A PROPÓSITO DEL BORDADO SEVILLANO DEL XIX DURANTE LA REGENCIA DE MARIA CRISTINA.
No vamos realizar un intenso estudio del bordado sevillano del último cuarto del s.XIX, sino a poner de manifiesto la vinculación existente entre el diseño de ciertos palios decimonónicos hispalenses con las corrientes artísticas imperantes en esa etapa.La preocupación intelectual de los diseñadores cofradieros de la época, a cuya cabeza podemos situar las creaciones del taller de las hermanas Antúnez y los diseños de Manuel Beltrán Jiménez, enriqueció los dibujos con nuevas tendencias extranjeras coetáneas. Una de ellas fue la del movimiento británico Arts and Crafts, cuyos principales seguidores fueron William Morris y John Ruskin . El retorno a la naturaleza fue por tanto la gran obsesión de este movimiento, que utilizó formas graciosas, onduladas y delicadas donde se plasmaron imágenes de la naturaleza en flores, plantas e incluso animales mitológicos. Por tanto, la impronta británica se dejó sentir en considerables diseños de la Semana Santa sevillana. Además de ello, se conjuga el gusto romántico por la tradición gótica, con las contracurvas y asimetrías del Art Noveau. En el interior de los palios, con la característica decoración mixtilínea,se potenciaba aún más dicha corriente vanguardista, pues los motivos vegetales, de inspiración modernista, alternan con otros geométricos, extraídos del “coup de fouet”,según la costumbre impuesta en el común de los palios sevillanos durante la regencia de la Reina María Cristina. Aunque el Art Nouveau recibía inspiración estilística procedente de Oriente y en cierta medida del pasado, también se encontraba firmemente arraigado en su propio tiempo.
Esta referencia a lo oriental, tuvo en Sevilla su propio revival, con la Exposición de París de 1878, cuyo pabellón español de traza mudéjar, desembocaría en una influencia para la arquitectura regionalista sevillana, culminada en la Exposición hispalense de 1929.
Esta referencia a lo oriental, tuvo en Sevilla su propio revival, con la Exposición de París de 1878, cuyo pabellón español de traza mudéjar, desembocaría en una influencia para la arquitectura regionalista sevillana, culminada en la Exposición hispalense de 1929.
Como ejemplo de ello, podríamos citar la túnica persa, en realidad neomudéjar del Gran Poder (1908).
Esta corriente oriental, tendría su cúlmen con los las producciones de bordados ejecutadas por el taller de Olmo, cuyas obras más representativas serán las realizadas para la Hermadad del Silencio o El Cachorro.
Así, podemos ver en las fotos adjuntadas varios diseños góticos tales como grabados, portadas de libros y otros dibujos de los s.XIV y XV, de los que beberían estas nuevas artes citadas, y que nos van a recordar la traza de numerosos techos de palio de las dolorosas sevillanas, y que suponen una reinterpretación de esas formas goticístas y de la naturaleza.A colación traemos una serie de diferentes bordaduras,que son un buen ejemplo de esta expresión artística,social y cultural de la época:
1) El interior del palio de Nuestra Señora de los Dolores y Misericordia,de la hermandad de Jesús Despojado, obra de las Hermanas Antúnez en 1886, y que perteneciera a La Carretería.
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Ésta última estrenó un nuevo techo basado en tales reminiscencias, obra de Jesús Rosado con diseño de José Asián.
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2) El palio de la Virgen de la Estrella,obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda,1891,antes de La Macarena.
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3) El antiguo palio de la Virgen de la O,obra de las hermanas Antúnez en 1891,y hoy perteneciente a la Piedad de Jerez de la Frontera.
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4) El techo de palio e interior del palio de la Virgen de las Lágrimas de la Hermandad de los Caballos,obra del Taller de R.Ojeda en 1894.
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5) El interior y techo de palio,del antiguo palio azul de a Amargura de Sevilla, hoy propiedad del Desconsuelo de Jerez, y obra de Ojeda en 1902.
Vean y juzguen ustedes mismos.