Para muchos lectores estadounidenses, esta ha sido la gran novela del pasado 2020. Ganadora del Women's Prize for Fiction y con una trayectoria muy destacable, Hamnet de Maggie O' Farrell aterrizó en España el mes pasado de la mano de la editorial Libros del Asteroide con una traducción muy aplaudida y una edición muy cuidada, como la que nos tiene acostumbrados semejante sello editorial. Pero, ¿es tan buena como dicen los suplementos periodísticos? Quizás sí y quizás no. Aquí entraríamos en criterios subjetivos y tendríamos que valorar todo lo que se publicó (de peso) en Estados Unidos en 2020 para determinarlo. Sin embargo, y, aunque no va a ser una de mis lecturas del año (porque tengo demasiados clásicos pendientes de los siglos XIX y XX), debo reconocer que es una novela que roza la excelencia y se codea con otras tantas historias del género histórico.
Porque sí, Hamnet es una novela histórica, pero una novela histórica diferente y hasta cierto punto rupturista. Y eso es un gran acierto por parte de su autora. Cuando un escritor decide emplear para su trama unos personajes y unos ambientes tan alejados de nuestro tiempo como lo son los de las postrimerías del siglo XVI, la labor de documentación debe ser obligatoriamente amplia y rigurosa. ¿Pero qué ocurre cuando la información disponible, a pesar de rodear a alguien del que se ha dicho tanto como William Shakespeare, escasea? Pues se trazan hipótesis más o menos fiables, más o menos coherentes, y en los huecos incorregibles se deja paso a la duda. En esos huecos ambiguos, indemostrables, O' Farrell va a colocar con acierto todo un haz de magia. Un elemento que escapa a esa reconstrucción histórica, pero que nos retrotrae invariablemente al teatro del más grande dramaturgo en lengua inglesa. Si el teatro de Shakespeare está plagado de hadas, brujas y duendes, ¿por qué no deberían aparecer estos en una novela que busca rendirle tan claramente homenaje?
Esta novela habla del autor de Hamlet, Otelo y Romeo y Julieta, pero, curiosamente, no será él el protagonista. De William conocemos muchas cosas, pero serán sus facetas menos señaladas (la tormentosa relación con su padre y sus años previos al éxito teatral) las que saldrán a relucir. Por el contrario, la novela se centrará en la familia Shakespeare, especialmente en su mujer Agnes y en sus hijos gemelos Judith y Hamnet. El conflicto viene de una premonición de la propia Agnes, que sabe antes de tener gemelos que perderá a uno de sus hijos antes de morir. Históricamente, sabemos que quien muere en 1596 es Hamnet Shakespeare a la tierna edad de once años. Su muerte anunciada recuerda a la famosa novela Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez. El lector ya sabe de primeras qué va a ocurrir, pero desconoce el cómo y el por qué, así como las diversas consecuencias tras dicho acontecimiento, siendo esto lo que le motiva a seguir leyendo.
La pieza se divide en dos partes y goza de una estructura diferente en cada una de ellas. La primera parte presenta una alternancia temporal. Se intercalan los días previos a la muerte de Hamnet en 1596 con los amores y el nacimiento de los hijos del matrimonio Shakespeare, así como sus penurias y conflictos, muy propios de los grandes dramas familiares de la narrativa del siglo pasado (pienso mucho en Faulkner, pero también y de nuevo en García Márquez). Una vez muere Hamnet, la segunda parte se deslizará desde las exequias hasta la primera representación en Londres de Hamlet, una de las cuatro tragedias shakespearianas más recordadas. Como se advierte en el prólogo, Hamlet y Hamnet son el mismo nombre encubierto y suenan a herida honda, abierta y puesta al sol.
Agnes como madre se corroe por la pérdida, que puede llegar a resultar desesperante, sobre todo si tenemos en cuenta que toda la novela se articula en torno a dicho evento, convirtiendo a Hamnet paradójicamente en antagonista al decidir morir en oposición al deseo de los protagonistas, en especial de su madre, que, como una heroína griega, es incapaz de alterar cualquier designio del destino a pesar de controlar ciertas fuerzas sobrenaturales, como irá descubriendo el lector. Agnes será, sin duda, el pilar de toda la novela. Se construye como un personaje complejo, enigmático y asocial, ya que no sigue los roles que la sociedad le asigna por ser mujer. Esto la hace probablemente el personaje menos fiel a su contraparte histórica de toda la trama, pues la sociedad inglesa era mucho menos permisiva con la mujer en esta época que la española, lo cual ya es decir mucho. La existencia de una mujer con tal rebeldía en una sociedad como la del Barroco inglés suena a licencia de la autora, pero, lejos de molestar, enriquece. O' Farrell no busca una novela totalmente fiel a la realidad, comprobable o posible, porque entiende que esto le resultaría aburrido al lector y como novelista ese es un pecado que no está dispuesta a pagar.
La sintaxis es directa, con muchos diálogos breves, pero predomina una escasa acción que a veces cae en ciertos clichés. Con toda la profundidad que tiene Agnes detrás de sí, es imposible no ver en ella el rastro de otros tantos personajes parecidos. El hecho de conocer toda la trama desde la primera página resta bastante sorpresa y frescura al relato, que no se termina de solventar hasta su tramo final y que me ha parecido, en lo personal, innecesariamente largo. No obstante, la novela es muy buena y será las delicias de todos los enamorados de las memorables obras del poeta inglés.
Lean mucho, coman con moderación y namasté.