“Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a sus casas, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle que tenga un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego…atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerle sentir una fiera acosada por cada lugar que transite”.
Esta frase es de Ernesto ‘Che’ Guevara. Personaje conocido por todos. Personaje que tiene tantas adhesiones como críticos y que al final es un icono mediático más, una cara pegada a una camiseta, una forma de ganar dinero. Pero este post no va sobre el ‘Che’. Eso lo dejo a los libros de Historia. Este post hablará de ideas y del futuro del pueblo. No hablará de hacer cosas difíciles, peligrosas o violentas, hablará de una hipótesis, de una posibilidad remota pero posible, de qué ocurrirá si no paran de acorralar al ciudadano medio. Los científicos han llegado a la conclusión de que el suicidio masivo de los lemmings, esos simpáticos roedores de la tundra y la taiga, arrojándose al mar, no es cierto. Los economistas piensan, junto con los políticos, que a pesar de apretar y apretar, la gente decidirá aguantar y aguantar porque prefiere vivir en la pobreza y la miseria antes que morir en una revolución u otro tipo de conflicto. Que la gente ni se tirará por el precipicio como tampoco lo hacen los lemmings, pero que ni atacará al que le azuza.
Este post comienza con la frase que el Che publicó en 1967, poco antes de morir, en la revista cubana ‘Tricontinental. La Voz Impresa del Tercer Mundo’ (todavía hoy se publica esa revista y puede buscarse por internet). Es un posible trazo del futuro que nos espera. Esta frase es muy dura, muy fuerte, muy violenta. Para muchos expertos, esta frase es la idea fundacional del terrorismo moderno yihadista, el del 11S y el 11M. Este post, continúa con otra frase importante, que si bien ha sido pronunciada hace poco, entrará en los anales de la historia política mundial, por las repercusiones que tendrá. Cito textualmente:
“¡Qué se jodan!”
Esta frase escueta, corta, minimalista diría yo, ejecutada con vehemencia por una señora diputada, Andrea Fabra, hace pocos días, explica certeramente lo que la clase política hace en este país. Y lo que es peor, abre la puerta a que la terrible frase del Che pase del éter del pensamiento a la realidad de la calle. La pepera pija al cruzar esa línea roja pone a mucha gente en disposición de cruzar otra línea roja, la del Che. Esta señora ha materializado la crisis, su exabrupto ha hecho que el huracán tocara tierra: esto ya es un tema personal.
Sí, es personal, y me toca directamente a mí, persona que escribe esto y a otros cuantos millones más de personas en este país. Su desfachatez, sinvergonzonería, mala educación significa que le importamos un pimiento. Fue la clase política la que ha saqueado el país, la que ha gastado y subvencionado a lo bestia, pero somos los ciudadanos los que pagamos nuestro propio funeral y esta señora aplaude, se descojona de risa y manda a millones de personas a joderse con la miseria que les tocará de vivir por la ineptitud de su partido, entre otros. Para ella es motivo de risa, para nosotros es algo personal. Es algo que tocará mi forma de vida, directamente, que llega al centro de mi diana vital. Ella se parte el pecho aplaudiendo y mi vida cambia 180 grados. Mi vida va a cambiar, voy a trabajar más, voy a cobrar menos, tengo que pagar más impuestos, viviré casi como un paria por ser trabajador público y encima tengo que joderme. ¡Esto es algo personal, ahora!; es un agravio a mi persona, con mis nombres y apellidos, y al de mi familia. Con el nombre y apellidos de todos aquellos que están en paro, los que están a punto de ser despedidos, todos los ciudadanos. Ella vive con todo tipo de lujos gracias a su pedazo de sueldo, y los recortes que tiene son de auténtico chiste. Ella no se jode, nos jodemos los demás. ¡Es usted un ser despreciable, señorita pija del PP! Ahora queda claro lo que muchos intuíamos. Les importamos un carajo. Nos quieren para que les votemos, para que puedan acceder a una vida de lujo y gasto, para que ustedes puedan jugar al ajedrez con nuestras vidas desde sus despachos; para que vivan embriagados de poder. Y punto. Luego nos parte un rayo, luego, nos jodemos como bien dice la pija.
Si ellos vienen contra nosotros, contra mi persona, contra mi trabajo, contra mi sueldo y sustento, contra mi familia y mi vida, ¿tengo o no tengo el derecho a la defensa propia? ¿Qué tengo que hacer? ¿Me tiro por un precipicio como los lemmings?, ¿y si con mi sueldo mil veces recortado no me llega para pagar la luz, el agua, la bombona, el coche, la casa, el IBI o la comida? O ¿es que usted piensa que para la chusma ciudadana, la luz, el agua, la bombona, el coche, la casa, el IBI y la comida son lujos y que vivo por encima de mis posibilidades, que gasto más de lo que ingreso? ¿Me voy a vivir debajo de un puente, me suicido? A ver señora mía, ¿qué hago? ¿joderme sin más, se joden mis dos hijos? Tengo dos carreras, dos Expertos y dos Masters, pagado con el sudor de mi frente y el de mi familia, sacados con el esfuerzo de mis horas de sueño. ¿Me está diciendo que además de mandarme a la pobreza, tengo lo que merezco y por eso tengo que joderme?
¡¿Qué clase de política es usted?! Es usted pura chusma, una payasa indigna y miserable, cucaracha hedionda. Usted, señora pija, ha jugado en esta farsa el papel de bufón de la corte. Pero detrás de usted, están los que de verdad dan miedo, los que meten la mano por dentro del pelele, los que mueven los hilos de la marioneta. Los que quieren acabar con todos nosotros para salvarse ellos. Nos están haciendo pagar por ellos. Ellos la han cagado y nosotros limpiamos la mierda. De esta crisis se sale, con esfuerzo y sacrificios; y con recortes. Sí, pero los recortes no sólo han de llegar al tejido social. Nosotros, el pueblo, hemos de asumir con sufrimiento una parte de esos recortes. Pero no todos, y por ahora todos los recortes vienen a por nosotros, ninguno van dirigidos al mundo político y burocrático, que es el que ha fallado, y tendría que asumir su responsabilidad y autoliquidarse por el bien del pueblo. No solamente no reconocen que lo han hecho mal, no solamente no reparten las cargas, no solamente no intentan hacer otras cosas que no sea recortar, encima, entre chanzas, risas e insultos, tenemos que jodernos. ¡Jódase usted buena mujer, jódase usted!
Y podemos llegar al momento en el que estas palabras incendiarias del Che se hagan realidad. Y que la miseria y el sufrimiento que vivimos todos llegue hasta ellos. La gente sabe quiénes son, donde viven, por dónde se mueven, con qué personas se encuentran y demás. Y llegará el momento en que vayan a sus casas pidiendo justicia. O a joderla a ella del mismo modo que ella quiere que nos jodamos nosotros: autodefensa. Y tendrán que vivir en guetos para políticos y pijos ricos, entre alambradas y perros asesinos que los protejan. O nos terminaran por matar a todos. Pero claro si la chusma que trabaja, que paga impuestos, que vota para que ellos tengan su escaño y su dinero se muere, ¿qué será de sus vidas?
Seguro que es tan imbécil que ni lo sabe, pero su frase es el pistoletazo de salida de un nuevo tiempo, de una nueva era: el del fin de la mesura, de la cordura, de la racionalidad, del sentido común, del centro; el fin de la clase media y de los mesotes de Aristóteles. Ha llegado el momento de los excesos, de los extremos y de los extremismos, del todo o nada, del morir o matar, del o ellos o nosotros, de la élite o la chusma. El tiempo del conflicto y la violencia. El diálogo es infructuoso: ¿cómo se puede hablar con un señor político que es rico gracias a que le votaron pero que luego quiere exprimir a todo el pueblo para seguir arriba del todo?, ¿cómo se puede hablar con un político que quiere que nos jodamos? La bola de nieve acaba de salir rodando, ladera abajo. La pija bocazas ha hecho historia; ha comenzado a escribir, sin merecerlo, un nuevo capítulo de la historia de nuestro país. La avalancha comienza a bajar por la montaña, aquí la esperamos.