo

Periodistismos
Álex Grijelmo (El País, 27/11/24)

Los periodistas se refuerzan en ciertas peculiaridades alejadas del uso general porque las creen originales y de buen estilo

El Diccionario marca muchas palabras y locuciones por su origen o por su ámbito de uso: mexicanismos, argentinismos, españolismos, latinismos, vulgarismos, cultismos…

Habría que añadir a la lista los periodistismos.

Aclaro que este neologismo no es mío, pero no soy capaz de recordar a quién se lo oí por vez primera con ese sentido (me llegó por la lengua oral). Lo recogí en un libro cuya primera edición se publicó en 1998, así que si alguien documenta una referencia anterior podrá darla por buena y adjudicársela a quien la haya escrito o pronunciado antes.

Son periodistismos las expresiones que han anidado en el lenguaje de los medios pero no forman parte del uso general de los hablantes, lo cual no impide que a veces se cuelen en el repertorio académico por su ingente número de registros documentados o tal vez por el hecho de que hagan picar a algún escritor influido por ellos.

Un periodistismo, por ejemplo, es llamar “pasamanos” a la salutación entre los futbolistas que van a disputar un partido. Para el común de los hablantes —y por tanto para las academias—, un pasamanos es una barandilla, pero los narradores deportivos han mezclado la expresión “besamanos” y la idea de que las alineaciones completas de los dos equipos van pasando la una ante la otra sin que nadie se quede sin su saludo, igual que en las recepciones de los Reyes. (Ya no se les besa la mano como antaño, pero se mantiene la vieja expresión). Pocos testimonios de “pasamanos” hallaremos en nuestro entorno, o en la literatura, con ese sentido periodístico que empieza a extenderse.

A cada rato leemos también que los delincuentes huyeron “a bordo de un vehículo”. Sin embargo, rara vez dirá usted “me enteré de la noticia cuando iba escuchando la radio a bordo de mi coche”. Hoy en día los que más van a bordo de los automóviles son los delincuentes. Los demás nos conformamos con ir, circular, desplazarnos o viajar en ellos. Sería extraño que le soltásemos a alguien “no sé si iré a tu casa a bordo de mi coche o a bordo de mi patinete”.

Del mismo modo, sólo los periodistas usan la preposición con el verbo “medirse”: Feijóo se medirá Sánchez, el Zaragoza se midió al Espanyol. Entre el resto de los hablantes, uno mide sus fuerzas con alguien o se mide con un rival; es decir, usamos esa preposición habitual en los verbos de simetría (casarse con, equipararse con, enfrentarse con, emparejarse con… y medirse con). Así que un equipo se mide a otro en la radio, pero usted, amable lector, se puede medir con otros en una oposición.

Tampoco oímos en nuestro entorno el aparente catalanismo “al cumpleaños vendrán la mayoría de familiares”, pero en las emisoras muchos periodistas de todos los orígenes suprimen en las formaciones partitivas el artículo representativo del total: “la mitad de votantes”, en vez de “la mitad de los votantes”.

En los medios se usa para anunciar los partidos el anglicismo versus, que procede del participio del verbo latino verto, “volverse” (contra): Valencia versus Betis. Sin embargo, nadie anuncia en el bar “esta tarde iré a ver al Valencia versus el Betis”.

O el pertinaz “a día de hoy”. La gente dice, según proceda, “hoy por hoy”, “hasta hoy” o simplemente “hoy”.

Tampoco será fácil oír en la vida habitual “mi hijo se torció su tobillo”, pero el superfluo posesivo anglicado les encanta a los narradores futbolísticos, grandes devoradores de artículos. De artículos no comestibles.

Los periodistas constituimos un catalizador de dislates, porque nos leemos y escuchamos mucho entre nosotros; y nos reforzamos así en ciertas peculiaridades alejadas de la lengua común (tanto la popular como la culta) al creerlas originales y de buen estilo. Eso a veces hace que se confunda el uso de algunos redactores de diez o doce medios con el de millones de hablantes: “Ahora se dice así”. No, ahora estás oyendo un periodistismo.



sábado, 23 de noviembre de 2024

Lenguaje de la semana 47/2024


Maternar es la muy poco utilizada palabra tratada en la última edición del Martes Neológico. Un verbo que Ashley Zhang, autora del artículo llamativamente carente de internetal rastro, define como cuidar a los otros como una madre. Muy discutible y francamente adanista nos parece la final calificación de tendencia reciente dada a la de valorizar la crianza y los cuidados de los otros

Álex Grijelmo publicó el miércoles en El País Neutralidad, imparcialidad, simetría, equidistancia. Un análisis sobre las diferencias entre esas dos parejas frecuéntemente utilizadas como sinónimos que no son. Como es habitual, encontrarán el texto íntegro como anexo.

Diego S. Garrocho aporta hoy un segundo anexo con su artículo Nazis, también publicado en El País. Una oportuna reflexión sobre las comparaciones con un fenómeno tan excepcional en su perversidad que nombrarlo en vano debería ser pecado. Una idea que ya nos habrán visto manifestar, cierto que con menos énfasis, en algunos comentarios sobre el trabajo de algunos dibujantes muy dados a tirar de la simbología nazi. 

Ermengol suma hoy desde el diario La Mañana de Lérida un nuevo ejemplo de su condición de máximo exponente en el humor de prensa de lo denunciado por Garrocho.

Proseguimos ya en el lenguaje del humor con el paronímico malentendido de Puebla del lunes conexo con el que en inglés se denomina  mondegreen y en español es ocasionalmente conocido como  pomporruta (en puridad, cuando se trata de canciones). Sigue la contraposición de acepciones de la palabra convención de la tira publicada por César Oroz en el Día de la Infancia que conmemora los aniversarios de la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño.

El propio miércoles Antón actualizó en plan tremendista el desabrido dicho "para lo que me queda en el convento, me cago dentro" que refleja la despreocupción por las consecuencias de sus actos de quien está próximo a desvincularse de algo.

La Tira y Afloja de Javier Cuervo y Pablo García propuso al día siguiente una colección de líneas en las que no podía faltar una roja, concepto que hace ya varios meses que no encontrábamos en el humor nacional. Reactivamos la colección Las líneas rojas en el humor de 2024.

Peridis llevó a su viñeta de anteayer un equívoco apoyado en una rectificada elipsis que invita a confundir un aniñado demostrativo con una sangrienta sigla. Tenemos la sensación de haber visto antes alguna otra viñeta con este malévolo juego.

Tanto Miki y Duarte como García Morán apoyan hoy en la expresión tirar de la manta las viñetas que acompañamos con la muy cinematográfica de ayer de Javi Salado que nos invitan a recordar también la de Álvaro del pasado 28 de octubre en que Ábalos aparecía como candidato a protagonizar el acto que el DLE define como Descubrir un caso escandaloso que otro u otros tenían interés en mantener secreto.

Dave Coverly encabeza un muy breve apartado literario con una canina adaptación del título de la aclamada novela de Jane Austen Sense and Sensibility habitualmente conocida en español como Sentido y sensibilidad cuando un título mucho más fiel al significado original es «Juicio y Sentimiento» con el que la editorial Alba publicó en 2017 la traducción de Luis Magrinyà.

Concluimos esta escueta sabatina de hoy con Pinocho convertido por Eneko las Heras en la nave de fortuna que mantiene a flote a Feijóo y Mazón. Cuántas pensantes fatigas ahorra el maniqueismo.


PS - Habíamos olvidado mencionar el uso que hoy hace Puebla del fámoso "¡Ábrete, sésamo!" del cuento Alí Babá y los Cuarenta Ladrones.



Anexo 1

Neutralidad, imparcialidad, simetría, equidistancia
Álex Grijelmo (El País 20/11/24)

El neutral no se involucra, el imparcial puede hacerlo. Y ser por igual ajeno a las opciones enfrentadas no le impedirá tomar decisiones asimétricas al respecto

Algunos términos y locuciones de la lengua española muestran una cercanía fonética entre sí que a veces lleva hacia la confusión a quienes hablan en público o escriben en los medios. Por ejemplo, “infligir” (un castigo) e “infringir” (una norma); “comer de sobra” (o sea, saciarse) y “comer de sobras” (con los restos del día anterior); “hacer agua” (fracasar) y “hacer aguas” (orinar); “comparar” (ver las diferencias entre dos cosas o personas) y “equiparar” (considerarlas iguales en algo); “tocar de oído” (por intuición, sin formación musical) y “tocar de oídas” (sin poder atestiguar algo personalmente).

A veces la proximidad no es tanto fonética como semántica. En estos casos se confunden ya conceptos que en apariencia se hallan próximos pero no son iguales. Por ejemplo, “demanda” (que se tramita por lo civil y puede conducir a una indemnización) y “querella” (que va por lo penal y puede acarrear cárcel); el guion (que es corto y une dos palabras) y la raya (que es larga y que abre y cierra una explicación); la “injuria” (insulto, menoscabo) y la “calumnia” (atribución falsa de un delito).

Tengo para mí que en este segundo capítulo de términos cercanos pero distintos se incluye la falsa sinonimia entre “imparcialidad” y “neutralidad” por un lado, y “equidistancia” y “simetría” por otro, como si todos ellos significaran lo mismo. Sin embargo, quien adopta una determinación asimétrica no deja necesariamente de ser imparcial.

Se supone que un árbitro de fútbol es imparcial, pero no tiene por qué señalar un penalti a un equipo por el mero hecho de haberlo sancionado para el otro. Su guía es el reglamento, no la igualdad en sus decisiones ante hechos distintos.

Cuando, el 3 de octubre de 2018, Felipe VI pronunció aquel duro discurso contra quienes habían proclamado la independencia de Cataluña, fue acusado por los secesionistas de haber perdido la imparcialidad. Sin embargo, tanto él como un árbitro de fútbol no pueden ser neutrales entre quienes cumplen el reglamento, en este caso la Constitución, y quienes lo vulneran. El Rey pitó penalti, pero siguió siendo imparcial.

Según la definición académica, es neutral quien “no participa de ninguna de las opciones en conflicto”. Y la imparcialidad corresponde a su vez a quien no tiene un “designio anticipado” en favor o en contra de alguien, lo cual “le permite juzgar o proceder con rectitud”.

El neutral no se involucra, el imparcial puede hacerlo. Y el hecho de ser por igual ajeno a las opciones enfrentadas no le impedirá tomar decisiones asimétricas al respecto. Así sucede en las mediaciones arbitrales entre empresas o particulares que designan a una persona imparcial para que decida, mediante un laudo, cuál de las partes en conflicto lleva razón y en qué medida.

A su vez, se toma por equidistante a quien se sitúa en igual lejanía o cercanía respecto de uno o varios puntos u opciones. Y eso se puede asimilar con la simetría, o correspondencia exacta de dos partes con respecto a un centro o eje (del que equidista cada uno de sus puntos correspondientes).

Hablaba de este asunto con mi amigo el escritor Martín Caparros y él alumbró un resumen magnífico: “Hay quien entiende que si alguien comete algo horrible hará falta, antes de contarlo, buscar con lupa algo feo que haya hecho su oponente, para pasar así por neutral”.

Ante la crítica contra un antivacunas de la derecha como el nuevo responsable de Salud con Donald Trump, por ejemplo, hay personas capaces de oponer que habría que censurar también a otro igual en el equipo de Kamala Harris. De acuerdo, pero ¿a quién?

Incluso cuando se exponen determinadas manipulaciones por parte de la ultraderecha o del PP contra el Gobierno, parece que hubiera que buscar otras iguales difundidas por el PSOE, a fin de encontrar un equilibrio. Lo cual resulta difícil, pues se hablaba de artificios... contra el Gobierno.

No se puede aplicar la simetría para juzgar o mostrar lo que es asimétrico, ni mostrar como simétrico aquello que es desigual. Eso no sería actuar con imparcialidad.



Anexo 2

Nazis
Diego S. Garrocho (El País, 18/11/24)

El nazismo fue un fenómeno tan excepcional en su perversidad que nombrarlo en vano debería ser pecado

El término lo habrán leído ya en demasiados lugares. No hay crítica ni alerta que no amague con recurrir a este diagnóstico exagerado: nazis. En todas partes. En Twitter, en el Parlamento Europeo, en los suburbios de Detroit y hasta en Dos Hermanas, si miramos bien. Cualquier rasgo iliberal, todas las pulsiones ultras o incluso ciertos ademanes vehementes tienen que ser inmediatamente anatemizados con un término desgastado por el uso y la inflación semántica. Decir “nazi” no es decir nada; es tirar de la última palabra del cajón, la más sonora, la más intimidante, a la que algunos recurren para dar una voz de alarma que cada vez resulta más imprecisa e inverosímil. Y esto, por cierto, también es desinformación.

El nazismo fue un fenómeno tan excepcional en su perversidad que nombrarlo en vano debería ser pecado. Intentar asimilar formas políticas que nos repugnan al atroz totalitarismo hitleriano no es más que una prueba de nuestra pobreza intelectual y de una indigencia verbal. Los fenómenos iliberales que amenazan nuestra convivencia —también desde la izquierda— son infinitamente más complejos que la caricatura diabolizante que algunos intentan trazar.

La exageración es una forma agravada de simplificación, muy próxima a la mentira. Pero siempre es una tentación. En España, hubo quien se arrancó a llamar “falangito” a Albert Rivera y se inauguró una nueva manera de manejar el lenguaje político, además de una absurda asimetría: “con Rivera no”, gritaron los mismos que, con el tiempo, pensaron que con Mertxe Aizpurua sí. Pero seamos francos: detrás de cada hipérbole no hay intención alguna de describir la realidad.

Trump, Meloni, Orbán o Milei despliegan políticas inequívocamente preocupantes, pero no son nazis. La democracia liberal enfrenta muchos desafíos y desafortunadamente olvida que gran parte del problema le pertenece. Las élites académicas y mediáticas están demostrando una total incapacidad para diagnosticar fenómenos complejos, y el desacople entre la opinión pública y la conversación oficial cada vez se hace más evidente sin que exista el menor atisbo de autocrítica. Alexis de Tocqueville dijo que un mundo nuevo necesitaba una ciencia política nueva, pero la tradición democrática está evidenciando una injustificable pereza e impotencia. Hay quien cree que puede explicar lo que nos ocurre sirviéndose de categorías de los años treinta del siglo pasado, pero el ciudadano medio ya hace mucho que está en la siguiente pantalla. En el fondo, es normal que no nos crean.


sábado, 2 de noviembre de 2024

Lenguaje de la semana 44/2024

 

La informativamente omnipresente DANA nos invita a comenzar con un recordatorio de la viñeta de JM Nieto del 13/9/2019, así como la de Mel de una fecha bastante próxima, que reflejaban el rápido asentamiento de la nueva denominación de la anteriormente referida como "gota fría". Un neologismo que tan solo había comenzado a utilizarse en los medios de comunicación el año anterior ([la DANA de Brasero]... para luego resultar masivamente ignorado por la clase periodísticadecíamos en 2018) para pasar a convertirse al año siguiente en una de las candidatas a palabra del año de Fundéu. El caso es que al día de hoy sigue siendo la gota fría la única que está en el Diccionario de la Lengua Española que todavía no ha incorporado dana (Fundéu da por buena la escritura tanto con mayúsculas como con minúsculas).

Pasamos al Centro Virtual Cervantes donde el Trujamán  Nombres en lapino y un sueño de Rafael Carpintero Ortega reflexiona sobre la traducción de nombres propios. En nuestra opinión, cuanta menos traducción, mejor, eso sí, con las notas explicativas que sea menester.

Álex Grijelmo aborda en Delincuente confeso un oportuno análisis, aplicado a la controvertida afirmación de Pedro Sánchez sobre el novio de Ayuso, del distinto alcance que tienen las palabras en función de quiénes las pronuncian y del ámbito o el contexto en el que aparecen. No dejen de leer sus explicaciones en nuestro anexo de hoy y luego pasen a contestarse cual es el registro lingüístico que les parece que debe utilizar el presidente del gobierno bajo el paraguas de la inmunidad parlamentaria.

El registro cantosamente inculto es el característico de la portavoz del gobierno que otrora ya utilizara repetidamente la inexistente palabra “juridisprudencia” (vídeo). Y quizá ya estén al corriente de que en la rueda de prensa del Consejo de Ministros del pasado martes, tras un solemne anuncio de que iba a ser pedagógica, se marcó un sonrojante “prescindir el contrato” (vídeo). Para completar la infausta intervención, aunque esto se lo computemos como mero lapsus, ahí quedó el anuncio de "contundencia cero frente a los agresores" (vídeo). Las cosas que ocurren cuando la mala leche es el mérito valorado para desempeñar un puesto.

La lluvia todavía daba para bromear el lunes y Ángel Idígoras valoraba como una faena vivir en una ciudad sin rima [entiéndase consonante; enlace a las palabras terminadas en -laga registradas en el DLE].

Álvaro apuntaba ese mismo día la expresión tirar de la manta con Ábalos como destapador, mientras que Asier y Javier dibujaban al siguiente crecerle los enanos aplicado a Yolanda Díaz.

Riki Blanco publicó el miércoles en El País un catálogo de globos de texto para diferentes tipos de pensamientos, mientras que Eneko adoctrinaba con violencia uno de formas más convencionales en una viñeta aparecida en el digital Público. Ambas han pasado a engrosar  nuestra colección de Juegos con globos de texto junto con el barrido que hoy publica Sansón.

Pasamos al humor en inglés. Democracy Dies in Darkness («La democracia muere en la oscuridad» en español) es el eslogan oficial,  adoptado en 2017, del prestigioso periódico estadounidense The Washington Post. El pasado día 26 la colaboradora de ese diario Ann Telnaes vio publicada en el mismo la adjunta forma de protesta ante la censura del propietario Jeff Bezos a que ese prestigioso diario se posicionase a favor de Kamala Harris. La acompañamos con la explicación publicada en las redes por la autora y con la visión del apagón de Christopher Weyant. En Daily Cartoonist encontrarán una panorámica de la tendencia a no hacer explícito su respaldo a un candidato que ahora es tendencia dominante en la prensa estadounidense con la significativa excepción de The New York Times.

La negativa a dar su apoyo a Kamala Harris de medios próximos a los demócratas tan significativos como The Washington Post, propiedad, como ya hemos apuntado, de Jeff Bezos, o Los Angeles Times, cuyo propietario es el cirujano y empresario de origen chino nacido en Sudáfrica Patrick Soon-Shiong, ya fue objeto de una viñeta del australiano David Rowe en Australian Financial Review  que reseñamos el pasado domingo. La recordamos acompañada de la de anteayer de David Horsey en The Seattle Times.

Morten Morland incluyó en su viñeta del Sunday Times un extenso repertorio de expresiones del idioma inglés. Pónganse a prueba y confronten sus resultados con la relación de la nota [1].

Pasamos al humor literario con el pelín macabro divertimento sobre la figura del narrador que hoy publica Tom Gauld en The Guardian

En cuanto a concretas fuentes literarias, Javi Salado inspiró en el retrato de Dorian Gray su Errejón del pasado domingo y Santy Gutiérrez optó por redenominar un disfraz inspirado en el dual clásico de Dr. Jekyll & Mr. Hyde de RL Stevenson.


En el humor neozelandés hemos visto a Trump presentado por Rod Emmerson, camino del Capitolio, a imagen del flautista de Hamelín (Pied Piper of Hamelin).


Y cuando ya pensábamos que nos ibamos a quedar sin ninguna referencia a la tradición del Tenorio dimos con la sabatina 'A la contra' de Sansón en El Norte de Castilla que ha pasado formar parte de la colección del apunte El Tenorio en el humor de prensa.








[1] When pigs fly (posibilidad negada con el placaje a que la ministra de Hacienda somete al alado cerdo)

Put lipstick on a pig

Tighten one's belt

Put the rabbit in the hat

Move the goal posts

La presencia de una lata puede sugerir una referencia a kicking the can down the road

Adicionalmente, en la maceta hay un brote verde (green shot), el cuadro parece representar un magic money tree y el bote de pintura podría ser una referencia a whitewashing





Anexo

Delincuente confeso

Álex Grijelmo (El País, 30/10/24)

Las palabras logran distintos resultados en función de quiénes las pronuncian o del ámbito y el contexto en el que aparecen

Algunas palabras cambian de valor dependiendo de quién las use. Si yo escribo en un papel “te condeno a seis años de cárcel” y se lo entrego a otra persona, a esta le dará igual mi decisión al respecto. Pero si el verbo “condenar” lo escribe un juez en un fallo, las consecuencias serán diferentes.

Sirva este ejemplo para señalar que las palabras logran distintos resultados en función de quiénes las pronuncian o del ámbito y el contexto en el que aparecen.

Algunos periodistas y ciertos políticos de la izquierda, entre ellos Pedro Sánchez, han señalado como “delincuente confeso” a Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, lo cual ha desatado la indignación de la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Varios juristas han acudido en su ayuda, al considerar que el papel donde el empresario comisionista admitía sus delitos fiscales no se había ratificado judicialmente. Y en efecto, así es. El documento de conformidad que pactó con la Fiscalía, en el que reconocía su culpa para no arriesgarse a una pena mayor, aún no ha adquirido eficacia legal porque no se ha celebrado todavía el juicio donde cobrará validez. ¿Se le puede considerar entonces un delincuente confeso? Depende.

Vayamos con la palabra “delincuente”. Es delincuente quien delinque. Y delinque quien comete un delito. Y alguien que admite haber cometido un delito reúne las condiciones para ser considerado delincuente en el lenguaje común.

Vayamos con la palabra “confeso”. El arriba firmante, servidor de ustedes, es madridista confeso, lo mismo con un 4-0 a favor que con un 0-4 en contra, sin que eso figure en ninguna sentencia, que yo sepa. El adjetivo “confeso” forma parte del léxico general, y sirve para señalar a quien ha admitido algo que otros tienen por negativo, así sea jocosamente. De igual modo se puede señalar al empresario madrileño, quien ha confesado algo —en este caso un delito— y es confeso de ello. Y como autor confeso de un delito, es un delincuente confeso. Pero lo es ya antes de que el juez redacte el fallo: no hay confeso sentenciado sin confeso por sentenciar.

En definitiva, Amador es y no es un delincuente confeso. Admitió un delito y, en consecuencia, es un delincuente confeso; pero eso no ha adquirido aún valor judicial, con lo cual no es todavía un delincuente confeso. Por eso existe la locución alternativa “convicto y confeso”. Ahora mismo Amador es confeso, y no convicto… en el sentido jurídico.

Porque, atención, también “convicto” —derivado del verbo latino convinco: demostrar plenamente—, adquiere dos valores. En el Diccionario general, se aplica al reo “que ha cometido un delito que ha sido probado” (por tanto, no necesariamente condenado); mientras que el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico lo circunscribe a la “persona condenada por la comisión de un delito”; lo cual ilustra de nuevo esa posibilidad de que una palabra cambie de significado en función del ámbito o del contexto.

¿Se puede llamar también a Íñigo Errejón “delincuente confeso”? En mi opinión, no; al menos en la esfera pública. Su carta de dimisión se perdió en abundantes manipulaciones eufemísticas, pero no reconoció culpa alguna. Eso tal vez se debe a que, a diferencia del caso anterior, la causa acaba de abrirse, las pruebas contra él aún no se agolpan en el juzgado y todavía no ha tenido tiempo de ofrecer un acuerdo a la acusación. Cuando todo eso ocurra, para el lenguaje común será también un delincuente confeso aunque no haya sido condenado.



sábado, 26 de octubre de 2024

Lenguaje de la semana 43/2024

 

El Martes Neológico del Centro Virtual Cervantes se ha ocupado esta semana del sintagma tormenta perfecta que deriva de la inusual conjunción meteorológica que en 1991 provocó la formación del destructivo huracán Grace. La también conocida como tempestad de Halloween provocó el hundimiento del pesquero Andrea Gail, un suceso que narra la novela La tormenta perfecta de Sebastian Junger (1997) que fue trasladada al cine por Wolfgang Petersen en una película homónima que fue estrenada en el año 2000. 

No estorbará en los diccionarios, tal y como plantea Daniel Babiano Gil, esta denominación de una situación desastrosa creada por concurrencia de factores mucho menos preocupantes por sí mismos.

Muy entretenida reflexión nos parece El punto de vista que Álex Grijelmo encabeza con una oportuna cita de Les Luthiers. Como es habitual, encontrarán el artículo íntegro en el anexo a este apunte. 

El ejemplo numérico utilizado por Grijelmo nos invita a recordar la viñeta del pasado día 7 de septiembre de Wayno en la serie Bizarro.  Una pieza en la que el uso de una horquilla hace más explícita la intrevención del sesgo cognitivo conocido como efecto de anclaje que induce la errónea acotación de la edad estimada dentro en un intervalo que no es el adecuado. En el caso de los clientes del artículo el anclaje lo ejerce exclusivamente la costumbre de contar en sentido ascendente.

Pasamos a Fundéu que el miércoles se ocupó de la correcta escritura de efecto Mandela que es la denominación que recibe la errónea creencia colectiva de que algo que no ha ocurrido sí lo ha hecho. No estará de más añadir que recibe el nombre de Nelson Mandela (1918-2013) porque cuando se anunció la muerte del político sudafricano fueron numerosas las personas que manifestaron creer que había muerto en los años ochenta.

JM Nieto aporta un inventaco oportunamente denominado TurraLock que sin duda será de gran utilidad para afrontar la tele pública que se vislumbra aún más sectaria que la presente. Y viene con abrazadera de aleación Koldo secure Delcy remove system. Casi nada.

Peridis incluyó en su viñeta del miércoles una referencia a la frase coloquial "poner una pica en Flandes" que, según el DLE, es conseguir algo de especial dificultad. Explica José María Iribarren en 'El porqué de los dichos' (1994) que, según dice Vicente Joaquín y Bastús (1799-1873) en 'Sabiduría de las Naciones' (1862) [nº110; pág 153], la frase alude a lo difícil que era en tiempos de Felipe IV encontrar reclutas españoles que quisieran alistarse y tomar la pica (lanza larga rematada con un hierro pequeño y agudo característica de la infantería española de los siglos XVI y XVII) para pasar a servir en los Tercios de Flandes, pues los mozos no se alistaban voluntariamente y huían del servicio militar, eximiéndose con fútiles pretextos.

Antón advertía el martes un hamletiano dilema en el PNV y el dibujante inglés Andy Davey veía a la canciller de Hacienda británica, Rachel Reeves, como una replicante de Robin Hood que toma el dinero de los ricos para entregárselo al agujero negro presupuestario que tiene el Reino Unido.

Sigue la gallina de los huevos de oro representativa del complejo petroquímico de Tarragona que se pone airada en la viñeta de Napi con la reclamación de un anfibológico que no le toquen los huevos con impuestos energéticos. 

El caso Errejón suscita hoy una viñeta de Miki y Duarte inspirada en el cuento de Caperucita y una evocación de Davila del Dr. Jekyll de RL Stevenson.


«Un caballo, un caballo ¡Mi reino por un caballo!» es la frase de Ricardo III en la famosa obra de Shakespeare que Peridis parafrasea en su viñeta de hoy. Angustiada exclamación del monarca cercado en la batalla de Bosworth que puso fin a la Guerra de las Dos Rosas que enfrentó a la Casa de York con la Casa de Lancaster encabezada por Enrique Tudor que sería coronado como Enrique VII.

En el humor foráneo comenzamos por reseñar el Speedbump de Dave Coverly del miércoles que recuerda con ironía que que Mary Shelly no puso nombre al monstruo creado por el Dr. Frankenstein

Sigue la tira de la serie Macanudo de Liniers que evoca el país de gigantes de  Brobdingnag de Los viajes de Gulliver que es mucho menos recordado que el insular imperio de Lilliput que el protagonista del libro de Jonathan Swift visita en primer lugar. 


Tom Gauld hace uso hoy en The Guardian de las facilidades que concede la lengua inglesa para cambiar el significado de una frase por medio de la estricta reordenación de sus palabras.  


Concluimos con el elefante republicano de Troya de Clay Bennet y con la quijotesca escena de David Rowe protagonizada por dos significativos adalides del relanzamiento del uso de la energía nuclear en Australia, los políticos liberales Ted O'Brien y Peter Dutton. 






Anexo

El punto de vista
Álex Grijelmo (El País, 23/10/24)

“Olga es mejor que Luis” implica que Luis es peor que Olga. Pero no equivale a decir directamente “Luis es peor que Olga”


Al usar unas palabras y no otras imponemos perspectivas a los demás y a nosotros mismos, a menudo sin darnos cuenta.

El ejemplo de la botella mediada ofrece la representación más extendida sobre las diferentes maneras de interpretar la realidad: unos la ven medio llena y otros medio vacía. Salvo Johann Sebastian Mastropiero, el desternillante compositor inventado por Les Luthiers:

—¿Usted es de los que ve el vaso medio lleno o medio vacío? —le preguntan en escena a Mastropiero.

—Yo…. según —responde.

—¿Según qué?

—Pues… según si está medio lleno o medio vacío.

—Por ejemplo, este vaso ¿cómo está?

—Está medio sucio.

El lenguaje condiciona a menudo los enfoques, como demuestra el famoso chiste en el que un jesuita presumía ante un dominico de que a ellos los superiores de la orden les permitían fumar. El dominico penaba por la prohibición, y el jesuita se interesó acerca de cómo lo habían solicitado. “Nada”, contestó, “simplemente hemos preguntado si podemos fumar mientras rezamos”. El jesuita le miró condescendiente: “Esa no es la mejor forma de pedir el permiso. Nosotros le preguntamos al padre superior si podíamos rezar mientras fumábamos”.

Decimos “he aprobado” pero cambiamos de persona gramatical para contar “me han suspendido”. Y apreciamos la diferencia entre decir que “Olga es mejor que Luis” (de lo que se deduce que Luis es peor que Olga) y expresar directamente “Luis es peor que Olga”.

En los diarios procuramos titular “Un hombre asesina a su esposa” y no “Una mujer muere a manos de su marido”. La violencia es ejercida por el criminal, y en él debe recaer la acción verbal para representar fielmente al sujeto causante. Atención de nuevo al punto de vista.

Si una amiga nos cuenta “mi padre murió hace un año” pero su hermano elige “mi padre ha muerto hace un año”, ambos muestran una distancia psicológica diferente respecto del suceso, pese a que los dos señalen una misma fecha. Otro tanto ocurre en la contraposición entre “es simpático, pero un caradura” y “es un caradura, pero simpático”.

Se atribuye al torero sevillano Rafael El Gallo esta respuesta cuando, tras una cornada en Galicia, propuso que lo llevaran con urgencia a un hospital de Sevilla y le dijeron que Sevilla estaba muy lejos: “Sevilla no está lejos. Sevilla está donde tiene que estar. Lo que está lejos es esto”.

Una determinada expresión numérica influye asimismo en la perspectiva. El número 9 es casi 10. Y también el 11 es casi 10. Pero si nos dicen “vinieron casi 10 clientes cada hora” pensaremos en 9 y no en 11. Del mismo modo, nos parecerá subliminalmente mayor una extensión de 10.000 metros cuadrados que de una sola hectárea.

Tampoco el reloj o el calendario evocan lo mismo si nos expresamos de forma diferente. Alguien que dice llevar dos meses aguardando una respuesta contabiliza quizás ese periodo con menos angustia que quien expresa la demora diciendo que su espera es ya de ocho semanas; y aún revelará más congoja tal vez si habla de que el retraso acumula 61 días. Eso al margen de que el tiempo siempre se le hace más largo a quien aguarda.

Al hablar transmitimos perspectivas. Sin embargo, más allá de nuestros ojos subjetivos, si nos fijamos bien, seguirá neutralmente impasible la realidad, el dato; esa botella que, se mire como se mire, aún nos permite beber.