14 de noviembre de 2015

El espectáculo del horror

18.

Decimos que algo es paradigmático cuando un hecho determinado puede servir de modelo o puede presentarse como ejemplo de otros muchos. Por eso digo, que la cadena de atentados de esta noche en París es el paradigma del terrorismo moderno. Es un ejemplo modélico de lo que persigue el terrorismo.
El espectáculo del horror, la celebración del miedo, la contemplación del terror. En su estado más esencial. Destilado en su pureza más exquisita. El horror del que habla Kurtz en Apocalypse Now. El terror por el terror, sin más. Y no visto por 3 o 4, no. Será observado, escudriñado y analizado por millones y millones de personas en todo el mundo. Buscan que este miedo visceral potentísimo -y ojo, que será masivo y desaforado- traiga cambios en la forma de vida del que sufre el horror. Ahí está el origen y la meta de este acto terrorista paradigmático, de esta masacre: cambiar el modo de vida de la gente. Que no sigan viviendo como hasta ahora, que comiencen a planear respuestas, y se encadenen nuevas acciones, para que el horror siga y siga, como la rueda que gira sin parar cuesta abajo.   
Si el Estado francés permitiera a los medios de comunicación emitir todos los materiales recogidos esta madrugada nos quedaríamos petrificados. Ahora estamos en shock, pero si nos mostraran las peores imágenes de lo acontecido nos quedaríamos al borde del colapso. Un espectáculo dantesco, como aquel que vivió el poeta en compañía de Virgilio en su camino por los niveles del Infierno. 
Y el europeo medio -ilustrado, enciclopédico, digitalizado y tecnificado- comparece esta mañana con escuadra y cartabón. A ver si logra explicarse esta tremenda barbarie tomando medidas. Tratando de analizar cartesianamente esta matanza mirando los elementos sustanciales del evento. 
Decimos que algo es paradójico cuando un hecho determinado nos parece sorprendente o contradictorio, pero también puede ser exagerado, absurdo y disparatado. Por eso digo, que la cadena de ataques de esta noche en París es la absoluta paradoja del terrorismo hodierno. El absurdo incondicional por antonomasia, el disparate llevado a su esencia más brutal, la atrocidad sin paliativos. Una pista de hielo mortal para una razón que se mueve sin patines, y que no para de caerse y de molerse los huesos con cada caída. 
¡Vaya!, ¿son estos los momentos más oportunos para ponerse con la filosofía? No lo sé. Habrá quienes sientan consuelo con estas reflexiones; y habrá quien no esté para nada más que no sea la rabia y el lamento.

Desde aquí, desde ésta mi humilde tribuna, mi solidaridad con el pueblo francés -ese que me vio nacer-, transmitirles mi consternación y mi pena. Que descansen en paz los fallecidos. Mi sentido pésame a sus familiares y amigos, a toda la nación. Mi condena sin paliativos al terrorismo criminal indecente e inhumano.

La barca de Dante (1822) del pintor francés Eugene Delacroix.

5 de noviembre de 2015

NO SE PUEDE HACER UNA TORTILLA SIN ROMPER LOS HUEVOS

17.


Algo se muere en el alma cuando el ser humano descubre esto. 

Hay un momento en nuestra vida -en el primer mundo occidental suele llegar en la adolescencia o primeros momentos de la juventud-, en el que la justicia de perfección aritmética, el bien incondicional y la bondad de pura belleza, se tambalean. Trascurre un poco de tiempo más de convivencia entre nuestros iguales, y terminas viendo como todo eso se cae. El proceso de maduración tiene muchos paralelismos con el proceso de desmitificación. El mundo dista mucho de ser perfecto, bueno y justo. Es bello a rabiar, aunque la belleza no está donde pensabas. Con un poco de suerte eres de esos capaces de ver las pepitas de oro -de perfección, bondad y justicia- entre toneladas de escombros y turba.

Durante el resto de nuestra vida echamos de menos esa pureza que perdimos. También la inocencia y la confianza. De algún modo seguimos pensando que hay algo en nuestro interior prístino, que no puede corromperse. Y que portamos algunas esencias en nuestro espíritu que no pueden ser alcanzadas por la lobunez. Por eso nos cabreamos cuando vemos a otros cometer tremendas injusticias. Por eso nos indignan las corrupciones de los demás. En estos tiempos que corren, la brújula moral es terrible para con los otros. Pero muy comprensiva con nuestras propias faltas.

Sin darnos cuenta de que los demás somos también nosotros, que los otros somos uno mismo. Que lo lobuno está dentro de nosotros y que las esencias se quedaron en la niñez. Que hay que aprender a manejarse en esa constante marejada de grises. Que en este toma y daca constante de la vida algunas veces haces las cosas bien y en otras actúas con mala fe a sabiendas. Eres corrupto para obtener beneficio, o eres injusto para proteger algo que consideras bueno. Sí, así es. En no pocas veces actuamos de mala manera pensando que es la única manera de conseguir algo bueno. 

Lo dicho, no se puede hacer una tortilla sin romper huevos. Esa noche puedes comer otra cosa: te picas una poca de lechuga, te hace un filete de pollo a la plancha o te comes un yogur rico en bifidus. Pero si quieres tortilla tienes que romper los huevos.

Quiero una pastilla, déjese de tonterias

16.

Quiero una pastilla que me cure doctor, que me quite este padecimiento, este problema que me fastidia la vida. Y el doctor en numerosas ocasiones le receta lo que corresponda. Pero en otras muchísimas ocasiones le dice al paciente -o a la paciente- que no le receta nada, que para dejar de padecer lo que padece tiene que cambiar sus hábitos, su dieta, su forma de vida, en definitiva. Y, entonces, se lía una buena.
Las expectativas de la ciencia médica están ahí. Son maravillosas y estupendas. Pero esas expectativas se han manejado de muy mala manera. Por parte de los gestores y administradores, y en no pocas ocasiones por parte de los profesionales. De algún modo, la gente piensa que siempre tiene que haber un remedio artificial (farmacológico) para todo lo que perturba su salud. Es rápido y sencillo. Un vaso de agua, la cápsula y se acabó. El problema está -uno de ellos, claro- en que junto a estos avances no hemos tenido una educación sanitaria que eduque a la ciudadanía en que las panaceas no existen. Que junto con la ciencia (los medicamentos) tenemos que poner hábitos de vida saludables. Esto es, que hay que hacer cambios, esfuerzos, y -en ocasiones-sacrificios.

El Sr. Fulano tiene unos problemas de estreñimiento tremendos. Y se cabrea con su doctor porque todas las pastillas que le manda no le hacen efecto. El día que el médico le dijo que tenía que cambiar de hábitos ya fue el acabose. Menudo rufián. El médico dejo de recetarle comprimidos y le mandó una dieta rica en fibras. Le pidió que dejara de fumar. Le aconsejó que hiciera ejercicio moderado (que además es bueno para el corazón). Que bebiera una buena cantidad de agua al día (que además es buen para el riñón). Que intentara llevar una vida sin tanto sobresaltos (que además es bueno para la tensión arterial). O que, al menos, tratara de manejarlos sin tanta tensión y enfado. Que no se enfrentara a la situación de tener que sentarse en el WC; que eso lleva su tiempo, y hay que afrontarlo con serenidad. Le conminó a que comiera todos los días a la misma hora, estableciendo nuevas rutinas y costumbres. Y que lo hiciera en una situación cómoda y relajada. Sin estrés, que masticara bien todos los alimentos. [Cuando el médico le dijo que masticara bien fue cuando el Sr. Fulano montó definitivamente en cólera].
¡Qué médicos más malos hay en el seguro! le dijo el Sr. Fulano al médico pegando un portazo.

Está feo decirlo, pero el seguro tiene pacientes muy poco colaboradores. El Sr. Fulano se niega a dejar de vivir como vive. Y es ese modo de vida el que le provoca el estreñimiento (por ahora, luego llegarán cosas peores). Y como el Sr. Fulano hay muchos otros. Que no tienen intención de aceptar los cambios, de encajar en su vida los esfuerzos, de hacer sacrificios en pos de una mejora en su calidad de vida. El Sr. Fulano quiere una pastillita y seguir viviendo como le plazca. Es posible que nadie le haya enseñado que detrás de esos esfuerzos y sacrificios hay una mejora importante. También puede darse el caso de que sí se lo hayan enseñado pero al Sr. Fulano no de la sale de las narices aceptarlo. 

Los hábitos de vida saludables, como el ejercicio, la dieta variada, evitar el estrés, sanear la mente, dejar de fumar y consumir alcohol, etc., no son tonterías. En no pocas ocasiones, son tanto o más eficaces que la farmacología. El mundo de la ciencia sanitaria tendría que comenzar a pensar en cómo gestiona las expectativas y los avances. Dejar de venderlos como si fueran mercancías, dejar de ponerse medallas por los adelantos, para empezar. La ciudadanía no puede perder de vista el principio de realidad y empezar a dar por hecho que la panacea de la vida eterna está al alcance de un comprimido. Una educación sanitaria rigurosa y de calidad, que funcione y marque las diferencias, tiene que contar todo lo bueno que se puede hacer; pero que las panaceas milagrosas no existen. El esfuerzo, la entrega, el trabajo con uno mismo son ineludibles. 

27 de octubre de 2015

La cuestión de los epítetos

15.
No creo que nadie piense -al menos yo no lo hago- en lo siguiente: mi madre hetero. Y lo mismo creo que nadie diría para sí: mi hijo gay o mi hermana lesbiana. Tampoco mi amigo vasco o mi compañera catalana. Las relaciones familiares y fraternales, el amor y la cordialidad, el afecto y el cariño convierten esas coletillas, esos adjetivos, en absurdos metafísicos. Son mi madre, mi padre, mi hijo, mi hermana, mi sobrina, mi amigo del alma, mi compañera de avatares. El 'mi' es mucho más importante que la calificación sexual o toponímica. Ese posesivo contiene la información precisa, la única necesaria. Tratamos con personas, no con condiciones sexuales ni accidentes geográficos.
Cuando tratamos con personas que nos son ajenas o lejanas la cosa cambia. Al no haber relación alguna de cercanía, los epítetos se nos escapan, muchas veces de manera automática, inconsciente. Dejamos de controlar esos calificativos, y terminamos usando etiquetas prejuiciosas sin esfuerzo. Nos salen así, sin más. Hemos sido -y somos- educados en poner etiquetas. Y todo empieza por la simpleza de llamarse en los colegios por los apellidos. Esto allana el camino para empezar a ver a nuestros congéneres como si fueran rótulos en vez de personas. 
Esto es una cosa, la fuerza de la costumbre. Otra cosa bien distinta es la mala leche rebozada de estulticia. Hay gente -y no poca por desgracia- que disfruta ofendiendo a los que son de sitios diferentes, y que no quieren respetar las opciones sexuales distintas a las suya. Esta gente enganchan varios epítetos a la vez y los convierten en hipérboles ofensivas que no voy a proferir en mi blog; pero que todos hemos escuchado, y mucha gente padecido.
Las costumbres pueden cambiarse. Los automatismos pueden modificarse. Uno de los pilares de la educación ha de ser el respeto a la diversidad. Y en casa, los padres haríamos bien en enseñar a nuestros hijos lo que es la empatía, entre otras cosas. La mala leche, sin embargo, es harina de otro costal. 
Para empezar, habría que dejar de darles pábulo, a estos incapaces del mínimo respeto. Que esas manifestaciones homofóbicas malsonantes e insultantes -por ejemplo- dejen de tener relevancia social. Todavía nos encontramos con que ciertas actitudes son premiadas socialmente. No son poco los que se jactan pública y notoriamente de metérsela doblada a Hacienda. O el típico 'macho ibérico'. Hay que dejar de alentar estos comportamientos, no jalear más estas manifestaciones. Que la gente anónima de bien les haga el vacío a todos estos. Es un punto de partida. 
  

EXAGERACIÓN... una vez más.

14.

Ayer, lunes 26 de octubre, saltó a los medios informativos una noticia que partía de una de las sedes de la OMS, la Organización Mundial de la Salud en Lyon (Francia). El titular dice así:El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer evalúa el consumo de la carne roja y de la carne procesada”.
El panóptico digital en el que vivimos multiplica exponencialmente todo lo que toca. En poco tiempo –horas- la noticia ya ardía en las redes. Y claro como la mayoría de la gente escribe sin pensar la bola de nieve se convirtió en avalancha en muy poco tiempo. Lo que resulta curioso es que la llamada prensa seria entrara en el juego. Este es el titular que El País dio ayer a esta noticia: La OMS declara cancerígena la carne procesada”. 
http://elpais.com/elpais/2015/10/26/ciencia/1445860172_826634.html
Un día después, con la polvareda montada en todo su esplendor, es cuando aparecen las explicaciones, los matices, los estudios sosegados, las opiniones expertas que ponen en contexto la cuestión. Ayer no, hoy sí. 
Así funcionan los sistemas de noticias actualmente. Se pega el pelotazo. Cuanto más escandaloso sea tu titular mejor. Más –y mejor- se mueven las cosas por las redes. Y ya habrá tiempo de templar gaitas y explicar las cosas con mesura. La OMS ha clasificado la carne procesada como cancerígena. El verbo clasificar, tan científico él, no le viene bien al que vende periódicos o al que cobra por publicidad en la web. Por eso pone el verbo declarar, que es muy cañero y contundente. Lo que lanza la OMS es un comunicado de prensa en el que se presenta de manera sencilla y sucinta una evaluación de algo, sin profundizar. Y esto tan liviano y corto se convierte en algo de peso, en una especie de declaración tremenda de algo inaudito y terrible. Mucha gente ha sobrepasado aquí los límites de la prudencia y el sentido común.
Está de moda, que no nos quepa ninguna duda al respecto: Exagerar sin misericordia ni rubor. La OMS exagera, la prensa exagera, las redes exageran. Yo mismo exagero con las negritas y los subrayados. ¡Vaya!, es que si no exageras eres un don nadie, un ente invisible al que nadie hace caso.
Resulta que ‘eso’ que ha sacado la OMS es un comunicado de prensa (el 240 para ser exactos). ¡Un comunicado de prensa!, de 2 folios. Y dos míseros folios han dado para que se líe parda. 
Y da la posibilidad de enlazar a otra página que dice:Carcinogenicidad del consumo de carne roja y de la carne procesada”, una batería de 27 preguntas, y sus correspondientes respuestas. http://www.who.int/features/qa/cancer-red-meat/es/
El estudio sobre el que está basado esta noticia no está colgado. Todavía está en el nivel de los expertos, no ha pasado a la opinión pública. Y sin embargo se ha montado la mundial porque la prensa y la red dicen que la OMS ha dicho algo.
Sobre dimes y diretes se ha montado un espectáculo dantesco, de manipulación mediática, un ejercicio de miedo a escala mundial, de afrenta contra un grupo de industrias y negocios, y un largo etcétera.
Y el informe respecto a la carne roja habla de:
- … una revisión exhaustiva de la literatura científica acumulada… No es un estudio nuevo ni original. Han hecho un remix científico de algo que ya sabíamos. ¿porqué sale esto ahora, por qué se remueve esto precisamente ahora si no hay datos nuevos realmente?
- …clasificó el consumo de carne roja como probablemente carcinógeno para los humanosLa negrita es mía. El estudio establece una probabilidad, no una seguridad. De traca¡¡ Leen el probablemente pero se lo pasan por el saco escrotal. 
- … basado en evidencia limitada de que el consumo de carne rojaEncima son evidencias limitadas, no totales y objetivas, ni fuera de toda duda razonable. 
- … se han visto asociaciones con el cáncer…. Dicen asociados al cáncer no que haya una relación causa-efecto necesaria e ineludible.
Y sobre la carne procesada dice:
- La carne procesada se clasificó como carcinógena para los humanos (Grupo 1), basada en evidencia suficiente en humanos de que el consumo de carne procesada causa cáncer colorrectal. En 28 palabras, -¡sí en 28 palabras¡- quieres sentar cátedra y que todo el mundo te haga caso. ¿Sólo con carne procesada se tiene cáncer? ¿No hacen falta más elementos, además de éste? ¿Y la gente que no para de comer esta comida y no tiene cáncer, de ningún tipo? ¿Y la gente con cáncer colorrectal que apenas toma carne procesada? Es muy difícil defender esto, querer abarcar tanto con tan poco, sin ofrecer más datos, más información. Querer establecer una verdad indudable por cojones, porque yo lo digo que soy la autoridad y tú me haces caso y punto. Es lo que se llama argumento ad verecundiam, que ya instituyeron los pitagóricos 500 años de Cristo. ¿Por qué produce cáncer la carne procesada?, porque la OMS lo dice. Y por qué esto, por qué aquello, por qué lo otro…. porque la OMS lo dice, así hasta el infinito. 
No doy con la tecla, no entiendo la razón de que la OMS saque este comunicado de prensa diciendo estas cosas tan superficiales, tan obvias, tan simples. No entiendo cómo da pábulo a este enredo tan increible.
Realmente, esto no es un documento científico. Es un documento de prensa. Lo suyo hubiera sido que desde el primer momento –y no al día siguiente- se hubiera realizado una hermenéutica responsable del mismo. Un trabajo de exégesis honesto y fiel, por gente experta en el asunto. Y no convertir una nota de prensa en una avalancha a nivel mundial. Es el viejo problema filosófico de la literalidad frente a la interpretación. Y como cuando se hacen las cosas mal, sin honestidad ni prudencia, a la ligera, se puede provocar un problema que antes no existía.
Y luego está la estulticia comunitaria. Cualquier médico de familia, facultativo especialista y enfermera de atención primaria o especializada le dirá que hay que llevar una dieta sana, hábitos de vida saludable y demás. Pero no ahora. Desde hace 25 años. El mismo tiempo que llevamos defendiendo la dieta mediterránea, el consumo de frutas y verduras desde la infancia, el ejercicio moderado, etc. Hacer caso al comunicado es obviar lo que se ha conseguido en educación sanitaria en décadas. !Que hay que seguir perseverando, pues claro¡ Pero este episodio no creo que ayude a concienciar a la gente. La alarma, la enfada y cabrea, pero no la educa.
Y desde hace más tiempo sabemos cómo son los hábitos alimentarios de los norteamericanos. Y sí, el abuso brutal que hacen de las carnes procesadas. Y aquí nos damos por aludidos como si fuéramos como allí. Como si la industria cárnica no pasara controles de calidad. Como si fuera una especie de mafia criminal y asesina que busca provocar cáncer en la gente. Este informe se ajusta como el guante a una mano a la sociedad norteamericana, y mucho menos a los europeos.
A título personal: A los que piensan que peor no se puede estar, que más bajo no se puede caer, que tenga en cuenta el episodio de ayer. Queda mucha cuesta abajo. Y espérate a ver si no seguimos cayendo arrepentidos de no habernos quedado como estamos.

23 de octubre de 2015

La tormenta perfecta.

13.

No existe una única variante de tormenta perfecta. Por desgracia existen infinitas tormentas perfectas en el infinito mundo de las tormentas. Hoy estoy pensando en una de ellas. Allá va:
Derrotismo. Todo está mal. Solo ven errores, equivocaciones, malas intenciones y problemas en los que le rodean.
Victimismo. Todos quieren hacerme daño. La realidad, y la gente que le rodean, conspiran en su contra.
Proyección. Todos se equivocan. Atribuir a los otros los propios miedos, inseguridades, malestares, etc.
El perro del hortelano. Ni vive ni deja vivir. Nada más que decir.

Cuando un huracán se acerca a las costas, no hay manera de levantar los países y que el remolino destructivo pase de largo sin dañar a la gente. Lo que tenemos es la estrategia del control de daños, poner a salvo lo más esencial y capear el temporal como se pueda.
Pues eso.... hasta la próxima temporada de huracanes.

18 de octubre de 2015

Efervescencia humana

12.

Hay determinados sitios, determinados lugares, que si bien no nos determinan con exactitud, sí nos dicen bastante cosas de cómo somos como pueblo, sociedad o cultura.
Las salas de espera de hospitales y centros de salud, también las de los edificios administrativos, la puerta de los colegios y guarderías, las colas en los supermercados y los comercios. Y, por supuesto, no puedo olvidarme de la sala de espera de la ITV.
En estos espacios podemos ver cómo efervece la naturaleza social del ser humano. Cómo nos comportamos, cuáles son nuestras actitudes, cómo nos manifestamos, cómo nos conducimos entre nosotros. También nos dicen -muy mucho- cómo funcionan las instituciones y las empresas, cómo gestionan el espacio y el tiempo, cómo plantean estas estructuras administradoras el trato con el público en general, etc.
Hay salas de espera que son auténticas pocilgas insalubres, en otras es imposible el orden y el concierto. En ese estado de cosas es difícil pedir al que espera allí un rato largo que se comporte de manera civilizada. Los colegios suelen estar colocados en lugares donde no abundan los aparcamientos, con lo que los coches de los padres se hacinan en doble y triple fila haciendo del tráfico una auténtica ordalía. Y cuando nos encontramos entre el caos y el desorden, llega la ley de la selva, del más fuerte, del me cuelo porque me sale de los cojones.
Hay gente incívica per se. Y gente profundamente civilizada y educada que aguanta carretas y carretones. Luego, la gran mayoría se adapta al entorno, y si son tratados de modo poco propicio, lo normal es que se comporte de modo negativo.

17 de octubre de 2015

Odiando que es gerundio

11.

Por entre la maleza inconmensurable y claustrofóbica de la red va surgiendo, con pujanza incontenible, una nueva categoría que se está afianzando con fuerza en el imaginario colectivo.
El 'Hater' (del inglés hate, odio).
El hater no nace en internet, es allí donde se ha hecho grande, donde ha tomado dimensión global. El 'hater' sale de la misma calle y de la misma plaza de la que salimos los demás, del mismo sitio de donde salen los políticos corruptos, del mismo lugar donde viven las buenas gentes. Y una vez que se agiganta en el panóptico digital vuelve a la cotidianidad de la calle a influenciar a los viandantes del día a día. Vamos, un clásico ejemplo de retroalimentación. 
Miren lo que dice Google:

157 millones de entradas relacionadas con 'haters'. No tengo twitter, pero puedo imaginar al hater campando a sus anchas en su reino.
El odio, el desprecio, la difamación, la crispación, la aversión, la hostilidad, el escrache, la crítica destructiva, la repulsa sin control, la franca animadversión, el ensañamiento sin límites, han llegado para quedarse. En las dos realidades, la digital y la del cemento y el hormigón. Realmente siempre estaban ahí, en equilibrio con sus contrarios más positivos y asertivos. Ahora la balanza no está equilibrada.
El hater, utiliza como coartada, para desfogar el odio que lo consume, las ideas políticas, las protestas sociales y demás. Tratando de dar gato por liebre realmente consigue convencer a los que son como él mismo. Ahí está su éxito, en la hermandad mancomunada, en la fuerza de los unidos. Odiar en grupo, aborrecer en rebaño.


PD: Felipe González no ha sido nunca santo de mi devoción, pero tenía todo el derecho del mundo a hablar, y exponer sus opiniones e ideas. 

16 de octubre de 2015

Haciendo distingos

10.

La lógica no es lo mismo que la estrategia.
La lógica muestra como se encadenan necesariamente una serie de proposiciones hasta llegar a un resultado ineludible. 
La estrategia comienza por el resultado. Una vez puesto el resultado se dan los pasos necesarios para llegar al mismo. Por eso la estrategia usa la lógica si le conviene. La estrategia usa lo que está a la mano para llegar a donde quiere.
El poder se maneja con estrategia, no con lógica. Todo lo que gira en torno al poder, la política por ejemplo, carece muchas veces de lógica, pero nunca de maquinación y cálculo.

15 de octubre de 2015

Ajuste de cuentas

9.

Días como el de hoy me planteo la cuestión de quién está más loco, el loco o todos esos que le hacen caso al loco, que lo jalean, aplauden y siguen como si fueran zombis sin criterio ninguno. Y claro, no es sólo el día de hoy. Resulta que tenemos muchos 'dia de hoy' en los últimos años, en los que muchos siguen como espectros sin sesera a uno sólo. 
"Veis ese puente, pues abajo está el paraíso. Un lugar maravilloso y estupendo, sin corrrupción ni mala gente. Id cayendo que yo me tiro el último. Allí nos vemos"
Me agota el histrionismo y la exageración. Me cansa que la sociedad no aprenda cuando hay ejemplos tan claros, incluso en la historia más reciente.
Días como hoy también entiendo que ya me basta de ir riñendo todos los comportamientos gregarios sin conciencia crítica.Que no voy a maldecir a nadie, tampoco a insultarla por salir a la calle a apoyar a este o al otro. Ni criticarla por votar o apoyar lo que apoya y vota. Ya basta de ir regañando como si fuera todos pequeños infantes. No soy pepito grillo. No creo en algo parecido a la conciencia de un pueblo. Voy a empezar a tratar a toda esa gente como los adultos que son. 
Cuando llegue lo que llegará habrá que joderse. Va siendo hora que, de algún modo, esta sociedad se enfrente (de nuevo) a sus fantasmas y las consecuencias de sus acciones. Consecuencias que serán terribles. El tiempo de ajustar cuentas. El tiempo en el que pagarán justos por pecadores (¡como siempre, la verdad!). Me parece que alguien tiene que guardar fuerzas para cuando ese tiempo llegue.

13 de octubre de 2015

Un Pollock

8. 

Esto es un Pollock. 

No. 5, 1948

El Sr. Pollock es un artista norteamericano que pintaba -como puede verse- cuadros abstractos. La técnica que utilizaba era la del goteo y salpicadura de la pintura. Hay por ahí una peli muy buena -y un tanto aburrida- del año 2000 en la que puede verse cómo trabajaba el amigo Jackson. 
Resulta que la política actual de nuestro país es lo más parecido a un Pollock que existe. Con una salvedad ciertamente importante. Aquí no hay pegotones ni manchurrones de colores. Aquí lo embarramos todo en deposiciones, en heces, en excrementos hediondos.
Con los nuevos parece demostrarse la hipótesis de que, en política, es infinitamente más fácil criticar para destruir que criticar para construir. Y, además, que si tus objetivos políticos no salen adelante, mientras caes en el olvido, puedes llenar de porquería todo tu entorno social.
La campaña electoral ya ha comenzado y la sociedad española, toda ella se está convirtiendo en un inmenso lienzo de Pollock, en la que la materia fecal volará y se esparcirá en pegotones y manchurrones, a discreción.
Uno de los cuadros de Pollock se vendió por más de 100 millones de dolares. Muy poca gente tiene uno de esos. Aquí, en nuestro país, podremos decir con orgullo que sí tenemos un Pollock, pero de mierda.   


11 de octubre de 2015

¿Y los grises?

7.

Hay algo en nuestro interior que nos compele a pensar que detrás de cada opción mala tiene que haber por narices una buena. 
También nos encontramos -en no pocas ocasiones- en situaciones en las que pensamos que hemos tocado fondo, y nos decimos a nosotros mismos que peor no se puede estar.
Y que existe una especie de justicia cósmica - el karma es un pensamiento muy antiguo- que pone las cosas en su sitio.
Y por eso se hacen las revoluciones, para echar a los malos gobernantes del trono y que se coloquen los buenos.
Y por esto Hollywood hace películas románticas donde al final todo es maravilloso y estupendo, donde el mal perece y el bien prevalece.
Y entonces, un día como cualquier otro,...
... descubres que no hay opciones buenas sino que has de contentarte con el mejor de los peores, si tienes suerte y tino (la virtú y la fortuna de Maquiavelo).
... descubres que no has tocado fondo y que se puede estar peor de lo que estabas (y piensas "podía haberme quedado como estaba").
... descubres que el karma tiene una peculiar forma de actuar. Tan peculiar, que más parece que todo el kosmos se está riendo en tu cara.
... descubres que tras las revoluciones de las opciones políticas de todo cuño que prometen el oro y el moro hay gente cuya condición no es ni un ápice distinta de los malos que ocupaban el trono.
... y descubres que Hollywood en general, y el género romántico en particular, han hecho un daño terrible e irreparable a la Humanidad.
Todo el mundo habla de la escala de grises, pero muy pocos asumen verdaderamente que existimos dentro de ellas. Es muy difícil deshacerse de aquello que nos acompaña desde nuestra tierna infancia. De un modo natural, pensamos que las opciones que tenemos para elegir son decidir entre lo bueno y lo malo.

29 de septiembre de 2015

El ¿Imperio? de la Ley

6.

Hay una cuestión importante que acucia a esta sociedad en relación a la ley. Y es que estamos perdiendo el mínimo común y básico de relación y convivencia que proporcionan las legislaciones.
Cada vez es más grande el grupo que pide que se legisle todo lo que ocurre en nuestra comunidad. Cada vez es más grande el grupo que entiende que las legislaciones son algo opcional que tienen que aplicarse (o no) según los intereses en juego. Cada vez hace más ruido el grupo que pide que se minimicen, y hasta eliminen, las legislaciones. Con un grupo que no mengua de gente que no se siente concernida por la ley, y que un día sí y otro también se la pasa por el arco de triunfo. Con otro grupo, al que no para llegar adeptos, que piensan que las leyes hay que cambiarlas a coces. 
Y llegará el momento en el que empiecen a chocar. Y convivir será cada día más difícil.
Y todo esto entre las tremendas carencias del sistema que tiene que poner en funcionamiento las legislaciones: retrasos, falta de personal, de medios y de modernización, la abusiva politización de la judicatura y un puñado más cosas. Y con la obsesión, de importantes sectores intelectuales (y políticos), de reformar y reinsertar al criminal, pero sin preocuparse lo más mínimo por las víctimas.   

PD: Esas preguntas que nos acompañarán siempre, y que difícil respuesta tienen: 
¿Hacer que se cumpla la ley lo convierte a uno en facha franquista, en poco menos que un criminal o en un cromañón desalmado?
¿Las leyes de los progresistas están justificadas, son necesarias e irrenunciables (y hay que poner todos los medios para que se cumplan) y las de los conservadores son un pozo sin fondo y muestran el espíritu retrógrado de los mismos (y si no las cumples te tratan como un héroe)?
¿El que tiene el encargo y desempeño de hacer cumplir las leyes puede dejar de hacerlo por que a la gente le resulte impopular?
¿La ley puede negociarse o mercadearse?
¿Son las leyes para siempre? ¿Cuándo, y cómo, podemos cambiarlas sin tener antes que pasarnos a cuchillo?

PD2: Hay días en los que descubres que los acontecimientos que estás viviendo no son el final de algo conocido sino el principio de algo desconocido. Y entiendes porqué la formación intelectual de la sociedad es tan importante. Y, descubres, que además de ésta -y tan importante como ésta- es la educación emocional de la gente. Ya lo vieron aquellos griegos tan antiguos y sabios que la gente destemplada e imprudente, sin paciencia, que no controla sus humores, es un peligro para sí misma y para su polis.

28 de septiembre de 2015

Taurocatapsia

5.





El fresco de la 'Taurocatapsia', hallado en el Palacio de Cnoso (Creta), es una de las cumbres del arte minoico (Edad de Bronce). Aquel era un palacio sin muros ni fosos ni otras estructuras defensivas. Un palacio en el que no se han encontrado ni un sólo resto de armas de guerra, ni defensivas (escudos, armaduras) ni ofensivss (lanzas, dagas o flechas). Dicen las fuentes que durante un buen tiempo fue una civilización sin guerra. Y de ese tiempo espléndido se data el fresco, en el que hombres (de rojo) y mujeres (de blanco) se enfrentan a unos toros de imponente tamaño dando recortes, saltos y brincos. En Creta hay 'cuernos' por todos lados, como puede verse en el magnífico Museo de Heraklion. Eso define la importancia que le daban al asunto. En vista de los hallazgos anteriores -lo de la ausencia de estructuras bélicas- los expertos piensan que por este 'espíritu cretense' las corridas tendrían que ser incruentas y que tendrían que haber sido similares a lo que hoy conocemos como los 'forcados' portugueses.

Ver: 
http://ancient-greece.org/museum/muse-iraclion.html

PD: Hay gente que piensa que el progreso técnico y científico ha provocado, automáticamente, un progreso civilizatorio y moral. Pienso que con ejemplos como éste tendrían que revisar algunos de sus planteamientos.

27 de septiembre de 2015

Fatum ineludible

4.

La España del toro frente a la España del caballo.


















La gente, la luz y la oscuridad.



La profecía autocumplida. Ese fatalismo que nos determina pese a que no está escrito en ninguna parte. Y sin embargo, aquí estamos, ahítos de mezquindades. Que dios reparta suerte. No esperad misericordia del hombre.

24 de septiembre de 2015

El Drama

3.

El hombre no es una cosa, es una narración dramática. La palabra griega δράμα significa 'hacer', también 'actuar'. El individuo es el que hace las cosas. Un ser que actúa en la realidad; y que actúa sobre el mundo.
Tanto si el mundo fue creación divina o si es el fruto del azar, la evolución y las leyes físicas, el ser humano -con la cultura, la civilización, el mito, la ciencia/técnica, la política, la religión- rehace la realidad.
La configuración orgánica no desaparece, es reconfigurada a imagen y semejanza del hombre -mezclando la crueldad titánica con la misericordia más sublime. La realidad natural, amorfa y peligrosa para la integridad corporal, ha de ser contenida y situada en categorías humanas. Hay ahí una especie de desviación del orden natural, al humanizar el hombre el mundo real. Puedo decir, entonces, que el ser humano es un ser desviado y descentrado que proyecta su propio horizonte. Y necesita un cobijo seguro que lo proteja del centro natural que lo llama constantemente. 
Y, últimamente, necesita también protección frente a la humanidad creada por él mismo. El hombre crea la humanidad para poder vivir en la realidad mundana; pero ahora, esta misma humanidad termina por ponerle en un brete. 
Y es que la contradicción se apodera de la realidad que vivimos: lo mismo que nos permite existir -y sobrevivir durante mucho tiempo- es lo que nos corroe y disuelve.
Ahí está el drama de la vida, cambiamos lo que nos conmueve y afecta y terminamos construyendo algo tan dramático que igualmente nos afecta y conmueve.

23 de septiembre de 2015

Imposiciones

2.
Imponer una moral concreta, un modelo de sociedad, la forma en la que ejercer los derechos y la ciudadanía, la manera en la que decidimos sobre nuestras vidas, el modo en el que se comportan nuestros cuerpos.
Esta es la historia de la política, una buena parte de ella, la que tiene que ver con las ideologías. Y no la practican solamente los conservadores (aunque lo suyo sea atronador y todo el mundo vuelque su bilis sobre ellos). También los progresistas tienen sus imposiciones. Y los que acaban de caernos del guindo y quieren salvarnos a todos de las maléficas garras del averno también terminarán por imponer las suyas. No hay política sin imposición.

21 de septiembre de 2015

Las historias de la Historia

1.
Cosas que se nos imponen. Y no las aceptamos. Porque no las comprendemos. Porque nos repugnan humanamente. Porque ponen en peligro nuestra integridad física y moral. Porque son injustas. 
Pero ahí están. 
Esa imposición que se nos hace es más fuerte que la fuerza que hacemos nosotros en contra, no aceptándolas, no comprendiéndolas. Pensamos que basta con que la justicia y la humanidad estén de nuestro lado. Creemos que es suficiente con que la razón nos asista. Los hechos consumados no entienden de finales felices en las películas de Disney.
Y muchas de ellas hacen más fuerza que la justicia, que la humanidad, que nuestra repugnancia. Son cosas que nos sobrepasan como las olas en el mar. Y nos vencen, nos destrozan, acaban con nuestras energías, con nuestra salud. Son cosas que no se quitan, ni se pueden hacer desaparecer. Cosas que ni siquiera se pueden cambiar. 
Y aun así, no las aceptamos.
Pero ahí sigue la lerna taladrando nuestro existir. Impávida frente a la injusticia. Insensible ante nuestro desprecio. 
Algunas cosas solo queda controlarlas. Vivir es sobrevivir. Buscar el equilibrio en el caos. Pasar al otro bando y jugar a caballo ganador. Seguir ardiendo.
Esta es una de las historias de la Historia de la Humanidad. 
 

16 de septiembre de 2015

La mirada de Rick

Reflexiones Patibularias 
CI

Pienso en mi mirada como si fuera la mirada de Bogart en Casablanca.

Observar la vida –el mundo, la realidad- con detenimiento. Empezamos por ahí. Pero miramos desde dentro, por mucho que quisiéramos mirar desde fuera. En no pocas ocasiones vemos cosas que no nos agradan, o que nos parecen injustas, incluso inconcebibles. Y tras esa observación llega el razonamiento, la comprensión y la interpretación de la vida que vivimos –o del mundo que habitamos, o de la realidad que nos acoge. Es cierto que hay mucha gente que vive sin observar (y ni hablamos de razonar, de comprender e interpretar). Es cierto, también, que hay gente que razona e interpreta sin observan ni un destello siquiera de lo que ocurre. Y hay gente muy razonable que observa pero que no acepta ni soporta lo que observa; y como no le agrada lo que ve, o le repugna, termina estirando la cuerda que une ambos momentos y termina poniendo allí cualquier ocurrencia. 

En no pocas ocasiones, es repugnante lo que uno observa –mientras vive. En no pocas ocasiones sólo observo lobos a mi alrededor. Lobos con piel de lobos, lobos con piel de cordero, corderos que se hacen trizas a ellos mismos y terminan vistiéndose de lobos, lobos disfrazados de pastores, pieles de lobo vacías con espectros en su interior. Y otras gentes observan la realidad y no los ven. Y otras gentes observan el mundo y aunque los ven, los niegan porque les repugna, o les asustan. Y me pregunto, ¿cómo es que no ven lo que veo?, ¿cómo es que no ven la lobunez, la maldad, lo dañino que somos, lo destructivo, lo inhumano, que no hay esperanza que valga, que no hay salvación ni redención, que nada que hagamos es suficiente?, ¿cómo pueden ser tan miopes, o tan ingenuos? Y pienso también: el mundo no debería ser un mundo de lobos. El mundo tendría que ser un mundo de otra cosa. Y pienso –me pregunto más bien- qué ocurriría si de repente llegará un oleaje de santidad y beatitud al mundo y todo fuera como debe ser. Y así, como por arte de magia, dejaríamos a un lado nuestra lobunez y todo funcionase a la perfección; que una felicidad desbordante se apoderara de todo ser humano. ¿Cómo sería un mundo así –o una realidad, o una vida- en la que realmente el mal perezca y el bien prevalezca? Seguramente no serían pocos los que se aburrirían. Y tampoco serían pocos los que desconfiarían de semejante utopía, y le verían los tres pies al gato.

Pero, después de todo lo que llevamos pasado como humanidad lobuna, del daño infligido, del odio derrochado, ¿estamos realmente preparados para la perfección, la bondad, el altruismo sin concesiones? ¿No tendría que entrar tal oleaje hasta nuestro propio código genético? Si todo fuera tan perfecto, lo que sobraría es nuestra cultura, nuestra civilización, que no dejan de ser un ardid evolutivo –como las plumas de colores, las garras, las alas, las hachas bifaces- para ajustarnos a un mundo lobuno lleno de violencia y competición sin fin. Cuando todo sea una maravilla, nada de lo que tenemos nos hará falta. Y será, entonces, el fin del capitalismo consumado, entre otras cosas tales como las ideologías políticas y las confesiones religiosas. Incluso el lenguaje y la comunicación no serían precisas puesto que estaríamos es un estado de perfección cósmica.

Después de pensar tanto dislate, lo que realmente terminamos haciendo es manejar las imperfecciones de un modo digno, y justo. Porque hay personas, como mi amiga Adela, como mis padres, que aun siendo imperfectas, son dignas, honradas, altruistas, solidarias, reflexivas, que tratan de controlar su lobunez con razones y emociones. Entonces, ¿cuánta cantidad de imperfección podemos aguantar, cuánta cantidad de lobunez podemos soportar? Volvemos a donde comenzamos, al ojo del observador que mira la vida desde dentro de la vida. Y todo vuelve a empezar: es el eterno retorno de lo igual. Termino con este patíbulo con Nietzsche, aquel observador de la realidad que acabó loco perdido hablando con los caballos.

15 de septiembre de 2015

Diatribas a la inteligencia emocional (más bien a su ausencia)

Reflexiones patibularias


C

¡Ay, cómo son¡... 

Los incompetentes emocionales; los kamikazes de la discusión; los insuficientes en la comprensión de los otros; los estrechos de miras; los incapaces de cariño; los derrochadores de ira y de envidia. 

Los ineptos en la empatía; los incapaces en el saber estar; con la expresividad de una roca, con el mismo talento que un liquen para comunicar sus emociones; ausentes aquel día en el que repartieron el sentido común, la cordura y el buen corazón.

Los que solo miran su ego, los que solo hacen caso a su ombligo, para los que solo existen sus propias necesidades; los que no templan sus nervios; los que bajo la piel arde una dermis de violencia latente.

Aquellos que viven presos de sus diablos, encadenados a sus adicciones; aquellos a los que la frustración y el strés empeoran su estulticia; todos esos que no se esfuerzan un ápice en convivir en paz con sus prójimos más cercanos. 

Rácanos del afecto, derrochadores de negatividad, expertos en la coacción y maestros del chantaje emocional; ases en retorcer las cosas, en envenenar las conversaciones.

Los que nunca prestan auxilio, los que ni dan ni piden ayuda, la exigen como si fuera un imperativo de la existencia; como si nadie más que él tuviera tribulaciones y  problemas.

Los que no se hacen responsables de sus actos, tampoco de sus palabras; los que quieren conseguir las cosas mediante pataletas e imposiciones.

Los que se obcecan en la culpa e ignoran las soluciones; centrados en lo negativo en vez de arreglar la tarea; esos campeones en buscar culpables, pero que nunca piden disculpas, ni perdón cuando se equivocan.

Tullidos, impedidos, baldados. Perdidos en el orgullo, absorbidos por la soberbia; ensimismado en su arrogancia, enrocado en la cabezonería más obtusa. 

¡Ay, de esos a los que les falta el corazón a pellizcos¡ ¡Ay de esos que padecen de insuficiencia de inteligencia emocional¡

Reflexiones Patibularias 99

Reflexiones Patibularias

IC

Ya sé que el 99 en número romanos se escribe 'XCIX' pero hoy voy a hacer lo que me dé la gana... ¡estoy rebelde!

- En ocasiones veo lobos. Bueno, eso era cuando era pequeño, quizás ingenuo y sin experiencia. Ahora, en ocasiones dejo de ver lobos. Y es eso, que no los veo, no que no estén ahí a la vuelta de la esquina. Un mundo de lobos. De lobos contra lobos.

Maquinadores y calculadores somos los lobos; siempre tramando y urdiendo. Feroces, con ganas infinitas de hacer daño al otro, incluso de manera preventiva. Algunos se enfadan con Hobbes y lo tachan de esto y aquello por decir lo que dijo. Y a mí me llamarán pesimista. No hay problema. Lo que me enfada es que lleve razón -fíjate.

- Y en ese mundo de lobos, se mueven idealistas -esa gente que al mirarse al espejo no ven al lobo sino al cordero- que siguen pensando y esperando finales felices y no tener que elegir entre malos males. Esto es tan antiguo como la lobunez: defendernos de nuestra propia lobunez. 

- Porque la lobunez nos revienta por dentro. Y nos llena de frustración, lo que nos hace más lobunos todavía. Y piensan algunos que pueden escapar de ella. Ahí nace la utopía. 



PD: Pido perdón al pobre lobo, que no tiene culpa de que alguien cogiera su nombre para estos menesteres.

11 de septiembre de 2015

Reflexiones Patibularias 98

Reflexiones Patibularias 98

XCVIII


¡Qué grande! 
La maestría de decir mucho con poco. El problema está en lo mucho que han cambiado las cosas.
Ahora se lee muy poco; y ya no se viaja, se hace turismo. Con lo que al fascismo y al racismo añadimos la superficialidad exagerada y el esnobismo bocazas que no hacen sino empeorar a los anteriores. 

6 de septiembre de 2015

Reflexiones Patibularias 97

Razones Patibularias 97

XCVII

La red que nos circunda y en la que vivimos nos oprime. Nos mata. Corrupta, injusta e inhumana. No se atiene a las razones, a los argumentos. No se atiene a la bondad y la humanidad. No cambia por las buenas. Si no cambia por las buenas, habrá que cambiarla por las malas ¿Cuánta cantidad de violencia estás dispuesto a usar para desembarazarte de ella? Esto nos pone ante dos cuestiones, una interna y otra externa. La externa, ¿somos realmente capaces de generar la suficiente violencia como para ganar a la potencia máxima en generar violencia? Lo que nos lleva a la cuestión interna, si somos capaces de generar esa violencia, ¿qué nos diferencia de esa red?, ¿no nos convertiremos en una nueva potencia máxima que tendrá que ser depuesta, una vez más, por los que están por venir? Si la vía de los argumentos es imposible, si la vía de la emociones humanas no funciona y la vía de la violencia es catastrófica, ¿qué es lo que nos queda? Sobrevivir eligiendo una de las opciones. La que consideres el mejor malo de los peores malos que tienes para elegir. Pasarte al otro bando. Quedarte como estás. Quedarte como estás intentando escapar por los recovecos del sistema. Seguir intentando razonar con la bestia. Seguir intentando emocionar a la bestia. Meterle fuego a la bestia. Que la bestia te meta fuego a ti. Que ambos, la bestia y todos los demás terminemos cayendo por el sumidero de la historia.

4 de septiembre de 2015

Reflexiones Patibularias 96

Reflexiones Patibularias 96


XCVI

Llamamos ‘icono’ al “signo que representa un objeto o una idea con los que guarda una relación de identidad o semejanza formal”. Tenemos un hecho y lo reflejamos, o representamos, a través de una imagen. Esto es, una realidad pasa a ser un signo abstracto o gráfico. La iconización es un proceso de abstracción muy humano. No hay nada malo en ello. La utilidad es manifiesta. Pero hay días en el que este proceso se hace muy patente.
Es el día en el que la muerte del crío en la playa queda convertida en la foto del pobre crío en la playa. Y es ésta, la foto, el icono, la representación, lo que recorre las redes. 
Yo estoy viendo un problema aquí, y no es convertir la realidad en icono. Hace mucho tiempo un tipo desconocido fue muerto y crucificado en la gran puñeta. De ahí surgió un movimiento social y religioso que rápidamente acogió como icono a la cruz. El icono tuvo éxito, todo el mundo sabe lo que representa; y, además, ha llegado hasta nuestros días. 
El problema del pobre crío es que ha llegado a morirse a la orilla del consumo exagerado y sin límite. Ha llegado a morirse a una realidad donde las cosas duran lo que dan de sí, lo que tardan en consumirse. Y aquí se consume de todo, incluido el simbolismo, las imágenes y los iconos. Y se consumen con ferocidad rabiosa. Y los consumimos hasta que se consumen, esto es, hasta que se gastan y nos dejan de valer y buscamos otros nuevos. 
Los símbolos generalmente tardan un tiempo en eclosionar, en solidificar y que todo el mundo sepa qué quiere significar. Y cuando solidifican, por mucho que los uses y mangonees no se disuelven ni llevan al equívoco. Volvamos al símbolo de la cruz y su éxito como icono. Todos sabemos qué significa aunque se haya reducido el peso específico de tal confesión religiosa. Si alguna vez ésta llegara a desaparecer el icono quedará en los libros y los niños del futuro podrán comprender que una vez existió tal cosa. Lo mismo pasa ahora cuando vemos un ‘Ojo de Horus’ (el Udyat) y sabemos que representa a la religión egipcia, un credo completamente desaparecido pero que en su día suponía la realidad cotidiana de mucha gente durante mucho tiempo. 
El problema está en convertir al pobre crío muerto en icono, en representación, en material de consumo para usar y tirar. En estos tiempos que vivimos las cosas no tienen poso, no cuajan, no solidifican. Y precisamente es internet y las redes sociales lo que hace que no eclosionen las cosas. Las redes no son parte de la solución, son parte del problema. Problema que no se resolverá, desde luego, eliminando las redes. Es que el problema se las trae. Y el pobre crío huyendo de sus terribles problemas ha llegado a morirse a ésta nuestra orilla donde estamos a lo que estamos. ¡Pobrecito!
Y junto al icono se propaga la indignación. Una indignación igualmente icónica, representativa e ideal. Una indignación de consumo, que consume iconos como los coches consumen gasolina. Pero estos símbolos e imágenes se gastan y ya no dan combustible para la indignación. ¡Más madera!, decían los Hermanos Marx montados en aquel tren. La semana que viene ocurrirá otra tragedia que será convertida en icono. Y así hasta que nos consumamos nosotros mismos.
Yo tendría mucho cuidado con aquellos que quieren convertir la realidad en foto, el hecho en icono, y la indignación de verdad en pantomima de autoflagelación colectiva que dura dos telediarios. Estaría bien que hiciéramos las cosas bien esta vez. Y santificar con el éxito el icono del pobre crío muerto en la playa. Y que solidifique, que eclosione, que se haga indeleble en el tiempo, como la cruz y el udyat. Y nos recuerde a todos que no podemos dejar a los pobres críos morirse en las playas.
PD: ¿Por qué ahora, y no hace dos meses o dentro de dos meses? Me gustaría que alguien solvente pusiera sobre el tapete una explicación técnica de este éxodo masivo en el verano de 2015 cuando los combates en Siria llevan unos años. Las cosas no pasan porque sí. Quisiera tener en mi poder más elementos de juicio.