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jueves, 15 de noviembre de 2012

Inquilina

a I. L.

Cierro el bar, enciendo un cigarro y dejo cinco euros en la caja. Saco dos Heineken. Las abro.
Bebo de la mía y miro la otra. Sola.

Acabo mi cigarro. Acabo mi Heineken y miro la otra. Sola. Inquilina de un recuerdo, poseída del duelo de haber perdido el tiempo, con un brillo fresco y verde de luto de mierda.
Qué sola estás, hija de puta. Y la tiro por la fregadera.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Propitaphium



Si quisiera decir
de lo que fui,
es que ya no soy.

Y, no siendo,
¿qué diré?;
y ¿a quién?,
¿por qué?

Y, si no soy,
que digan otros.
¿Qué dirán?
¿De quién?,
si ya no soy...
ah, bien.

Y, si aun así,
hubiera algo que decir,
algo que fuera obvio,
indudable, destacable,
realmente notable,
es que siempre tuve las manos
bastante Pedrorena.