La adjunta captura muestra la recepción que nos brindó ayer la edición digital de La Nueva España.
La imagen nos ha suscitado dos reflexiones. La primera es que la
superficie dedicada a la información es, aproximadamente, la cuarta parte de la
total. Somos conscientes de que no es barato mantener un periódico, pero se nos hace un poco
excesivo. A ver si les va a pasar lo mismo que al hostelero que cada vez ponía
menos jamón en los bocadillos y acabó echando la culpa de su ruina a la crisis.
La segunda reflexión es que parece increíble que los avezados redactores de este
diario no hayan encontrado, según suponemos manda su libro de estilo, una conexión asturiana en el asunto del "corralito" griego. Seguro que hay por ahí tremendas historias de algún hijo putativo de cualquier
marinero astur que tuviera por costumbre recalar en El Pireo, o incluso de
algún erasmus que posiblemente se instruyera por estos lares en como beben los asturianos, no en vano esta es la última Comunidad Autónoma que permitió emborracharse a los 16 sin transgredir la ley. Eso era ser de izquierdas para no tan pocos. Volviendo a lo que nos ocupa, el caso es que resulta manifiesta la nula adaptación de la noticia griega a los conocidos gustos de la clientela
del periódico asturcatalán.
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Nosotros seguiremos atentos, porque damos por seguro que acabará por aparecer la ansiada conexión grecoastur.
Última hora: como era previsible, la profesionalidad de la plantilla del Grupo Moll ha conseguido superar el reto.
Última hora: como era previsible, la profesionalidad de la plantilla del Grupo Moll ha conseguido superar el reto.