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miércoles, 1 de agosto de 2018

Camino de sangre, de Cesare Pavese y Bianca Garufi



Esta novela de Pavese es profundamente polémica. Primero porque es póstuma y porque parece que solo nos acordamos de la gente cuando está muerta. Segundo porque es muy morbosa, más si entendemos que puede existir un cierto trasfondo de sustento real detrás. Y tercero porque está escrita a cuatro manos con quien se especula fue su amante definitiva, la psicoanalista Bianca Garufi. Los papeles del manuscrito fueron encontrados en 1959 por Italo Calvino, quien era editor de la prestigiosa Enaudi por aquel entonces. El maestro italiano buscaba algunos cuentos inéditos en el estudio de su amigo, pero en lugar de estos supuestos textos lo que halló fue este desgarrador y poético Camino de sangre, una última novela que vería la luz diez años después de la muerte de Pavese. No sé nada sobre la reacción de Garufi al enterarse del descubrimiento de Calvino y de sus intenciones, pero si no le había importado que estuviera tanto tiempo bajo llave, entiendo que mucha gracia la idea no le haría. Más que nada debido al personaje femenino que estaba a su cargo y que podría llegar a interpretarse como un claro reflejo de las desdichas de su vida.

Camino de sangre narra desde la cotidianeidad una historia de amor rota por el dolor acumulado de las heridas del pasado y la lucha inútil contra este. Juega con los conceptos nietzscheanos del eros y el thatanos, la pulsión entre el ansía de vivir y la atracción irrefrenable hacia la muerte. Sus personajes se sienten reales y eso es porque ambos escritores pusieron mucho de su parte para que así fuera. A pesar de que cada uno de ellos tenía pendiente una serie de capítulos (correspondiéndole a Pavese los impares y a Garufi los pares) la narración se siente perfectamente imbricada en sus resortes y la aportación de cada cual, en lugar de separarnos del texto, nos empuja hacia él con más fuerza. Se alternan los escritores, pero también los narradores. Pavese le dará voz a Giovanni, el poético y posesivo exnovio o examante o exalgo de Silvia, que exige toda la atención de esta y siente celos por todo y de todos. En definitiva, un joven infeliz con ínfulas, un poco cargante a veces, pero también con una gran capacidad de reflexión y algunas ideas muy potentes. Garufi, por su parte, se centrará en construir al personaje de Silvia. Desde mi punto de vista, su trabajo es más interesante y, aunque no goce de las lapidarias frases de Cesare, tiene una mayor profundidad psicológica y argumental. Es el pasado de Silvia lo que le impide escapar del pueblo con Giovanni, pero cierto es también que él promete mucho y sueña a lo grande sin mover un dedo, expectante. No es consciente del problema hasta que no es demasiado tarde. Silvia es una mujer que ha sufrido, mucho. Por eso necesita acción y no promesas. Así que le pide que la acompañe a Maratea, su pueblo natal, para asistir a los últimos momentos de un familiar muy cercano. De esta forma, Giovanni podrá entender, accediendo a su círculo íntimo, el porqué de la frialdad y la dureza con la cual Silvia siempre lo ha tratado. Camino de sangre nos muestra la desagradable cara del amor y cómo solo se puede aspirar a llegar a una total comunicación de pareja a través de la apertura de viejas heridas no cicatrizadas. De hecho, uno de los principales problemas que afrontan los protagonistas es la incomprensión derivada de una falsa imagen del otro. La idealización romántica del compañero destaca por ser sana solo en las peores historias.

Ambos construyen una novela turbulenta, pero madura. El toque de Garufi, su buen dominio de los diálogos y la creación de su personaje me parece espléndido. Aporta de veras un aire diferente a la narrativa de Pavese, cuyos rasgos distintivos siguen brillando aquí. Vuelve a aparecer esa visión telúrica del mundo y de la mujer que deja esos párrafos tan bien escritos, esa idea de confrontación lastimera con la realidad, el pesimismo propio de la incapacidad para cumplir los sueños de la juventud, el personaje cínico que prefiere observar antes de actuar, la ambientación de las sierras italianas y la vida en sus pueblos aislados, la confrontación de escenarios rurales y urbanos, pero ahora entra, gracias a Garufi, una mejor gestión de la intriga basada en secretos inconfesables, la visión de la mujer como clase explotada y maltratada incluso en las buenas familias de la época, la deshonra familiar de ser una víctima (muy lorquiana aquí), el endurecimiento del alma a base de golpes y muchos, pero que muchos, silencios significativos. Una combinación más que interesante e enriquecedora, casi diría que imprescindible. La sencillez de su propuesta y su buen desarrollo me han conquistado. No me despido de vosotros sin recomendaros que le echéis un ojo también a la magnífica reseña que ha escrito Rusta en Devoradora de libros.

 Más reseñas de obras de Cesare Pavese en esta esquina: La playa



domingo, 22 de octubre de 2017

La playa, de Cesare Pavese



He de avisar, ya que la edición no lo hace de ninguna forma, de que este libro no es ninguna novela, sino una recopilación de distintos relatos de Pavese, porque de lo contrario les puede ocurrir como mí y quedarse con la cara de pasmarote minuto y medio al acabar lo que viene siendo el primer relato. Advertidos todos, estos son los seis textos que aquí aparecen:

  • La playa: Es el relato más extenso y trabajado. Al igual que en los otros uno de los temas centrales es la envidia y la intrusión. Un profesor universitario de unos cuarenta años, sin mujer ni familia, coincide con un viejo amigo de la juventud, Doro, quien lo invita a pasar unos días en su nueva casa, próxima a una playa muy poco visitada. El profesor acepta, pero su orgullo le impide dormir en la vivienda del amigo, por lo que acaba alquilando una habitación en un hostal cercano. Doro parece tener la vida resuelta con su trabajo y su encantadora esposa Clelia, pero su falta de talento le impide ser feliz. Esto se debe a que las personas tendemos a ver siempre lo que nos falta y muchas veces olvidamos lo que tenemos. Tanto el profesor como un conjunto de personajes masculinos que van a ir apareciendo están de alguna forma enamorados de la sonriente Clelia y desean en su fuero interno que Doro y ella discutan para poder aprovechar la confusión y sacar de allí a la amada. Sin embargo, en el profesor el problema es aún mayor, ya que hasta cierto punto también guarda un especial cariño hacia su viejo amigo. Estamos ante un relato complejo, donde los personajes hablan entre ellos muy sutilmente y se nos muestra lo justo para especular. Lo problemático es el abuso de la inacción por parte de Pavese, que no para de dar vueltas para acabar no dirigiéndose a ninguna parte, y el abrupto final, que se siente inesperado y falto de fuerza.
  • El mar: Mucho más breve. Trata sobre un grupo de niños que se escapan de su aldea, aprovechando la confusión de un incendio cercano, para ir a ver el mar por primera vez. El narrador, al igual que ocurre con el personaje del relato anterior, siente una extraña tendencia a admirar y envidiar a su mejor amigo, Gosto, al que en algunos momentos parece que ama. Gosto es un héroe temerario y su solidaridad es incomprensible para el narrador, desconfiado por educación, con el cual tiene una discusión que los acabará distanciando. 
  • La ciudad: Es el relato en el que mejor se ve la dicotomía campo/ciudad de este conjunto, y aunque en los relatos ya había quedado señalada, esta dicotomía venía desprendida de otra (colinas/playa), aquí se hace patente con mucha más fuerza. Los personajes son jóvenes que han emigrado del entorno rural en el que se habían criado a la ciudad para poder estudiar. El protagonista nuevamente es un personaje tímido y cohibido cuyo mejor amigo, Gallo, es una cabra loca, envalentonado y con poco seso en la mollera. A partir de este relato el tema sexual será mucho menos sútil, lo cual me parece un apunte esencial, ya que todos los textos cuentan con cierta carga erótica tanto heterosexual como homosexual.
  • La chaqueta de cuero: Un joven se ha criado ayudando a un viejo barquero, Ceresa, proyectando sobre él y su chaqueta de cuero una especie de admiración, pero una vez ha crecido lo suficiente, no le dejara sustituirle, motivándole para que estudie algo de provecho, aunque el amor del chico por su trabajo acaba siendo mayor de lo esperado.
  • Primer amor: Trata sobre la iniciación en el amor y en el sexo del joven protagonista, luchando sobre todo contra la despreocupada conducta de Nino, su mejor amigo, un bravucón por el cual siente la ya mencionada dicotomía envidia/admiración/atracción. En el relato Nino y el protagonista deben de vigilar que no venga el novio de la amante de Bruno y tocar el cláxon si se aproximara. La chulería de Nino le lleva a ganarse una paliza y la enemistad de Bruno, que el protagonista se verá luego en la necesidad de solventar. 
  • Historia íntima: En mi opinión, es el mejor relato con diferencia. Goza de un alto nivel de lirismo y se puede decir que en sí mismo merece mucho la pena. Trata sobre un niño que pierde a su padre y se ve en la situación de ser educado por la joven amante de este. Destaca de él sobre todo la teluridad y la emoción puesta en el discurso. Tanto por su temática como por su técnica se siente diferente de los anteriores, que, como ya hemos visto, son bastante homogéneos.
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 En general no es un mal libro, aunque la lectura se vuelve algo difícil, quizás por la traducción y la sensación tan regional que empapa las atmósferas de los textos. Ya leí de Pavese hace algunos años El diablo sobre las colinas y guardaba un buen recuerdo de él. Pavese tiene una capacidad para hacerte ver las cosas más cotidianas del mundo como entes extraños. Estos relatos reflejan parcelas de la realidad desde un punto de vista más complejo y rebuscado, que muchos preferirían no mirar. Por eso, a pesar de que no me ha terminado de gustar del todo y que me ha parecido entre otras cosas demasiado reiterativo, he de admitir que La playa es una recopilación de cuentos bastante valiosa y, como mínimo, sugerente.