![]() |
Tumba de Rubén Darío Catedral de León, Nicaragua. Escultor: Jorge Navas Cordonero |
Nuestro amado Rubén, nos prestó auxilio:
Thanatos
En medio del camino de la Vida…
dijo Dante. Su verso se convierte:
En medio del camino de la Muerte.
Y no hay que aborrecer a la ignorada
emperatriz y reina de la Nada.
Por ella nuestra tela esta tejida,
y ella en la copa de los sueños vierte
un contrario nepente: ¡ella no olvida!
Rubén Darío
Nepente, dice el académico Francisco Arellano Oviedo, en su Diccionario del Español de Nicaragua:
1. Palabra de origen griego que significa exento de
dolor. Medicina de los dioses.
2. Bebida alcohólica.
Por su parte, el Diccionario de la RAE, edición de 1992, dice que nepente
es:
1. Bot. Planta tipo de la familia de las nepentáceas.
2. Mit. Bebida que
los dioses usaban para curarse las heridas o dolores, y que además producía
olvido, como las aguas del Leteo. El Leteo “es el río del Hades o Infierno donde las almas de los muertos bebían el olvido de su alma terrena. La expresión ‘el agua del Leteo’ ha quedado como un símbolo mítico del olvido”, explica el mitólogo español José Antonio Pérez Rioja (Diccionario de Símbolos y Mitos, Editorial Tecnos S.A. 1984. Madrid, España).
Parecía todo diáfano: podía afirmarse que los cuidados paliativos se iniciaron en Grecia. Tal vez , el uso edonístico de los psicotrópicos también.
Mi buen amigo Napoleón Oviedo, nos dejó clavados en las sillas, al replicar riéndose:
Las nepantaceas son plantas carnívoras y crecen sólo en el trópico...
¿ Como podían los dioses del Olimpo haber disfrutado de ese brebaje encantado ?.
Estaba casi resuelto a cambiar el título de mi escrito, cuando leí de Luis Sánchez Sancho en el diario La Prensa:
"Helena ordena a los criados que pongan polvo de nepente en el vino de los
comensales y de esa manera se alivia inmediatamente la tristeza de Telémaco y
de todas las personas que están en el banquete.
Según el mitólogo francés
J.F.M. Noel, “Helena la había recibido la planta de nepente de Polidamna,
esposa de Tanis, rey de Egipto y la mezcló con el vino que se servía en la mesa
de Menelao”.
El polvo de nepente, agrega el mitólogo “adormecía el dolor,
calmaba la cólera y hacía olvidar todos los males”.
Gracias, a Rubén, gracias a Sánchez Sancho, resolvimos el enigma... ya puedo justificar mi escrito...