Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

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domingo, 7 de enero de 2024

Ignacio Baleztena iniciador de la cabalgata de Reyes Magos de Pamplona


Querido lector, en primer lugar desearte de corazón, como es menester, un feliz 2024. 

La primera cabalgata oficial de Pamplona en 1927 organizada por la Asociación de Prensa a instancia de Ignacio Baleztena. El rey de la izda. es Baltasar, como todos sabréis tenía un gran parecido con Ignacio Baleztena y así fue durante muchos años.




SS. MM. Los Reyes magos de Oriente visitan el panteón donde descansa Ignacio Baleztena y le regalan las figuricas de los gigantes de Pamplona el 5 de Enero de 1973
En estas fechas en torno a la fiesta de los SSMM Reyes Magos de Oriente cabe reseñar que  la primera cabalgata oficial de Reyes que se celebró en Pamplona en 1927, en cuyo origen no podía estar otra persona que mi padre Ignacio Baleztena como perejil de todas las salsas que tuvieran que ver con la cultura tradicional popular . Realmente el origen es previo ya que llevaba celebrándola por su cuenta de distintas maneras durante años. Ante el creciente éxito de las anteriores ediciones, especialmente de la de 1926, consiguió que en 1927 la Asociación de Prensa organizara con más medios y solemnidad una cabalgata de Reyes bien digna para que todos los niños y mayores de Pamplona recibieran por todo lo alto a SSMM. Por supuesto el aitacho fue el “alma pater” tanto en la preparación como en su papel de representante del rey Baltasar, como desde sus inicios en las distintas recepciones previas de años anteriores. Respecto a SSMM los Reyes Magos su relación con ellos, más allá de la que tiene cualquier persona cabal, comienza con un episodio familiar que puedes leer pinchando aquí. Posteriormente comenzó a invitar a SSMM en el círculo carlista a través como hemos dicho del rey Baltasar con quien mantuvo siempre una muy estrecha relación, hasta el punto de que en Pamplona se rumoreaba que tenían un parecido muy fuerte. Más tarde por su cargo de Diputado le tocó encargarse de los asuntos de la Casa de Maternidad. Allí acudía con fre­cuencia para enterarse de sus necesidades y para entretener y entretenerse con los niños. Así pues, un año se le ocurrió organizar la visita de los tres Reyes Magos de Oriente a la Maternidad cargados de regalos y golosinas, fiesta similar a la que ya venía realizándo en el Círculo Carlista. Esta experiencia y sobre todo la actuación del Rey Baltasar tuvieron tanto éxito que a través del periodista Perico Martín, consiguió involucrar a la Asociación de la Prensa de Pamplo­na en 1927 presidida entonces por Javier de Arvizu, para hacerla extensiva a toda la ciudad. 

Baltasar con su enorme parecido con Ignacio Baleztena, iniciador de la Cabalgata de Pamplona


Incluso en el frente el rey Baltasar no se olvidó de llevar un poco de alegría a los niños durante la guerra, cuando "invitado" por mi padre se organizó la cabalgata de los Reyes Magos en Leganés. (ver enlace abajo)

Emotivo recordatorio realizado a Ignacio Baleztena por la Real Academia de la Historia en la Noche de Reyes. En la foto no aparece Ignacio Baleztena, es una fotografía para acompañar el mensaje.




Tras la guerra cogió el relevo el Frente de Juventudes (organización con la que el aitacho no colaboró) con no demasiado éxito, así que de nuevo Ignacio Baleztena consiguió que se encargará otra vez la Asociación de la Prensa de Pamplo­na volviendo a participar él activamente como "valido" de Baltasar y alma de la celebración. Tras unos años al no poder continuar la Asociación de la Prensa el Ayuntamiento lo asumió como acto propio de Pamplona y lo organizó hasta que el alcalde Miguel Javier Urmeneta lo encauzó a través de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona bajo la acertada batuta de José Mª Muruzabal. Durante todo este tiempo hasta finales de los 70 o principios de los 80 el aitacho y posteriormente sus hijos, y realmente toda la familia, participamos muy activamente en toda la organización, especialmente todo lo relativo al rey Baltasar, de quien tuve el honor de ser su representante muchos años. Finalmente hasta nuestros días continua celebrándose, ahora gracias a la formidable labor realizada por la Asociación Cabalgata de los Reyes Magos de Pamplona y con mención especial a Fernando Lizaur a quien no se le ha agradecido suficiente todo lo que ha hecho por ella. Para ver todo este periplo de la historia de la cabalgata pinchar aquí y en todos los enlaces que encontrarás al final de esta entrada.

SSMM los Reyes Magos visitan a los niños posiblemente en "La Providencia"
Baltasar tiene gran parecido con Ignacio Baleztena



Era tal la ilusión que sentía el aitacho por SSMM de Oriente, que el año de su muerte bajaron al cementerio los tres Reyes Magos en agradecimiento a su amistad, a rezar un responso y depositar en su tumba una colección de las estatuillas de los Gigantes de Pamplona, sus otros grandes amigos. Y efectivamente así fue, un gesto que seguro que le emocionó cuando lo vio posiblemente  desde el Purgatorio, El 5 de Enero de 1973, hace 51 años. Sus grandes amigos, SSMM los Reyes Magos de Oriente, antes de comenzar la cabalgata, acudieron al panteón familiar donde reposan sus restos  en el cementerio de Pamplona. Allí, sobre su tumba tras rezar un responso, le dejaron como último regalo a sus otros reyes amados: los gigantes de Pamplona. Que sepultura más alegre y bien acompañada entre "sus" Reyes Magos y "sus" queridos gigantes. Cuantos buenos y alegres momentos en este emotivo recuerdo.

A continuación en la foto se muestra este homenaje tan emocionante. Curiosamente siempre han dicho que el paje del Rey Baltasar que ayudó a depositar las figuricas de los gigantes se parecía mucho a mí. Puede ser, lo cierto es que yo estaba allí viviéndolo en primera persona.

SSMM los Reyes Magos rezan ante la sepultura de Ignacio Baleztena, iniciador de la cabalgata de Reyes de Pamplona

Para saber las cosas más desconocidas de la historia de la cabalgata de Reyes de Pamplona y ver fotos de las mismas puedes ir pinchando estos enlaces:

 La prehistoria de la cabalgata

El alma de Herodes y el Bicharracus Asquerosus en la cabalgata de Reyes de Pamplona

El Bicharrakus Asquerosus de la cabalgata de Reyes de Pamplona

Feliz noche y día de Reyes en este 90 aniversario de la extensión de la Cabalgata a todo Pamplona y retomo el blog tras esa fecha si Dios quiere precisamente para hablar de otra festividad relacionada con el aitacho, reyes... a ver si lo adivinas.

¡Vivan los Reyes Magos!


El rey Baltasar bajándose de la carroza, para variar, en su afán por estar cerca de los niños. Esta foto se tomó en la época en que yo era su representante. Que de historias para contar.

miércoles, 22 de febrero de 2023

En el 50 aniversario de la muerte de Ignacio Baleztena (2)

 Querido lector, como te contaba en la anterior entrada hemos celebrado recientemente el 50 aniversario del fallecimiento del aitacho, y siguiendo con la narración el 6 de enero de este año el Diario de Navarra recordaba un suceso muy bonito que veremos a continuación




Reseña del Diario de Navarra el 6 de enero de 2023 sobre la visita de SSMM los Reyes Magos al panteón de Ignacio Baleztena el 5 de enero de 1973
 tras su fallecimiento 




Y efectivamente así fue, un gesto que seguro que le emocionó cuando lo vio posiblemente  desde el Purgatorio. El 5 de Enero de 1973. Sus grandes amigos, SSMM los Reyes Magos de Oriente, antes de comenzar la cabalgata, acudieron al panteón familiar donde reposan todavía  sus restos  en el cementerio de Pamplona. Allí, sobre su tumba tras rezar un responso, le dejaron como último regalo a sus otros reyes amados: los gigantes de Pamplona. Que sepultura más alegre y bien acompañada entre "sus" Reyes Magos y "sus" queridos gigantes. Cuantos buenos y alegres momentos en este emotivo recuerdo.

A continuación en la foto se muestra este homenaje tan emocionante. Curiosamente siempre han dicho que el paje del Rey Baltasar que ayudó a depositar las figuricas se parecía mucho a mí. Puede ser, lo cierto es que yo estaba allí viviéndolo en primera persona.


SS. MM. Los Reyes magos de Oriente visitan el panteón donde descansa Ignacio Baleztena y le regalan las figuricas de los gigantes de Pamplona el 5 de Enero de 1973



Empalmando con lo anterior, escribió Goiti en Diario de Navarra a la muerte del “aitacho”: “Los gigantes, los zaldicos, la familia muda de los cabezudos han perdido su mejor amigo". Y era cierto, como él mismo escribía en el año 1933 cuando les dedicó un libreto que publicó en la im­prenta "La Acción Social", con el título "Los GI­GANTES DE PAMPLONA. Historia de esos simpáticos monigotes que tantos ratos felices han proporcionado a Premín de Iruña, autor de este librico”.

El Rey Baltasar, al que tan intimamente estuvo unido Ignacio Baleztena durante decadas, hasta el punto que eran como las dos caras de la misma moneda, coloca los Gigantes de Pamplona en su panteón

Antes de su enfermedad en una de las tertulias de “Pregón” en las que participaba activamente se comentaba la muerte de un convecino ejemplar y él, que escu­chaba atentamente asintiendo con sus gestos cuanto se decía, puso el comentario final: "Ese habrá entrado en el Cielo con la boina puesta".

Aquella forma tan gráfica de expresar la entrada de un buen creyente en el Cielo, con la misma naturalidad y con­fianza de quien entra en su propia casa, se quedó grabada en la mente de los contertulios, que no podían menos de recor­darla y pensar que por la Misericordia de Dios, el buen cristiano y hombre ejemplar que fue don Ignacio habría en­trado también en los Cielos con su gran boina. ¡Qué bien le caía la boina, colocada airosamente sobre su cabeza!

Como se publicó en la revista “Pregón” en Otoño de 1972 D. Ignacio Baleztena, Premín de Iruña o Tiburcio de Okabío era, "el pamplonés ingenioso y bueno, el amigo del abrazo ancho y caluroso, el que llenó nuestras páginas de navarrismo, agudezas, curio­sidades navarras y sano humor”. Tenía entonces 85 años.

Antes de acabar este tema te dejo estos bonitos artículos que se escribieron a su muerte pinchando aquí y aquí

Y hablando de la Peña Pregón en las próximas entradas veremos acontecidos del aitacho al respecto si Dios quiere




domingo, 13 de marzo de 2022

En el IV centenario de la canonización de San Francisco Javier

 

Ignacio Baleztena y el III centenario de la canonización de San Francisco Javier

 

Querido lector, el 12 de marzo de 1622 el papa Gregorio XV canonizaba a nuestro mas universal paisano, Francisco de Jaso, es decir San Francisco de Javier, patrón de Navarra junto con San Fermín. Pues bien, si hago bien la cuenta ayer se cumplieron nada más y nada menos que 400 añicos de este gran acontecimiento. Con motivo del mismo el Papa Francisco a promulgado un año santo javierano y precisamente ayer tuvo lugar la segunda javierada (por fin un poco de cordura tras dos años de parón por la pandemia del coronavirus). Están programados varios actos en parroquias, iglesias, ermitas, auditorios.... pero hasta ahora ya se está tardando en organizar un acto de religiosidad popular en la calle, como el aitacho organizó se encargó de llevar a cabo hace 100 años con motivo del tercer centenario, y que es el que ahora mismamente te voy a contar ayudado por algunas “iruñerías” que mi propio padre escribió con el seudónimo Tiburcio de Okabio (aunque era más conocido como Premín de Iruña).

2ª javierada en el IV centenario de la canonización de San Francisco Javier
12 de marzo de 2022

Antes de esto, conviene hacer una aproximación a la situación de la Navarra de 1922. En España reinaba Alfonso XIII bajo el régimen de la monarquía parlamentaria constitucional. Nuestros padres y abuelos (en su inmensa mayoría) se destacaban por ser católicos y fueristas. Esta era la causa del fuerte arraigo popular del carlismo en nuestra tierra.

Los liberales tiraban hacia el lado conservador y, también estaba el nacionalismo vasco, que tuvo una penetración lenta y tardía en Navarra, siendo mucho más moderado que el “bizkaitarra” y sin pretender la separación de España. Hago esta aclaración para para entender que la cultura vasca no suponía ningún problema ni conflicto. Del lado de la izquierda, la presencia socialista era testimonial.

La reacción a la política anticatólica de los gobiernos liberales de comienzos de siglo se reflejó en Navarra en multitudinarias manifestaciones populares de afirmación católica. Y, precisamente en este clima, mi padre Ignacio Baleztena fue elegido diputado foral y, en 1922, designado por la Diputación como responsable de la Junta Organizadora de los actos conmemorativos del III Centenario de la Canonización de San Francisco Javier, patrono de Navarra por "decisión de la antigua Diputación y de nuestras veneradas Cortes".

Baleztena se empeñó en conseguir de Alfonso XIII (y eso que él era jaimista, es decir, partidario del rey carlista D. Jaime III) la cesión del crucifijo del Santo y en trasladar su brazo desde Roma, para lo cual tuvo que marchar a dicha ciudad y traerlo contra la voluntad inicial de los Jesuitas, gracias a las gestiones realizadas por el Cardenal Benllacq. Así, no sin vencer muchas dificultades, se consiguió que el brazo del Santo Apóstol navarro viniera a bendecir la tierra que le vio nacer. Escribía el mismo Baleztena "Era el 8 de mayo de 1922, cuando, a eso de las cinco y media de la tarde, atravesó la frontera Navarra la Santa Reliquia, acompañada de la representación de la Excma. Diputación de Navarra, compuesta de su señor presidente don Lorenzo Oroz y del diputado de la merindad de Pamplona don Ignacio Baleztena, que había ido a Roma para traerla, y de gran número de navarros que salieron a Bayona para tener el alto honor de acompañarla…”.

El recorrido del brazo por toda Navarra daría para varios artículos, así que me centraré en las fiestas que se celebraron del 20 al 25 de septiembre en Pamplona. A lo largo de este tiempo, se sucedieron multitud de actos religiosos y profanos, desde masivas procesiones y solemnes misas, hasta gigantes y kilikis, corrida de toros, zezenzuskos y bandas de música. Y es que mi padre no entendía que una celebración religiosa no fuera acompañada de actos festivos populares.

Pues bien, el 24 de septiembre “Antes de las diez, fueron llegando a la catedral todas las corporaciones, las diputaciones, prelados y autoridades superiores de Navarra.

Poco después de las diez, bajo el severo y augusto tañido de la gran campana de la catedral, comenzó a salir organizada la gran procesión. Primero, iban los gigantes y cabezudos con las gaitas y tamboriles y su alegre acompañamiento de cientos de mocetes. Seguían, cuatro gastadores de Almansa, a media gala, abriendo paso de honor a la comitiva, en la que figuraban las representaciones de todos los ayuntamientos de Navarra con sus banderas, resaltando, entre ellas, la histórica del Baztán y las del valle del Roncal, cuyos alcaldes y concejales lucían el severo y típico traje del país. Mezclados entre las comisiones municipales iban las bandas de música de Estella y Sangüesa; la de Pamplona acompañaba a los Niños de Infancia que eran los que abrían la marcha tras el piquete de caballería.

Seguían a continuación los sacerdotes de Misional y todas las representaciones de las órdenes religiosas, del Centenario, Excmos. ayuntamientos de las cabezas de merindad Estella, Tudela, Sangüesa, Olite y San Juan de Pie de Puerto con sus banderas y maceros, presididos por la excelentísima corporación municipal de Pamplona; las representaciones de las diputaciones vascas con su lucido acompañamiento de forales, miqueletes, bandas de clarineros, pajes y maceros.

Figuraban detrás las sagradas imágenes de San Fermín y la de Nuestra Señora la Real de Pamplona, precedidas de la del glorioso San Miguel Excelsis (San Miguel de Aralar), y venían luego la más alta representación autoridad eclesiástica…

Toda la presidencia subió al salón del Trono, y desde los balcones, con el Sagrado Brazo y la milagrosa Cruz se bendijo a la inmensa multitud.

Acto de bendición con la reliquia de san Francisco Javier y el Cristo del cangrejo desde el palacio de Diputación, tras la procesión, en Pamplona el 24 de septiembre de 1922ALFONSO CIARÁN (MADRID). TOMADA DEL DIARIO DE NAVARRA DE HACE 2 DÍAS


Esta misma foto la guardaba el aitacho, algo más recortada pero con más precisión en la imagen. Lamentablemente está estropeada por una mala conservación


Acto de bendición con la reliquia de san Francisco Javier y el Cristo del cangrejo desde el palacio de Diputación, tras la procesión, en Pamplona el 24 de septiembre de 1922. Archivo Baleztena Abarrategui


Y efectivamente se congregaron 25000 personas en una ciudad que tenía 33200 vecinos. En la foto de aquel día buscamos a Ignacio Baleztena en el balcón con las autoridades, donde le correspondería estar, y no lo encontramos. Pero si nos fijamos con cuidado, entre la multitud, vestido de frac como diputado foral, se encuentra en toda la salsa, cerca de San Fermín junto con Manuel Irujo, diputado nacionalista, que salvando sus diferencias ideológicas supieron encontrar lo que les unía, igual que hicieron anteriormente el navarro Francisco de Jaso (San Francisco de Javier) y el guipuzcoano soldado de Castilla Ignacio de Loyola (San Ignacio).



Ignacio Baleztena de frac arriba a la derecha hablando con Manuel Irujo


Mientras tanto, en el balcón principal de Casa Baleztena, totalmente engalanada y con los balcones repletos, estaba mi abuela Dolores con un gran retrato de San Francisco Javier pintado precisamente para la ocasión por la hermana del aitacho, la tía Mª Ysabel. 

Balcón principal de Casa Baleztena con el gran retrato de San Francisco Javier
pintado por Mª Ysabel Baleztena Ascárate para el 3 centenario
de la canonización del santo


Cabe resaltar que este mismo retrato fue colocado por la  familia Baleztena en otra concentración multitudinaria, con la que no estábamos de acuerdo: 30 años después, Casa Baleztena se cerró a Franco el 3 de diciembre 1952, y a diferencia de 1922, los balcones permanecieron totalmente vacíos. En vez de engalanar la casa, solo pusimos presidiendo este enorme cuadro de San Francisco Javier en el mismo balcón, vacío como desplante a Franco. Finalmente, tal cuadro con toda su pequeña pero signficativa historia, fue cedido por la familia a la Parroquia de Leiza donde actualmente se venera.


Cuadro de San Francisco Javier en la parroquia de Leiza
Pintado por Mª Ysabel Baleztena Ascárate


Ahora, 100 años después me pregunto, si levantaran la cabeza el carlista Ignacio Baleztena de Dios, Patria-Fueros, Rey, el nacionalista Manuel Irujo de Jaungoikoa eta lege zaharrak y toda esa multitud de navarros ¿reconocerían esta Navarra? ¿Qué les unía? ¿Qué hemos hecho con la herencia de nuestros antepasados?


San Francisco Javier
Cuadro de Mª Ysabel Baleztena Ascárate

Para conocer lo que ocurrió durante el tercer centenario de la mano del aitacho aquí tienes los enlaces

Llegada del brazo a Navarra

La procesión del 24 de septiembre

Recorrido por la Navarra de Ultrapuertos

Por todo lo anterior le dieron al aitacho este reconocimiento recuerdo del tercer centenario


Recuerdo del tercer centenario de la canonización de San Francisco Javier
otorgado en reconocimiento por la organización del mismo a Ignacio Baleztena Ascárate


Y en breve si Dios quiere seguiré contando cosas de la vida del aitacho y la familia


jueves, 4 de julio de 2013

La terrible historia de Joshemiguelerico y Joshepamunda, ilustrísimos gigantes de Pamplona, por Ignacio Baleztena

Querido lector, metiéndonos ya en harina presanferminera, ya sabes la auténtica pasión que tenía el aitacho por los gigantes. Fue él precisamente el que les puso nombre, les escribió una aleluyas, investigó sus orígenes editando el libreto con su historia que ha servido de base para la mayoría de los estudios posteriores, los bailó, los siguió... Era un auténtico "gigantólogo, gigantozale y gigantolari".

Pero lo que pocos conocen es que por extraños cauces consiguió la verdadera historia de Joshemiguelerico y Joshepamunda (según el nombre que él puso a los reyes europeos) y la escribió en uno de esos papelajos que estoy venga investigar saliéndoseme los ojos de las cuencas. Ahora vas a tener la suerte y fortuna de conocer este escrito de Ignacio Baleztena, mucho sospecho que inédito hasta hoy, en el que narra la desconocida y turbia historia de estos queridos gigantes (no apta para mocetes ni cardiacos).

"HISTORIA DE JOSHEMIGUELERICO Y JOSHEPAMUNDA
 
Entre aquellos pueblos bárbaros que asolaron la Europa y el mundo todo, allá por los años 400 y pico, sobresalía por su ferocidad y salvajismo el de los Lomgobombardinos, cuyo jefe y rey don Joshemiguelerico, era tan majadero y bruto, que a su lado Atila el rey de los Hunos, resultaba un tímido chanchalán.
Para que os forméis una remota idea de hasta que punto llegaba su ferocidad, os contaré la inocente bromica que le ocurrió darle a su esposa el día mismo de la boda.


Los reyes Joshemiguelerico y Joshepamunda pasan por debajo de Casa Baleztena
Había vencido en cruel guerra al rey de los Borgoñoncetes; se apoderó de todas sus tierras y obligó a su hija la bella Joshepamunda a casarse con él. Después de la ceremonia nupcial, en el banquete, ofreció Joshemiguelerico a su esposa en una extraña copa un líquido rojo, vino al parecer. La real consorte al probarlo puso una cara más difícil que la que vosotros ponéis cuando os dan aceite de ricino, pues el brebaje sabía a demonios machacados. El majadero del rey soltó la gran carcajada celebrando su gracia y explicó a su mujer, que lo que acababa de beber era la sangre de su padre a quien acababa de matar, y que la copa estaba hecha con el cráneo del difunto. La pobre señora empezó por desmayarse y terminó por ponerse loca perdida; desde entonces le quedó esa cara que todavía luce bajo su regia diadema.

Este tío, después de vencer y humillar a cuantos reyes y emperadores ceñían corona y empuñaban cetro por Europa quiso meter en cintura al rey de los navarros llamado Iñigo Arista porque se negó a entregarle un tributo de mil kilos de chanchigorri al año. El rey Lomgobombardino juntó un numerosísimo ejército, y al frente de él vino a Navarra, jurando que con la piel de Iñigo Arista había de hacer el forro de un balón con el que jugasen al fut-bol los mocetes de las cantinas escolares de su pueblo.

Llegó a Pamplona y puso sitio a la capital. La ciudad se resistió heroicamente, pero sucumbió al fin, y el majadero de Joshemiguelerico la arrasó y pasó a cuchillo a todos sus habitantes, salvándose tan sólo unos pocos que se refugiaron en el subterráneo del Paseo de Valencia. Gracias a que a Joshemiguelerico no tuvo necesidad de entrar en él para…, que si lo hace ¡menudo salchucho que lleva a cabo!

Iñigo Arista después de estar jugando con él al aludí, alaluví por todas las calles de Pamplona gritándole en cada esquina:

Kirikotan, chapetan
eperrakuketan
baliotez

pudo escaparse. Una vez en las montañas empezó a tocar como un desesperado su cuerno de guerra
y a los belicosos sones
de la trompeta de Iñigo
acudieron los vascones
pa vencer a su enemigo

Al verse el valiente Arista rodeado de sus bravos navarros, los colocó en el desfiladero de Roncesvalles por donde debían pasar los lomgobombardinos, sitio en el que había ya su abuelo arreado la gran paliza al rey Carlomagno. Cuando las tropas invasoras pasaron por el lugar de la emboscada, les salieron al paso los guerreros navarros dando grandes alaridos. Los soldados de Joshemiguelerico se defendieron como tigres, pero los de Iñigo, aunque menores en número, atacaban como leones. La sangre corría a torrentes, por todas partes se veían sesos desparramados, intestinos que culebreaban por el suelo, cabezas que rodaban lanzando ayes lastimeros, como las bochas de casa Cholo, narices desperdigadas que estornudaban como las bocinas de gigantescos autobuses, corazones que botaban por los suelos como pelotitas del ping-pong…

A las dos horas de combate, no quedaba de los enemigos títere con cabeza, sólo permanecía en pié su fiero monarca, quien con su tajante espada abría a cada mandoble ancho y sangriento círculo en su alrededor, partiendo por la cintura a cuantos se encontraban a su alcance. Era un espectáculo horrible al par que divertido, ver la parte superior de los cuerpos partidos revolcarse por los suelos lanzando terribles alaridos de dolor, mientras que la inferior corría alocada sin rumbo fijo, chocando con los árboles y los pacíficos canónigos que paseaban por la carretera.

Al ver que la victoria podía escapársele de las manos, se adelanta el valiente Iñigo y grita a su gigante enemigo:

-¡Eh señor mío! Si es verdad que has jurado hacer con mi piel una pelota de fut-bol, aprovecha la ocasión que aquí estoy yo.

-Lo que te voy a convertir en sémola fina del primer guantazo.

- ¿A mí? ¡Miau!- Respondió Iñigo, que aunque euskaldún, era un tantico chulo.

La lucha recordaba a aquella famosísima que nos habla el Fleury del rey David contra el gigante Goliat, con la diferencia de que el navarro en vez de honda llevaba un tirabeque, que como es natural no hizo más que unas ligeras cosquillas en la frente de su enemigo.

Siguió la lucha cuerpo a cuerpo. Arista con gran agilidad saltaba como una ardilla por encima de la espada del gigante que parecía estar dando a la comba. Iñigo de vez en cuando metía hasta el puño su espada en el ombligo del gigante lo que solo producía en él el efecto de una picadura de pulga. La cosa se iba poniendo feísima y solo podía terminar con la muerte del jefe navarro. Pero un canónigo muy sabio que había en la Colegiata, al ver el mal cariz que presentaba la lucha, se encerró en la biblioteca y se empolló los 5.487 libros que hay en ella, para ver si aprendía alguna estratagema con que vencer a Joshemiguelerico. Lo que él no pudo encontrar en los libros se le ocurrió al hermano campanero, quien seguido de un lego muy fuerte subió a la torre y empezó a bandear la campana más gorda con una vertiginosidad que desvanecía; cuando más furiosas volteaban las campanas, dilín dalán, dilín dalán, le dice el campanero a su compañero: vete corriendo a la leñera y trae el hacha más grande y afilada que encuentres y vente enseguida.

Así lo hizo el otro, y siguiendo las órdenes del campanero, a la de una, a la de dos y a la de tres, ¡zas! de dos hachazos cortó el eje de la campana que salió dando vueltas por el espacio hasta ir a ponerse en la cabeza del gigante como si fuera una bimba. Cayó éste aturdido por el golpe, medio sofocado con la cabeza dentro de la campana y el badajo de ella clavado en el occipucio. Entonces, todos los guerreros se echaron sobre él y le ataron fuertemente con los intestinos de los enemigos que yacían por el suelo.

-Si me soltáis y me desencajáis este gorro que me habéis puesto os perdono la vida, gritaba el rey bárbaro.

-Que te crees tú eso, le decía su rival; antes has de jurar cumplir lo que yo te ordene.

El gigante se resistía a ello, pero a cada no que daba, sus enemigos le pinchaban con las lanzas en las plantas de los pies y le metían avispas dentro de la campana, hasta que visto que no quería rendirse, acabaron por meterle un gato rabioso que se puso tibio de arañarle en la punta de la nariz. Entonces, no pudiendo aguantar más el dolor, se rindió sin condiciones y juró cumplir lo que se le ordenase.

-Pues verás lo que deseo que cumplas. Es necesario que todos los años te presentes en Pamplona por San Fermín en unión de tu esposa y vayáis los dos bailando al son de la gaita delante del Ayuntamiento cuando va a las vísperas y procesión. Y por eso es por lo que vemos pasar todos los años a Josemiguelerico, bailando por las calles que ensangrentó cruelmente cuando tomó y destruyó nuestra ciudad.

Ignacio Baleztena"


Que curioso con lo bueno y pacífico que parece con los chupeticos colgando. Quién iba a decir que tenía tan turbio pasado. En fin, espero que hayas disfrutado de la historia absolutamente verídica, y que estés atento al blog entre que sacas la ropa blanca, el pañuelico rojo y todos los abalorios guardados en ese altillo desde el año pasado, porque aun tendremos alguna referencia sanferminera del aitacho si Dios quiere. ¡Ya falta menos!.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Ignacio Baleztena y San Fermín Chiquito o de Aldapa



Querido lector, enfrascados como estábamos en la biografía del aitacho se nos están pasando celebraciones importantes como San Miguel, al que tanta devoción le tenía, y el comienzo del mes de Octubre, mes del rosario.

Sobre estos temas ya habíamos escrito como puedes leer en otras ocasiones. Pero se nos ha pasado un poco de puntillas la reciente celebración de las fiestas de San Fermín Chiquito o de Aldapa, con las que también mi padre Ignacio Baleztena se involucró en su recuperación en los años 40 y de las que disfrutó como el primero.

Joaquín Ignacio Baleztena Mateo, biznieto de Ignacio Baleztena, sigue la tradición de su bisabuelo en San Fermín Chiquito

Pero mejor que escribir yo, cedo la pluma a la Revista Pregón y posteriormente al interesante libro que escribieron los Elizalde con motivo del 125 aniversario de la Churrería la Mañueta.

            En noviembre de 1948, en el nº 17 de la Revista Pregón, Ignacio Baleztena escribe el siguiente artículo, bajo el título “Fiestas en el viejo Pamplona”.

            “El Barrio de Aldapa ha celebrado este año, después de un tímido ensayo el pasado, fiestas en honor de San Fermín “CHIQUITO”. Viejas mecetas, desaparecidas hace años, que ahora, vuelven a meter ruido. Un ruido popular que encajará seguramente en el revivir de los motivos más típicos en el tono de la alegría festera pamplonesa”.

            “Los organizadores ambicionan que las mecetas de su barrio tengan el gran esplendor de los tiempos pasados. Para ello, han de mirar más, al espejo del alma de nuestro pueblo, ahondar en ella, ofrecerle actos en los que se vea reflejada junto a la música y el jolgorio de todos los tiempos”.

            “PREGON”, atento a todas las palpitaciones de la vida Navarra, recoge gustoso la noticia de la reanudación de las fiestas del 25 de septiembre en el Barrio de Aldapa y hace votos porque perduren “con un tinte propio, en el cuadro de las buenas costumbres pamplonesas”, alegres y sencillas.

            Y ofrece a sus lectores una mirada retrospectiva de este artículo Del viejo Pamplona, que nuestro colaborador Premín de Iruña escribió en el Programa de las Fiestas del Barrio de Aldapa. “Estampa de sabor y humor que en parte se ha reproducido este año en los Gigantes de los Churreros de la Mañueta, paseados, en 1948, triunfalmente, al son de las dulzainas, con sus collares de huevos cocidos, longanizas, churros y chanchigorris que, al fin, iban a parar a los estómagos insaciables de la chiquillería…”


Los gigantes de la Mañueta

En el libro del 125 aniversario de la churrería de La Mañueta, de la que tan buenos recuerdos nos transmitió el aitacho, la querida familia Elizalde, con Paulina - la bella Pascualita - a la cabeza, narra como se deleitaba con aquellos giganticos que salieron por primera vez en 1905, que conservaban ese sabor de barrio, de pueblo, de gente, que tanto gustaba al aitacho. Extraigo de este libro conmemorativo, que tan buen sabor irunsheme tiene, algunos párrafos:
           
“Del magín de D. Elías, el abuelo Elías y de su churrería, salieron los famosos gigantes de la Mañueta, amigos de D. Ignacio Baleztena. Los bailaron los hermanos Arroba...

            Pedro Trinidad tenía el taller de carpintería al lado de la churrería...

            Se sacaron por primera vez en 1905. Aquel día los trajes que llevaban eran de papel y, como llovió a jarros, cuando regresaron llegaron deshechos, como una baba; no servían para nada y hubo que hacérselos de tela para la siguiente salida...

            La última vez que los gigantes anduvieron por el barrio fue en San Fermín Chiquito en 1948, y uno de los que más disfrutó con ellos fue precisamente Ignacio Baleztena. Se quedó a comer con nosotros y aún nos bailó algunas jotas...

            No volvieron a salir porque mi madre no quería, aunque un año, en San Fermín, unos chicos, entraron en la huerta y anduvieron con ellos por algunos sitios hasta las cinco de la madrugada. Normalmente, se guardaban para el barrio, cuando había que celebrar...

            El 13, fiesta de Santa Lucía, fiesta de la churrería de la Mañueta, día del centenario de la misma, los gigantes volvieron a salir, los nietos de D. Elías se empeñaron. Recompusieron las coronas, los arreglaron y asearon, ayudados por los hermanos Arribas que conocieron la primera salida de los gigantes, y a las 12, cuando se dejó de hacer churros, salieron los gigantes y se pasearon por la Mañueta y por todo el barrio y estuvieron plantados delante de la fachada de la churrería hasta la hora del cierre, hacia la una del mediodía.

            Pusieron en la churrería un libro para recoger firmas de las personas que nos visitaron y recogimos firmas y dedicatorias. Así, Dolores Baleztena, recordando a su hermano Ignacio, dedicó: “Con el mayor cariño y entusiasmo ¡Vivan los gigantes churriguerescos! Por toda la familia Baleztena. DOLORES”...

Los gigantes de la churrería La Mañueta, foto sacada del libro conmemorativo del 125 aniversario de la misma
             En “TEMAS DE CULTURA POPULAR”, editados por la Diputación Foral de Navarra, de su número 169, recogemos en la Historia de los Antiguos Barrios de Pamplona, por Premín de Iruña:

            NAVARRERIA.- Los del tercer Barrio, llamado la ciudad de Navarrería, eran los más alborotadores y pendencieros. Estaban muy orgullosos porque en el recinto de su población se encontraban: la Catedral, el Palacio del Rey y el del Obispo y la gran churrería de la calle Mañueta; cuyos churros no tenían rival en el mundo entero.”

Cruce de miradas entre Joaquínico Baleztena Mateo, biznieto de Ignacio, y el cabezudo.
             Bueno, yo creo que merecía la pena hacer esta pausa en la biografía del aitacho porque la ocasión la merecía. Y es que allí donde había fiestas, especialmente con gigantes, tenía que estar Ignacio Baleztena. Tranquilos que no me voy a descentrar, que luego me reñís. En la próxima entrada si Dios quiere seguiremos con la biografía del aitacho.

lunes, 13 de febrero de 2012

Ignacio Baleztena y los gigantes


            Querido lector, como ya hemos visto en anteriores entradas lo del aitacho y los gigantes era auténtica pasión.
Ignacio Baleztena, apasionado de los gigantes de Pamplona hasta su ancianidad.

            Todo comenzó en 1906, con motivo de las fiestas patro­nales de Leiza. Ignacio construyó y paseó dos gigantes y un cabezudo, y desde en­tonces éstos fueron compañeros casi in­separables. Para el día de la Rifa del Cuto que organizaba la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona en beneficio de las Cantinas Escolares, cuto que se exhibía por la ciudad  en un carro tirado por caballerías, acompañado por los gaiteros y para lo que creó dos parejas de gigantillos: "Joshe Miel, el zerrikitari, y su esposa la Joshepa Antoni, ambos oriundos de Basaburúa, y Saturnino y consorte, especia­lista en la fabricación de zerripotongos". Muy bien carac­te­rizados los cuatro.

            Antes de 1911, escribió sus conocidas aleluyas a los gigantes de Pamplona, con dibujicos que pintó él mismo, y que puedes leer pinchando aquí.

Aleluyas a los gigantes de Pamplona, por Premín de Iruña (Ignacio Baleztena)

            En 1933, publicó el librico que tituló "Los GI­GANTES DE PAMPLONA. Historia de esos simpáticos monigotes que tantos ratos felices han proporcionado a Premín de Iruña, autor de este librico" que ha sido el texto básico de consulta principal de todo el que ha querido escribir sobre nuestra querida comparsa.
Los gigantes de Pamplona, escrito por Ignacio Baleztena en 1933
 
            Allí donde había gigantes estaba Ignacio Baleztena. En el libro del 125 aniversario de la churrería de la Mañueta, de la que tan buenos recuerdos nos transmitió, la querida familia Elizalde, con Paulina - la bella “Pascualita” - a la cabeza, narra cómo se deleitaba con aquellos giganticos que salieron por primera vez en 1905, que conservaban ese sabor de barrio, de pueblo, de gente, que tanto gustaba al aitacho. Según se narra este libro conmemorativo:

Del magín de D. Elías, el abuelo Elías y de su churrería, salieron los famosos gigantes de la Mañueta, amigos de D. Ignacio Baleztena. Los bailaron los hermanos Arroba.

Los gigantes del churrero, como cariñosamente los llamaba el aitacho, salieron muchas veces, y concretamente en San Fermín Chiquito en 1948, “y uno de los que más disfrutó con ellos fue precisamente Ignacio Baleztena. Se quedó a comer con nosotros y aún nos bailó algunas jotas”.
Los gigantes de la churrería de La Mañueta, foto del lbro "125 Aniversario. Churrería La Mañueta", de Paulina Fernández
             Todo lo concerniente a estos singulares personajes, tenía un especial atractivo para él. Y cuando ya se refería a los de la comparsa de Pamplona era deleite, ya que como él decía, "hacen las delicias a los mocés irunshemes y a muchos otros de plateadas canas y de calvas mondas y lirondas".

            Además de fabricar estos personajes, convivía y sentía con ellos todas sus peripecias, alegrías y problemas, los bailaba, con ellos acudía a la Maternidad, organizaba ca­rreras de gigantes, daba charlas, conferencias, investi­gaba sus orígenes, tanto de los locales como de lejanas tierras, su construcción, materiales, cómo y quienes los adecentaban o vestían.

            Recuerdo que para la elaboración artesanal de los gigantes nos liaba a toda la familia. Con unos cestos de mimbre grandes formaba el armazón. El sistema para darle las curvas necesarias consistía en tener durante horas y días a sus hermanas sentadas sobre ellos haciendo labor… El elaboraba las cabezas con papel y engrudo y finalmente había que fabricar y coser los trajes, con cortinas, sábanas viejas y todo tipo de telas y telicas.

            Durante su enfermedad al final de la vida los veía pasar desde el ventanal de Casa Baleztena, donde siempre le dedicaban el primer baile de los sanfermines, emocionándole año tras año.

            Era tal la ilusión que sen­tía por ellos, que el año de su muerte bajaron al cemen­terio los tres Reyes Magos a depositar en su tumba una co­lección de las estatuicas de los Gigantes de Pamplona.
Los Reyes Magos bajaron el 5 de Enero de 1973 a rezar un responso en la tumba de Ignacio Baleztena, y depositar sobre ella su regalo póstumo, unas estatuicas de los gigantes de Pamplona

            Tras su muerte durante años estuvo en el comedor de su casa, en una mesilla, su retrato rodeado de las mencionadas estatuicas, como un padre rodeado de sus hijos para siempre.

            Y todo esto ha venido a cuento de que en pleno 1933, escribió su librico de los gigantes, en un momento en que su vida estaba, para variar, en pleno guirigay, como seguiremos viendo en las próximas entradas, si Dios quiere.