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martes, 31 de agosto de 2010

S.A.R. La Princesa Heredera de Mónaco



En la lista anual de las mujeres más elegantes del mundo, el nombre de Caroline de Mónaco se repite una y otra vez. Y es que la hija mayor de la mítica Grace Kelly se caracteriza por su impecable forma de vestir y su acierto al adaptar las últimas tendencias a su estilo. Divorciada del playboy francés Philippe Junot, viuda del multimillonario Stefano Casiraghi, la actual esposa del polémico Ernst de Hannover y princesa heredera de Mónaco luego de la muerte de su padre en 2005 cuida su vestimenta hasta el último detalle. E incluso cualquier complemento es propicio para aportar un toque extra de distinción a su vestuario.


Caroline Louise Marguerite Grimaldi es por nacimiento Princesa de Mónaco y por matrimonio Princesa Titular de Hannover. Es primera en la línea de sucesión al trono monegasco y, de facto, primera dama del Principado desde 1982. Su tratamiento oficial, desde 2005, es Su Alteza Real La Princesa de Hannover, Princesa Heredera de Mónaco.

Según pasan los años...


La elegancia y porte que tiene esta princesa de Mónaco le viene de familia. El estilo, la confianza y la autoestima se nutre en el seno familiar y ella une la sangre de una mujer bellísima que es Grace Kelly y de un hombre de poder que es Rainiero III. En 1973 tuvo lugar su entrada en la vida mundana y frívola de la alta sociedad, en un baile ofrecido en Venecia por la novia de David de Rothschild. Acudió con la mejor introductora en fiestas y “guardaespaldas” que podía conseguir: mamá Grace. Las dos bellezas aparecieron en una góndola como resplandecientes valquirias. Discretamente, la madre indicaba a la hija quién era quién dentro de aquel desfile de vanidades. Y la nueva Venus de la jet set europea comprobaba por primera vez cuán gratificantes eran las miradas de admiración.

Pero este rotundo éxito social solo fue un ensayo general para su debut oficial en el tradicional Baile de la Cruz Roja, su entrada estelar en el gran circo de la frivolidad. Ella fue la encargada de abrir el baile del brazo de su orgulloso padre. Y lo hizo con gran estilo, demostrando que el relevo generacional había llegado para Grace. A partir de ahora debía compartir las imágenes, el éxito y el glamour con hija Caroline. De paso, Mónaco garantizaba que seguiría teniendo una buena relaciones públicas para promocionar el principado.

En su primera juventud era audaz, independiente. El temperamento dinámico y entusiasta de Caroline se avenía muy bien con los deportes, tenía muy definidas sus preferencias en la vida, aunque a veces era algo caprichosa. En los actos oficiales usaba abundantemente los recursos del buen vestir: joyas enormes, telas hermosas, adornos de cabeza, ¡escotes!, demostrando gran sensualidad e interés hacia los dictados de la moda. Exhibía con mucha frecuencia flores en sus manos, en sus cabellos, en los estampados de sus vestidos. Se la veía a menudo en jeans y camisetas pero no renegaba de los grandes modistos para las ocasiones importantes.

Pese a su cómoda posición, Caroline tenía gran preocupación por conservar su ropa. Guardaba y clasificaba sus viejos vestidos, así como sus zapatos, la mayoría de Charles Jourdan. Para los accesorios de noche prefería Bulgari y tenía una debilidad por los aros, porque estimaba que le alargaban el rostro. En cierta ocasión le preguntaron qué era lo que menos le gustaba de su cuerpo y ella contestó que su pelo. A pesar de ello, los cuidados que dedicaba a su cabellera castaña eran los normales en una joven de su edad: se lo lavaba ella misma y se lo enjuagaba con vinagre, “tengo el pelo muy seco y fino, como el de un bebé”. Sólo acudía a su peluquero –y el de toda la realeza- Alexandre para las salidas importantes.


Su primera boda, la de 1978, fue una ceremonia hermosa. Deslumbrada y radiante, Caroline quiso que todo el pueblo de Mónaco participara de sus esponsales. Al aire libre y bajo una capilla improvisada en el patio de honor del palacio, la primogénita de Grace y Rainiero era una Venus inmaculada en su traje de tul blanco de Dior, confeccionado en cinco talleres distintos para proteger el secreto. Su pelo recogido, que evocaba su amor por la danza, estaba adornado con un tocado de flores de naranjo y muguetes a modo de orejeras. La novia y su flamante esposo salieron a caminar por las calles monegascas, como quien pasea por los caminos de su finca, saludando amablemente a todos los súbditos de su señor padre. Y la princesa, madame Junot, brindó sus mejores perfiles a los cazadores de instantáneas, que a partir de entonces no la abandonaron ni a sol ni a sombra.

Luego de su divorcio, dos años después, la prensa seguía empeñada en hacer de ella una figura frívola que solo se preocupaba de la ropa y de su vida social. Las quejas al respecto se convirtieron en auténticos lamentos, en una especie de canto de cisne para oídos sordos: “Cuando empecé a ver esta imagen mía, de princesa, en los medios de comunicación, me dije: ¡No soy yo! Al principio me reía de ello, luego me empezó a herir. Además, como nada es verdad, me da la impresión de que leo la historia de otra persona (…) ¡Un folletín malo!”. Pocos se acordaban que detrás de aquella glamorosa princesa había una joven que hablaba cuatro idiomas, que era licenciada en filosofía con orientación en psicología infantil, que tenía el bachillerato inglés, que estudiaba griego e historia del arte por puro placer y que era también una lectora febril a quien le interesaban todos los géneros literarios.

Caroline siempre se ha dedicado a cuidar su lado culto e intelectual, que los demás le niegan, incluso en su época de esposa y madre feliz. En 1985 inauguró en Mónaco, en la Biblioteca Irlandesa Princesa Grace, un simposio internacional sobre James Joyce, para el cual redactó –¿osadía o seguridad en sí misma?- su propio discurso de apertura que luego leería ante decenas de eruditos en literatura irlandesa. Más tarde, en 1990, cuando sus labores de primera dama de Mónaco eran reconocidas mundialmente, viajó a Asuán para firmar la declaración que iniciaba la reconstrucción de la Biblioteca de Alejandría. Es verdad que se cambió seis veces de vestido en los dos días que duró su visita, pero su discurso, leído en perfecto francés, se asemejaba a una buena combinación literaria entre Milan Kundera y Marguerite Duras, que dejó boquiabiertos a los presentes, incluido el presidente Mitterrand.


Los Grimaldi, prototipos de la aristocracia posmoderna, recibieron en 1982 un terrible golpe: la muerte de Grace. Rainiero explicó con toda claridad y crudeza a sus hijos la necesidad de unirse y hacer frente a un futuro nada esperanzador. Era consciente de que la imagen que ellos cuatro proyectaban al mundo no era la ideal: un viudo envejecido, una caprichosa princesa divorciada, otra princesa menor de edad con síntomas de gran rebeldía y un varón heredero que padecía “alergia” al matrimonio. Ahora le tocaba a Caroline demostrar de lo que era capaz.

La hija mayor pasó a ocupar la presidencia del Festival Internacional de las Artes y de la Fundación Princesa Grace, se hizo cargo de las Guías de Mónaco y del Garden Club y creó la organización “Joven, te escucho”, que funcionaba como servicio telefónico de ayuda a jóvenes con problemas. También se ocupó de organizar una nueva compañía de ballet de Montecarlo, la gran pasión de su infancia. De hecho, se convirtió en la primera dama aunque sin título oficial. En calidad de tal, recibió de manos de su padre la Gran Cruz de San Carlos, la más alta condecoración de Mónaco.




El 29 de diciembre de 1983 volvió a casarse. Esta vez con el multimillonario italiano Stefano Casiraghi, tres años más joven que ella, en una sencilla ceremonia celebrada en la Sala de los Espejos del palacio y no en la Sala del Trono, como marca la tradición y como cabía esperar si la boda hubiese tenido un mayor esplendor. Además de las respectivas familias apenas hubo veintitrés invitados y Marc Bohan le
diseñó un leve vestido de satén color sepia, cruzado, cuyos pliegues disimulaban su embarazo de tres meses. Esta unión fue como un bálsamo para Rainiero, quien aún guardaba luto por su esposa. En rápida sucesión vendrán los hijos Casiraghi: en 1984 Andrea Albert Pierre; en 1986 Charlotte Marie Pomeline y, finalmente, en 1987 nació su tercer hijo, Pierre Rainier Stefano.


A mitad de sus veinte años, la princesa no acostumbraba tener ideas propias o renovadoras en lo que se refiere a la moda. De su madre, eso sí, ha heredado la forma tradicional de vestir en Europa y la costumbre de ser cliente asidua de Dior, Yves St. Laurent y Karl Lagerfeld, de la casa Chloé. En algunas ocasiones accedía a vestir las creaciones de Valentino. Y aunque a la rebelde princesa de Mónaco se le consideraba en el terreno privado “una muchacha algo frívola y orgullosa” era una mujer mucho más sensitiva de lo que se creía. Prueba de ello es haber logrado que su segundo vestido de novia (para casarse con Stefano Casiraghi) fuera diseñado por el mismo modista que creó para ella el modelo que lució en su primera boda: Marc Bohan, de Casa Dior. Naturalmente, la elegancia de Caroline distaba mucho de ser la de Grace, pues se dejaba llevar por muchos caprichos de juventud, pero tenía una elegancia muy personal.


La diferencia más notable entre Grace y Caroline es que la primera jamás fue sorprendida por las cámaras de los fotógrafos sin arreglar o con un atuendo que, por sencillo y casual que fuera, no lograse el debido impacto. Caroline, en cambio, fue fotografiada muchas veces con una indumentaria que rompía por completo la imagen conservadora de una princesa real. Usaba el cabello libre, lo que favorecía su aire ligero y juvenil. A veces se mostraba públicamente despeinada, cargada de paquetes y sin maquillaje, con prendas casuales y zapatos bajos, su atuendo preferido para salir de compras por París. La princesa Grace, por su parte, sabía mantener ¡hasta en su privacidad! la encantadora magia de su posición.

Lo más admirable de Caroline es que para cada evento sabía lucir exactamente la ropa apropiada: el diseño, la línea o el color, serán más o menos acertados… aunque no siempre los más adecuados a su belleza. Sin embargo, no cabe duda de que en ningún momento (sobre todo desde que comenzó a ocuparse de las funciones que estaban a cargo de la fallecida Princesa Grace y hasta hoy) desentona su forma de vestir con la jerarquía del acto a que debe asistir representando a su padre y al principado. Y en esto la ha ayudado muchísimo Marc Bohan, posiblemente el más paciente diseñador del mundo.

Caroline, a pesar de su herencia norteamericana, confesó en muchas ocasiones que no era partidaria de la moda de aquel país. Nolan Miller, el modista de la serie “Dinastía” y el más cotizado durante los ’80 en los Estados Unidos, no le atraía porque “sus vestidos son demasiado recargados. En ningún momento dan la sensación de que la mujer pueda actuar con la debida desenvoltura, que es el secreto de la verdadera elegancia, porque la forma y los adornos de Miller obstaculizan gestos y movimientos…



La belleza meridional de Caroline era una pura expresión de vitalidad, un arrebato de poderío sensual alimentado desde los propios genes. A su lado, Casiraghi era un partenaire desdibujado, sin más patrimonio que su afición deportiva y cierta dosis de romanticismo al uso. Presente junto a la princesa en las ceremonias oficiales o las veladas mundanas, Stefano la dejó ejercer plenamente su papel, manteniéndose siempre detrás de ella y convirtiéndose en su compañero ideal al ofrecerle el equilibrio que ella necesitaba. Su muerte, el 3 de octubre de 1990, víctima de un accidente náutico, la convirtió en una joven y triste princesa viuda con tres hijos pequeños que cuidar. Acudió al funeral de negro riguroso, con un vestido entallado muy por debajo de las rodillas, mantilla española de blonda negra, medias y largos guantes. Caroline usó este tipo de larga y envolvente mantilla, como una especie de escudo protector, en los tres funerales importantes de su vida, el de su madre, el de su esposo y el de su padre.

Después de la muerte de Casiraghi vivió casi dos años de luto. Su primera aparición pública fue el 4 de mayo de 1991, en un concurso internacional de bouquets, donde, siguiendo la costumbre de la casa, eligió la comunicación no verbal. Como si se tratara de una novicia a punto de tomar los hábitos apareció con un impresionante corte de melena, un riguroso traje negro con blusa blanca y unas gafas de sol redondas. Ese cambio de imagen que entristecía su aspecto venía a significar también un cambio de actitud y de vida. Se retiró a vivir a Saint Rémy- de-Provence, lugar en que se paseaba como una campesina más con vestidos de pastorcilla estilo provenzal, estampados con florecitas blancas, que se hicieron famosos por lo sorprendente que resultaba verla con esos atuendos y porque empezaron inmediatamente a venderse en todo el mundo modelos similares. Su plácida existencia allí, en soledad, fue “amenizada” por la compañía el actor francés Vincent Lindon.





En 1999, el día en que cumplía 42 años, vino la boda con Ernst de Hannover, príncipe titular de la Casa de Hannover, Duque de Brunswick y Lünenburg, amigo de toda la vida de la princesa. Este tercer matrimonio fue el más discreto de los que protagonizó Caroline, pese a que el novio es el de mayor rango de sus tres maridos. Si en 1978 todo Mónaco salió a la calle para celebrar la primera boda de su princesa, en esta ocasión sólo hubo en la plaza del palacio Grimaldi un centenar de periodistas apuntando con sus cámaras a unos balcones que permanecieron cerrados. Caroline y Ernst no repitieron ni la salida al balcón que se produjo en 1983, cuando la princesa se casó por segunda vez. La estricta intimidad marcó un enlace que, según algunas fuentes, se precipitó por el estado de buena esperanza de la princesa, quien reincidía en esa costumbre.







Caroline sumaba a su título de Alteza Serenísima el de Alteza Real y formaba parte ahora del grupo de los reales primos de Europa, constituido por los miembros de todas las familias reales. Considerada casi una princesa de opereta de una dinastía de orígenes cuestionados, la hija mayor de Rainiero podrá ahora codearse con los grandes apellidos de la realeza. Sólo una foto oficial en la que puede verse un retrato formal de los novios -ella con traje gris perla, y él, con terno oscuro- demuestra que Caroline es, además de princesa de Mónaco, princesa de Hannover y, por tanto, súbdito de la reina Isabel II, quien había autorizado el enlace como cabeza de la extinta Casa Real de Hannover.


En el cambio de milenio su estilo seguía siendo impecable. Era muy amiga del diseñador Karl Lagerfeld, pero no necesariamente se vestía de Chanel. Siempre con el atuendo adecuado, sin exageraciones, sin artificios. A sus 40 años y del brazo de Ernst de Hannover, Caroline era una reina sin reino, había entrado por la puerta grande en la galería de la realeza milenaria de Europa y sus apariciones ya no se limitaban a una noche de ópera en un teatro de juguete, sino a las grandes veladas de gala en los principales palacios reales.

Al igual que muchas otras reinas o princesas, usa modernos sombreros para destacarse en la multitud. En su armario tienen cabida desde los trajes de noche sofisticados hasta la ropa deportiva, que utiliza cuando practica algunos de sus deportes preferidos como, por ejemplo, la caza y el esquí. También los trajes sastre, que ella utiliza en funciones públicas cuando tiene que verse muy propia, pero nada de una simple falda recta y chaqueta aburrida. Son diseños de alta costura, muy cuidados en el acabado, en los detalles y los adornos.


Parte de su imagen también se la debe a diseñadores importantes como, por ejemplo, Karl Lagerfeld o Jean Paul Gaultier, quienes han contribuido con sus creaciones para resaltar el estilo de primera dama. No está en las tendencias audaces, jamás se verá con fajas o transparencias exageradas. Peina su cabello de manera discreta, por lo regular lo encima del hombro, su maquillaje es natural, sencillo, no es una mujer que marca grandes tendencias de moda, pero sí tiene seguidoras en todo el orbe que quisieran ser como ella dentro de este estilo natural, clásico y real.


Un gusto distinguido que cada vez es más admirado. Quizá su madre, tristemente fallecida en la plenitud de su madurez, sea el modelo en el que Carolina se fije para ser, hoy, a sus 53 años, la dama perfecta. Lo cierto, es que tanto Grace como ella son dos de las mujeres más elegantes de la historia. Ambas tienen ahora en Charlotte –nieta e hija de éstas, respectivamente- a la mejor heredera de su estilo.


miércoles, 24 de marzo de 2010

Los Ducados reales (IV)

Albany

Duque de Albany es un título que ha sido ocasionalmente restaurado para los hijos más jóvenes de la familia real escocesa y más tarde la británica, particularmente de las Casas de Stuart y Hannover.


El Ducado de Albany fue otorgado primeramente en 1398 por el rey Robert III de Escocia a su hermano, Robert Stewart, como un título perteneciente a la Nobleza de Escocia. “Albany” era un término territorial que representaba partes de Escocia al norte del río Forth, alrededor del antiguo Reino de los Pictos. El título (junto con el Ducado de Rothesay, el primer ducado creado en Escocia) fue perdido en 1425 debido a la traición del segundo duque.


Henry Stuart, Lord Darnley, Duque de Albany en 1565


Fue nuevamente creado en 1458 para Alexander Stewart y se extinguió cuando su hijo John murió sin herederos en 1536. Se creó nuevamente en 1541 para Arthur, segundo hijo de James V de Escocia, quien murió en la temprana infancia. La cuarta creación, junto con el Condado de Ross y la Baronía Ardmannoch, fue para Lord Darnley, el rey consorte de Mary, Reina de los Escoceses, cuyo hijo, más tarde James VI de Escocia y I de Inglaterra, heredó los títulos a su muerte. Esta creación lo fusionó a la corona escocesa hasta la ascensión de James.

El título, junto con el de Duque de York, con el cual desde entonces ha estado tradicionalmente asociado, fue creado por quinta vez en 1604 para Charles I de Inglaterra, hijo de James VI y I. Hasta el ascenso al trono de Charles en 1625, el título de Duque de Albany se fusionó una vez más a las coronas.

La siguiente vez, el título fue otorgado en 1660 al hijo de Charles I, James, por Charles II. Cuando James sucedió a su hermano mayor en el trono en 1685, los títulos se fusionaron nuevamente a la corona. Las ciudades de Nueva York y Albany, Nueva York, fueron así llamadas luego que James asumiera los títulos de Duque de York y Albany. El pretendiente, Charles Edward Stuart, dio el título de Duquesa de Albany a su hija ilegítima Charlotte, quien murió en 1789.


James Stuart, Duque de Albany, futuro James II de Inglaterra (1660)


El título “Duque de York y Albany” fue otorgado usualmente por los reyes de la Casa de Hannover. El título de “Albany” solamente fue otorgado por quinta vez, esta vez en la Nobleza del Reino Unido, en 1881 al Príncipe Leopoldo, cuarto hijo de la reina Victoria. El hijo de éste, Charles, fue privado de la nobleza en 1919 por portar armas contra el Reino Unido en la Primera Guerra Mundial. Bajo el Acta 1917, la línea hereditaria masculina del 2º Duque de Albany tuvo el derecho de petición a la Corona para la restauración de sus títulos. A la fecha, nadie lo ha hecho. El heredero actual es el bisnieto del 2º Duque, Hubertus Prinz von Sachsen-Coburg und Gotha (Aunque el abuelo de Hubertus, Johann Leopold, perdió su status de heredero de la Casa de Saxe-Coburg-Gotha por contraer un matrimonio morganático, esto habría de afectar solamente los títulos principescos alemanes y no los títulos británicos).


Armas del Príncipe Leopold, Duque de Albany


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Cambridge


Duque de Cambridge es un título ocasionalmente conferido a miembros menores de la familia real británica. Debe su nombre a la ciudad inglesa de Cambridge. Fue usado por primera vez por Charles Stewart (1660-1661), hijo mayor de James, Duque de York, más tarde James II, aunque nunca fue creado formalmente duque de Cambridge.


La primera creación oficialmente reconocida fue en la Nobleza de Inglaterra en 1664, cuando James Stuart, hijo del primer matrimonio del Duque de York, obtuvo el título. James, Duque de Cambridge, murió joven sin herederos y el título se extinguió. Fue otorgado después a Edgar Stuart, hermano del anterior, quien también murió joven y el título se extinguió por segunda vez.


Armas de la Casa de Stuart (1603)


El hijo mayor del segundo matrimonio del Duque de York, Charles Stuart (1677), también fue nombrado Duque de Cambridge, pero, habiendo muerto aproximadamente un mes más tarde, no vivió lo suficiente para ser formalmente investido.


El Ducado fue otorgado más tarde a George Augustus, hijo de Georg Ludwig, Príncipe heredero de Hannover y Duque de Brunswick-Lüneburg, quien se convertiría luego en George I de Gran Bretaña. Cuando George Augustus subió al trono como George II, el ducado se fusionó a la corona.

El título otorgado posteriormente se hallaba en la Nobleza del Reino Unido y el agraciado fue el Príncipe Adolphus, séptimo hijo de George III. Luego de la muerte de su único hijo, George, sin un heredero legítimo, el título volvió a quedar extinto.


Príncipe George, último Duque de Cambridge (1819-1904)


El primer nieto del Duque (a través de la línea femenina), Adolphus, Duque de Teck, hermano de Mary, reina consorte de George V, fue creado Marqués de Cambridge en 1917 cuando renunció a sus títulos alemanes y tomó el apellido “Cambridge”. Al morir el segundo marqués sin herederos masculinos, el marquesado se extinguió.


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Clarence


Duque de Clarence es un título tradicionalmente otorgado a miembros menores de las familias reales inglesa y británica. Las primeras tres creaciones se hallaban en la Nobleza de Inglaterra, la cuarta en la Nobleza de Gran Bretaña y la quinta en la Nobleza del Reino Unido.


El título fue otorgado primeramente a Lionel de Antwerp, tercer hijo del rey Edward III, en 1362. Se originó en el pueblo de Clare, Condado de Suffolk, cuyo propietario era de Antwerp a través de su esposa, Elizabeth de Burgh, 4ª Condesa de Ulster, directa descendiente de los de Clare.


Armas de Lionel de Antwerp


Desde que él murió sin hijos, el título se extinguió. Fue creado nuevamente a favor de Thomas de Lancaster, segundo hijo de Henry IV, en 1412. Luego de su muerte, también se extinguió. La última creación en la nobleza de Inglaterra fue para George Plantagenet, hermano de Edward IV, en 1461. El Duque perdió su título en 1478, luego que fuera convicto por traición contra su hermano.


Una cuarta creación en Inglaterra fue planeada para tener efecto: el título iba a ser otorgado a Guilford Dudley, esposo de Lady Jane Grey, hasta su coronación, dado que ella declinó hacerlo Rey consorte. Pero lady Jane fue depuesta antes que esta situación tomara efecto.



S.A.R. El Duque de Clarence y St. Andrews (1800)



Luego de la unión de las Coronas en 1603, a los titulares del ducado les iba a ser agregados nombres de territorios escoceses, como St. Andrews y Avondale. La creación como Duque de Clarence y St. Andrews fue en 1789 para el Príncipe William, tercer hijo de George III. Cuando William sucedió a su hermano como William IV del Reino Unido en 1830, el ducado se fusionó a la corona.


La última creación (Duque de Clarence y Avondale) fue para el Príncipe Albert Victor de Gales, hijo mayor de Albert Edward, Príncipe de Gales (más tarde Edward VII del Reino Unido). Este fue el último ducado real en ser creado con dos designaciones territoriales. El Duque falleció de neumonía en 1892 y el título volvió a ser declarado extinto.


S.A.R. El Duque de Clarence y Avondale (1890)


También tomó la forma de Condado para el Príncipe Leopold, Duque de Albany, hijo de la reina Victoria, y su hijo Príncipe Charles Edward, Duque de Saxe-Coburg-Gotha. El condado de Clarence fue un título subsidiario.


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Cumberland


Duque de Cumberland es un título conferido a miembros menores de la familia real británica. Su nombre proviene a partir del condado de Cumberland.


La primera creación, en la Nobleza de Inglaterra, fue en 1644 para el Príncipe Rupert del Rhin, primo del rey Charles I. Cuando él murió sin herederos, el título fue creado nuevamente en la Nobleza de Inglaterra en 1689 para el príncipe George de Dinamarca, esposo de la Princesa Anne, hija menor de James II de Inglaterra. Él también murió sin herederos, en 1708. Ninguno de estos hombres fue conocido por su título de nobleza.


S.A.R. Príncipe George de Dinamarca y Noruega, Duque de Cumberland, Consorte de Gran Bretaña (1689)


La tercera creación, en la Nobleza de Gran Bretaña, fue para el Príncipe William, tercer hijo de George II. Otros títulos que le fueron otorgados eran Marqués de Berkhampstead, Conde de Kennington, Vizconde Trematon y Barón Alderney, pero todos se extinguieron a partir de la muerte del príncipe soltero y sin hijos. Nuevamente fue creado en la Nobleza de Gran Bretaña pero la forma fue cambiada a Cumberland y Strathearn. El ducado, junto con el Condado de Dublín en la Nobleza de Irlanda, fue otorgado al Príncipe Henry, tercer hijo de Frederick, Príncipe de Gales, y nieto de George II, en 1766. El título se declaró extinto otra vez cuando el Príncipe Henry murió sin hijos legítimos.



Armas de la Casa de Hannover (1714)


La última creación, esta vez como Duque de Cumberland y Teviotdale, fue en 1799 para Ernest Augustus (más tarde Rey de Hannover), quinto hijo de George III del Reino Unido. El título le fue suspendido por las actividades pro-alemanas del tercer Duque durante la Primera Guerra Mundial. Sus herederos por línea directa masculina tienen el derecho de peticionar a la Corona para la restauración de los títulos pero hasta la fecha nadie lo ha hecho. El heredero actual es el Príncipe Ernst Augustus de Hannover, bisnieto del tercer Duque y cabeza de la Casa de Hannover.


lunes, 22 de marzo de 2010

Los Ducados reales (III)

Gloucester


Duque de Gloucester es un título real británico usualmente conferido a uno de los hijos del monarca reinante. Las primeras cuatro creaciones fueron en la Nobleza de Inglaterra, la siguiente en la Nobleza de Gran Bretaña y la última en la Nobleza del Reino Unido; la creación actual trae consigo los títulos subsidiarios de Conde de Ulster y Barón Culloden.




El primer Duque de Gloucester recibe a Richard II en Pleshy Castle



El título fue primeramente conferido a Thomas de Woodstock, decimotercer hijo de Edward III, en 1385. Luego de extinguirse con la muerte de éste, se otorgó a Humphrey de Lancaster, quinto hijo de Henry IV. También se declaró extinto luego de su muerte. Fue conferido entonces a Richard Plantagenet, hermano de Edward IV. Cuando Richard se convirtió en rey, el ducado se fusionó a la corona y luego de la muerte de Richard III fue considerado ominoso ya que los primeros tres Duques murieron sin descendencia que heredara sus títulos. El ducado no fue otorgado por más de 150 años hasta que el próximo en recibirlo fue el hijo de Charles I, Henry Stuart, luego de cuya muerte el título se declaró oficialmente extinto.


William, hijo de la reina Anne, fue tratado “Duque de Gloucester” por toda su vida (1689-1700), pero nunca fue creado oficialmente como tal. Frederick, Príncipe de Gales, fue tratado “Duque de Gloucester” entre 1718 y 1726, pero entonces fue creado Duque de Edimburgo antes que Gloucester.


SAR Príncipe William Frederick, Duque de Gloucester y Edinburgh (1776-1834)


La siguiente creación (1764) fue para el hermano de George III del Reino Unido, Príncipe William Henry, con el nombre de Duque de Gloucester y Edinburgh. La quinta y última creación se le otorgó al Príncipe Henry, hijo de George V, en 1928. Luego de la muerte de éste, el ducado fue heredado por su hijo el Príncipe Richard, quien todavía tiene el título. El heredero actual es Alexander Patrick Gregers Richard Windsor, Conde de Ulster (nacido en 1974).



SS.AA.RR. Los Duques de Gloucester (2009)


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Kent


Duque de Kent es un título creado varias veces en la Nobleza de Gran Bretaña y el Reino Unido. Antiguamente, un título asociado con Kent aparece primero como Reino de Kent (o Cantware), uno de los siete reinos anglosajones que más tarde se fusionaron formando el Reino de Inglaterra. Para 860, Kent perdió su status de reino y fue absorbido por Wessex.


En la Nobleza de Inglaterra, el primer título de Kent fue como Condado. Luego de la muerte de Godwin, Conde de Wessex, su hijo Leofwine (1035-1066) se convirtió en Conde de Kent entre 1056 y 1058. Era un nuevo condado cuyo primer titular probablemente haya sido Godwin, a partir del momento en que éste gobernaba toda aquella área tanto como muchas otras. En 1321, el conde de Kent era Edmund de Woodstock y a través de Joan Plantagenet con Thomas Holland, el título pasaría a la familia Holland, quienes tuvieron el título hasta 1408. En 1461 se le otorgó a William Neville y en 1465 a Edmund Grey. La familia Grey tuvo el título hasta Henry Grey.



Armas de Sir Thomas Holland, Conde de Kent


Henry Grey (1671-1740) sucedió a su padre, Anthony Grey, como el 12º Conde de Kent en 1702. Cuatro años más tarde fue elevado a Marquesado, a la vez que nombrado Conde de Harold y Vizconde Goderich. En 1710 fue elevado al rango de Duque y en 1740 fue nombrado Marqués Grey. Henry tuvo un hijo y cinco hijas con su primera esposa, Jemima Crew, y un hijo y una hija de su segundo matrimonio con Sophia Bentinck. Para la época de la muerte de Henry en 1740, sus dos hijos varones habían muerto, Anthony en 1723 y George en 1733, dejando el Ducado de Kent sin herederos masculinos. Su nieta Lady Jemima Campbell heredaría el título de Marqués Grey y Barón de Lucas, pero todos los otros títulos de Henry, particularmente el de Duque de Kent, se extinguirían con su muerte. Y por los próximos 59 años el ducado permanecería extinto.


El 23 de abril de 1799 el ducado de Kent, junto con el ducado de Strathearn y el condado de Dublín, fue otorgado al cuarto hijo de George III del Reino Unido, el Príncipe Edward Augustus. Éste tuvo solo una hija, la Princesa Alexandrina Victoria (la futura reina Victoria), por lo que luego de la muerte de Edward en 1820, el ducado se extinguió por carecer de herederos legítimos en línea masculina. Un título asociado con Kent permanecería en suspenso por los próximos 46 años.




Príncipe Edward, Duque de Kent y Strathearn (1767-1820)



La siguiente creación de un título de Kent no sería de Duque o Marqués, sino de Conde, con el nombramiento del Príncipe Alfred (1844-1900), segundo hijo de la reina Victoria, como Duque de Edinburgh, Conde de Ulster y de Kent en 1866. El Duque de Edinburgh (quien más tarde sería el Duque de Saxe-Coburg-Gotha) tuvo un solo hijo, el Príncipe Alfred, quien hubiera heredado el título de Conde de Kent entre los otros títulos de su padre si no hubiera muerto antes que él, en 1899. Con la muerte del Príncipe Alfred en 1900, el título de Kent una vez más se declaró extinto.


En 1934, el Príncipe George (1902-1942), cuarto hijo de George V del Reino Unido, fue creado Duque de Kent, Conde de St Andrews y Barón Downpatrick. Tuvo tres hijos antes de su muerte en 1942: el Príncipe Edward, la Princesa Alexandra y el Príncipe Michael. El Príncipe Edward, luego de la muerte de su padre, le sucedió en todos sus títulos.



Príncipe Edward, 2º Duque de Kent


El actual Duque de Kent tiene dos hijos. Las Letters Patent que George V firmó el 30 de noviembre de 1917 restringieron el tratamiento de Alteza Real y la dignidad titular de Príncipe a los hijos del soberano, sus nietos en línea masculina y el hijo mayor del primogénito del Príncipe de Gales. Los bisnietos del soberano en línea masculina tendrán los títulos de cortesía correspondientes a los hijos de duques.


El Duque de Kent tiene los siguientes títulos subsidiarios:

  • Conde de St Andrews
  • Barón Downpatrick

El hijo mayor y heredero del actual Duque de Kent usa el Condado de St Andrews como título de cortesía. El hijo mayor de Lord St Andrews usa el título de cortesía de Lord Downpatrick. Así, el heredero aparente actual del ducado de Kent (o propiamente de su creación en 1934) es George Windsor, Conde de St Andrews.



Línea de sucesión al ducado de Kent

  • George Philip Nicholas Windsor, Conde de St Andrews (1962- )
  • Edward Edmund Maximilian George Windsor, Lord Downpatrick (1988-)
  • Lord Nicholas Charles Jonathan Edward Windsor (1970- )
  • Albert Louis Philip Edward Windsor (2007- )
  • SAR Príncipe Michael de Kent (1942- )
  • Lord Frederick Windsor (1979- )

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Edimburgo


El Duque de Edinburgh es un ducado asociado a Edimburgo, Escocia. Fue creado por primera vez en 1726, en la Nobleza de Gran Bretaña, por parte de George I para su nieto el Príncipe Frederick, quien se convertiría en Príncipe de Gales al año siguiente. Cuando el Príncipe Frederick murió, el título fue heredado por su hijo el Príncipe George. Al convertirse éste en George III del Reino Unido, el ducado se fusionó a la corona y dejó de existir.



George, Príncipe de Gales, Duque de Edinburgh (futuro George III)


En 1764, George III nombró a su hermano menor, Príncipe William de Gales, como “Duque de Gloucester y Edinburgh”. El título pasó al único hijo de éste, William Frederick, quien murió sin heredero masculino, por lo que se consideró extinto.


La Reina Victoria creó el título nuevamente el 24 de mayo de 1866 para su segundo hijo el Príncipe Alfred, esta vez en la Nobleza del Reino Unido. Alfred, Duque de Saxe-Coburg-Gotha, murió sin heredero masculino en 1900.



Príncipe Alfred, Duque de Edinburgh, Duque de Saxe-Coburgo-Gotha


La siguiente creación fue en 1947, cuando George VI se lo otorgó a su futuro yerno, el Teniente Philip Mountbatten. Luego de su matrimonio pero antes de su ascensión al trono en 1952, la Princesa Elizabeth fue tratada como la Duquesa de Edinburgh. Philip se convirtió en Príncipe del Reino Unido, con tratamiento de Alteza Real, en 1957.


En 1999, con ocasión del matrimonio del Príncipe Edward, hijo menor de la Reina y del Príncipe Philip, se anunció que el Conde de Wessex eventualmente seguiría a su padre como Duque de Edinburgh. De todas maneras, el proceso no es simple, pues, como en todo ducado normal, el de Edinburgh pasa a los herederos masculinos del primer duque y Edward actualmente es quinto en esta línea de sucesión, siguiendo a sus dos hermanos mayores y sus dos sobrinos.



Príncipe Philip, actual Duque de Edinburgh


Así, cuando el presente duque muera, el ducado será heredado por el hijo mayor de éste, o sea, Charles, Príncipe de Gales (o su heredero, si él muere). Si Charles no es todavía rey cuando esto ocurra, agregaría a su propia lista de títulos los de “Duque de Edinburgh, Conde de Merioneth y Barón Greenwich”, que hoy pertenecen a su padre. Sólo después que Charles (o su heredero) herede el título de Duque de Edinburgh y ascienda al trono, se fusionaría la presente creación a la corona.




domingo, 17 de enero de 2010

Casa de Hannover

La Casa de Hannover es una dinastía alemana que gobernó el Ducado de Brunswick-Lüneburg (alemán: Braunschweig-Lüneburg), el Reino de Hannover y el Reino de Gran Bretaña e Irlanda. En este último sucedió a la Casa de Estuardo desde 1714 hasta la fundación del Reino Unido en 1801 y desde entonces hasta 1901, fecha en que murió Victoria y ascendió al trono su hijo Eduardo VII, perteneciente a la dinastía Sajonia-Coburgo-Gotha. Algunas veces fue referida como la Casa de Brünswick y Lüneburg, línea Hannoveriana. Es una rama menor de la Casa de Welf, la cual es, a su vez, rama mayor de la Casa de Este, las tres vástagos de la antigua Casa sajona de Wettin.


La Reina Victoria era nieta de Jorge III y descendiente de la mayoría de las grandes casas reales europeas. Fue la última soberana británica de la Casa de Hannover. Desde que no podía heredar el reino de Alemania y sus ducados bajo la Ley Sálica, estas posesiones pasaron al próximo heredero masculino elegible, su tío Ernesto Augusto I de Hannover, Duque de Cumberland y Teviotdale, quinto hijo de Jorge III.


Adquisición de derechos


Jorge, Duque de Brunswick-Lüneburg, es considerado el primer miembro de la Casa de Hannover. Cuando el ducado de Brunswick-Lüneburg fue dividido en 1635, Jorge heredó los principados de Calenberg y Göttingen y en 1636 mudó su residencia a Hannover. Su hijo, el duque Ernesto Augusto, fue elevado al rango de Príncipe-elector del Sacro Imperio Romano en 1692 y unificó bajo su mando diversos territorios del noroeste de Alemania, agrupados en torno a Hannover-, obteniendo del emperador Leopoldo I su constitución en feudo hereditario para los primogénitos varones de su linaje. La esposa de éste, Sofía del Palatinado, fue declarada heredera del trono de Gran Bretaña (entonces Inglaterra y Escocia) en 1701, por un decreto que declaraba que los católicos romanos no podían acceder al trono. Sofía era en aquel momento la más elegible descendiente protestante de Jacobo I de Inglaterra (su nieta).


Sofía de Hannover, Princesa Palatina, Electriz consorte de Brunswick-Lüneburg (1644), vestida con disfraz de indígena

Reinado en formación


Tales derechos los hizo efectivos su hijo Jorge I de Gran Bretaña (1660-1727), quien accedió al trono británico en 1714, como consecuencia de la muerte sin descendencia de Ana I. La Casa de Hannover sustituía así a la de Estuardo y, al mismo tiempo, mantenía la soberanía sobre el territorio continental originario, ampliado por el matrimonio con Sofía de Celle (heredera del resto del antiguo Ducado de Brunswick) y por la anexión de Bremen y Verden a costa de Dinamarca. De hecho, actuó más como príncipe alemán que como rey británico, abandonando la dirección de los asuntos políticos de Gran Bretaña en manos de sus ministros Stanhope y Walpole, ambos del partido Whig, lo cual permitió el fortalecimiento del sistema parlamentario en aquel país.

Jorge II de Gran Bretaña (1727-1760) expandió los estados de Hannover con la anexión de Hadeln y Bentheim, y fundó la Universidad de Gotinga (1735). Jorge III (1760-1820) unificó el Reino Unido con la incorporación de Irlanda a la Corona británica (1800) y amplió Hannover con la anexión de Osnabrück (1802). Durante las guerras napoleónicas, Hannover fue ocupado por los franceses y arrebatado a los reyes británicos, en guerra con Francia; su territorio fue primero cedido a Prusia (1806) y luego repartido entre el propio Imperio Francés y el nuevo Reino de Westfalia (1807).

Jorge III del Reino Unido en ropas de coronación (1761)



Reinado pleno y caída

El Congreso de Viena (1815) devolvió la independencia a Hannover, rectificando algunas de sus fronteras, elevándolo a la categoría de reino y devolviéndoselo a Jorge III del Reino Unido. Éste fue el primer miembro de la dinastía que ejerció plenamente como rey de Gran Bretaña. Su locura hizo que, desde 1811, el poder real recayera de hecho sobre su hijo Jorge IV (1820-1830) en calidad de regente; más tarde sería él quien le sucedería en el trono. Se casó en secreto con una católica en 1785, pero, al descubrirse este enlace ilegal, el matrimonio fue anulado y volvió a casarse, esta vez con su prima Carolina de Brunswick.


Muerto sin descendientes, le sucedió su hermano Guillermo IV (1830-1837). Con el advenimiento de la sobrina de ambos, Victoria del Reino Unido (1819-1901), se separaron la Corona de Gran Bretaña y el Reino de Hannover, pues la Ley Sálica, vigente en Hannover, impedía reinar a una mujer (1837).


La joven Reina Victoria (1842)


La Corona de Hannover recayó sobre el Duque de Cumberland, Ernesto Augusto I (1771-1851), tío de Victoria y hermano menor de Guillermo IV del Reino Unido. Fue un rey reaccionario, al que sólo la Revolución de 1848 obligó a introducir un régimen constitucional. Asumió luego su hijo Jorge V de Hannover (1819-1878), último soberano independiente de aquel territorio, quien se opuso al proyecto de unificación de Alemania que alentaba la Prusia de Guillermo I y Bismarck, poniéndose de parte de Austria en la Guerra Austro-Prusiana de 1866. La derrota militar arrastró la caída de la dinastía, incorporándose Hannover al recién creado Imperio Alemán.

En 1901, con la muerte de la reina Victoria, ascendió al trono del Reino Unido la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha a través de su hijo y heredero, Eduardo VII, como hijo de su esposo, Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha, que genealógicamente pertenecía a esa Casa.



Georg V, König von Hannover, su esposa Marie, su hijo, Kronprinz Ernst August, y sus hijas Friederike y Marie (1854-1856)


Monarcas hanoverianos del Reino Unido

(Las fechas registran el período de reinado)

  • George I (1714-1727)
  • George II (1727-1760)
  • George III (1760-1820)
  • George III (1760-1820)
  • George IV (1820-1830)
  • William IV (1830-1837)
  • Victoria (1837-1901)

Jorge I, Jorge II y Jorge III también fueron electores y duques de Brunswick-Lüneburg, informalmente, así como Electores de Hannover (por unión personal). A partir de 1814, cuando Hannover se convirtió en reino, el monarca británico era también Rey de Hannover.



Estandarte real

Reyes de Hannover (luego del fin de la unión personal)

  • Ernesto Augusto I (1837-1851)
  • Jorge V (1851-1866, depuesto)

El Reino de Hannover finalizó en 1866 al ser anexado por Prusia.

La brecha entre la Casa de Hannover y la Casa de Hohenzollern fue salvada por el matrimonio en 1913 de la Princesa Victoria Luisa de Prusia con Ernesto Augusto III, Duque de Brünswick.


Reclamantes

Los últimos jefes de la Casa de Hannover han sido:

  • Jorge V (1866-1878)
  • Ernesto Augusto, Príncipe Heredero de Hannover (1878-1923)
  • Ernesto Augusto III, Duque de Brunswick (1923-1953), hijo del anterior
  • Ernesto Augusto IV, Príncipe de Hannover (1953-1987)
  • Ernest Augusto V, Príncipe de Hannover (1987-presente)

La familia ha residido en Austria desde 1866; sostiene títulos de cortesía desde 1919.