Dice Wurlington que la astronomía escapa fuera de su conocimiento y de sus intereses, y que, por lo tanto, carece de fundamento. Dice que, aunque fuera posible, él sería incapaz de sentarse en el borde mismo de un agujero negro, porque la única forma de acercarse a un punto de gravedad total sin ser devorado es dejar de creer que ese punto existe. Sólo entonces podría uno sentarse al borde del abismo. Aunque luego caería en la cuenta de que uno está al borde de un agujero que no es. Tras lo cual, ante la evidencia de que no puede uno estar sentado ante algo que no existe, sería absorbido por la nada, es decir, por el agujero negro.
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sábado, 4 de junio de 2011
Me dijo Wurlington (y II)
lunes, 7 de marzo de 2011
Qué linda paradoja temporal
Humphrey Windeasy, como cada viernes, salió llorando de su casa. Esta vez lloraba diferente, pues su madre yacía muerta en la cocina, y su padre buscaba en el granero una cuerda resistente.
Las lágrimas empapaban el cuello de su camisa. A la altura del mercado de Chestonbury, vio como su padre, con treinta años menos, se acercaba sonriente. Humphrey tomó un ladrillo del suelo y mató a su joven padre. Corrió de vuelta a casa, con el cuello de la camisa seco y vio a su madre, felizmente soltera, saludando desde la ventana.
jueves, 24 de febrero de 2011
La tristeza del bumerán
Dundeeby Singerland lanzó un bumerán el 14 de Noviembre de 1994. Dos años más tarde el bumerán regresó al punto de partida, matando a Josephine Thorddleton.
El bumerán se entretuvo; por eso llegó tarde, dolido, rabioso, con ganas de matar. No estaba Dundeeby esperando.
Para Agustín
lunes, 7 de febrero de 2011
Adiós
Monday, February 7, 2011; 09:01:00
Adiós
From: Jimmelby Coppletton < jimbocopp@coppandco.com >
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Jane < admin@coppandco.com >, bowling-crew < bowlfuckers@chestertonbowl.com >,
dart-pals < crazystingers@olpub.com >, School < conscious_parents@chestertonschool.com >, Cooking < omelette@hobbyclubs.com >, Psych < docbrain@clinicschesterton.com >,
Gustavo < puppymaster@walkthedog.com >,
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Cc: Priscilla ;o ;o ;o < boobshoney@chestertonchurch.com >,
Estimados todos:
Este es un e-mail automático, enviado desde el servidor, programado para ser remitido en el caso de que la cuenta de correo no se haya activado en las últimas 24 horas.
Así pues, he muerto.
Ya que a lo largo de mi vida no he hecho un especial alarde de honestidad, aprovecho tan notoria ocasión para deciros a todos, ahora sin lugar a engaño, que me habéis dado bastante asco. Habéis hecho, la mayoría de vosotros, mi vida mucho más difícil, me habéis molestado, habéis ido siempre a remolque de cada una de mis decisiones, y me habéis mantenido atado a vuestro lado con soberana tiranía.
Os sugiero una puesta al día mediante un repaso a mi lista de direcciones, entre las que se encuentra la tuya, cariño, y la tuya, cariño.
Esté donde esté yo ahora mismo, sin importar los trozos ni el inminente estado de descomposición, puedo aseguraros que estoy mucho más feliz que antes.
No quisiera, por otro lado, que abandonarais la idea de que aún siga vivo y me haya largado para siempre.
Wednesday, October 27, 2004
Atentamente
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Así pues, he muerto.
Ya que a lo largo de mi vida no he hecho un especial alarde de honestidad, aprovecho tan notoria ocasión para deciros a todos, ahora sin lugar a engaño, que me habéis dado bastante asco. Habéis hecho, la mayoría de vosotros, mi vida mucho más difícil, me habéis molestado, habéis ido siempre a remolque de cada una de mis decisiones, y me habéis mantenido atado a vuestro lado con soberana tiranía.
Os sugiero una puesta al día mediante un repaso a mi lista de direcciones, entre las que se encuentra la tuya, cariño, y la tuya, cariño.
Esté donde esté yo ahora mismo, sin importar los trozos ni el inminente estado de descomposición, puedo aseguraros que estoy mucho más feliz que antes.
No quisiera, por otro lado, que abandonarais la idea de que aún siga vivo y me haya largado para siempre.
Wednesday, October 27, 2004
Atentamente
Jimmelby Coppletton
Sales Manager
Coppleton&Co
Chesterton Av, Chesterton
Antes de imprimir este e-mail, considere si es necesario.
El medio ambiente es para todos.
Please, consider environmental care before printing this e-mail
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miércoles, 26 de enero de 2011
Me dijo Wurlington (y I)
Wurlington opina que la humanidad en sí misma es un asco, y que este hecho es independiente de la sociedad y la cultura de la que se trate. Afirma, sin sonrojo alguno, que en las conversaciones que ha mantenido con seres no humanos, tanto animales como extraterrestres, la estupidez humana era un tema recurrente.
Wurlington dice que al encontrarse con otro ejemplar, sólo los seres humanos son capaces de no tener claro quién ha de saludar primero.
lunes, 24 de enero de 2011
El doble viaje de Jattery Tippleby
Mi cama está sobre un dragón. No es que haya un dragón bajo mi cama. Si observan el tamaño del dragón, verán que la cama está sobre el dragón.
El dragón se puso la cama encima para esconderse de mi hermana, que una vez le tiró de la cola y llamó al British Museum para que vinieran a verlo.
Jattery Tippleby vino desde Londres a ver el dragón, y el dragón se lo comió.
Todavía, a veces, el móvil del señor Tippleby suena dentro del dragón; y yo me despierto de madrugada tarareando God Save The Queen.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Un, dos, tres...
Han encontrado el cuerpo de un niño momificado en el hueco de un roble.
Lord Sickwendall ha intentado que no se lo llevaran, aduciendo que son sus tierras, que es un descubrimiento arqueológico inusual y que tamaño hallazgo no debería profanarse.
Lady Chipperton está declarando en comisaría, dice que su hermano desapareció en el bosque jugando al escondite con Lord Sickwendall. Dice que habían apostado tres libras por cada hora que tardara en encontrarlo. Dice que hace ya setenta y cuatro años.
lunes, 30 de agosto de 2010
Wurlington interpreta los sueños
Paseaba yo junto a mi querido Wurlington por una playa del mar Menor. Le contaba que es en vacaciones, libre de horarios, cuando recuerdo mis sueños más fácilmente.
Wurlington movió las orejas en un gesto que le caracteriza, y que indica que está prestando la máxima atención.
Wurlington siempre ha querido ser un experto en la interpretación de los sueños. Yo no digo que no lo sea; sólo pienso que es muy poco convincente. Una vez quiso persuadir a Lady Traumworth de que aquellas pesadillas en las que despertaba bañada en sudor y gritando ¡Tally-ho!; eran consecuencia de su afición al bacarrá, y hacían obvia alusión al calor que hace en los casinos. Fue entonces cuando descubrimos que Wurlington era el único que desconocía la sórdida relación entre Lady Traumworth y el mozo que cuidaba de los perros de Lord Traumworth. También fue entonces cuando Lord Traumworth decidió doblar el número de perros en su jauría. Al mismo tiempo contrató a un nuevo mozo, más apuesto y más alto que el primero. Luego compró pistolas para ambos.
Por ésta y por otras historias semejantes ya nadie hace caso de las interpretaciones de Wurlington acerca de los sueños, si bien las escuchamos con sumo deleite, siempre dispuestos a sonreír y a avisarle de algún romance que le haya pasado desapercibido.
Bien. Yo acababa de contarle a Wurlington que había soñado con mi mujer. Él apenas me dio tiempo a entrar en detalles y ya estaba disertando acerca de la conveniencia de soñar con una u otra mujer, para acabar rematando el discurso con un rotundo:
–Soñar con la mujer de uno mismo significa, sin duda, una restricción evidente del sueño, al que se limita, se recorta, se lo aleja del reflejo del subconsciente. Querido, los sueños son para rozar con la punta de los dedos todo aquello que de verdad deseamos... Y, ¡oh!... ¡Oh, cielos, rufián afortunado! ¿De verdad soñó usted con su mujer?
Wurlington movió las orejas en un gesto que le caracteriza, y que indica que está prestando la máxima atención.
Wurlington siempre ha querido ser un experto en la interpretación de los sueños. Yo no digo que no lo sea; sólo pienso que es muy poco convincente. Una vez quiso persuadir a Lady Traumworth de que aquellas pesadillas en las que despertaba bañada en sudor y gritando ¡Tally-ho!; eran consecuencia de su afición al bacarrá, y hacían obvia alusión al calor que hace en los casinos. Fue entonces cuando descubrimos que Wurlington era el único que desconocía la sórdida relación entre Lady Traumworth y el mozo que cuidaba de los perros de Lord Traumworth. También fue entonces cuando Lord Traumworth decidió doblar el número de perros en su jauría. Al mismo tiempo contrató a un nuevo mozo, más apuesto y más alto que el primero. Luego compró pistolas para ambos.
Por ésta y por otras historias semejantes ya nadie hace caso de las interpretaciones de Wurlington acerca de los sueños, si bien las escuchamos con sumo deleite, siempre dispuestos a sonreír y a avisarle de algún romance que le haya pasado desapercibido.
Bien. Yo acababa de contarle a Wurlington que había soñado con mi mujer. Él apenas me dio tiempo a entrar en detalles y ya estaba disertando acerca de la conveniencia de soñar con una u otra mujer, para acabar rematando el discurso con un rotundo:
–Soñar con la mujer de uno mismo significa, sin duda, una restricción evidente del sueño, al que se limita, se recorta, se lo aleja del reflejo del subconsciente. Querido, los sueños son para rozar con la punta de los dedos todo aquello que de verdad deseamos... Y, ¡oh!... ¡Oh, cielos, rufián afortunado! ¿De verdad soñó usted con su mujer?
lunes, 2 de agosto de 2010
Pisarse una mano en casa de las Moorland
Martin Fiddlebrooke era una de esas personas llanas, simples, inconclusas. Hasta que un día casi lo mata una mariposa.
Estando sentado sobre la cancela que separaba las tierras de Pontcanna y Llandaff, el joven Fiddlebrooke decidió increpar en voz alta a la pobre Bettysey Moorland, que pasaba por allí. Luego, la saludó moviendo los brazos al tiempo que tomaba aire con la boca abierta y aspiraba, sin querer, un enorme ejemplar de Maculinea arion.
El veterinario, tras practicarle una lepideptomía urgente, escuchó del propio Fiddlebrooke que el suceso era una señal, y que su vida iba a cambiar.
Comenzó entonces el joven Fiddlebrooke a frecuentar a la familia de las chicas Moorland, con la intención de aprender costumbres menos escuetas.
Nadie le dijo que las señoritas Moorland son peculiares en la intimidad. La mayor, Valentine, se pisó una mano después de atarse una bota, Eilir convenció a un ladrón de que se fuera sin robar y dejando propina, Cathleen gusta de apostar con la gente sobre cualquier cosa, pero siempre poco dinero; Bettysey suele mostrar su brazo derecho, musculoso como el del herrero porque escribe muchos cuentos para niños; y Jumble, la menor, dice que donde ella siempre ha tenido mucha fuerza es en la mandíbula.
Ayer el joven Fiddlebrooke volvió a casa del veterinario; había conseguido introducirse en el ombligo cuarenta y tres garbanzos medianos.
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Maculinea arion, by PJC&Co |
Estando sentado sobre la cancela que separaba las tierras de Pontcanna y Llandaff, el joven Fiddlebrooke decidió increpar en voz alta a la pobre Bettysey Moorland, que pasaba por allí. Luego, la saludó moviendo los brazos al tiempo que tomaba aire con la boca abierta y aspiraba, sin querer, un enorme ejemplar de Maculinea arion.
El veterinario, tras practicarle una lepideptomía urgente, escuchó del propio Fiddlebrooke que el suceso era una señal, y que su vida iba a cambiar.
Comenzó entonces el joven Fiddlebrooke a frecuentar a la familia de las chicas Moorland, con la intención de aprender costumbres menos escuetas.
Nadie le dijo que las señoritas Moorland son peculiares en la intimidad. La mayor, Valentine, se pisó una mano después de atarse una bota, Eilir convenció a un ladrón de que se fuera sin robar y dejando propina, Cathleen gusta de apostar con la gente sobre cualquier cosa, pero siempre poco dinero; Bettysey suele mostrar su brazo derecho, musculoso como el del herrero porque escribe muchos cuentos para niños; y Jumble, la menor, dice que donde ella siempre ha tenido mucha fuerza es en la mandíbula.
Ayer el joven Fiddlebrooke volvió a casa del veterinario; había conseguido introducirse en el ombligo cuarenta y tres garbanzos medianos.
viernes, 30 de julio de 2010
Parker Jiggleton y el hijo de Jumble
Parker Jiggleton llamó un día a la puerta del segundo sueño del hijo de Jumble. Se plantó allí con una gran sonrisa en forma de reloj de Dalí, y pidió audiencia. Escuchó, mientras esperaba, el crujido esponjoso que las suelas de sus botas producían al pisar el borde del sueño.
Morfeo, molesto por la intromisión, dejó a un lado las riendas con las que tira de los ojos en fase REM y pellizcó a un lado de la consciencia del hijo de Jumble. Éste, sobresaltado, escuchó cómo Parker Jiggleton solicitaba el honor de ser protagonista de uno de sus relatos.
El hijo de Jumble dijo que sí, y siguió durmiendo.
Morfeo, molesto por la intromisión, dejó a un lado las riendas con las que tira de los ojos en fase REM y pellizcó a un lado de la consciencia del hijo de Jumble. Éste, sobresaltado, escuchó cómo Parker Jiggleton solicitaba el honor de ser protagonista de uno de sus relatos.
El hijo de Jumble dijo que sí, y siguió durmiendo.
Para la nueva propuesta de Anónima Mente: Reunión de Meta-Micro-Relatos
lunes, 26 de julio de 2010
Prioridades
Sackleby Mundersling abrochó con mimo los botones de marfil de su chaleco mientras tarareaba un breve responso. Hecho esto, alzando el mentón y estirando el cuello, anudó su pajarita de los sábados, la que le había regalado Lady Brumber; elegante y suave, como la pajarita.
Impecable en su traje de tweed, se dirigió a la biblioteca y repasó los sobres lacrados que contenían el pago de sus trabajos recientes. Tomó su maletín de encima de la mesa y echó un último vistazo a la pizarra de tareas:
“Visitar diácono por su cumpleaños.
Comprar jengibre.
Recoger partituras de casa del luthier.
Degollar Lady Jane.
Paseo con Lady Brumber”.
Cerró los ojos y respiró hondo. ¡Cómo odiaba visitar al diácono!
Impecable en su traje de tweed, se dirigió a la biblioteca y repasó los sobres lacrados que contenían el pago de sus trabajos recientes. Tomó su maletín de encima de la mesa y echó un último vistazo a la pizarra de tareas:
“Visitar diácono por su cumpleaños.
Comprar jengibre.
Recoger partituras de casa del luthier.
Degollar Lady Jane.
Paseo con Lady Brumber”.
Cerró los ojos y respiró hondo. ¡Cómo odiaba visitar al diácono!
martes, 20 de julio de 2010
Tuba Skinny
Vitoria lucía el cielo característico de cualquier otro sitio. Ni azul ni gris. Sus gentes paseaban por el centro con la mirada de quien podría estar en cualquier otra ciudad. Eso es lo bueno de Vitoria en Julio. Sabes que estás allí porque oyes el Jazz.
Discutía con mi querido Wurlington acerca de la conveniencia del Twist en la corteza de limón que añadimos siempre al Gin-Tonic. Él prefiere no retorcerla, mientras que yo –si previamente se ha limpiado el limón– agradezco ese sabor en el borde del vaso.
Wurlington sonreía con cierta condescendencia, pues su opinión, en su opinión, es siempre la obvia y la objetiva. Odioso, pero elegante, sin duda.
La condescendencia, así como la precipitación a la hora de abalanzarse sobre su pinta de Guinness, son detalles que hacen de Wurlington un ser al que se ama y se odia según la hora y el día de la semana.
Recuerdo con exactitud que levantaba en aquel momento mi mano derecha para cortar, tajante, su absurda disertación; cuando pasamos junto a un grupo de gente que escuchaba tocar a un sexteto de New Orleans. La vocalista alzó el mentón con la seguridad de quien se sabe portador de una nuez digna de encomio, y comenzó a cantar.
No tuve tiempo de sujetar a Wurlington.
Más tarde, avergonzado, observaba cómo la cantante –Erika, se llamaba– recomponía su vestido y secaba de babas su cara.
-¿Chupa siempre a todo el mundo? –preguntó Erika.
-Por supuesto que no –dije acariciando a Wurlington–. Sólo si le apasiona y está de buen humor.
Discutía con mi querido Wurlington acerca de la conveniencia del Twist en la corteza de limón que añadimos siempre al Gin-Tonic. Él prefiere no retorcerla, mientras que yo –si previamente se ha limpiado el limón– agradezco ese sabor en el borde del vaso.
Wurlington sonreía con cierta condescendencia, pues su opinión, en su opinión, es siempre la obvia y la objetiva. Odioso, pero elegante, sin duda.
La condescendencia, así como la precipitación a la hora de abalanzarse sobre su pinta de Guinness, son detalles que hacen de Wurlington un ser al que se ama y se odia según la hora y el día de la semana.
Recuerdo con exactitud que levantaba en aquel momento mi mano derecha para cortar, tajante, su absurda disertación; cuando pasamos junto a un grupo de gente que escuchaba tocar a un sexteto de New Orleans. La vocalista alzó el mentón con la seguridad de quien se sabe portador de una nuez digna de encomio, y comenzó a cantar.
No tuve tiempo de sujetar a Wurlington.
Más tarde, avergonzado, observaba cómo la cantante –Erika, se llamaba– recomponía su vestido y secaba de babas su cara.
-¿Chupa siempre a todo el mundo? –preguntó Erika.
-Por supuesto que no –dije acariciando a Wurlington–. Sólo si le apasiona y está de buen humor.
jueves, 15 de julio de 2010
Enorme premio
Por fin en mis manos. En la foto luce bien, pero en persona es mucho mejor.
Ibuprofeno, psicoanálisis y soledad de consumo.
El día en que Rindelburn Kiddlethorpe abrió la puerta del armario para mostrar a su mejor amigo que la esposa de éste último no estaba allí, intuyó rápidamente que debería haber abierto el mueble desde dentro, pues la casa no era la suya. Por otro lado, el hecho de que el cornudo entrara cabizbajo en el armario, le hizo pensar que tal vez el hombre no tuviera celos de él sino de ella.
Halagado y confundido, se limitó a gritar, a quien quisiera oírle, que estaba cansado y que le dolía la cabeza.
Su amigo desde el armario, la mujer de éste bajo la cama, y la hija de ambos en el balcón, se limitaron a asentir en silencio.
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