Gaspar de la Cueva (1589), escultor nacido en Sevilla, fue un fino tallista y conocedor de su oficio.Formado en el círculo de Martínez Montañés, se trasladó a América y trabajó en Potosí donde se encuentran sus obras más sobresalientes: el Cristo de Burgos de la Iglesia de San Agustín, el San Bartolomé de la iglesia de Sica-Sica y el Ecce Homo de la iglesia de San Francisco de Potosí. Sus imágenes gozan del sereno clasicismo habitual de su maestro pero aportan ciertas dosis de realismo, especialmente a través de la sangre.
Por su parte, en la sacristía de la sevillana Iglesia de Los Terceros, se ubica un desconocido busto de un Ecce Homo de principios del XVII que Martín Macías ubica entorno a 1610 y cuya factura es realmente sorprendente. Esta imagen, de una altísima calidad artística y muy superior a la de otras interpretaciones de esta iconografía, presenta un increible parecido morfológico con el Nazareno de la cofradía del Silencio (1609).
Ha sido objeto múltiples divagaciones sobre su autoría y precisamente, tras la cada vez más diluida atribución del titular de la Madre y Maestra a Francisco de Ocampo, hay quien asigna a Gaspar de La Cueva la hechura de ambas esculturas.
Presentan semejanzas tales como ojos rasgados de hinchados párpados, barba de puntas redondeadas, cabellera con menudos rizos que caen sobre los dos hombros o cuello perfectamente anatomizado. Todo ello ha llevado a plantear si este busto no constituye otro ejemplo de la gubia de éste escultor en Sevilla, antes de emprender su próspera estancia en Las Indias, donde se estableció hasta el final de sus días.
De esta manera,podría decirse que los dos simulacros son tallas "hermanas" si se verificase fehacientemente la misma gubia para las dos.
Por su parte, en la sacristía de la sevillana Iglesia de Los Terceros, se ubica un desconocido busto de un Ecce Homo de principios del XVII que Martín Macías ubica entorno a 1610 y cuya factura es realmente sorprendente. Esta imagen, de una altísima calidad artística y muy superior a la de otras interpretaciones de esta iconografía, presenta un increible parecido morfológico con el Nazareno de la cofradía del Silencio (1609).
Ha sido objeto múltiples divagaciones sobre su autoría y precisamente, tras la cada vez más diluida atribución del titular de la Madre y Maestra a Francisco de Ocampo, hay quien asigna a Gaspar de La Cueva la hechura de ambas esculturas.
Presentan semejanzas tales como ojos rasgados de hinchados párpados, barba de puntas redondeadas, cabellera con menudos rizos que caen sobre los dos hombros o cuello perfectamente anatomizado. Todo ello ha llevado a plantear si este busto no constituye otro ejemplo de la gubia de éste escultor en Sevilla, antes de emprender su próspera estancia en Las Indias, donde se estableció hasta el final de sus días.
De esta manera,podría decirse que los dos simulacros son tallas "hermanas" si se verificase fehacientemente la misma gubia para las dos.