Cuesta bastante trabajo escribir en unas líneas la crónica de una escalada apasionada y más si intentas que sea atractiva de leer, no demasiado detallista, para no desvelar los encantos que esconde, y a la vez informe de lo realmente importante a tener en cuenta, pero sobre todo, la dificultad reside en condensar días de ensueño y horas de actividad en pocas palabras con sentido, sin que parezcan cursis ni carentes de sentimiento. En fin, unas veces mejor y otras peor, ya hace casi 2 años que vamos dejando pequeñas huellas en este
rincón de la web, narrando, unas veces, cosas interesantes y otras, simplemente, deleitándonos con lo que nos apasiona.
En esta entrada, dedicada a mi esquina favorita de la Sierra de Bejar, os presento una de las líneas invernales que más he deseado desde que hace 5 años, mi profesor de anatomía funcional de la
Facultad de Ciencias del Deporte me dijo que la había escalado cuando el se moceaba, en aquellos duros inviernos en los que la suerte tapizaba la roca con gruesos hielos y tupidas capas de nieve.
Realmente la “Vía del Diedro” como se llama la línea en cuestión, es una ruta de roca para el verano, evidente y directa, que corta en dos mitades el primer Hermanito de Hoyamoros, pero ocasionalmente en invierno se convierte en una delgada línea blanca que invita a imaginar una ascensión brillante.
Vista desde el frente, la panorámica es sobrecogedora, pues presenta la pared sin tapujos, vertical y directa, aunque la realidad, como muchas otras veces, no es tan espectral y tras acercarnos a ella
, las dimensiones parecen mutar y ponerse a escala humana, descubriendo un camino aparente hasta la cumbre.
A grandes brochazos, la ruta esta compuesta por 4 largos de entre 30 y 50 metros de longitud, con un equipamiento escaso y antiguo, que habla por si solo de la época dorada de la zona.
Los dos primeros, asequibles para cualquiera que haga corredores habitualmente, destacan por la baja posibilidad de colocación de seguro, ambos con algún resalte importante de hasta 85º y unos 3 o 4 metros de altura. Para la tercera tirada, la cosa cambia, y nos mediremos con un terreno más vertical y técnico, 40 metros que nos harán vibrar y sacar nuestro repertorio más selecto con los piolets, para finalizar con una última tirada de paseo hasta la cumbre.
Una vez en ella, miro a mi alrededor, el aire sopla del norte con ganas
y la cara se queda helada a los poco segundo, sin parar de recoger el material echo un último vistazo a mi alrededor, ¡¡me encanta este lugar!!.
Dos horas hasta el pie de vía, tres horas y poco de escalada y dos horas de descenso después, llegamos al coche. Sin respiro nos metemos en él y volvemos a casa, en dos horas entro a trabajar y tardamos una y media en volver..... el tiempo estaba contado. Ascensión express non stop marca de la casa.
Al lío!!!
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