UN MANTO DE EMILIA SALVADOR YBARRA PARA LA MERCED DE PASIÓN.
Ya hemos dicho en más de una ocasión, que el patrimonio cofradiero sevillano va más allá de lo que queda oculto u olvidado en solitarias iglesias. En otras ocasiones son incomprensibles enajenaciones las que menoscaban una parte de ese inefable tesoro artístico,como es el caso de la curiosidad que traemos hoy a colación. Si bien el motivo de su venta fue su sustitución por otra obra de magna envergadura, esta pieza nunca debió salir al menos de Sevilla.
La señorial hermandad de Pasión, vislumbraba el final de los años veinte, época dorada para las cofradías, con el proyecto de un nuevo conjunto de paso de palio para la Virgen de la Merced.
La dupla formada en 1928 por Carmen Campmany en las bordaduras y la traza del orfebre cordobés Antonio Amiáns y Austria ,daban lugar a la portentosa obra de signo neogótico sobre la que procesiona hoy la Titular mariana de la Archicofradía.
A tal efecto se creó un taller en las dependencias altas de la sala sacramental, donse se crearían las nuevas piezas que vendrían a sustituir a los anteriores bordados de palio y manto, este último de especial relevancia.
Se trataba de un manto ejecutado en 1897 por Emilia salvador Ybarra, prenda al gusto de la época en las que las masas de los adornos de hojas de acanto predomina toda ella con gran riqueza sobre terciopelo negro.
Esta obra artesanal muy admirada por la Sevilla cofradiera, la lució la Virgen de la Merced hasta el referido año 1928 en que definitivamente la Hermandad de Pasión la vendió a la de Nuestro Padre Jesús y Nuestra Señora de los Dolores de Ronda.
Uno de los elementos distintivos de este manto era la paloma bordada que aparecía en el mismo, con una rosa de pasión en la boca, por lo que dicha prenda era conocida popularmente como “el manto de la Paloma”.
En 1966 se pasó el bordado al actual terciopelo rojo del primitivo negro las Hermanas Franciscanas de Ronda, despersonalizando asi la prenda con respecto a su concepción original.
Como anécdota para acabar, apuntar que la Vrgen de La Merced, salió sola bajo su nuevo palio en 1929, pues los ropajes bordados del Discípulo no estaban aún conluidos.
Ya hemos dicho en más de una ocasión, que el patrimonio cofradiero sevillano va más allá de lo que queda oculto u olvidado en solitarias iglesias. En otras ocasiones son incomprensibles enajenaciones las que menoscaban una parte de ese inefable tesoro artístico,como es el caso de la curiosidad que traemos hoy a colación. Si bien el motivo de su venta fue su sustitución por otra obra de magna envergadura, esta pieza nunca debió salir al menos de Sevilla.
La señorial hermandad de Pasión, vislumbraba el final de los años veinte, época dorada para las cofradías, con el proyecto de un nuevo conjunto de paso de palio para la Virgen de la Merced.
La dupla formada en 1928 por Carmen Campmany en las bordaduras y la traza del orfebre cordobés Antonio Amiáns y Austria ,daban lugar a la portentosa obra de signo neogótico sobre la que procesiona hoy la Titular mariana de la Archicofradía.
A tal efecto se creó un taller en las dependencias altas de la sala sacramental, donse se crearían las nuevas piezas que vendrían a sustituir a los anteriores bordados de palio y manto, este último de especial relevancia.
Se trataba de un manto ejecutado en 1897 por Emilia salvador Ybarra, prenda al gusto de la época en las que las masas de los adornos de hojas de acanto predomina toda ella con gran riqueza sobre terciopelo negro.
Esta obra artesanal muy admirada por la Sevilla cofradiera, la lució la Virgen de la Merced hasta el referido año 1928 en que definitivamente la Hermandad de Pasión la vendió a la de Nuestro Padre Jesús y Nuestra Señora de los Dolores de Ronda.
Uno de los elementos distintivos de este manto era la paloma bordada que aparecía en el mismo, con una rosa de pasión en la boca, por lo que dicha prenda era conocida popularmente como “el manto de la Paloma”.
En 1966 se pasó el bordado al actual terciopelo rojo del primitivo negro las Hermanas Franciscanas de Ronda, despersonalizando asi la prenda con respecto a su concepción original.
Como anécdota para acabar, apuntar que la Vrgen de La Merced, salió sola bajo su nuevo palio en 1929, pues los ropajes bordados del Discípulo no estaban aún conluidos.