lunes, 26 de abril de 2010

"EN EL PATIO CABALLOS" (Artículos de opinión e investigación, por Juan Fernández)

ACERCA DEL ORIGEN DE LOS CIRIALES DE LA MORTAJA.

Sabido hasta la saciedad,es el hecho de que la rigurosísima y ejemplar cofradía de la Sagrada Mortaja alumbra su paso con dieciocho ciriales, tradición recuperada en 1940. Sin embargo, poco o nada se dice sobre su origen, perdido en la tradición oral. Conozcamos pues.

El uso de los dieciocho ciriales ya se documenta en el año 1765 cuando en el folio 115 del Libro de Actas podemos leer: “Y habiéndose hecho presente por algunos de los hermanos el desorden con que el año pasado de 64 habían ido los monaguillos que llevan los ciriales heran (sic) de sentir que se quitasen estos de la estación, y habiéndose tratado largamente sobre el asunto, y dudándose que origen tendría esta tan dilatada Antigüedad se acordó se siguiese poniendo todo cuidado en remediar los desórdenes asta mirar con más tiempo el origen de esta antigüedad”.

En 1793,se aprueban nuevas reglas donde se testimonia el órden de la procesión.Ahí se da buena cuenta de las peculiridades que hoy la caracterizan,como la figura del muñidor,retomada en 1946 “…con ropaje de damasco negro y campanilla…cruz de manguilla…cera amarilla…y dieciocho acólitos con ciriales de plata”.

Estas reglas son la única prueba documental sobre el cortejo,y en concreto sobre los ciriales.José Bermejo,en su libro “Glorias Religiosas de Sevilla”,habla que el uso de este número,proviene de un privilegio que posee la hermandad desde antiguo y que se conserva en la Catedral,si bien la propia corporación desconoce su origen,y transmitida oralmente.

Desde siempre se ha transmitido la tradición de que fueron precisamente dieciocho las luces que alumbraron el entierro de Cristo tras su crucifixión, leyenda que no tiene reflejo en los Evangelios. Otra versión circulante alude a la relación secular de la Hermandad con el gremio de escribanos, y el hecho de que en un principio, tras la reconquista parece que hubo inicialmente dieciocho oficios o escribanías en la ciudad para posteriormente pasar a veinticuatro. Ambas teorías son eso, teorías, y hemos de decir que al día de hoy en la Hermandad se carece de datos.
Del siglo pasado han llegado a esta hermandad dos ciriales de Santa Marina, de labrado liso y pequeño tamaño, conocidos familiarmente en la Priostía como “las escobas”. Eran portados en el recorrido anual del Viernes Santo por niños traídos del cercano Hospicio de San Luis, niños que muchas veces dado lo intempestivo de la hora eran sacados de la procesión mucho antes de llegar la Cofradía a la calle San Luis de recogida, como recordaban hermanos antiguos.
Con la llegada al Convento de la Paz la Hermandad, en proceso de renovación, decide hacer lo propio, haciendo unos más acordes con el cortejo procesional. Será en principio Landa el encargado de hacerlos, pero con su marcha a Jerez de la Frontera toma el relevo Juan Fernández Gómez. En las partidas de Mayordomía se pueden observar los diversos pagos.


El primer recibo tiene fecha de 31 de octubre de 1939 (“Año de la Victoria dice en su fecha) y está firmado por Emilio Landa (que por entonces tenía su taller en la calle Lope de Vega 2) quien afirma recibir la cantidad de mil pesetas a cuenta de los dieciocho ciriales que estaban confeccionando para la Hermandad. Los recibos se suceden hasta marzo de 1940 con el nombre del mencionado orfebre, pero al parecer éste se traslada a Jerez de la Frontera recurriendo la Hermandad a Juan Fernández.De tal manera, los pagos se reinician con regularidad hasta el último recibo, en el que el orfebre cobra la última cantidad de 6.600 pesetas el 17 de mayo de 1942.

En total, y a tenor de la documentación del archivo de Mayordomía, los ciriales costaron a las arcas de la Hermandad la nada entonces desdeñable cantidad de 32.900 pesetas.
Como podemos comprobar la obra pasó por vicisitudes diversas y duró unos años, con lo que quizá fuera ese año de 1942 el del estreno de los ciriales ya que no se ve reflejado dicha novedad en las actas de cabildo de la época. De metal plateado y repujado, miden 2,20 metros y ahora, en su nueva disposición en el recién estrenado coro bajo, podemos apreciar que están ejecutados por parejas en el dibujo de los vástagos o varas, un detalle que denota gran originalidad a la hora de realizar una obra que bien podría haberse resuelto de manera rutinaria y hasta repetitiva; detalle de buen gusto muy característico de alguien discípulo aventajado del gran Cayetano González. Las cabezas o remates están decorados con cabezas infantiles y felinas, mientras que cuatro elegantes “eses” soportan la cazoleta donde se coloca el codal o vela.

En las mencionadas reglas de 1793 se hacia referencia a 24 sacerdotes con estolas negras que debían rodear el paso,si bien las reglas de 1982 eliminaron este propósito ante su dificultad de encontrarlos.De hecho ya no salen desde 1949 cuando se mudaron al Convento de la Paz,aunque la cofradía conserva las capas y pértigas.Finalmente los trece que debían cerrar el paso han sido sustituidos por trece acólitos en la actualidad.
Finalmente decir que la Hermandad de las Tres Caidas de Jerez,también goza desde antiguo de este privilegio,pues según tradición de la cofradía,“al Santisimo hay que alumbrarlo con dieciocho luces”.

V Domingo de Pascua





(Ciclo c)

La señal de la fe en Cristo es el AMOR. La Eucaristía manifiesta la realidad de la comunión fraternal como fruto de la fe en Jesucristo. El AMOR es anuncio del universo nuevo que se nos ha prometido. El “signo” substancial de la comunidad cristiana es la manera de amar, la radicalidad en el amor. Nuestras comunidades deben hacer examen de conciencia sobre este precepto del Señor; preguntarnos si es nuestra seña de identidad. Sólo cuando hayamos asumido este reto daremos un testimonio convincente de nuestra fe, de nuestra esperanza, de nuestro amor.


Hechos 14,21b – 27.
Salmo 144.
Apocalipsis 21, 1 – 5a.
Juan 13, 31 – 33a. 34 - 35.