MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Desembalsamando a Donoso

12.28.2009
Retrato de Donoso con palomas. Fuente: el mercurio


José Donoso algo aplastados por el Boom Literario (de izq. a der.): Patricia Vargas Llosa, Mercedes García Márquez y María Pilar Donoso. FOTO: Archivo Max Silva Tuesta. Fuente: flickr

Los escritores chilenos todavía están impactados con el libro de Pilar Donoso (¿alguien sabe si tiene novio o algo?) Correr el tupido velo donde reseña las cartas encontradas sobre su padre José Donoso, en las cuales se muestra como egocéntrico, homosexual, gruñón, etc. En Qué Pasa han hecho un homenaje titulado Deconstruyendo a Donoso en que participan Alberto Fuguet (que en su blog adelantó que la lectura del libro era adictiva) y Alvaro Bisama. El artículo de Fuguet es una memoria de ex-tallerista y un cariñoso ajuste de cuentas, por qué no, uno más, otra raya ya qué le hace al tigre:

Para mí, José Donoso no fue ni lejos mi mejor amigo y tildarlo de maestro sería, como él mismo lo hubiera dicho, "un poco siútico, ¿te fijas?". No lo siento como mi maestro, entre otras cosas porque no creo que él andaba por la vida recogiendo escritores vagos y perdidos. Pero fue un gran aliado, un notable profesor, una suerte de abuelo como nadie podría pensar que podría ser un abuelo porque, por un lado, parecía de noventa años (siempre tuvo noventa) y, por otro, estaba lleno de preguntas, curiosidad y vida. Nunca estábamos de acuerdo en cine. Una vez le comenté que, por culto y leído que era, no era un hombre de cine ni un cinéfilo, sino, a lo más, un espectador que se dejaba llevar "por la cintas de época". Él se rió. Yo lo envié, me acuerdo, a ver Las montañas en la luna, cinta acerca de uno de sus ídolos: Sir Richard Burton. Pienso: ahora que La nana es la cinta del año, ¿qué pensaría al respecto?, ¿le hubiera gustado? [...] Para aquellos que tuvimos la suerte de pertenecer, aunque sea tangencialmente, a su círculo, Correr el tupido velo termina por ordenar y reconfirmar datos y eventos que yo, al menos, pensaba que eran parte de mi imaginación. La primera vez que circulé por Galvarino Gallardo, creo que el año 85 u 86, me aterraba tener que pasar frente a una pieza que daba a la puerta principal, pues veía a una señora que estaba muriendo. Yo tenía veintiuno o veintidós y la idea de la vejez me asqueaba. Siempre pensé que la presencia de "esa vieja" era algo así como una alucinación mía. Pero, en efecto, era verdad. Ocurrió. Pilar Donoso lo confirma. Era la madre de doña María Pilar la que estaba en esa cama con ventana a la puerta de entrada y estaba ahí agonizando. Lo otro alucinante para alguien que estuvo en el taller es confirmar cosas que no anoté, pero que quedaron almacenadas en mi mente todos estos años: uno escribe una novela no porque uno tenga una vida novelesca, sino porque quiere hacer una novela con su vida. Respecto a "el caso Dostoievski", sí es verdad. Aunque se ha mitificado. Donoso fue el que empezó a contar la anécdota. En efecto, me echó del taller por no haber leído al ruso. No duré más de seis sesiones. Yo le respondí que si él había leído a Bukowski. Me dijo que no. Entonces yo le dije que cómo se atrevía a seguir publicando. Me preguntó qué estaba estudiando. Periodismo. "Lejos vas a llegar, es la peor profesión de todas y no tiene nada que ver con crear, sino con robar". Luego me preguntó cuál había sido la última exposición de arte a la que había asistido. "Dedícate a otra cosa, no me hagas perder el tiempo". [...] Pero las cosas cambiaron, leí algo de Dostoievski (Memorias del subsuelo) y él me confesó que había "hojeado a Bukowski". Le pareció "bastante pedestre". Volví al taller que luego fue tildado como "plagado de donositos" pero la verdad es que aún no leo una novela que intente siquiera copiar o imitar a Donoso. Para mí, ingresar a ese mundo era, entre otras cosas, alejarse del país y, sobre todo, de la Escuela de Periodismo, donde el tema urgente era la política, seguido del ping-pong, y no el mundo de los libros o lo creativo. Cuando pienso en mi educación superior, pienso en la casa de Galvarino Gallardo. No tuve la suerte de ir a Yale o Harvard o Cambridge, pero en esa casa, con doña María Pilar gritando del segundo piso ("Pepe: te llama Mario de Lima"), con repisas enteras de libros que nunca había leído, con conversaciones donde me quedaba mudo y todos hablaban de arte y música y ciudades y cine (de mal cine, pero bueno…), me sentía el tipo más afortunado. Cuando me tocó leer por primera vez el primer capítulo de mi primera novela, Mala onda, les expliqué a todos que "era de época y que me faltaba aún mucha investigación en la Biblioteca Nacional". Donoso quedó de una pieza y feliz. Luego, al partir leyendo, captó que la época era 1980. "Pero ésa no es una época, sucedió la semana pasada". Yo le respondí que no, que ya habían pasado ocho años. "Más de un tercio de mi vida, don Pepe". Sonrió y me dijo: "Sigue, veamos de qué va tu novela histórica". Sólo diré esto: no hay nada como sentir la aprobación de gente que uno admira y respeta cuando más lo necesitas. Eso te salva. Al taller uno no iba a aprender a escribir, uno iba a ser escuchado, apoyado, tomado en cuenta. Uno iba a escapar e ingresar a un mundo que, por viciado o dañado que estuviera, claramente era mejor que el que estaba afuera

Por otra parte, el marciano Alvaro Bisama también comenta el libro y descubre algo insólito. El verdadero personaje no es Donoso ni su hija Pilar. El protagonista de Correr el tupido velo es Chile mismo o, peor aún, la literatura chilena:

Donoso nunca pudo salir del horroroso Chile. Trató, pero no pudo. Escapó a México y Europa, hizo clases en cuanto college se le cruzó, miró de cerca y de lejos el boom, tuvo cien domicilios en tres continentes distintos, pero terminó volviendo (en plena dictadura) para convertirse en algo parecido a los personajes de sus primeras novelas: maniático, avaro, insoportablemente narcisista, preocupado de las extensiones de su ego, asustado por las genealogías familiares, los avances de la enfermedad y la amenaza de la pobreza. Chile es, entonces, lo que late en el fondo de Correr el tupido velo. O, mejor dicho, la literatura chilena como el disfraz del resentimiento chileno, la envidia chilena, la ligereza chilena. En el libro, este país es retratado como un infierno familiar y social al modo de una comedia de vanidades donde el escritor y su familia lucen a veces felices, a veces desencajados, mientras busca formas de fugarse: beber, casarse, ir al psicoanalista, irse a Princeton o a Lota, fundar un taller literario. Todo, en el caso de Donoso, para convertir a quienes lo rodean en modelos para su obra o escribir otra novela más. Gracias a eso, a su capacidad para habitar de modo permanente ese lugar que despreciaba -y que para Lastarria se llamaba Espelunco; y Santa Teresa para Bolaño-, José Donoso se convirtió en nuestro novelista esencial de la segunda mitad del siglo XX, del mismo modo que Blest Gana lo fue del XIX. Tal y como señaló alguna vez Cyril Connolly sobre Joyce en su obituario, un artista como él -dispuesto a sacrificar vida y familia completa por su arte- sería imposible en estos tiempos. Por mi parte, espero que éste ya no sea el país que él describió, el que anotó día tras día mascando la nostalgia sazonada con odio. Ojalá éste ya no sea más el país de Donoso o, mejor dicho, vaya dejando de serlo: el país del eterno peso de la noche, del orden idiota de las familias, de los adultos que no pueden cuidar sus vidas y las de sus hijos porque su vocación por el gran arte o la gran novela paraliza toda su voluntad. Por supuesto, hay que celebrar a Pilar Donoso por esto. Hay que agradecerle por este exorcismo ineludible y por recordarnos la lección -moral, al fin y al cabo- de que la literatura nunca vale más que la vida. Porque es sugiriendo aquello como la hija consigue lo impensable. Cruzando voces y haciendo de tripas corazón, Pilar Donoso se libera para escribir esa novela total sobre Chile, que siempre fue la maratón interminable cuya redacción consumió a su padre, el fondo negro de sus obsesiones y que tomó forma como el corpus central de nuestro canon local. Eso hace que éste sea uno de los libros más hermosos y terribles publicados en los últimos años por acá, una forma final de sacar la basura a la calle y sanar de una vez por todas las heridas familiares mientras traza uno de los retratos esenciales sobre las desquiciadas relaciones entre arte y vida, cuerpo y literatura, experiencia y ficción jamás escritos en Chile.

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Perdido en Estados Unidos

12.15.2009
Carlos Fuguet, tío y personaje de Alberto Fuguet. Fuente: americas quarterly

"Perdido" así, en castellano, es el nombre de una composición que solía tocar Duke Ellington con Charles Mingus. Missing, así, en inglés, es el nombre de la nueva novela-reportaje-composición de Alberto Fuguet que ha publicado en Alfaguara. Fuguet estuvo tres días en Lima para presentar el libro, donde no solo disfrutó de la gastronomía gourmet ("los críticos de gastronomía tienen más influencia que los literarios" dice en "Apuntes Autistas", con razón) y de la selva peruana, donde busca locaciones, sino también de sus fans incondicionales desde Mala Onda. Pero el "BookTour" continúa y la bella e inquieta Liliana Colanzi lo entrevista para Americas Quarterly. Dejo algunas preguntas:

Colanzi: Missing aborda el tema del sueño americano: la posibilidad de reinventarte desde las cenizas y triunfar, sin importar quién eres o cuál es tu pasado. ¿Tu tío alcanzó ese sueño o fue la víctima de una fantasía?
Fuguet: Mi tío nunca tuvo—creo—el sueño americano. Sus sueños eran locales. El que lo tuvo fue mi abuelo que, al irle mal, pensó que USA podía solucionarle sus problemas y darle un final feliz a una historia que estaba mal. Fue tal su obsesión por este sueño tardío pero inmediato que no lo pensó dos veces y arrasó con todo con tal de cumplirlo. Creo que, en el camino, hipotecó a sus hijos, sobre todo a Carlos. Pero el hecho de que no le importó que sus hijos fueran a Vietnam, a la guerra, me parece que es algo que habla por sí solo. Tiene que haber estado muy desesperado. Respecto a Carlos, una vez que empezó a tropezar o vagar, creo que captó que America te da ciertas cosas que, en apariencia, parecen fantásticas, como eso de reinventarse o borrar tu pasado. Pero también es capaz de devorarte, dejarte a la deriva, abandonado. En ese sentido fue, digamos, una víctima. Creo que terminó peor o la pasó peor de lo que lo hubiera pasado en Chile.

Colanzi: Missing se anuncia como una investigación, pero se trata de una novela; empieza con una crónica, pero continúa con la recreación de las conversaciones con tu tío: ¿cuánto hay de realidad y cuánto de ficción?
Fuguet: Bueno, una investigación depende de la investigación y de los resultados de ésta. De verdad no sabía qué iba a pasar. Pero sabía que, encontrara a Carlos o no, estuviera vivo o muerto, había una historia ahí. Yo siento o defino a Missing como “un libro”. Un híbrido. La editorial quiso venderla como novela. Yo sentí que sí, lo era, pero una novela de verdad o una novela de no-ficción. No es “sólo” una investigación o una crónica ni una autobiografía ni una biografía. No es non-fiction puro porque, en efecto, hay un leve porcentaje de “mentiras” o “exageraciones”, pero diría que tiene un 95 por ciento de verdad. Además se lee—creo—como verdad y hay nombres reales. Creo que tuve que incluir “ficción” para mejorar la historia, para hacerla verdad.

Colanzi: Alguna vez dijiste que Santiago estaba más cerca de Nueva York que de Barcelona o Madrid. ¿Tu literatura también?
Fuguet: Espero. Y este libro, por default, es “americano”. Lo escribí pensando más en el canon de los libros de inmigración (más bien tratando de hacer algo distinto) y, claro, en libros y cuentos y películas y canciones que algunos que salen de lo que se llama “la América profunda”. No sé ni deseo que mis libros sean neoyorquinos pero sí quiero y deseo que sean “americanos”, que es otra manera de decir contemporáneo o vivo.

Colanzi: A quién te sientes más cercano, a Richard Ford o a Junot Díaz? ¿Te interesan los escritores latinos en los Estados Unidos?
Fuguet: Con Díaz conecto mucho con el tema del Spanglish. Creo que conecto más con Richard Ford, sin dudas. Amo Incendios, Rock Springs, la trilogía de Bascombe. Me interesan menos los escritores latinos-americanos que los “americanos-americanos”, quizás porque los primeros tienen más una agenda. Es decir, a veces siento que más que escribir acerca de la vida o de la condición humana escriben de lo complicado que es ser latino. Es una generalización pero así la siento. Me siento más cercano a un personaje de Ford y no por ser yo un alienado o un arribista o un wanna-be americano sino porque simplemente encuentro más conexión con un “perdido de Idahoe”.

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Missing en Lima

11.27.2009
Invitación del grupo Santillana a lectura de Alberto Fuguet. Fuente: moleskine

Y ya que hablamos de Alberto Fuguet y su novela Missing (Alfaguara) recupero del blog de Alberto, Apuntes autistas, esta entrevista que José Tsang le hizo para la revista "Caretas" de la semana pasada y que anticipa algunos de los temas del libro. Dice:

–En Missing, tu tío Carlos no es el único tema. Reflexionas sobre por qué crear.
–Missing es también una investigación acerca de la memoria de mi familia y mi rol como el escritor de ella, de qué es una novela o cómo se escribe una, y de los riesgos de la inmigración. Es más que un libro o la invención de un mundo. Con Missing fui detective, removí secretos y alteré destinos. Eso, por muy intenso que sea un libro, se logra poco.

–¿Cómo ha reaccionado tu familia? ¿Sigues siendo el incomprendido?
–Ahora soy el regalón. Acá la gente pensó que me habían desheredado. Todo lo contrario: están felices. Le pedí a mi padre su bendición para escribir Missing. Por algo soy el escritor de la familia. Es cierto: algunos quedan mal pero eso no implica que sean malos. Las familias normales no tienen artistas; sí las raras, las disfuncionales. Quizás la pasé mal pero ya no.

Missing empezó como un pedido de la revista Etiqueta Negra. Ahora están el filme Sudor e Iquitos.
–No quiero hablar mucho de Sudor, porque mientras menos se habla, más se hace. Eso sí, el apoyo de la gente de Loreto es asombroso. Respecto a planes, estoy a la espera de Perdido, la novela gráfica basada en el guión que no se filmó. Y estoy armando un libro de cuentos para el otro año, justo para los 20 años de la salida de mi primer libro de cuentos. También rodaré un corto en marzo acerca de un sudamericano que intenta tocar country en Nashville.

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Hoy: Feria del Libro Ricardo Palma

Cartel de la feria. Fuente: elcomercio


A pesar del duro golpe que recibió la tradicional Feria del Libro Ricardo Palma de Miraflores, al negársele el permiso de realizarse en el Parque Kennedy, la Cámara Peruana del Libro a buscado el mal menor y regresa al vértice del Museo de la Nación El acceso no es fácil, no hay la posibilidad de ir a pasear todos los días por el parque y ver novedades como otros años, está muy junta en fechas a la Feria Internacional del Libro para hacer una diferencia, así que el éxito está por verse. Pero al menos en el aspecto de organización de eventos culturales, Doris Moromisato no se ha quedado atrás y la feria Ricardo Palma trae bastantes invitados atractivos. Se inicia hoy viernes 27 de Noviembre y estará hasta el 10 de diciembre. Dice la nota:

Con el lema “la tradición va donde tú estés”, la Feria del Libro Ricardo Palma se monta este año en el Vértice del Museo de la Nación, en San Borja. Los que estábamos acostumbrados a pasearnos por el parque Kennedy de Miraflores por esta época del año para ojear las novedades editoriales y aprovechar para adquirir libros que de otro modo no conseguiríamos, tendremos que cambiar nuestra rutina para disfrutar este placer. Pero si bien el cambio de costumbres siempre genera molestias, debemos reconocer la capacidad de movilización de esta feria, lo que demuestra que está más viva que nunca. Hoy la feria se inaugura a la 1 p.m. y estará abierta al público hasta el 10 de diciembre. Habrá un importante homenaje a los 80 años del nacimiento de Julio Ramón Ribeyro y a esto se debe el nombre del recinto ferial: La ciudad de Ribeyro, en la que todos sus espacios públicos y “calles” tienen nombres de sus libros. Además habrá un homenaje a los 30 años del personaje Cuy (cómic), del escritor Juan Acevedo. Como siempre, nos visitarán destacados escritores extranjeros: Ariel Olivetti (Argentina), Álvaro Bisama (Chile), Alberto Fuguet (Chile), Margarita García (Colombia), Sergio Ocampo Madrid (Colombia), Mauricio Vargas (Colombia), Vivian Abenshushan (mexicana que presentará su libro “Para entender: Julio Ramón Ribeyro”), Marco Antonio Campos (México), Leandro Sagastizábal (Argentina) y Vanessa de Oliveira (Brasil). Además, como siempre habrá muchos lanzamientos de libros para niños. Paralelamente a las actividades literarias y a las presentaciones de libros con recitales musicales, los visitantes podrán gozar de conciertos de Miki González, Shantall, La Mente, Los Mirlos y Sabor y Control.

En este blog de "El Comercio" pueden ver la programación de la Feria. Lo más destacado de hoy es la presentación del libro de Alberto Fuguet Missing (Alfaguara) a cargo de Renato Cisneros en el Auditorio Julio Ramón Ribeyro. A las 7:00 pm. Y mañana, a las 12 am, estará Fuguet en el Ovalo Gutiérrez (librería Crisol) leyendo unos fragmentos del libro.

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Caicedo en el Bafici

4.02.2009
Andrés Caicedo. Fuente: radarlibros

"¿Cómo alguien que acaba de comprar una heladera se suicida?" se preguntó ayer Luis Ospina en el Bafici, donde junto a Alberto Fuguet habló ayer en una mesa redonda sobre Andrés Caicedo. Albero Fuguet se encuentra promocionando el libro Mi cuerpo es una celda que le dedicó al escritor caleño (y que yo reseñé hace unos meses en este blog). El suicidio fue uno de los temas tocados:

Para Fuguet que enseguida recogió el guante da para pensar que "se le fue la mano" con los 60 seconales (el mismo final que eligieron, entre otros, Charles Boyer, Marilyn Monroe, Judy Garland y Alejandra Pizarnik) justo después de recomendar por carta, tal como aparece en el libro, que hiciera una crítica justa (buena) de Taxi Driver, del genial Scorsese, un película, que a priori es más inspiradora que depresiva. "Él sabía perfectamente que matarse iba colaborar a su mito y efectivamente lo logró. Si bien no era una estrella sí salió en un diario 'se suicidó un crítico de cine caleño'. El suicidio es parte de su obra, por eso iba dejando notas y así como a Luis Ospina le tocó recoger parte de su legado ahora me tocó a mí", insistía minutos antes Fuguet para justificar porqué hizo su "own private Caicedo". "Yo también quería saber por qué se mató, pero también sentía que Caicedo tenía que llegar a más gente, salir de su país, donde sólo era considerado como un rockero. Yo sentí que tenía que cumplir ese rol y a la larga es por agradecimiento, porque él contribuyó a hacer este mundo más fácil", se emociona un ahora emocionante autor de Sobredosis.

Por otra parte, también la moda Caicedo fue comentada en la mesa:

"A mí también me molesta esté de moda, pero yo lo había leído antes", se ufana Fuguet. "Es una etapa, y este tipo se merece la oportunidad de acceder a nuevos lectores. Esto -un documental, una conferencia y una charla casual sobre el autor- era impensable hasta hace poco tiempo incluso en Bogotá. Hace cinco años era un fenómeno exclusivo de Cali", se calma Fuguet (...) De una forma u otra la sala y el auditorio del Espacio Bafici estaba colmado de jóvenes que reafirmaban el mito de la iglesia caicedeana. No había tantos, como por ahí se dijo, lookeados como el rey muerto, como los que asquearon a Fuguet cuando los vio drogándose y añorándolo, besando su lápida en el cementero caleño donde Caicedo descansa. "Caicedo era joven y estaba embobado con los jóvenes. Era un chico de 24 años, un autor en proceso. Por eso creo que ¡Que viva la música! es más que nada para jóvenes, pero Mi cuerpo es una celda tiene la capacidad de alterarte tengas la edad que tengas", promete. (...) Entre el mito, el personaje, la pose cool y desafiante tomándose "el paquete", queda nada más que su prosa vertiginosa, apurada y abrupta, como sus textos. Queda también la última y celebratoria reflexión de Fuguet: "Que se presente un libro de él en el Bafici significa que Caicedo logró lo que siempre quiso lograr".

A propósito, en Radar Libro aparece el epílogo al libro de Norma dedicado por Fuguet a Caicedo. Es de lo mejor del libro, no pueden perdérselo.

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FUGUET y OSPINA por Mordzinski

11.13.2008
William Ospina y Alberto Fuguet. Foto: Daniel Mordzinski

La última vez que vi a Alberto Fuguet, en Lima, fue rapidísimo, él estaba apurado, sin mirar a los ojos, con cara de pocos amigos y sin ganas de bromas. Por su blog y sus entrevistas me doy cuenta de que anda medio de malhumor, sin ganas de juegos. Pero no puede evitar el ciclón Mordzinski, que es capaz de parar de cabeza a cualquiera y desnudar al del costado, que lo obligó a sentarse en un subibaja (¿cómo se escribe eso?) de Buenos Aires junto al colombiano William Ospina. ¡Sonríe para la cámara, Alberto! Hasta Richard Price alguna vez ha sonreído, estoy seguro. Y quizá hastá Caicedo.

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Fuguet en Lima

7.30.2008
Alberto Fuguet. Fuente: atinachile

Aunque se fue el lunes pasado, Alberto Fuguet va ganando la encuesta de Moleskine Literario sobre el autor chileno cuya presencia en la FIL Lima 08 genera más expectativas en los lectores. Esa expectativa ha sido colmada con entrevistas en diversos medios: El Comercio, La República y hoy en la sección Página Central de Perú 21, entrevistado por José Gabriel Chueca. Ahí da algunas opiniones sobre el Perú, un país que conoce bien por innumerables visitas. Cuándo se le pregunta cuál es su relación con el país, responde:

Nunca me enseñaron nada negativo. Yo me siento muy agradecido del Perú, y me intriga. Puede ser casualidad y narcisismo, pero la primera vez que salí de Chile como escritor fue a Perú. Aunque fuera nuestro enemigo, es como lo de Jerry Lewis con Francia. Me siento agradecido. Es un país muy distinto a como lo veo hoy. Perú me ayudó mucho a concebir McOndo. La idea sobre Perú es que todo el mundo anda con sus quenas, pero uno llega a la avenida La Marina y encuentra todo esto lleno de casinos, con Estatua de la Libertad, patético... Mucho más freak que Chile.

Una respuesta muy clara, además, es la que hace sobre la dictadura de Pinochet y lo que esperaba Fuguet para su país. Una respuesta siempre polémica en boca del escritor que nombró célebremente a su generación como "McOndo":

Que no me afectó mucho. Y la dictadura maoísta. Yo no podía escuchar música en inglés ni ver películas en inglés, no podía leer Rolling Stone. Me acuerdo de que llegó un tipo de Concepción y hubo un cónclave porque él usaba guantes, aro y pelo azul y escuchaba The Cure. Yo quería que Pinochet se fuera, pero no que, luego, viniera Stalin. Yo quería que la gente bailara lo que quisiera bailar.

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Maletín Literario

10.26.2007
Modelo Kensignton. Fuente: latiendadelcal

¿Saben uds. qué es el Maletín Literario? Se trata de un maletín que contiene 49 obras literarias, seleccionadas por 13 intelectuales chilenos (entre los cuales están Alberto Fuguet, Omar Lara, Rafael Gumucio y José Miguel Varas), que se entregará a 400,000 familias de escasos recursos de Chile desde el 2008 hasta el 2010. La inversión de 11 millones de dólares es el motivo principal de discusón, que incluye también las acusaciones de demagogia y, por supuesto, la crítica a los libros elegidos. Pues bien, el tema ha llegado a oídos internacionales y The Economist escribe al respecto un artículo simpáticamente titulado: "Let them eat Kafka".

Les dejo aquí la lista en PDF de libros que incluye el maletín, y esta suerte de "descargo" de Alberto Fuguet acerca de su participación en el proyecto.

Dice la nota: "The list comprises fiction and poetry for both adults and children. It ranges from Chile's Ms Allende and Pablo Neruda to J.D. Salinger's “The Catcher in the Rye” and Franz Kafka's “Metamorphosis”. This is unexceptionable fare. But is the book box the best way to achieve Ms Bachelet's laudable aim? (...) But critics see the book box as a populist gesture. “It's like dropping bank notes out of the sky,” complains Verónica Abud of La Fuente, a charity that promotes reading. “Who says that a plumber in a poor district of Santiago will actually want to read Kafka?” For less than the estimated $11m cost of the book box, La Fuente has set up 60 libraries in schools and neighbourhoods. Since only 7% of Chileans belong to a library, there is scope for plenty more."

En The Literary Saloon comentan así la lista: "Pretty eclectic -- from Asterix to One Hundred Years of Solitude. The Chilean picks (Allende, Manuel Rojas, etc.) are understandable, but there are a couple of real head-scratchers. Viktor Frankl ? Tim Burton's The Melancholy Death of Oyster Boy ? Not that they're necessarily bad choices, but how did it even occur to them to include these ? "

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Bonus Track

9.23.2007
No heroics, please, un bonus track infaltable de Carver. Fuente: amazon

En su columna de La Revista de Libros, Alberto Fuguet habla sobre los "bonus track", esos textos de ciertos autores que parecen ser obras menores, que deberían empalidecer frente a su obra principal y tener sentido sólo para los fanáticos o gruppies, y sin embargo amenazan con perdurar más que los textos vertebrales. Entre los libros que menciona está Prosas apátridas, de Julio Ramón Ribeyro, de quien cita un fragmento.

Dice Fuguet: "Revisando mi biblioteca capto que muchos de mis libros favoritos son, en rigor, Bonus Tracks: desde El derrumbe de Scott Fitzgerald, a No Heroics, Please de Carver. Tal como se titula la nueva publicación de Truman Capote, el leer cartas de escritores (algo que terminó con los e-mails) puede ser un placer fugaz. Ahí tenemos las cartas de Octavio Paz, de Naipaul, del propio Kafka a su padre. Manuel Puig murió muy joven, pero los dos recientes volúmenes de sus cartas (Querida familia) sólo pueden ser entendidos como la más extendida de sus novelas. Una novela tan, tan Puig que a veces casi parece una parodia. Prefiero y digiero mejor los ensayos de Kundera que sus novelas. Esto me ha pasado con muchos escritores jóvenes norteamericanos: no he podido leer su inflada (meta) ficción y me he quedado con gusto a poco con ciertas rarezas o pequeñeces de Rick Moody, David Foster Wallace, Jonathan Lethem y Jonathan Franzen (Cómo estar solo perfectamente podría ser leído como un notable libro de cuentos). ¿Cómo se clasifica esa elegía llamada Mi madre: in memoriam, de Richard Ford?Donde realmente el término Bonus Track se aplica es en un libro como Borges, de Bioy Casares. No sólo queda claro que tenía muchas páginas guardadas sino que este explosivo, maldadoso e interminable libro sobre una amistad literaria corre el riesgo de transformarse en uno de los textos más importantes de Bioy. Tal como le sucedió a Cheever con sus Diarios. A veces aquello que te sobró, que no quisiste publicar, que se te fue, es aquello por lo cual te van a recordar."

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Agustín Fernández Mallo

9.22.2007
Agustín Fernández Mallo. Fuente: infomania.com

El autor de Nocilla dream, el español Agustín Fernández Mallo, uno de los miembros más destacados de su generación, está en la bienal de Mérida para presentar su libro y desde ahí habla sobre la tradición literaria y su peso en los autores jóvenes. Para quienes no tienen idea del autor, hay que decir que su obra tuvo tanto éxito que ahora se califica como Generación Nocilla (una suerte de manjarblanco o dulce de leche que comían los niños españoles en los 70) a todos esos autores que, como los McOndos de los años 90 en Hispanoamérica (y que tan subestimados han sido por la crítica en España, en especial Alberto Fuguet, sin sospechar que una década después sus autores harían lo mismo), no temen integrar elementos pop, muchos de ellos norteamericanos, en su lenguaje y en sus referentes. En "El Comercio" aparece una nota al respecto:

Dice la nota: "Sorprende que, en medio de los debates en torno de la identidad de la literatura hispanoamericana que convoca el certamen literario venezolano, un autor como Fernández Mallo reivindique la literatura norteamericana, que --según él-- está a años luz de lo que se hace en Europa actualmente. Hasta el momento, Fernández Mallo había publicado varios poemarios, por lo que "Nocilla Dream" es su primera incursión en la narrativa. Sin embargo, el escritor español considera que esta novela es un poema extenso, "ya que participa de todo lo que considero el hálito poético", por lo que la entiende como un paso natural en su carrera como autor. "Como cuando tomas vino en la comida, se te termina el vino y comienzas a tomar un gin tonic", explica Fernández Mallo, quien ya tiene preparadas otras dos novelas, que publicará en el 2008 y que forman la trilogía Proyecto Nocilla. La crítica especializada ha destacado la frescura de "Nocilla Dream", una narración fuertemente influida por la música pop, el cine 'underground' norteamericano, la física y la televisión. "Lo que creo que he hecho, en definitiva, es abrir una puerta que estaba ahí. Y decir, señores, vamos a ver qué pasa. No tengamos miedo de investigar", dijo Fernández Mallo en una entrevista en Mérida, con motivo de su participación en la Bienal Picón Salas. "Me interesa mucho la literatura norteamericana. Los norteamericanos, como carecen de pasado, pueden experimentar más libremente, sin tener el prejuicio de decir 'cómo voy a poner a Borges a hablar con Bart Simpson'", argumentó el escritor español. "

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Vasili Grossman

9.19.2007
Vasili Grossman, reportero en plena Guerra Mundial (1945). Fuente: wikipedia

Me imagino que es éste el tipo de novelas que Alberto Fuguet comentó que jamás leería. La edición de Vida y Destino, el clásico del escritor ruso Vasili Grossman (aquí un artículo en Letras Libres para que se enteren quén es) que acaba de reeditar Galaxia Gutemberg- Círculo de Lectores, tiene el angélico número de 1,111 páginas. Era una reedición muy esperada por quienes leyeron la primera traducción en Seix Barral y la biografía que, sobre Grossman, publicó Antony Beevor. Pese a los consejos de Alberto, sugiero tomar vuelo y aventurarse en la lectura: quienes lo han leído dicen que está a la altura de Guerra y paz de Leon Tolstoi. Es un libro que cambia la vida a sus lectores, dicen también. El libro definitivo (¿es que acaso eso existe?) sobre la Segunda Guerra Mundial, enfocado en la batalla de Stalingrado. Hace unos días lo presentaron en España el filósofo Xavier Antich y los novelistas Antonio Muñoz Molina y Luis Mateo Díez acompañaron al editor Joan Tarrida y a la traductora Marta Rebón. El diario ABC comenta la presentación.

Dice la nota: "Díez piensa que Grossman se vincula con las tradiciones de Guerra y paz de Tolstoi y de Los hermanos Karamázov, Crimen y castigo o Los demonios de Dostoievski; pero también, con la de Chéjov. «Muestra con la mirada lo grande y lo pequeño. Compagina la idea de la bondad que justifica lo mejor que somos, con la idea del Bien, que justifican los sistemas totalitarios. Y es que Grossman se fija en los seres humanos. Así, en la novela dice un comisario político: «La Historia ha salido de los libros para colarse en la vida de las personas». Grossman narra con la épica tolstoiana y con la de la retaguardia traicionada».

Coincidió Muñoz Molina en esa triple filiación. «Con Tolstoi, comparte la idea de novela como mecanismo que abarca el mundo entero, lo público y lo privado, con una visión poliédrica de la vida. Para saber algo del sentimiento de culpa de la víctima y el modo en el que el totalitarismo la convierte en colaboradora del verdugo, hay que ir a Dostoievski. Pero Grossman asume la democracia de Chéjov, porque el totalitarismo tiende a la negación de la vida humana concreta. Y ese espacio es antitotalitario por definición, porque el relato de la experiencia humana lo desafía». Muñoz Molina concluyó con una terrible cita de Primo Levi: «Todo testimonio de un superviviente está fatalmente limitado, porque éste no ha bajado al fondo, simplemente, porque puede darlo; mientras que el que llegó al fondo, no. Grossman traspasa ese límite con la ficción, porque llega a la cámara de gas y sólo la ficción puede dar cuenta de eso. El hombre que escribió las grandes crónicas periodísticas de Stalingrado, tuvo que volver a allí con la ficción. Escribe la novela sabiendo que era imposible su publicación, y muere convencido de que se ha perdido para siempre».


Actualización.- Hoy apareció en el suplemento El Cultural de El Mundo una reseña sobre la novela de Grossman a cargo de Rafael Narbona. Además, un adelanto.

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Fuguet lector

8.05.2007
Carátula del libro de Ian McEwan que contiene, dice Fuguet, el número ideal de páginas para leer de una sentada. Fuente: alberto fuguet: escritor

Alberto Fuguet publicó hoy un artículo en "Revista de Libros" de El Mercurio (que yo enlazo de su blog) sobre la lectura y el tiempo real. Confiesa ahí que siempre aleja de su mira de lector los libros de ficción que tengan más de 200 páginas (en la no ficción, confiesa, no siente ese temor). ¿Será cierto? Confieso que mi número ideal de páginas para una novela es 240. Me fascina leer novelas de más páginas, en especial si es de aquellas en las que uno se sumerge en el mundo y le cuesta salir de ahí, pero cuando pienso en un "ideal" (no sé si más como lector o como autor) siempre me viene a la mente el caprichoso 240. Pero leamos lo que dice Fuguet:

"Lo admito: no he leído o comprado ciertos libros por su grosor. He pensado para mí mismo: ¿no será como mucho? ¿Es necesario escribir tanto, no podría haberlo dicho en menos páginas? Esto me pasa sobre todo con la ficción. Una novela de 400 páginas, ¿no pudo tener 200 menos? ¿Una novela de 800 no es una soberana exageración? Es verdad: uno se hace el tiempo para leer si quiere, pero también es cierto, es innegable, que hay niños, hay colegios, hay trabajo, hay competencia. Un escritor también tiene que hacer lo suyo, seducir, entender los tiempos, y los tiempos no están para 800 páginas. Están para 180 o si no para cinco mil (las sagas que se leen a lo largo de meses o décadas). Novelas recientes que me he negado o no he podido ingresar: Hasta que te encuentre de John Irving en la monstruosa y carísima edición de Tusquets (poco a poco, mi lazo con Irving se ha ido aguando justamente por un tema de páginas). Me costó un año encargar The Lay of the Land de Richard Ford, alguien a quien pensé que nunca podría serle desleal. Con la no ficción, no me asusta ni trauma la cantidad de hojas. ¿Mil páginas de un crítico de cine? Feliz. ¿Tres mil o no sé cuántas de cotilleo literario entre Borges y Bioy? Vale. ¿Quinientas páginas de biografía sobre el escritor de policiales negros Jim Thompson? Démosle. Sobre todo cuando las novelas de Thompson son delgaditas y se leen de una."

También dice: "Leer On Chesil Beach es lacerante y angustiante, y creo que es así porque, en apariencia, no necesita resumir: McEwan cuenta algo mínimo, un episodio que ocurre durante un par de horas, y uno lo lee todo en tres. Pero son tres horas devastadoras, porque mientras lo lees captas que, tal como a veces sucede en la vida, esas tres horas van a pesar y no olvidarse por el resto de la vida de esos dos personajes que uno logró conocer, entender y comprender, pues justo te tocó estar con ellos en un estado límite. Nada te une tanto a otro como haber compartido algo que no debió haber sucedido jamás."

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La interminable calle de Simenon

8.01.2007
Aceras mojadas Simenon. Fuente: la motte d´aigues

“El pasado es un país extranjero” se lee en el comienzo de la película de Alberto Fuguet “Se arrienda”. La frase de L.P. Hartley toma un giro distinto en el blog de Pierre Assouline, quien describe una visita a Roma siguiendo los pasos del libro Autour des sept collines del narrador francés Julien Gracq (el único clásico contemporáneo al que puedo llamar por teléfono, dice Assouline). Hacia el final del post, Assouline se refiere a George Simenon y comenta que, aunque sus innumerables obras siempre han transcurrido en países extranjeros muy distintos entre sí, algunas capitales mundiales y otros lugares exóticos, todos terminan calcando la topografía subliminal de su pequeña villa natal. Sí, el pasado es un país extranjero donde las cosas se hacen siempre de otro modo. Pero para quienes escribimos todo país extranjero, a fin de cuentas, puede adoptar la forma protectora del pasado.
Dice la nota: "Remplacez Nantes par Liverpool, c’est pareil. Curieux cela m’a fait penser à l’un des secrets les mieux gardés de Simenon. Ses “romans de la destinée” de même que ses enquêtes de Maigret ont eu des dizaines de villes différentes pour cadre. Pourtant, ou que ce soit dans le monde, il n’a cessé de reproduire de manière subliminale la topographie de sa ville natale, Liège, avec le bistro, l’école, l’église, la mairie, le grand boulevard. On est vraiment de son enfance comme on est d’un pays."

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Fuguet adicto a Moleskine

7.02.2007
Cuando se va de viaje a Los Ángeles, Fuguet saprovecha siempre para pasar por el Randy´s donuts y comprar varios moleskine. Fuente: viajes123

Lo suponía: Alberto Fuguet se confiesa en su blog adicto a Moleskine.. No se refiere necesariamente a este blog, ojo, sino a los auténticos cuadernos de notas que da nombre al Moleskine literario y que son estupendos para escritores fetichistas (a propósito, otro fetichismo que comparto con Alberto es el de usar mac). Aprovecho además este post para comentar la generosidad de Fuguet al mencionar elogiosamente al Moleskine literario (si tanto le gustan las libretas, algo tenía que gustarle este blog) en la entrevista realizada por Carlos Batalla en Bogotá hace unos meses y que ayer apareció en el Dominical.

Dice Fuguet: "Me doy cuenta de que nos faltan cosas, como un buen diario latinoamericano de Internet o en papel. No hay ningún servidor, excepto el de Iván Thays -que seguramente lo leen sólo los escritores- que se haga cargo de todo el continente, tal como lo hace The New York Times con respecto a la cultura americana".


Sobre las libretas Moleskine, dice: "si siempre se habla del trauma de la pagina o la pantalla en blanco, en mi, al menos, me está pasando,que solo quiero tener mas y más Moleskines, de todos los tamaño y colores, uno para cada proyecto".

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The Richard Novak show

6.15.2007

[BASTA DE CARATULAS] Veamos cómo pretende salvarnos la vida A.M. Homes. Richard Novak siente un dolor en el pecho, llama al 911, lo llevan al hospital, lo liberan. Y mientras se dirige a su casa en la madrugada, pasa por un local de donuts y decide quedarse ahí. Se hace amigo del dueño, que es un inmigrante llamado Anhil al que le gusta manejar el Mercedes Benz de Richard. Lo raro es que Richard no suele comer comida chatarra, tiene una nutricionista macrobiótica en su casa sobre una colina en California. Como sea, a partir de ese momento, Richard y los donuts son una constante en el libro. Hacia la mitad de la novela, por ejemplo, mientras está en un tratamiento new age llamado “la semana del silencio”, piensa en un donut que comió de niño y eso lo conduce a su nuevo amigo Anhil y su local. “Es una coincidencia que recuerde un donut, uno de los pocos momentos perfectos de su infancia, y que conociese a Añil: ¿el donut antiguo y el nuevo?”

Ahora quizá entiendan la hipoglucémica carátula.

Seguir leyendo en Basta de carátulas.

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Encuesta: Daniel Alarcón

5.27.2007
Daniel Alarcón. Fuente: Columbia College.

En post reciente en el blog "Puente aéreo" de Gustavo Faverón, un comentarista se preguntó si es posible considerar a Daniel Alarcón, escritor nacido en Perú pero que vive en EEUU desde hace años y publica en inglés (sus obras publicadas en castellano son traducidas, aunque bajo su supervisión) puede ser considerado "escritor peruano". Por un lado, tenemos el hecho de que el mismo Alarcón se considera escritor peruano. Por otro lado, existen casos similares como el de César Moro, que escribió casi toda su obra en francés pero ¿acaso no s indudablemente un poeta peruano? Ejemplos internacionales abundan: Nabokov no dejó de ser ruso, ni Conrad dejó de ser polaco al cambiar de idioma o dirección postal.

Sin embargo, no cabe duda de que para la crítica norteamericana Alarcón es un autor estadounidense pues, de no serlo por completo, es decir de considerar de aunque sea en un pequeño porcentaje es un "escritor peruano", no hubiera podido aparecer en el último número de GRANTA dedicado a los nuevos narradores de EEUU (donde aparecen, además, varios casos similares al de Daniel pero de otros continentes, dentro de la llamada literatura "posnacional o poscolonial"). Sin embargo, con otro criterio el jurado de Bogotá39 eligió a Daniel Alarcón como escritor peruano para el Hay Festival (lo mismo hizo con un caso similar, el del dominicano Junot Díaz). En un punto medio, Alberto Fuguet ha escrito que Daniel Alarcón representa un nuevo modo, un modo anfibio digamos, de representación de la literatura latinoamericana post-post-boom: un latinoamericano que se interesa por la problemática de sus orígenes, pero que escribe en un idioma más universal. ¿Será? ¿Qué opina ud? ¿Considera a Daniel Alarcón un escritor peruano?

Gracias por participar.

29/05: Gustavo Faverón comenta al respecto (y me saca cachita con un estupedo fotomontaje) en "Puente Aéreo".

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A.M.Homes

A.M. Homes. Foto: Heather Corley. Fuente: Novelistic.

Anagrama acaba de publicar en castellano Este libro te salvará la vida (con una carátula que recuerda a Las películas de mi vida, de Alberto Fuguet por la presencia del Randy´s donuts) y Eduardo Lago se encuentra con la narradora estadounidense A.M. Homes en un café del Village neoyorquino. La escritora aparece en la cita con una bolsa repleta de libros que se acaba de comprar porque se va de booktour a Europa y teme no tener libros de su elección a mano. La interesante conversación se publica en "Babelia" y se titula "Rehuir temas escabrosos es una actitud irresponsable". Asimismo, también en "Babelia" Rodrigo Fresán hace una reseña del libro.

Para leer la contratapa de Este libro te salvará la vida, pulse aquí.

Sobre el libro recientemente traducido dice la autora: "Es mi respuesta personal a los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, de los que fui testigo desde mi apartamento. La idea subyacente es que hay que intentar mantener la esperanza en tiempos desesperanzados. Quería escribir algo que levantara el ánimo a la gente. Es una invitación a ser un poco más solidario con los demás. Ofrezco una visión coral de Estados Unidos: el punto de vista del rico, que no valora lo que tiene, y el del inmigrante, que aporta una mirada esperanzada. Es un intento de entender nuestra cultura. Hablo de los miedos y carencias de mis conciudadanos, de nuestros valores y limitaciones, de cómo son las relaciones personales en los Estados Unidos de hoy. Estudio la condición humana desde ángulos insólitos, y el final es abierto. Mejor dicho, no hay final. No se sabe qué va a ser del protagonista. En cierto modo les he jugado una mala pasada a mis críticos, porque es un libro optimista, y eso es algo que no se espera de mí."

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