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martes, 26 de mayo de 2009

otra vuelta de tuerca de anagrama


En el boletín de novedades de enero – febrero de 2009 de Anagrama el editor Jorge Herralde anuncia tres novedades con las que su editorial celebrará sus 40 años:


‘Aparte de una leve remodelación de nuestras portadas, aggiornamiento ya efectuado en algunas ocasiones a lo largo de nuestro trayecto, con motivo de dicho aniversario ponemos en marcha un proyecto ambicioso y confiamos en que será bien recibido: una Biblioteca Anagrama de 100 títulos, de periodicidad semanal, que recogerá nuestros mejores títulos en narrativa, ensayo y reportajes, destinada a quioscos y canalizada por RBA, los mejores especialistas en dicho canal.


Y además de la selección de «clásicos» ya muy reconocidos en esta Biblioteca Anagrama, en mayo de este año emprenderemos una nueva colección, con ocho o diez títulos al año muy escogidos, «otra vuelta de tuerca» en nuestro catálogo, relanzando obras excelentes pero desaparecidas en librerías, o bien agrupando en un tomo varios títulos, con afinidades obvias, de un autor. Su característica común es que, en su día, nos parecieron de edición inevitable, y que ahora lo siguen siendo’.



La Biblioteca Anagrama se vende en quioscos desde hace varios meses y en las portadas tanto de las novedades como de las reediciones ya se ve ese sutil cambio en el diseño al que se refiere Herralde, que personalmente noto sobre todo en la tipografía. Lo realmente novedoso ahora es la aparición a partir del mes de junio de la colección Otra vuelta de tuerca, 'con el propósito de dar justamente una vuelta de tuerca adicional a nuestro catálogo, con valiosas propuestas para los lectores'.


En el boletín de novedades de mayo - julio de 2009 el propio Herralde define Otra vuelta de tuerca como 'una colección que no quiere imponerse limitaciones de ningún tipo, aunque predominará la ficción, y donde coexistirán de forma ecléctica y quizá poco previsible, como en el catálogo del que proceden, la más alta literatura con textos offbeat y rompedores. Requisito único: en su día la publicación me pareció inevitable. Y ahora me lo sigue pareciendo'.


Entre esos "tesoros escondidos" del catálogo de Anagrama que llevan años ausentes de las librerías y que ahora se recogen en Otra vuelta de tuerca apuesto a ojo cerrado por el volumen de Patricia Highsmith. Y los Relatos autobiográficos de Thomas Bernhard me llaman la atención de manera particular, así que habrá que echarles un ojo.


Y, claro, también habrá que estar pendientes de los próximos lanzamientos de esta colección cuyo color seguramente la hará bastante visible en las librerías.

lunes, 20 de abril de 2009

sant jordi o día del libro 2009 [ 12 ] / las recomendaciones de jorge herralde, de anagrama



Jorge Herralde, de Anagrama, también me hizo sus recomendaciones para este Sant Jordi / Día del libro. Las recomendaciones de Herralde son las siguientes:


1. De los libros publicados por Anagrama, ¿cuál recomienda para regalar el próximo 23 de abril?


Naturalmente 2666, de Roberto Bolaño. Alternativa: Los detectives salvajes (y así sucesivamente).



2. ¿Cuál(es) libro(s) regalará el próximo 23 de abril?


A Philippe Ollé-Laprune, escritor francés residente en México, asesor de editoriales francesas y buen amigo, le regalaré Rompepistas, de Kiko Amat, y Bajo este sol tremendo, de Carlos Busqued.





3. ¿Cuál(es) libro(s) le gustaría que le regalaran el próximo 23 de abril?


Cualquier libro de la editorial minúscula, que tan bien dirige Valeria Bergalli. Si ya lo tengo, lo regalaré y haré feliz a un amigo. Y como regalo imposible que Amélie Nothomb me enviase uno de sus muchos manuscritos secretos (y compararlo con el escogido del mismo año para su publicación).



lunes, 12 de enero de 2009

la contraseña de anagrama y la nueva edición independiente en españa

Anagrama jugó un papel fundamental en un momento importante de mi formación como lector. Tenía 23 años, estaba terminando la universidad y empezando a trabajar, a través de Anagrama estaba descubriendo a Capote, a Carver, a Marías, a Baricco, a Tabucchi, a Bolaño y a Auster y en ese momento sentía una gratitud profunda y enorme hacia esa especie de gurú de las letras contemporáneas que es Jorge Herralde.



Hace un par de días recibí el boletín de novedades de enero – febrero de 2009, en el que Herralde recuerda que ‘en abril de 2009 se cumplen 40 años de Anagrama, una editorial recalcitrantemente independiente’ y hace un anuncio:


‘Aparte de una leve remodelación de nuestras portadas, aggiornamiento ya efectuado en algunas ocasiones a lo largo de nuestro trayecto, con motivo de dicho aniversario ponemos en marcha un proyecto ambicioso y confiamos en que será bien recibido: una Biblioteca Anagrama de 100 títulos, de periodicidad semanal, que recogerá nuestros mejores títulos en narrativa, ensayo y reportajes, destinada a quioscos y canalizada por RBA, los mejores especialistas en dicho canal.


Y además de la selección de «clásicos» ya muy reconocidos en esta Biblioteca Anagrama, en mayo de este año emprenderemos una nueva colección, con ocho o diez títulos al año muy escogidos, «otra vuelta de tuerca» en nuestro catálogo, relanzando obras excelentes pero desaparecidas en librerías, o bien agrupando en un tomo varios títulos, con afinidades obvias, de un autor. Su característica común es que, en su día, nos parecieron de edición inevitable, y que ahora lo siguen siendo’.


Aunque Herralde es el editor español independiente por excelencia, quien hoy en día dice “edición literaria independiente en España” necesariamente alude también a editoriales fundamentales como las de los veteranos Beatriz de Moura, Manuel Borrás, Jaume Vallcorba y Jacobo Siruela o a las de la siguiente generación que ya cuentan con una cierta trayectoria y que están en proceso de consolidación: minúscula, Libros del Asteroide, Marbot, Artemisa, Impedimenta, Veintisiete Letras, Melusina, Global Rhythm Press, Ediciones del viento, Nórdica libros, Cabaret Voltaire, Barataria, Gadir, Sexto Piso, Bartleby o Periférica —por mencionar solamente algunas—.


Aprovecho para citar algunos apartes de "La marca editorial como contraseña", un artículo en el que Herralde explica algunos de los principios en los que se fundamenta su concepción de su trabajo como editor:


‘Mi creencia, quizá ilusa, es que, incluso en una época tan acelerada como la actual, sigue siendo importante el largo aliento, la longue durée en la creación, eficacia e influencia de una marca. Para crear una marca editorial —y que se convierta en una contraseña— es imprescindible la persistencia y la coherencia, para fijarla en el imaginario colectivo.


Ahondar en un surco hondo y ancho, sin dispersiones ni despistes. Una imagen nítida, a la vez previsible y sorprendente. La creación de un "aura" que "proteja" a escritores desconocidos, que inspire credibilidad. En lengua española hay ejemplos legendarios de editoriales con aura. Así, para nosotros en las décadas de la posguerra española, con su estricta censura que intentó bloquear culturalmente al país (y en buena parte lo logró), lo fueron las argentinas Sudamericana y Losada, así como, desde mediados de los sesenta, la mexicana Siglo XXI. En España, durante la década de los sesenta, la Seix Barral capitaneada por Carlos Barral marcó un hito importantísimo en la edición española, recogiendo la antorcha del prematuramente desaparecido José Janés. Y por descontado, la estupenda Alianza, que revolucionó la edición de bolsillo.


Las editoriales más idóneas para lograr tal aura son precisamente las independientes, cuya trayectoria la marca el editor a lo largo de los años, en contraste con el consabido trasiego de directivos en los grandes grupos.


Las más idóneas, aunque no las únicas, claro está. Así, por ejemplo, en Italia, las dos editoriales más relevantes culturalmente son Feltrinelli, que es rigurosamente independiente, familiar, y la otra es Adelphi, que tiene como accionista importante (un cuarenta y tantos por ciento) a un gran grupo, pero que opera con gran libertad (...)


La marca editorial no puede fallar ni dejarse tentar por oportunismos facilones, aunque tenga temporadas más opacas, de menos estrellato; como dijo un editor francés, Olivier Cohen, "un editor no debe ser juzgado por los buenos libros no editados sino por los malos que publicó". Su poder, siempre en precario, estriba en no publicar libros malos, al menos a sabiendas, sino intentar en lo posible editar aquellos "libros necesarios" a los que aludió Italo Calvino (...)


Podría decirse que, tras ese vertiginoso recorrido, en sólo diez años, por esa brutal mutación del paisaje, el editor deberá basarse en el conocimiento de su entorno, en su olfato y en su capacidad de reunir marcas armoniosamente, en convertirse en una marca de marcas. Pero quizá esto no represente nada esencialmente nuevo para nuestro oficio, sino sólo retos considerables a los que enfrentarnos, como siempre lo han sido los retos de un editor. Unos retos que se resumen en la capacidad de adaptación sin perder la brújula. Y en el caso de la editorial independiente vocacional por definición, la brújula indica que en el binomio cultura y negocio, que conforma la edición, el norte será siempre la cultura. Y deberá luchar para que su marca sea una contraseña tan visible en el mundo real como el virtual, y que su catálogo, su novela-río, sea frondoso y sorprendente, pero también estructurado y "legible", por así decir, con un argumento en el que las tramas y las subtramas se enlacen en armonía o contrapunto.


Y así, enfrentándose a estos nuevos retos, conseguir que las "estrategias de la virtud" —las estrategias que persiguen publicar las nuevas voces más significativas de su tiempo, y dar cuenta de los más importantes debates culturales y políticos— sigan siendo eficaces para poder seguir perseverando en este oficio inigualable’.



Entre tanto, muchos seguimos preguntándonos cuál y cómo será el futuro de Anagrama una vez Herralde se retire —un tema sobre el que corre uno que otro rumor y que el editor elude insistentemente—.

martes, 13 de noviembre de 2007

notas sobre el cóctel de entrega del premio herralde de novela

Valèria Macías me envía una invitación al cóctel de entrega del Premio Herralde de Novela, al cual ni por un momento se me ocurre dejar de asistir. Cómo no hacerlo después de que durante varios años tuve la costumbre de 'recorrer a paso lento los estantes de las librerías y de detenerme cada vez que a mi ojo se le atravesaba uno de esos lomos marcados con el logo de Anagrama’ y de ‘apostar a ojo cerrado por cualquier cosa que tuviera el sello de la editorial barcelonesa’.


Más que el nombre del ganador o las razones que fundamentan la decisión del jurado, en un principio lo que realmente me interesa es ir a echarle un ojo a lo que pasa en el St. Rémy —un restaurante ubicado en el número 12 de la calle Iradier, en la zona alta de Barcelona— antes y después de la entrega del premio.



En la entrada Jorge Herralde y Lali Gubern reciben a sus invitados. A primera vista distingo algunas caras. Se trata en su mayoría de algunos de los miembros más emblemáticos de “la gauche divine”, ese mítico grupo de artistas e intelectuales acomodados que surgió en Barcelona durante el ocaso del franquismo. Todavía no me encuentro con nadie conocido, así que me doy una vuelta por el salón durante la cual me toca hacer una finta para no tropezarme con Enrique Vila-Matas.


En algún momento todos los que me rodean esperan su turno para abrazar a una mujer mayor que gesticula exageradamente. Es Inge Feltrinelli, que lleva unas gafas de sol sobre su pelo de color encendido, tiene mucho maquillaje en su rostro bronceado un poco más de la cuenta y va vestida de una manera bastante colorida.


Desde donde estoy veo llegar al agente Guillermo Schavelzon, a Antonio Ramírez de La Central, a Esther Tusquets, a Eduardo Mendoza y a Beatriz de Moura, que van repartiendo saludos mientras atraviesan el salón. Un hombre de aspecto alicaído que lleva un sweater de rombos da vueltas por toda el salón, como buscando con quién hablar. Se me parece a Alfredo Bryce Echenique pero no estoy del todo seguro de que sea él.


Al resto de personas no las distingo. Deben ser editores, encargados de derechos, jefes de prensa, agentes, scouts, traductores, autores, distribuidores, libreros, gestores culturales, periodistas y figuras políticas locales. Mientras que los seniors hablan pausada y discretamente, los juniors hacen ademanes un tanto histriónicos. Van tan bien vestidos y arman tanto alboroto porque saben que son el futuro de esta industria en la que poco a poco se va produciendo un relevo generacional.


Subo a la segunda planta del St. Rémy, donde hay muy poca gente y se puede respirar mucho mejor. En algún momento una voz masculina con un timbre bastante agudo pide hacer silencio y anuncia que se va a entregar el premio —cuyo resultado se conoce desde el mediodía—. Cuando me asomo por la barandilla para ver hacia el lugar que atrae la atención de todos descubro con sorpresa que quien habla es Jorge Herralde, cuya contextura robusta todavía no acaba de encajarme con su voz —que siempre imaginé firme y potente—. El editor de Anagrama destaca que desde 2003 todos los ganadores y una buena parte de los finalistas del premio han sido hispanoamericanos, se refiere al significado que tiene el Herralde de Novela, presenta al jurado, saluda a Inge Feltrinelli y le da la palabra a un funcionario del Ajuntament de Barcelona que hace un discurso oficial —es decir, políticamente correcto y soso— sobre la importancia que tiene el premio para la ciudad. A continuación se presenta tanto al ganador como al finalista, ambos pasan al frente, se les dedica un breve aplauso y se les da la palabra. Sin embargo, el resurgir de la conversación indica que a nadie parece interesarle lo que dicen.



Más adelante me encuentro con Isabel Núñez, con Subal Quinina y Mariana, con Patricia Escalona y con una amiga mexicana que acaba de enterarse de que el finalista era uno de los reporteros de su equipo de trabajo cuando ella era editora en un periódico de Guadalajara. Isabel, Patricia y mi amiga mexicana se van cada una por su lado. A varios metros veo a Valeria Bergalli y aunque quiero ir a saludarla soy consciente de que en ese momento desplazarme hasta donde ella está es imposible.


Mientras comentamos con Mariana cómo son estos eventos en Colombia y Venezuela, Subal se ponen a hablar con alguien que cuando me sumo a la conversación me entero de que es ni más ni menos que el Llibreter. Amb la Mariana ens posem a parlar en català para hacerles un guiño cultural a Subal y al Llibreter. Aunque después de un par de frases bien dichas es imposible hablar fluida y correctamente, Mariana i jo parlem una mica mes però molt malament. ¡Quina vergonya amb els companys catalanoparlants!


Los camareros atraviesan el lugar llevando bandejas llenas de mini bikinis, buñuelitos de bacalao, pinchos de gambas y toda clase de canapés sin detenerse por donde estamos nosotros. El efecto de las copas empieza a notarse en el aumento del volumen de la conversación y en la progresiva pérdida de la rigidez inicial. El salón de abajo empieza a desocuparse y veo que el hombre que se me parece a Bryce Echenique finalmente ha encontrado con quién hablar.


A estas alturas sólo quedamos los pringaos que queremos pillar hasta la última croqueta y cerciorarnos de vaciar todas las botellas antes de irnos. De repente se bajan las luces y los camareros empiezan a recogerlo todo. Caminamos con Mariana, Subal y el Llibreter hasta los ferrocarriles de Sarriá. Mientras vamos en el tren hacia Plaza Catalunya Subal me dice que espera leer pronto mi crónica del cóctel y yo le respondo que no existe la más remota probabilidad de que la haga.


Tal vez la frivolidad de un evento social nos impida ver la importancia que tiene como fuente de legitimación de aquello que se celebra: bautizos, cumpleaños, primeras comuniones, graduaciones, matrimonios, funerales y premios literarios. Invitar a los demás a celebrar con nosotros es hacerlos partícipes de nuestros triunfos pero también la oportunidad perfecta para ufanarnos públicamente de estos.



Aunque es cierto que Jorge Herralde ha demostrado ser un anfitrión generoso con sus invitados, vale la pena destacar que ante todo es un gran editor cuyo agudo olfato le ha permitido construir a lo largo de casi 40 años su gran obra: el catálogo de Anagrama.

martes, 25 de septiembre de 2007

destino frankfurt [ 2 ] / el panorama de la traducción al castellano de obras escritas en catalán según jorge herralde

La lengua es uno de los vehículos privilegiados para la expresión de una cultura y de una identidad —también lo son la comida, las marcas que se llevan sobre el cuerpo, las creencias, la música, la tradición oral y muchos otros aspectos de la vida social—. Gracias al carácter perdurable de la escritura, a través de sus distintas formas podemos transmitir en un lenguaje común nuestras ideas, preguntas o inquietudes y dejar constancia de ellas para la posteridad. Supongo que además de ser particularmente crítico en el caso de las lenguas minoritarias, lo anterior explica por qué en ocasiones quienes las hablan las defienden encarnizadamente y recurren a ciertas estrategias para protegerlas de amenazas externas de todo tipo.


En todas estas cosas me hizo pensar el libro Autores catalanes traducidos al castellano, en el que Jorge Herralde presenta la colección que preparó Anagrama con motivo de la invitación de la culturar catalana a la Feria de Frankfurt que tendrá lugar próximamente.


En un capítulo titulado “Recepción de los autores catalanes traducidos” dice Herralde:


‘La acogida por parte del mercado español de la literatura catalana traducida no ha sido muy entusiasta, por decirlo de una forma suave. Por una parte, las librerías están muy invadidas por los autores españoles (más algunos, aunque no demasiados, autores latinoamericanos) y por las traducciones de países anglosajones.


Una situación muy similar a la de otros países europeos (de la Europa continental), donde sus respectivos autores nacionales y los anglosajones también son hegemónicos. Como es sabido, tan sólo un número reducido de autores traducidos del francés, italiano, alemán, polaco, etc., logra un apreciable número de lectores (estas consideraciones se refieren a la llamada literary fiction, concepto con márgenes algo imprecisos pero bien entendible).


Pese a las dificultades comerciales previsibles (y luego confirmadas), empecé a publicar a autores catalanes, al igual que hacía con otras literaturas continentales europeas, la francesa y la italiana es especial, a las que también podía acceder como lector. Por cierto, tampoco fueron precisamente gloriosas las ventas de autores como Pierre Michon, Julien Gracq, Claude Simon, Rayomnd Queneau, Giorgio Manganelli, Salvatore Satta o Gesualdo Bufalino, pero sus obras enaltecen cualquier catálogo literario.


El caso del autor catalán traducido sería, pues, similar al del autor europeo continental pero con algunos handicaps adicionales que agravan la situación. Por una parte, en Cataluña gran número de su posible público lo lee, claro está, en su versión original. Por otra, no hay que descartar la hipótesis de que, a ciertos lectores españoles, las onomásticas y toponimias que persisten en libros traducidos del catalán les produzcan un rechazo visceral. Por no hablar de la extrañeza que puede suscitar el hecho de que haya escritores que se empecinen en escribir en tan minoritaria lengua (…).


Además, los medios de comunicación en Cataluña dan cuenta de la publicación de los libros cuando aparecen en catalán; al traducirlos al castellano las migajas mediáticas que se obtienen son escasísimas. Para combatir estas carencias, cada vez se procura más la publicación simultánea en catalán y castellano. Pero el porcentaje es aún escaso, al contrario de lo que pasa con las traducciones de otros idiomas al catalán y al castellano, en la que, con mucha frecuencia, se pactan de forma fluida entre los editores en catalán y castellano la publicación simultánea y la promoción conjunta. Para completar el panorama, los escritores catalanes, salvo esporádicas y escasísimas excepciones, viajan poco por España, por lo que su red de alianzas y amistades, su network, es muy precaria, lo que no ayuda precisamente a favorecer su difusión.


Todo ellos, y pese a la calidad literaria de un número apreciable de escritores, ayuda a comprender la difícil penetración en España de la literatura catalana, como rama particularmente frágil, debido a los handicaps mencionados, de la literatura europea continental.


Y explica la dificultad de una política sistemática de traducción al castellano de las obras más valiosas y de los nuevos valores de la literatura catalana. Así, por ejemplo, en la década de los setenta, si bien recuerdo, se produjo una voluntariosa iniciativa de Alianza Editorial, en la que se lanzó una colección compuesta por títulos bien escogidos y bien traducidos, con resultados decepcionantes.


Sin embargo, en estos últimos años la compra de sellos catalanes por grandes grupos que publican habitualmente en castellano, como el caso de Columna, ahora propiedad de Planeta, ha propiciado un mayor número de traducciones al castellano en algunos de sus sellos.


También merece la pena reseñar un fenómeno inesperado: la publicación de best sellers previsibles (o confirmados) de autores en castellano que se traducen al catalán, algunas veces en lanzamiento simultáneo en ambos idiomas, y cuyos resultados han sido, al parecer, muy satisfactorios. Así los casos de Carlos Ruiz Zafón, Javier Cercas e Ildefonso Falcones’.


Herralde ya nos ofrece para el caso del catalán las apreciaciones agudas y certeras de quien conoce muy bien el mercado. ¿Qué pasará con el gallego o el euskera? ¿Qué pasará en otros países que tienen lenguas minoritarias?


Claramente este tema puede parecernos muy raro en un principio porque como uno de los principios de la expansión de la cultura occidental ha sido la homogeneización, nos cuesta trabajo darnos cuenta de que tanto ésta como las demás pueden llegar a encerrar una heterogeneidad de la que en ocasiones da cuenta la diversidad lingüística.

jueves, 30 de agosto de 2007

novedades editoriales en españa [ 2 ] / anagrama

Ayer al mediodía recibí el boletín de novedades de Anagrama correspondiente a los meses de septiembre y octubre. Según lo que conozco, entre los títulos que lanzará esta editorial próximamente me parece que vale la pena destacar los siguientes:


- La vida interior de Martin Frost, el guión de la última película de Paul Auster (Panorama de narrativas)

- Así que Usted comprenderá, de Claudio Magris (Panorama de narrativas)

- Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas (Narrativas hispánicas)

- Debería caérsete la cara de vergüenza, de Sergi Pàmies (Narrativas hispánicas)

- Prisión perpetua, de Ricardo Piglia (Narrativas hispánicas)

- Encuentro con el Otro, de Ryszard Kapuściński (Crónicas)

- Entre los vándalos, de Bill Buford (Crónicas)

- El mal de Montano, de Enrique Vila-Matas (Compactos)


Entre los terrenos que me resultan desconocidos me llaman la atención los siguientes títulos:


- Campo Santo, de W. G. Sebald (Panorama de narrativas)

- El hueco que deja el diablo, de Alexander Kluge (Panorama de narrativas)

- Crematorio, de Rafael Chirbes (Narrativas hispánicas)

- Malacara, de Guillermo Fadanelli (Narrativas hispánicas)

- Afilar el lapicero, de Daniel Cassany (Crónicas)


También se destaca el hecho de que con ocasión de la Feria de Frankfurt, cuyo invitado de honor es la cultura catalana, bajo el slogan “Biblioteca catalana en versión castellana” Anagrama ha reeditado en la colección Compactos la traducción al español de siete obras escritas inicialmente en catalán:


- El último libro de Sergi Pàmies, de Sergi Pàmies

- Ruleta rusa y otros cuentos, de Pere Calders

- Camino de sirga, de Jesús Moncada

- Primaveras y otoños, de Baltasar Porcel

- El Jardín de los Siete Crepúsculos, de Miquel de Palol

- La magnitud de la tragedia y El mejor de los mundos, de Quim Monzó



No encuentro mucho que decir al respecto. Al fin y al cabo ya estamos más que acostumbrados a que Anagrama nos sorprenda tanto con sus autores de siempre como con sus nuevos fichajes.

viernes, 13 de abril de 2007

una nueva traducción de 'a sangre fría', de truman capote

En febrero pasado Anagrama publicó una nueva traducción de A sangre fría, de Truman Capote, hecha por Jesús Zulaika después de casi veinte años de venir reeditando la de Fernando Rodríguez —que inicialmente había publicado en 1988—. Sin duda alguna la presentación a principios del año pasado de la película Capote, basada en la biografía que hizo Gerald Clarke del autor norteamericano, despertó un interés por todo lo que tiene que ver con éste. Tanto, que A sangre fría entró durante algunos meses a la lista de los libros más vendidos —algo que también sucedió recientemente con El perfume tras la salida de su adaptación cinematográfica y que seguramente sucederá muy pronto cuando se presenten las películas basadas en Las partículas elementales, de Michel Houellebecq, y en El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez—.


Si libros como A sangre fría, Desayuno en Tiffany’s y Música para camaleones podían clasificarse desde hace mucho tiempo en la categoría que se conoce como long sellers, la película que gira en torno al período de la vida de Truman Capote que éste consagró a esclarecer las circunstancias en las que dos hombres asesinaron a los Clutter en Holcomb (Kansas) representa la oportunidad perfecta no sólo para llamar la atención sobre la calidad literaria del conjunto de su obra sino también para despertar el interés del público por ésta —lo cual desde el punto de vista comercial se traduce en ventas—. Por otro lado, no es una coincidencia que la película basada en la biografía de Capote y sus Cuentos completos, una novela inédita titulada Crucero de verano cuyo manuscrito fue hallado en sus archivos y una compilación de cartas del escritor llamada Un placer fugaz hayan salido de manera casi simultánea.


Dejando de lado las consideraciones comerciales, la importancia de la publicación de una nueva traducción de A sangre fría se deriva del hecho de que propone una nueva forma de abordar un texto que en su momento se atrevió a solapar los territorios del periodismo y de la ficción literaria echando mano de las herramientas, de las técnicas y del estilo de ambos géneros para dar origen a lo que se conoce como la novela de no ficción.

lunes, 12 de marzo de 2007

nuevas publicaciones de textos inéditos y dispersos de roberto bolaño

Roberto Bolaño murió a los 51 años, justo cuando estaba alcanzando la madurez en su carrera como narrador —a la que, según dicen los entendidos, ya había llegado años atrás en el campo de la poesía—. Si sus primeras novelas sugieren un escritor con madera, sus libros de cuentos y sus últimas novelas dejan ver al escritor consolidado en todo su esplendor —como lo demuestra el reconocimiento recibido por Los detectives salvajes en los premios Herralde y Rómulo Gallegos—. De hecho, se dice que en el momento de su muerte Bolaño estaba terminando la última de las cinco novelas que componen ese megaproyecto que un año después de su muerte sería publicado en un solo tomo —y no por separado, como él lo había deseado por razones meramente económicas— bajo el título de 2666.

Anagrama acaba de publicar dos recopilaciones de textos de Bolaño: en primer lugar, el libro de relatos El secreto del mal; y, en segundo lugar, La Universidad Desconocida, la compilación de poemas que Bolaño mismo emprendió y que recoge una parte importante de la obra poética de sus años de formación. Al sacar a la luz textos dispersos e inéditos de Bolaño, la aparición de El secreto del mal y de La Universidad Desconocida contribuye no sólo a ampliar el conocimiento de su trabajo sino también a fortalecer las bases sobre las que reposaría el proyecto de definición de su obra completa.



Tras la muerte de Bolaño, además de 2666 Anagrama publicó tanto la colección de cuentos y ensayos El gaucho insufrible como Entre paréntesis, una compilación de ensayos, artículos, discursos y entrevistas. De la misma manera, hace un tiempo Acantilado reeditó Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce —la novela que el autor chileno escribió conjuntamente con Antoni García Porta— y publicó Para Roberto Bolaño, un pequeño libro en el que Jorge Herralde recoge algunos textos suyos sobre Bolaño y unas cuantas entrevistas concedidas por éste a varias publicaciones latinoamericanas y españolas.

Por otro lado, en Chile se han publicado recientemente varios libros que recogen una cantidad importante de textos de y sobre Bolaño: Roberto Bolaño visto por sí mismo: entrevistas escogidas, Territorios en fuga. Escritos críticos sobre la obra de Roberto Bolaño y Roberto Bolaño, la escritura como tauromaquia. Por su parte, el Institut Català de Cooperació Iberoamericana de Barcelona publicó en 2005 Jornadas Homenaje a Roberto Bolaño (1953-2003).

La publicación de todos estos libros demuestra que Bolaño es mucho más que un escritor de culto y que tanto la crítica como el público siguen reconociendo el valor de su obra, cuya prosa es de una calidad literaria que me parece sobresaliente. De hecho, considero que la narrativa de Bolaño se caracteriza por articularse en torno a historias atractivas, sólidamente estructuradas y bien desarrolladas a través de un manejo impecable del lenguaje, por explorar con una buena dosis de ingenio y de sentido del humor territorios tanto nuevos como ya recorridos, por tener un tono cálido, por la abundancia de figuras poéticas certeras y por estar poblada por personajes entrañables.

Lo único que me molesta de la aparición tanto de éstas como de futuras publicaciones que siempre alegrarán al fetichista, al estudioso y a los lectores sistemáticos del Bolaño es que el afán de no dejar nada inédito puede terminar no sólo sacando a la luz textos que no están lo suficientemente depurados para ser publicados, sino también creando en torno al autor un mito que los banaliza a él y a su obra.

miércoles, 7 de marzo de 2007

los milagros editoriales y la supervivencia

Una de las mejores cosas que le pueden pasar a una editorial es que al menos uno de los autores o libros de su catálogo se convierta en un best seller o en un long seller. De hecho, no son pocas las editoriales que se han salvado de la quiebra o que viven gracias a las ventas de un par de autores o libros de estas características que, independientemente de su calidad literaria, les permiten financiar tanto sus apuestas como aquellos títulos de su catálogo que pese a ser fundamentales no les reportan mayores ventas.

Para no ir más lejos, varias editoriales españolas subvencionan al menos una parte importante de sus gastos de funcionamiento, de la compra de derechos, de las traducciones y de la producción de títulos nuevos gracias a la presencia en su catálogo de un par de éxitos en ventas. Por ejemplo, la escritora y ex editora Esther Tusquets cuenta en su libro Confesiones de una editora poco mentirosa cómo durante muchos años Lumen —la editorial familiar que por razones económicas se vio obligada a venderle hace unos años al gigante alemán Bertelsmann— logró sobrevivir gracias las ventas de Mafalda y de El nombre de la rosa, de Umberto Eco.


Así como la editorial Salamandra tiene en su catálogo dos best sellers poderosos como la saga de Harry Potter y El abanico de seda, Umbriel editores tiene El código Da Vinci y los demás éxitos de Dan Brown. De la misma manera, Tusquets tiene desde hace muchos años tanto a Milan Kundera como a Georges Simenon y hace relativamente poco fichó a Henning Mankell y a Haruki Murakami —que, sin lugar a dudas, son dos de las estrellas editoriales del momento—.


El mismo Jorge Herralde ha explicado en varias ocasiones cómo La conjura de los necios se convirtió en el mayor long seller de la editorial gracias a las dos o tres reediciones que anualmente hace Anagrama de la novela póstuma de John Kennedy Toole. Esta editorial también tiene a Paul Auster, que cada año genera tanta expectativa con su novela anual que cuando ésta sale ya tiene asegurada su entrada al listado de los libros más vendidos.


A menudo se oyen historias acerca de la manera como los grandes grupos suelen imponerse sobre las editoriales independientes en las subastas en las que se negocian los derechos de los autores consolidados o en vía de consolidación. Lo anterior explica por qué la posibilidad de ver convertirse en best seller o en long seller a autores o libros de su catálogo puede llegar a constituir la mejor esperanza de supervivencia para las editoriales independientes.

sábado, 17 de febrero de 2007

el reconocimiento al mérito de auster

City of Glass, la primera novela de lo que años más tarde se conocería como The New York Trilogy, fue publicada en 1985 tras ser rechazada por 17 editores distintos y después de que Paul Auster publicara bajo el seudónimo de Paul Benjamin la novela policíaca Squeeze Play —cuya traducción titulada Jugada de presión publicó el año pasado Anagrama—. En ese entonces Auster ya había publicado un par de libros de no ficción titulados The Art of Hunger y The Invention of Solitude, había editado una antología de poesía francesa del siglo XX y traducido tanto a Jean-Paul Sartre como a Stéphane Mallarmé.

Ha pasado un poco más de dos décadas desde la publicación de City of Glass y Auster, que acaba de cumplir sesenta años, ha terminado por convertirse en uno de los escritores vivos más reconocidos del ámbito de la ficción literaria. Si Auster logró un cierto éxito con la publicación de The New York Trilogy, la aparición de Moon Palace o de Leviathan lo elevaría al status de escritor de culto en el que se consolidaría con obras más recientes como The Book of Illusions, Oracle Night y Brooklyn Follies.

La temática, que es siempre la misma, y el tratamiento de ésta constituyen el principal atractivo de los libros de Auster porque tanto sus historias como los personajes que las protagonizan ponen en evidencia que nuestras vidas están llenas de coincidencias, incitándonos a explicar todo lo que nos sucede a partir de una lógica cuyo principio fundamental es el azar. Al fin y al cabo los libros que más nos gustan son aquellos que nos ofrecen una forma de explicar las cosas que nos pasan o una visión del mundo parecida a la nuestra.


Las reediciones y Travels in the Scriptorium


Desde hace dos semanas las vitrinas y las mesas de novedades de todas las librerías de Barcelona están inundadas de ejemplares de la traducción al español de Travels in the Scriptorium, que fue publicada en inglés a finales del año pasado. Las múltiples reediciones anuales de las obras anteriores de Auster, el entusiasmo con el que tantos jóvenes las leen y el hecho de que sus libros compartan vitrina con best-sellers de aeropuerto como los de Almudena Grandes o con el último libro de José Saramago ya nos permiten hacernos una idea de lo que este autor norteamericano significa como fenómeno cultural y editorial.