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1 abr 2018

¿Quién está matando a la industria musical?

La industria "de la cultura" se ha encargado de demonizar las descargas  de contenidos audiovisuales enrocándose en una postura inmovilista incapaz de prever un nuevo orden social -nuevas maneras de consumir ocio y cultura- que ellos mismos auspiciaron.
Para justificar su cruzada  e intentar crear una imagen negativa de los consumidores de recursos audiovisuales por medios telemáticos, la industria y las instituciones crearon la imagen del pirata, pirateando para ello el acervo léxico y prostituyendo el idioma ¿pirata por escuchar música o ver películas?
RAE: pirata.
Del lat. pirāta, y este del gr. πειρατής peiratḗs, der. de πειρᾶν peirân 'atacar, asaltar'.
3. m. y f. Persona que, junto con otras de igual condición, se dedica al abordaje de barcos en el mar para robar.

La paradoja comienza cuando compañías como Sony actúan a la vez como discográficas y como empresas que fabrican dispositivos (Grabadoras de CD y discos grabables) que permiten grabar y distribuir esos contenidos que a priori ellos no quieren que se copien. Por ello, estos dispositivos posteriormente serán gravados por los gobiernos, presionados estos por los lobbis "culturales".  Tras años de luchas sectoriales, incluso  de amenazas internacionales, resulta que la piratería no se solucionaría  con represión, sino con productos adaptados a las nuevas maneras de consumo (HBO, Netflix, Spotify., Amazon Prime Reading o  Kindle Unlimited ) Con servicios adecuados a los nuevos tiempos la gente ya no descarga, la industria  consigue su lucro y los autores pueden cobrar por sus trabajos las migajas que la industria le cede ¿Quién estaba equivocado? ¿Quién está robando a quién?

Gracias a estos primeros momentos en los que los contenidos audiovisuales fluyen por un mar digital tras un trasbordo desde el mundo analógico, cambia la relación entre músicos y espectadores. Aunque la superestrella -entendida como producto de marketing- seguirá existiendo, la escena musical se sobredimensiona apareciendo muchas bandas que, de haberse perpetuado el anterior sistema, nunca hubieran prosperado.  Un grupo de música en la era digital puede grabar y distribuir su música sin necesidad de una multinacional, hecho que evidentemente no es del agrado de quien tenía la sartén por el mango. Para contrarrestar la democratización de los escenarios, el establishment del espectáculo monopoliza los canales de venta de entradas lo que le permite de nuevo poner en jaque al espectador y exprimirlo. Así, los portales de ventas de  entrada como  Viagogo  están siendo investigados por la Fiscalía por si existe un sistema de abusos en la reventa de entradas.  Para concretar esto podemos recurrir al reciente concierto de Metallica en Madrid donde entradas que a priori no deberían pasar de  100€ se vendían a casi 3.000 ¿Fraude?¿ Extorsión? Desde luego que esto va más allá de mero juego de la oferta y la demanda pues se usan canales que dejan en clara desventaja al usuario, pero lo difícil es decidir quién tiene jurisdicción para poner el cascabel al gato.  sin embargo, la mala fe por parte de discográficas y productoras es innegable ¿Quién puede creer que casi un año antes del concierto que Iron Maiden dará en Madrid en julio de 2018 las entradas se agotaran en cuestión de horas? Los artistas solo a veces bajan de su pedestal para ponerse en la piel de sus terrenales seguidores, como hizo Elton Jonh al afirmar que preferiría ver asientos vacíos  a que sus fans fueran estafados con las ventas diferidas de entradas.

¿No será que hemos estado buscando culpables donde no los había? ¿no habrá sido un suicidio programado por las discográficas en vez de un asesinato por parte de los piratas?  La navaja de Ockham afirma que en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable pero no es menos cierto que  dar una respuesta sencilla a un problema complejo es mero populismo. 
 alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

20 ene 2013

El regreso de Megaupload

 Hace unos meses el gobierno americano clausuró cientos de páginas acusadas de difundir de manera ilegal en Internet contenidos audiovisuales. El impulsor de uno de los servidores más populares, Megaupload, anunció que volvería con una alternativa. Y finalmente llegó. El nombre no se aleja mucho de su predecesora: Mega. La nueva web de Kim Dotcom, que ha visto la luz justo un año después de que su hermana mayor fuera eliminada, se vio colapsada en su estreno con 1 millón de usuarios registrados. La culpa la tienen 50 gigas gratis en la nube. 

 No sabemos cómo terminará la nueva aventura de este informático alemán afincado en Nueva Zelanda, que se ve muy seguro cuando afirma que “legalmente, no hay nada que pueda usarse para cerrar mi nuevo sitio, que es tan legítimo y tiene tanto derecho a existir como Dropbox, Boxnet o cualquier otro de los competidores”. A diferencia de Megaupload, los contenidos de los servidores estarán encriptados, con lo que ni los administradores sabrán que contienen los ficheros subidos por los usuarios.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

22 dic 2011

La piratería, el tema recurrente

La escritora Lucía Etxebarría ha comentado en su Facebook que deja de escribir "por la piratería". El tema se ha convertido en trend topic en Twitter y su decisión ha recibido un gran apoyo en la red. Gran apoyo para que no se eche atrás.

Pero ¿por qué esta mofa? Dice  el refrán que hay quien nace con estrellas y hay quien nace estrellado. Pero no es el caso.  Lucia afirma que  Tanto el facebook como el twitter está saturado de mensajes de odio, al tiempo que se permite difamar a otra gente del circo mediático: como el chiste sobre Belén Esteban:
- Doctor, esta nariz nueva que me ha hecho es demasiado pequeña, no queda bien con mi cara.
- No se preocupe señora, hace juego con su cerebro.

Igualmente, no se corta a la hora de etiquetar alegremente a la gente, y anota que no conviene meterse con los mafiosos rusos, los banqueros, los extremistas islámicos y los amantes de la piratería.

Para colmo, en un largo manifiesto del día de 20, afirma, entre otras cosas, que otros autores que viven de su obra son unos mantenidos o  que tienen un trabajo muy lucrativo en el que reciben mucho dinero sin hacer nada, como Urdangarín. Pero cuando más tierra se echa encima es cuando afirma que a mí no me gusta que me roben la propiedad intelectual, porque ella ha hecho cosas parecidas. En 2001 fue acusada de plagiar al poeta leonés Antonio Colinas. También en su novela Amor, curiosidad, Prozac y dudas (1997), incluía en sus páginas frases enteras literales de Nación Prozac, de la periodista y escritora estadounidense Elizabeth Wurtzel. Y en su obra Ya no sufro por amor, utilizó párrafos completos del psicólogo Jorge Castelló. Pero en estos caso, la escritora apela al derecho a la intertextualidad. ¿Cuándo se aplica en propio beneficio es derecho a la intertextualidad y cuando no es robo de la propiedad intelectual?


De todas manera, la afirmación que hace, y sobre la que se monta toda la polémica, está falta de sentido ¿no es posible que la gente se haya cansado de su obra y por eso no la compra? ¿Tiene que tener Internet siempre la culpa de que algunos escritores o músicos no vendan? 
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

27 may 2010

Jueces 0.0 en la sociedad 2.0

Se acaba de celebrar en Cáceres un juicio contra una tienda de informática que, en febrero de 2005, cedió a los deseos de un “comprador misterioso” y le vendió una cpu en la que instaló copias no originales de Windows Xp y Office 2000. El comprador, un detective contratado por Microsoft, pidió que le enviasen el equipo a una dirección que resultó ser el despacho de un notario que debía dar fe de lo que venía en la caja.
Y así lo hicieron, pero lo que el notario pudo ver a continuación es como personal de Microsoft abrió la caja, conectó monitor, ratón y teclado y al iniciar el equipo, efectivamente estaba instalado el sistema operativo y la suite ofimática.
El juez considera que durante esta manipulación pudo haber sido instalado el software en cuestión (sin mala fe, eso sí). Ante la indecisión de la sentencia, se recurre a la tautología dialéctica: «no se puede afirmar, ni mucho menos que esto haya ocurrido, pero tampoco puede afirmarse lo contrario».
Ante esta resolución, cuando menos cómica (instalar un s.o. y el office no es cuestión de un par de minutos) cabe preguntarse ¿por qué no se cuenta en los juzgados con especialistas en informática que puedan dar un poco de solidez y seriedad a este tipo de sentencias? La tecnología nos rodea y no podemos escapar a su influencia. En cualquier profesión es necesaria una mínima alfabetización digital para no quedar fuera de juego, pero si un juez debe jugar un delito tecnológico, debe dominar aquello de lo que habla. De lo contrario, los representantes del poder judicial se arriesgan a hacer declaraciones poco menos que ridículas.
Fuente: Diario Hoy
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

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