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domingo, 23 de enero de 2011

Qué mala madre es la leona!

Me ha ENCANTADO este arículo.
Realmente lo siento así. Ahora escribo el blog y mientras mi hija juega un juego indescifrable para mí. Ya llegará la oportunidad de compartir un momento en el que verdaderamente me necesite, al leer un libro o llevarla a la pileta.
De vez en cuando se acerca y me dice algo como "maaaa, le ponés la pierna a la muñeca que se salió?" y vuelve sin invitarme a sus mundos inventados donde yo no tengo nada que hacer.
Ya lo dije, su juego y su imaginación es como una pieza de música celestial, y el mío es como un par de osos golpeando unas cacerolas.
Desentonan.

martes, 12 de octubre de 2010

Tiempo de espera


Faltaba tan poquito como ahora para tu tercer cumpleaños. Y a diferencia de aquel momento, yo no sabía cuando iba a pasar. Entonces armé tu cunita y la dejé ahí esperando en esa esquina de nuestro cuarto.
Vos, mi reina hermosa ya ibas a llegar.
Por un segundo cerré los ojos y me hice a la idea de saltarme en el tiempo una semana, o quizá dos… Ya ibas a estar. Hubiese dado todo por tenerte un segundo en mis brazos, robarle un segundo al tiempo de la maternidad. Todo para ver tu carita y darte un beso.
Y el embarazo es así, primero una espera toda la vida hasta estar embarazada (porque te esperé toda mi vida, amor). Después esperás hasta la primera ecografía. Esperas que pase lo riesgoso, esperás cada consulta con el obstetra, el primer atisbo de panza, mientras te regocijas con cada cambio del cuerpo y te estremecés ante el avismo de la incertidumbre ¿Qué será la maternidad?
Si hay algo que aprendí mientras crecías adentro de mi, fue a esperarte.
Esta foto es de cuando estabas en mi pancita.
¿Te acordás de tu cuna?
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