Qué tiempos estos en que hasta las citas rotuladas en las paredes de los bares son falsas. Ayer mismo nos hemos tomado una copita en uno en el que se atribuía a Bukowski eso de que “la realidad es una alucinación causada por la falta de alcohol”. Ello cuando se trata de una boutade de coñón padre desconocido. Un mera reelaboración, por otra parte, del tan escueto como anciano “in vino veritas”.
Y ello cuando todo persona medio lúcida sabe que el auténtico
Matrix es el fútbol. ¿Quién
soportaría a nuestros dirigentes a falta de esa realidad virtual? Buena prueba de ello es que dentro de un año seguro que habrá periodistas que nos recuerden el
aniversario del ligamento del Iniesta,
aparente buen chaval con no ser nuestra idea de compañero de juerga. Pero nadie
se acordará entonces de que la comarca de los Oscos fue la festejada un año antes como "pueblo ejemplar". ¿O acaso
recuerda usted por donde se pasearon los reyes hace una Liga? (1)
Pero quien realmente nos ha decepcionado ha sido Dylan. Y quede claro que esta vez no
hablamos del perro del vecino. Puestos a tocar las narices a los suecos, no nos
digan que no habría estado simpático que se hubiera presentado en Oviedo
reclamando su premio. Y que ante las
previsibles caras de estupor hubiera alegado, calando despacito un discreto joint, que se había despistado porque el pertinaz soplido del viento cargado de respuestas le hacía parecidos todos esos premios que los judíos tienen
que recoger con nombres falsos.
Una humorada que no solo nos habría divertido,
aspiración última de estos tiempos, sino que, además, habría aportado al
decaído Oviedo una futura venta suplementaria de un buen montón de camas hoteleras. Estos americanazos se empeñan en no ayudar a los realmente desfavorecidos.
A lo que íbamos, que se nos va el coseno por la tangente. Ya sabrán que ese añadido de resabios bastante paternalistas que se concede a la par que los premios Princesa de Asturias ha recaído en una especie de ute formada por tres concejos. Los que han optado por presentarse conjuntamente porque veían que por separado no les llegaba nunca el galardón por un perverso efecto de la aplicación de la teoría del agravio comparativo ¿Por qué al vecino primero?
Para ello han tenido que desvincularse de sus compañeros en la comarca Eo-Oscos, quizá hartos de que algunos de sus colegas ya hayan mojado por su cuenta (la "Comunidad vecinal de Castropol" en 1997, honradamente no sabemos el por qué de ese comunidad vecinal, y San Tirso de Abres en 2011).
Y es que una vez que las ocho "comarcas funcionales" del decreto 11/91 no valen para gran cosa y nadie se aclara en qué pudieran ser esas entidades mencionadas pero no definidas en el Estatuto de Autonomía, el que en esto ni las comas tiene bien puestas(2), fueron siete los municipios que se agruparon en la que llamaron Eo-Oscos. Así que no es tan fácil aclararse con la versión astur de esas organizaciones supramunicipales. Por ello no es raro que en una crónica del Abc realizada a modo de glosa del premio se extasíen con las ciertamente
interesantes ferrerías de Taramundi que esta vez no han sido galardonadas.
Así que tres alcaldes, tres, han sido necesarios para
recibir los pertinentes honores. Los democráticos representantes de los 310
vecinos de Villanueva, los 422 San Martín y los 471 de Santa Eulalia, concejos todos ellos
apellidados "de Oscos". Total 1.203
habitantes con datos de 2015.
Y ante tan extraordinaria muestra de la, en la era de internet, tan irracional división administrativa de nuestro país, parece que nuestros gobernantes siguen sin sentir la urgencia
de acometer la indispensable reorganización. ¿Cómo vamos a dejar a dos de estos
tres estupendos chavales sin cargo?
Pues nada, a seguir llenando Asturias de plaquitas de pueblo
premiado hasta que el plano tenga más tachuelas que paisanos. Les dejamos con una muestra
del historial demográfico de los ahora agraciados con el graciano invento. Verán que no se podía esperar mucho más si se quería tener a quien dar el premio.
Ojo con la escala de este gráfico:
(1) respuesta: Colombres, concejo de Ribadedeva, que es la puntita costera con la que Asturias pincha a la vecina Cantabria.
(2) véanlo vds. mismos: