Interesante como dato testimonial histórico y curioso si te interesa la biografía del poeta, poco más…
Difícil es leer a Vallejo y no quedarse con ganas de más. Ya me ocurrió el pasado abril con Los heraldos negros; inmediatamente después cayeron Las escalas melografiadas. Hace una semana que regresé al pueblo en el que me crié para pasar unas vacaciones inmerso en la lectura. No pude evitar llegarme a la única biblioteca de la zona a curiosear, y, claro, si uno encuentra estas cosas de Vallejo, de nuestro querido Vallejo, cómo no va a llevárselas a casa. Y con ella Trilce. ¡Al fin! Ya veré si comento algo, pues ya sabéis que la poesía no es precisamente mi fuerte y muchas veces me resigno a decir algo para evitar así cagarla.
Pero vamos con el libro de hoy.
Correspondencia completa es un título con el cual no necesitas mirar en la contraportada para saber qué encontrarás dentro del libro. Recopilaciones como ésta hay cuarenta mil, ¿pero qué hace que ésta sea más interesante que la mayoría? ¿Qué sale Vallejo? Posiblemente. Porque de completa no tiene nada. El propio título promete mucho más de lo que da. No han salido a la luz todas las cartas que escribió César Vallejo en vida debido a que muchas se han perdido o a que ciertas personas prefieren no hacerlas públicas. Lo cierto es que poco contribuye a mejorar la comprensión de la obra del poeta las que sí aparecen. Lo familiar, muy presente en su obra poética, apenas tienen un minúsculo espacio en esta recopilación realizada por Jesús Cabel para Pre-textos. Es fácilmente deducible que Vallejo le escribió más de ocho cartas en toda su vida a su hermano Víctor Clemente; el propio César dice que no recibe respuesta, a pesar de las muchas misivas que envía para Santiago de Chuco desde París. De la misma forma se habla de cartas escritas para Georgette que no están por ninguna parte. No sabemos mucho acerca del matrimonio Vallejo. Se menciona su relación unas tres o cuatro veces, pero no creo que interese demasiado, casi da la impresión de que ni le interesa al mismo Vallejo. Toda inmersión en recopilaciones de este estilo cobra siempre un tinte de prensa rosa que no me agrada. Por suerte, aquí no profundizamos en el dilema.
Una vez sacado lo malo, extraigamos también lo que puede ser útil para algo.
En primer lugar, hay que hacer mención especial a una especie de mantenimiento de una estructura casual que nos permite reconstruir la historia de César Vallejo como si fuese una suerte de novela epistolar, con un protagonista-narrador incuestionable, un comienzo, un nudo y un desenlace. Las cartas conservadas y la forma de ordenarlas permiten una ágil y medio amena lectura.
En segundo lugar, aunque carezca de valor literario, posee un importante valor histórico como testimonio de una personalidad muy concreta, cuyas circunstancias permiten ofrecer una visión del mundo que compartieron muy pocas personas.
En tercer lugar, las continuas cartas que envía Vallejo a sus compañeros artistas le dan la oportunidad al lector de conocer a autores (principalmente poetas del Perú) muy poco difundidos en la actualidad a nivel internacional. Me he pertrechado con una decena de nombres que se suman a mi ya inmensa lista de escritores pendientes.
En cuarto lugar, el contenido de las misivas nos desvela la parte más desconocida de Vallejo: su trabajo como periodista, su condición de mantenido a base de becas del gobierno español y las continuas triquiñuelas para aprovecharse de dicha beca sin cumplir los requisitos mínimos, los continuos préstamos que pedía a sus amigos y conocidos como Pablo de Abril Vivero (diplomático y poeta con el que más se cartea) o Juan Larrea, su horrible forma de administrarse el dinero, pretendiendo una vida que no era la suya, y su conversión al comunismo soviético. Todo esto, así como datos curiosos, puede resultar interesante.
En último lugar, la introducción, a modo de ensayo breve, constituye un nuevo punto a favor de la obra y nos aporta nuevos datos que no se encuentran en el contenido de las cartas y que nos ayuda a comprender éstas de una manera mejor.
Poco más tiene de miga. Curioso, sí. Pero ni una ínfima parte de su labor como escritor.
Podéis encontrar más reseñas de este libro en:
El País (firmada por José Manuel Caballero Bonald y con el que no estoy muy de acuerdo)
El Cultural (firmada por Luis Antonio de Villena y que hoy me cae algo más en gracia)