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domingo, 6 de noviembre de 2011

El apartamento (The apartment)

FICHA TÉCNICA
Director: Billy Wilder
Guión: Billy Wilder – I.A.L. Diamond
Actores principales: Jack Lemmon, Shirley MacLaine, Fred MacMurray…
Año: 1960
Duración: 125 minutos

Why do people have to love people anyway? 
Con más retraso del habitual (y del que me gustaría) traigo la reseña de El apartamento, de Billy Wilder. Esta es la tercera película que me propuse ver (mejor dicho, volver a ver) para mi monográfico del mes de octubre. Aunque la vi hace más de dos semanas, no me he puesto a escribir sobre ella hasta ahora. Estos días, con el puente de por medio, han sido bastante ajetreados. Me he ido de viaje cuatro días y eso ha hecho que se me retrase todo el trabajo que ya tenía pendiente. Así que, desde que volví, he tenido que ponerme al día. Aún me falta un poco, pero esta semana que entra espero estar más tranquila. Sin más dilación, paso a hablaros de El apartamento.

El apartamento y Rebecca fueron las primeras películas clásicas que vi. Qué diferentes, ¿verdad? Pero qué buenas ambas. Más tarde les seguirían Vértigo, Psicosis y muchas otras de Hitchcock. Sin embargo, mi afición por Wilder tardó un pelín más en surgir. A pesar de ello, creo que nunca he disfrutado tanto con una comedia como con las de Wilder (además, claro, de mi adorado Woody Allen).
Una noche fría y lluviosa en la que Baxter no puede subir a casa

En El apartamento, Wilder nos presenta a C.C. Baxter (Jack Lemmon), un hombre soltero y empleado de una compañía de seguros de Nueva York, que busca con ansiedad un ascenso. Aunque es trabajador y eficiente, sus jefes no lo valoran por su trabajo, sino por cierto servicio que les presta. Así, Baxter les ofrece su apartamento para que tengan en él sus encuentros extramatrimoniales. La vida relativamente tranquila del protagonista cambia cuando descubre que la señorita Fran Kubelik (Shirley MacLaine), ascensorista del edificio de la que está enamorado hasta la médula, es la amante del señor Sheldrake (Fred MacMurray), uno de los jefazos de la empresa.
El señor Sheldrake le pide a Baxter la llave de su apartamento

Siempre es difícil hablar de un clásico del cine y, más aún, cuando es una de tus películas favoritas. Me sucedió cuando hice la reseña de Matar a un ruiseñor y me pasa con El apartamento. Cuesta expresar con palabras el encanto de esta película y transmitir a los que aún no la hayan visto cuán necesario es que lo hagan. El apartamento es un clásico de la historia del cine, y no porque la rodara Billy Wilder o la protagonizara Jack Lemmon, sino porque es un punto de referencia para el género de la comedia. ¿Quién ha podido olvidar esa maravillosa escena en la que Lemmon se escurre sus spaghetti con una raqueta de tenis mientras canta?
Genial Lemmon

Los personajes protagonistas, C.C. Baxter y Fran Kubelik, son cándidos, dulces y sienten una gran necesidad de ser amados, lo que los lleva a situaciones un tanto peculiares. Antes de ser Irma, Shirley MacLaine interpretó a la encantadora señorita Kubelik, una ascensorista joven e ingenua que se enamora de un hombre egoísta, que no pretende nada más de ella que una mera aventura. C.C. Baxter, obsesionado por alcanzar el éxito profesional, no sabe cuánto pueden llegar a sufrir las amantes de sus jefes, hasta que descubre quién es la mujer a la que Sheldrake lleva a su apartamento. Este descubrimiento, junto a su amor por la ascensorista, llevarán a C.C. Baxter a luchar por su dignidad y a no dejarse comprar por sus jefes.
Baxter le pide una cita a la señorita Kubelik

El guión está magníficamente construido. Tras Con faldas y a lo loco, I.A.L. Diamond colaboró de nuevo con Billy Wilder para llevar a cabo esta magnífica película. El director de El apartamento tenía en mente hacer una comedia sobre este tema desde hacía mucho tiempo, pero el moralista Código Hays impedía llevar a la pantalla determinados temas, entre ellos, el adulterio, especialmente si se trataba de una forma tan abierta como en este film. Se cuenta que Wilder y Diamond también tomaron como referencia un escándalo hollywoodiense: el productor Walter Wanger disparó al agente Jennings Lang al enterarse de que tenía una aventura con su mujer, Joan Bennett. Al parecer, Lang utilizaba el apartamento de un empleado para sus escarceos amorosos.

Aunque la película tuvo un gran éxito, no estuvo exenta de ciertas críticas. Evidentemente, en la sociedad americana de principios de los sesenta, el tema del adulterio no estaba demasiado bien visto.

Como siempre, me gusta dejar un vídeo con la banda sonora de la película que comento. El tema principal de la película tuvo como título original Jealous Lover y fue compuesto en 1949 por Charles Williams. Yo os dejo esta versión.


Espero que todo el mundo se anime a ver o a volver a ver El apartamento. Creo que es perfecta para una de esas tardes-noches de fin de semana de otoño o invierno, sobre todo, si estás acompañado de una buena manta y tu aperitivo favorito ;)

Mi puntuación: 10

Besos,
Teresa

***Cuando tenga un poco de tiempo publicaré la reseña de En bandeja de plata. Este mes publicaré cosas sueltas en el blog, sin atarme a un tema concreto. Estoy entusiasmada con la lectura de Divas Rebeldes, aunque no saco demasiado tiempo para leer. Cada vez me gusta más el género biográfico, especialmente cuando se trata de la historia de mujeres de tanta personalidad como las que nos trae Cristina Morató. Ya os contaré más cuando lo termine. Tengo la intención de ver Niágara dentro de poco, ya que el comentario que me hizo Carol sobre esta película me dejó con muchas ganas.***

viernes, 14 de octubre de 2011

Irma la dulce (Irma la douce)

FICHA TÉCNICA
Director: Billy Wilder
Guión: Billy Wilder – I.A.L. Diamond (teatro: Alexandre Breffort)
Actores principales: Jack Lemmon, Shirley MacLaine, Lou Jacobi, Bruce Yarnell…
Año: 1963 
Duración: 142 minutos

Continúo con el monográfico de Billy Wilder y Jack Lemmon. Seguramente, Irma la dulce no es tan conocida como Con faldas y a lo loco o El apartamento, pero no tiene nada que envidiar a ninguna de las otras.

En esta película, basada en un teatro musical francés, Billy Wilder nos presenta a Irma (Shirley MacLaine), una prostituta que trabaja en el barrio parisino de Les Halles, junto al mercado de abastos. Un buen día aparece por el barrio un ingenuo oficial de policía, Nestor Patou (Jack Lemmon), que se escandaliza al ver cómo las prostitutas campan a sus anchas por la zona. Ni corto ni perezoso, organiza una redada y detiene a prostitutas y clientes. Sin embargo, esto le cuesta el despido, ya que el comisario se encuentra entre los clientes. Patou vuelve a Les Halles y se topa con Irma, a la que salva de la brutalidad de su “chulo”. Ella, agradecida, le invita a su casa. Entonces entablarán una relación muy especial.
La presentación de la protagonista

Billy Wilder nos ofrece en Irma la dulce un clásico de la comedia romántica. A pesar de la temática, que a priori puede parecer poco propensa a la comedia, el guión y, especialmente, los actores, logran crear una dulce y alegre historia de amor en circunstancias adversas. Irma, interpretada magníficamente por Shirley MacLaine, ha aprendido a ganarse la vida engatusando a los hombres pero, al conocer a Patou y ver que él la trata bien, decide darlo todo por esta relación. Por su parte, el ex oficial de policía no se encuentra del todo cómodo sabiendo lo que tiene que hacer su chica para mantenerlo y decide tomar cartas en el asunto. Así, decide ponerse a trabajar a espaldas de ella, privándose de sus horas de sueño y casi de su alma… y todo porque desea que Irma sea únicamente suya.
Patou se enfada por las bromas de las prostitutas

De las cuatro películas que voy a reseñar este mes, Irma la dulce es la única que fue filmada en technicolor. Hacía tiempo que no veía una película clásica que no estuviese en blanco y negro (últimamente tampoco tengo demasiado tiempo libre) y es agradable poder ver el color en el cine y cómo se juega con él. Una de las características de Irma es que siempre va vestida de verde: su lazo del pelo, sus medias e, incluso, su ropa interior son verdes. Y, por supuesto, el lazo de su perrita J
Patou muestra su "otra cara" a Irma

Una de las cosas que más me gustan de la película es que, a pesar de estar rodada en escenarios, llegas a creer que estás en ese París de los bajos fondos. Los pocos escenarios no se llegan a hacer repetitivos, ya que el guión suple con creces la falta de escenas de exteriores. El bar donde van a relajarse los “chulos” y las prostitutas del barrio es el lugar donde confluyen todos los personajes de la película y en él suceden algunas de las escenas o frases más cómicas. Así, el dueño del bar tiene siempre anécdotas inverosímiles que deja a medio contar (“Pero eso es otra historia…”) y, muchas veces, se ve obligado a mediar en las peleas utilizando su sifón y echando agua a todo aquel que queda “atontado” tras recibir un buen puñetazo.
Sifonazo

La banda sonora, por otro lado, es estupenda. Desprende mucha comicidad y, nada más empezar la peli, la música ya te saca una sonrisa. A continuación, por cortesía de Youtube, pongo un vídeo con la banda sonora original.

Si no habéis visto todavía este clásico del cine, os lo recomiendo encarecidamente y, mejor aún, en versión original.

Mi puntuación: 9

Besos,
Teresa

***Me está costando mucho trabajo sacar tiempo para leer últimamente. Estoy muy agobiada con el trabajo, porque todo es nuevo para mí y además soy muy perfeccionista. Me gusta llevarlo todo bien preparado y, por eso, saco poco tiempo para mí misma. Creo que estos meses están siendo los menos lectores de mi vida y me siento fatal por ello (porque me apetece mucho, pero antepongo mil cosas a la lectura). Tengo La casa de Riverton casi por terminar y me está gustando mucho. A ver si en una semana o dos puedo poner la reseña.***

lunes, 19 de septiembre de 2011

Matar a un ruiseñor (To kill a mockingbird)

FICHA TÉCNICA
Director: Robert Mulligan
Guión: Horton Foote (novela: Harper Lee)
Actores principales: Gregory Peck, Mary Badham,  Brock Peters, Phillip Alford...
Nacionalidad: estadounidense
Año: 1962    
Duración: 129 minutos


Para terminar con las cuatro películas de Gregory Peck que me propuse comentar, hablaré sobre mi favorita: Matar a un ruiseñor. Me resulta muy difícil expresar cuánta belleza encuentro en este relato aparentemente tan sencillo pero, sin embargo, tan lleno de matices. Comentaré a la par la película y el libro, puesto que ambos se encuentran en mi grupo de favoritos de todos los tiempos. Pongo la banda sonora a continuación para ambientar la reseña, jeje.


Matar a un ruiseñor es la única novela que escribió Harper Lee, una autora estadounidense nacida en una pequeña localidad de Alabama en los años veinte. Por esta obra le fue concedido un más que merecido premio Pulitzer en el año 1961. Así, en los años sesenta, la autora recuerda su infancia y vuelve a la época de la gran depresión para contarnos su historia vista a través de los ojos de una niña. En ella se mezclan las dulces anécdotas de la infancia con las injusticias del mundo de los adultos. Todo ello conforma un drama que, tomando como origen el tema del racismo, narra de manera certera cómo debía ser la vida en las pequeñas localidades de la "América profunda".
Pequeños tesoros de infancia

Harper Lee nos cuenta el devenir de una familia, los Finch, en un pueblo sureño, que podría ser el de la propia autora. Atticus Finch, el padre, es un abogado que no teme defender en un juicio a todo aquel que lo necesite, sea cual sea su posición social, su nivel económico o su raza… y es que, en los años treinta, especialmente en los pueblos del sur, no se ve con buenos ojos que un blanco salga en defensa de un hombre negro.
A la hora de dormir

La cara amable de la película nos la proporcionan los hijos de Atticus: Jem y la pequeña Scout. Ambos pasan el verano entre juegos e historias de miedo acerca de un vecino muy peculiar: Boo Radley. Los dos niños son testigos de cómo la tranquila existencia que llevan puede cambiar drásticamente con un incidente completamente ajeno a su mundo. Tom Robinson, un hombre negro, es falsamente acusado de violar y agredir a una joven blanca. Atticus no duda en defender a Robinson en el juicio, a pesar de que todo el pueblo se le ponga en contra.
Los hermanos Finch

Gregory Peck interpreta maravillosamente a Atticus Finch, papel que le llevó a ganar un Óscar como mejor actor. El carácter bondadoso, generoso y tranquilo de Atticus queda plasmado a la perfección. Mención especial merece también Mary Badham, la actriz que interpreta a Scout. He visto pocos actores infantiles con ese talento, con esa mirada tan intensa y que se ajusten tanto a la manera en que te imaginas al personaje de la novela.
Atticus Finch en el juicio de Tom Robinson

La banda sonora, como la novela, posee una belleza sencilla, que hace que te transportes a esos tiempos en los que la vida transcurría sin prisas, sin nada mejor que hacer que asistir a la escuela o inventar juegos con amigos y hermanos.
Como curiosidad, me gustaría destacar que, mientras que la propia Harper Lee está reflejada en el personaje de Scout y su padre en el de Atticus, el amigo de los hermanos Finch, Dill, representa a un joven Truman Capote, muy amigo de la escritora desde la infancia.
Mi gata suele acompañarme en las lecturas

Gracias a la colaboración de la propia Harper Lee, que estuvo presente en el rodaje, la película no desmerece en absoluto a la novela. No he visto mejor adaptación cinematográfica que esta y, aunque la novela no tenga demasiada acción y la película sea un poco lenta,  da gusto leer/ver Matar a un ruiseñor. Ambas son imprescindibles, tanto en la literatura americana contemporánea como en la historia del cine.

Mis citas favoritas, tanto del libro como de la película:

Atticus Finch no hacía nada que pudiera despertar la admiración de nadie: no cazaba, no jugaba al póker, no pescaba, no bebía, no fumaba... Se sentaba y leía.

Atticus le dijo a Jem un día:
-Prefiero que disparéis a las latas vacías en el patio trasero, pero sé que querréis ir tras los pájaros. Dispara a todos los arrendajos azules que quieras, si es que puedes, pero recuerda que es pecado matar a un ruiseñor-.
Ese fue el único momento que escuché a Atticus decir que era un pecado hacer algo, y le pregunté a la señorita Maudie al respecto.
-Tu padre tiene razón-, me dijo ella. Los ruiseñores no hacen otra cosa que crear música para que la disfrutemos. No se comen los jardines de la gente, no hacen nidos en los graneros, no hacen otra cosa que entregarnos su corazón. Por eso es pecado matar a un ruiseñor.

Nunca conoces realmente a una persona hasta que no has llevado sus zapatos y has caminado con ellos.

Hijo mío, hay muchas cosas feas en el mundo, me gustaría que no tuvieras que verlas, pero no es posible.

Mi puntuación, sin ninguna duda, es de 10, tanto para el libro como para la película.

Besos,
Teresa

miércoles, 17 de agosto de 2011

El cabo del terror (Cape Fear)


FICHA TÉCNICA
Director: J. Lee Thompson
Guión: J.R. Webb (novela de John D. MacDonald)
Actores principales: Gregory Peck, Robert Mitchum, Polly Bergen, Lori Martin…
Nacionalidad: estadounidense
Año: 1962    
Duración: 106 minutos

Me encanta Gregory Peck. Lo habré dicho ya en el post de Vacaciones en Roma (es que me repito mucho cuando algo me gusta, jeje), pero lo vuelvo a decir. No me quiero poner ningún plazo para hacer reseñas de varias de sus películas, pero próximamente tengo intención de escribir sobre Matar a un ruiseñor (una de mis películas favoritas), Recuerda y Horizontes de grandeza, todas protagonizadas por él. No me pongo plazos porque en septiembre tengo que mudarme por trabajo y seguro que estaré bastante atareada.
El lago Cape Fear

La peli sobre la que escribo hoy, El cabo del terror, es uno de los más famosos clásicos del cine de suspense, de la que Scorsesse hizo un remake treinta años después. Sin haberlo visto, me aventuro a decir que seguro que no me gustará como el original, por muy buen director que sea Scorsesse… y aunque salga Gregory Peck de secundario. Muestra de la presencia de esta película en la “cultura popular” es la parodia que se hace en un capítulo de Los Simpsons (uno de los muchos en los que el actor secundario Bob quiere matar a Bart) de la parte en la que sale la casa sobre el agua de la familia protagonista.
El reencuentro de los protagonistas

Sam Bowden (Gregory Peck) es un abogado que empieza a sufrir el acoso de Max Cady (Robert Mitchum). Bowden sorprendió a Cady cuando agredía a una joven y, gracias a su testimonio, Cady fue juzgado y encarcelado. Ocho años después, Max Cady ha salido de la cárcel y su único objetivo es vengarse de Bowden. Conociendo los contactos del abogado con la policía, el ex convicto nunca hace nada lo bastante obvio como para que puedan arrestarlo. Sin embargo, el sentimiento de que algo va a estallar permanece con nosotros durante toda la película. Y es que Cady sabe cuál es la debilidad de su víctima: su familia.
Cady sigue a la familia Bowden hasta la bolera

El cabo del miedo, filmada en blanco y negro, me recuerda, por su ambientación y su banda sonora, a las películas de Hitchcock, como Rebecca o Psicosis y es que J. Lee Thompson era un gran admirador de Hitch. Tengo que decir que me gusta mucho el cine de suspense, pero no aquel que se hace con violencia explícita. Por eso me gusta tanto Hitchcock: es capaz de mantenerte en vilo, pero no presencias ninguna escena que sea realmente desagradable. Es una pena que el cine que se hace hoy haya perdido este pudor que tanto me gusta. Me recuerda un poco al teatro griego, en el que nunca se mostraba la muerte de un personaje en el escenario, sino que simplemente alguien anunciaba su fallecimiento.
Peggy y Nancy, mujer e hija de Sam Bowden

Me gustaría señalar también que la peli está basada en una novela, The executioners, y que la censura retocó un poco el argumento. Max Cady, el ex convicto, era militar y había sido condenado a prisión no por una simple agresión, sino por una violación a una menor de edad. Dada la dureza del delito, se decidió no mencionar en la película la palabra “violación”, al igual que el origen militar de Cady para no dañar la imagen del ejército americano.
La novela que inspira la película

Las actuaciones de Peck y Mitchum son sublimes. Creo que Cady es uno de los villanos de cine que inspiran más miedo y así se ha señalado en más de una lista. Nunca sabes cuándo va a atacar, pero sabes que lo hará… y eso te mantiene en suspense todo el tiempo. Peck, por su parte, pasa de ser un abogado íntegro a plantearse acabar con Cady usando métodos poco éticos. El duelo entre ambos es la mejor baza de la película y, aunque puedas intuir el final, no sabes cuánto tendrá que sufrir la familia de Bowden hasta conseguir la tranquilidad que les ha sido arrebatada.

En definitiva, si os gusta el cine de suspense y disfrutáis con los clásicos, El cabo del terror es uno de los imprescindibles.

Mi puntuación: 8

Saludos,
Teresa

P.D. Mañana mi novio y yo nos vamos a Estambul una semana, así que no escribiré hasta la vuelta. Espero sacar algo de tiempo para leer un poco (aunque sea en el avión :P) y traer alguna reseña o, en su defecto, alguna foto de un sitio bonito J

domingo, 26 de junio de 2011

Uno, dos, tres (One, two, three)

FICHA TÉCNICA:
Director: Billy Wilder       
Guión: Billy Wilder y I.A.L. Diamond (obra de teatro de Ferenc Molnár)
Actores principales: James Cagney, Pamela Tiffin, Horst Buchholz, Arlene Francis, Liselotte Pulver, Howard St. John…
Nacionalidad: estadounidense
Año: 1961    
Duración: 108 minutos

C.R. MacNamara es un estadounidense afincado en Berlín occidental en los años inmediatamente posteriores al levantamiento del muro. Trabaja como jefe de ventas de Coca-Cola y planea vender el producto a la mismísima URSS. Así, intenta demostrar al mundo la hegemonía del capitalismo americano. La película muestra, con un necesario toque de comicidad, cómo es la vida de esta Alemania de posguerra, que parece incapaz de olvidar el régimen nazi: nos muestra a un subalterno que no olvida su pasado militar y a unos oficinistas que se levantan al paso de su jefe en señal de respeto… aunque eso no le guste nada al señor MacNamara.
Sin embargo, la vida de MacNamara empieza a alterarse cuando recibe una llamada de su jefe desde Estados Unidos: la hija de este va a ir de viaje a Berlín y pide a MacNamara que la cuide y vigile. Cuando la joven muchacha va a abandonar Berlín conoce a un joven comunista, con el que se casa… pero ¿cómo va a decirle MacNamara a un jefazo de Coca-Cola que su hija se ha casado con el enemigo? Y sobre todo… ¿Cómo va a ascender después de darle este disgusto a su jefe?

Billy Wilder construye en Uno, dos, tres una comedia muy ágil, con un trasfondo político que marca en gran medida a los personajes. Así, nos encontramos con dos arquetipos: el empresario capitalista estadounidense que solo piensa en su poder y posición económica y el joven comunista lleno de ideales pero poco realista y reflexivo. Ambos no se habrían encontrado jamás, de no ser por la joven y caprichosa protagonista, que propicia el contacto y choque de ambos.
El director trata de quitar hierro a la tensa situación vivida entre el bloque capitalista y el comunista durante la Guerra Fría y  nos permite disfrutar de una gran comedia, que merece mucho la pena ver.

Lo que más me ha gustado:
5.- El trasfondo político: me parece muy interesante elegir este momento de la historia y conseguir un equilibrio entre la trama de los personajes y la situación política de la época.
4.- La interpretación de James Cagney como C.R. MacNamara.
3.- Hay muchas escenas cómicas que están muy bien logradas, como la del globo en el tubo de escape…
2.- El subalterno de MacNamara y su incapacidad para olvidar la disciplina militar.
1.- El argumento en sí: aunque cuando lo leí me parecía un poco aburrido, la película es muy buena.

Mi puntuación: 8

Hasta pronto,
Teresa

domingo, 12 de junio de 2011

Dos en la carretera (Two for the road)

FICHA TÉCNICA:
Director: Stanley Donen       
Guión: Frederic Raphael
Actores principales: Albert Finney, Audrey Hepburn, Eleanor Bron, William Daniels, Nadia Gray, Claude Dauphin…
Nacionalidad: británica
Año: 1967     
Duración: 111 minutos


Dos en la carretera nos muestra la relación del arquitecto Mark Wallace y su mujer, Joanna (Audrey Hepburn), a lo largo de sus doce años de matrimonio… y a lo largo de las mismas carreteras francesas que han recorrido una y otra vez. La narración se estructura de una forma interesante y novedosa en la época: usando continuos saltos temporales, que nos llevan a distintos momentos de la relación de esta pareja. Así, somos testigos de cómo se inició el romance entre ambos, de la felicidad de los primeros años, pero también de los sinsabores del hartazgo y del dolor de la infidelidad.
La película comienza en el presente, cuando Mark y Jo se dirigen a Saint-Tropez para celebrar el éxito del proyecto con un cliente tan generoso como exigente. Tras una discusión, la trama nos transporta al día en que se conocieron: Joanna se dirigía, junto con el resto de chicas de su coro, a dar un recital. El autobús en el que van se estropea y Mark las ayuda a llegar a un lugar donde alojarse. Sin embargo, todas las chicas salvo Joanna contraen la varicela y, a pesar de no caerse demasiado bien, Mark y Joanna acaban viajando juntos… y enamorándose.
En otro flashback, vemos a Mark y Joanna de recién casados, viajando con una pareja de amigos y la consentida hija pequeña de estos. Más adelante veremos a Joanna anunciando la buena noticia de su embarazo. Unos años después, con una hija pequeña, la pareja empieza a tener problemas: ambos dejan de hablar y sienten rencor y abandono. Y es entonces cuando surgen las dudas e infidelidades…


Aunque la manera de narración del filme puede despistar al principio, rápidamente nos acostumbramos a ubicar los distintos momentos de la historia, en buena medida, debido a la variación de estilismos de Audrey Hepburn. Por primera vez en mucho tiempo, la actriz tuvo que renunciar a ser vestida por su estilista y gran amigo Hubert de Givenchy y llevar un vestuario más acorde a la manera de vestir de la clase media de la época. Aun así, creo que el estilismo está muy bien logrado y que Audrey no pierde ni un ápice de su elegancia. Como curiosidad, cabe destacar que la actriz atravesaba por un momento matrimonial muy similar al de la película, ya que se llevaba cada vez peor con su marido Mel Ferrer. Creo que por eso logró una interpretación tan creíble y tan aclamada por la crítica.

Dos en la carretera fue una de las últimas películas en las que Audrey participó como protagonista. En los setenta, el cine cambió radicalmente y la actriz dejó de sentirse identificada con los guiones de cine, por lo que decidió centrarse en su vida personal. Una lástima…

Lo que más me gusta de esta película es la naturalidad con la que surgen los flashbacks, la mezcla bien sostenida de drama y comedia, lo bien hilado que está todo… y el verismo. Sin mostrar escenas desagradables, Donen y Raphael muestran cómo va cambiando un matrimonio a lo largo de los años, dejándonos ese sabor tan agridulce al final…

Mi puntuación: 8

Hasta pronto,
Teresa

domingo, 5 de junio de 2011

Días de vino y rosas (Days of wine and roses)

FICHA TÉCNICA:
Director: Blake Edwards       
Guión: J.P. Miller
Actores principales: Jack Lemmon, Lee Remick, Charles Bickford, Jack Klugman…
Nacionalidad: estadounidense
Año: 1962     
Duración: 117 minutos



Joe Clay (Jack Lemmon) es jefe de relaciones públicas de una importante empresa de California. En una fiesta que organiza para un cliente conoce a Kirsten Arnesen (Lee Remick), una secretaria tan bella como eficiente. Aunque su relación no comienza con muy buen pie, finalmente ella accede a cenar con él. Ambos acaban enamorándose, casándose y teniendo una hija.
Sin embargo, la afición de Joe por el alcohol no solo ha arrastrado a su mujer a su consumo habitual, sino que el problema comenzará a agravarse más y más, haciendo que esta pareja pierda todo lo que una vez tuvo.
Días de vino y rosas es, en mi opinión, un relato fascinante sobre el descenso vertiginoso hacia el infierno que sufre una persona con una fuerte adicción. Joe Clay no solo se arrastra a sí mismo, sino que se lleva con él a su mujer. Ella es, de hecho, la que empieza a provocar accidentes en casa, a causa de un consumo excesivo de alcohol. Ambos se quedan sin trabajo, pero cuentan con la ayuda del padre de Kirsten. Sin embargo, es difícil salir de una adicción cuando, cada vez que parecen recuperarse, se tientan el uno al otro… y vuelven a beber.
Kirsten bebe con su marido en la cama de su propio padre

Las interpretaciones de ambos protagonistas son extraordinarias. Jack Lemmon hace un papel serio (y tanto), muy poco usual en él, que acostumbraba a actuar en roles cómicos. No tiene nada que envidiarle a ningún actor dramático, ya que borda su papel: la escena en el invernadero de su suegro es desgarradora. Lee Remick, por su parte, también está soberbia: pasa de su candidez inicial a ser una mujer dura y dolida, que bebe “para ver el mundo más bonito”. Ambos actores fueron nominados al Óscar por mejor actor y actriz principal. Sin embargo, el Óscar fue para la mejor canción principal (titulada como la película), de Mancini y Mercer, que ya habían triunfado con Moon River, de Desayuno con diamantes.
Desesperación

Lo que más me gusta de Días de vino y rosas es:
5.- El momento en que el personaje de Jack Lemmon se da cuenta de que es un alcohólico al ver su reflejo en un escaparate y eso le hace intentar cambiar.
4.- Su verismo: los altibajos de los personajes para superar su adicción, las recaídas, la vergüenza, la eterna tentación del alcohol…
3.- La escena en la casa del padre, en la que el matrimonio se emborracha en la cama.
2.- Mi escena favorita: Lemmon destrozando un invernadero en busca de una botella de whisky.
1.- La película actuó como un revulsivo para todos aquellos que tenían problemas con la bebida. Se dice que el propio Blake Edwards, así como Jack Lemmon y Lee Remick confesaron haber abusado del alcohol y que, al igual que Joe Clay, buscaron la ayuda de Alcohólicos Anónimos. En numerosos centros de desintoxicación se recomienda el visionado de esta película, ya que recoge con mucho detalle el infierno del alcoholismo.

Mi puntuación: 8,5

Hasta pronto,
Teresa

miércoles, 25 de mayo de 2011

Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany’s)

FICHA TÉCNICA:
Director: Blake Edwards
Guión: George Axelrod (novela de Truman Capote)
Actores principales: Audrey Hepburn, George Peppard, Patricia Neal, Buddy Ebsen, Martin Balsam, Mickey Rooney...
Nacionalidad: estadounidense
Año: 1961
Duración: 115 minutos

Moon River, wider than a mile… Mientras suenan las notas de Moon River vemos a Holly Golightly acercarse al escaparate de Tiffany’s con un vestido negro impecable y su perfecto pelo recogido. Con mucha delicadeza, saca su desayuno de una bolsa de papel y lo paladea mientras contempla embelesada el escaparate de la famosa joyería neoyorquina.

Tras su ritual, la joven Holly regresa a casa tras una ajetreada noche y acaba conociendo a su nuevo vecino, Paul Varjak, un escritor fracasado, que vive de las generosas propinas de su amante y mecenas, interpretada por Patricia Neal. Es prácticamente imposible resistirse al encanto de Holly: alocada, inocente e independiente, huyó de su hogar con catorce años para buscarse la vida en Nueva York… y hace lo que puede para tener lo que desea. La novela de Capote nos habla de una joven prostituta, que intenta seducir a un hombre rico para poder vivir como cree merecer. Sin embargo, la actitud hacia Holly es siempre cariñosa, destacando sus facetas más dulces. En la película se trata el tema de la prostitución con muchísima sutileza. En parte, imagino que Audrey Hepburn estaba asociada a la inocencia, a la candidez y al glamour y no a la voluptuosidad y a la sensualidad. Truman Capote hizo expreso su deseo de que el papel de Holly fuese encarnado por Marilyn Monroe, cuyo apodo, la tentación rubia, deja claro con qué valores asociaba el mundo a la actriz.

Desayuno con diamantes es la historia de dos personas que se cruzan en un ambiente lleno de frivolidad e intereses, pero que son capaces de conectar emocionalmente. La diferencia entre ellos es que, mientras Paul reacciona e intenta cambiar su vida a raíz de conocer a Holly, ella sigue empeñada en buscar a su hombre rico y casarse. Las escenas de humor son continuas a lo largo del film y merece mucho la pena ver cómo se desarrolla la relación entre los protagonistas, marcada en gran parte por el pasado de Holly.

Los finales de la película y la novela son completamente diferentes, pero ninguno de los dos decepciona. A mí me sigue pareciendo que la última escena de la película es de las más bonitas que he visto…

Lo que más me gusta:
5.- El vestuario… Me encanta cómo viste Givenchy a Audrey.
4.- Ver algunos rincones de Nueva York: la biblioteca o el interior de Tiffany’s.
3.- La presencia del gato en la historia.
2.- Audrey Hepburn como Holly Golightly. Perfecta.
1.- La banda sonora. Un Oscar merecidísimo.

Mi pero: nunca he entendido bien el papel de Mickey Rooney… para mí, sobra.

Mi puntuación: 9

Volveré pronto con otra reseña, probablemente de alguna película.

Hasta otra,
Teresa