Cómo la
mayoría de catalanes provengo de aquí y de allí, soy en toda regla lo que se
solía llamar charnega. De madre catalana y de padre valenciano , Valencia ha
sido, y es aún para mi, una tierra que me evoca miles de recuerdos felices. Porque
esa infancia feliz de la que todos hablamos tuvo lugar sobre todo en Valencia.
Allí éramos niñas sin preocupaciones, allí se procuraba por nuestro bienestar y
felicidad. Allí se garantizaba que no faltarán los mejores manjares. La
culpable de todo ese disfrute siempre fue, y sigue siendo, ella, mi tía, la tía
Conchín. Para la tía cada fecha en el calendario tiene su plato, su tradición
gastronómica, y si en Fallas se comen buñuelos de Calabaza, en Pascua toca Pan
‘Quemao’. Cada día un arroz distinto, y
tomates, higos y uva cuando se acaba el verano. La paella y los gazpachos manchegos
mejor si son para 50, le salen más ricos, y la ensalada en el centro de la mesa
que no falte jamás. Si está cerca del mar nos deleita con arroces marineros
hechos con tropecientos ingredientes y se arrodilla para machacar los cangrejos
que irán a la olla (‘así tienen más sabor’, dice). Si llega el invierno su
arroz con pollo no puede faltar, pero si se lía a hacer canelones ya puedes
ponerte a llorar. Y las albóndigas de bacalao…ay las albóndigas de bacalao! ,
ríete tu de lo que has probado jamás.
Reyes, en
mi familia, era la fiesta de mi tío. El tío Vicente siempre fue muy generoso y el
sólo hecho de ver nuestras caritas de ilusión le hacía sentirse el hombre más
feliz de la tierra. Así es que el 5 de enero, y por orden del rey mago, en casa de los tíos había mucho ajetreo, mucho
misterio, mucha discreción,….pero ella, la tía Conchín, se mantenía ahí en su cocina, preparando la
cena de reyes. Hay que decir que en una noche como esa no había tiempo de
sentarse ceremoniosamente, cómo siempre se hacía en esa santa casa, tocaba cena
especial, cena informal. Cenábamos en la cocina y nadie podría salir hasta que alguien diera la señal. La noche de reyes
se cenaba pataqueta con habas, ajos
tiernos y longaniza o morcilla, unos de mis bocadillos preferidos del mundo
mundial.
Aquí os
dejo la receta:
INGREDIENTES:
- pataquetas (1) És un tipo de pan de bocadillo tradicional valenciano con forma de media luna muy típico de L'Horta de Valencia, siendo conocido, al menos, desde el siglo XVII)
- blanco y negro (longanizas de Torrent y morcillas de Ontinyent)
- habas baby (ella las congela cada primavera y tiene el congelador lleno de bolsitas)
- ajos tiernos
- aceite OVE
- sal
ELABORACIÓN
En una
cazuelita de barro ponemos el aceite, los ajos pelados y cortados a láminas,
sal y removemos rápido con una cuchara de madera para que no se quemen. En
seguida añadimos las habas baby aun congeladas, removemos de nuevo y tapamos
para que se hagan con su propio vapor, Son tan tiernas que no hace falta que se
cuezan mucho rato,
Freímos
las longanizas y las morcillas y montamos el bocadillo. En casa de la tía nos
lo hacíamos nosotros mismos, cada uno se ponía la cantidad que quería, ella
añadía varias tortillas de patatas, pisto y para beber los mayores servía champán,
pues era un día especial.
Por lo
que he podido leer la tradición de comer éste bocadillo viene de lejos, cuentan que era una merienda típica de
campo:
Y es que la pataqueta, para quien no lo sepa, es un pan de unión cuya tradición se pasa de padres a hijos, pues es costumbre comerlo con amigos y familiares en las cenas de verano a la fresca, colegios, en almuerzos, en los casales falleros o en las meriendas, en especial éstas últimas.
Y es que la pataqueta, para quien no lo sepa, es un pan de unión cuya tradición se pasa de padres a hijos, pues es costumbre comerlo con amigos y familiares en las cenas de verano a la fresca, colegios, en almuerzos, en los casales falleros o en las meriendas, en especial éstas últimas.
Y eso último es así porque resulta que existe una tradición muy antigua y valenciana que se llama “dijous de berenar” (jueves de merienda), que si bien ha desaparecido en muchos rincones de la Comunitat Valenciana, Sagunto, así como Petrés, por ejemplo, pueden presumir de mantenerla muy viva: todos los jueves, desde San Antón hasta el llamado Miércoles de Ceniza, la pataqueta forma parte de las meriendas y menús de la ciudad de Sagunto, bien en las casas, en el monte o en restaurantes y bares.
Suele también formar parte de las meriendas de Pascua, así como también se ha impulsado, desde un tiempo para acá, como una forma de almorzar de manera tradicional, siempre acompañado de cacau del collaret (2), olivas, cerveza o vino y un buen cremaet.
Se cree que la tradición del Dijous de Berenar data de más allá del 1492, año de la expulsión de los judíos de Sagunto tras el edicto de expulsión de los judíos, ordenado por los Reyes Católicos, de las Coronas de Castilla y de Aragón. Esta creencia viene dada por la forma de la pataqueta, una media luna hecha pan (para los Judíos, la luna forma parte de sus tradiciones, ya que con ella rigen el ciclo lunar que sigue el llamado calendario judío o “mes sinódico”.
Sin embargo, hay quien piensa que la tradición es mucho más cercana, siendo conocida la pataqueta desde el siglo XVII.
FUENTES. PARA SABER MÁS:
https://www.elmundo.es/blogs/elmundo/paco-a-la-naranja/2014/07/09/panes-con-mucha-miga.html
https://www.valenciabonita.es/2019/04/18/pataqueta/
(1) Este tipo de pan familiar valenciano lo solían comer los agricultores de la huerta, y lo hacían en los hornos morunos que solían tener las barracas o casas de huerta. Tiempo después, se siguió elaborando en hornos de leña, manteniéndose, en la actualidad, su elaboración en muchos hornos (aunque es más común por encargo por no ser una tradicional elaboración diaria de muchos panaderos).
(2) Se trata de un cacahuete de dos granos por vaina y esta de unos 2,5 cms. de longitud, la vaina es de piel ligeramente rugosa y color rojizo que adquiere de la tierra donde se cría y se caracteriza por tener una gran disminución de tamaño en la zona central entre un grano y otro formando como un collar apretado y de ahí su nombre