"Information is not knowledge. Knowledge is not wisdom. Wisdom is not truth. Truth is not beauty. Beauty is not love. Love is not music. Music is the best." (Packard Goose, Joe's Garage, Frank Zappa 1979)
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jueves, 4 de septiembre de 2008
El fin de las entradas en papel
Acabo de leer una noticia en la que dice que Tom Waits ha puesto en marcha un sistema de venta de entradas en el que se prescinde del soporte físico en papel. La idea es tan simple como que compras tu entrada con la fórmula habitual (Internet o teléfono) y en ningún momento obtienes un ticket en papel, sino que una vez en el recinto del concierto te acreditas con tu DNI y la tarjeta de crédito con la que hiciste la compra. El objeto, según dicen, es acabar con la reventa, pero el sistema obliga a que debe ser el comprador el beneficiario de la entrada, es decir, no puedes regalarla o comprársela a alguien. Además si no tienes tarjeta de crédito no puedes comprar una entrada. Yo, por principio, nunca compraría una entrada de reventa, y el sistema particularmente me parece un giro de tuerca más hacia la extinción definitiva de uno de mis fetiches favoritos: las entradas de los conciertos.
La degeneración que han sufrido esos entrañables trozos de papel es lamentable. Entiendo y agradezco que las nuevas tecnologías nos permitan comprar desde la comodidad de nuestra casa la entrada para un evento en la otra punta del mundo, sin necesidad de desplazamientos ni colas. Además por lo general recibes tu entrada por correo ordinario o bien te desplazas a recogerla a los expendedores automáticos cuando te venga en gana. Hasta ahí todo perfecto. Lo triste es cuando tu ticket consiste en un miserable trozo de papel con la sosa impresión de los datos del concierto. Impresión en una tinta que además con el tiempo suele degradarse hasta desaparecer. Son particularmente horrendas las entradas adquiridas a través de Servicaixa y alcanza el grado máximo de cutrerío una entrada adquirida vía cajero de Unicaja (tu entrada no se diferencia en nada de un comprobante de saldo).
Otro asunto indignante es lo de los “gastos de gestión”. Entiendo que hay que pagar por la comodidad del servicio, lo que no entiendo es por qué una entrada de 22€ tiene 2€ de recargo de distribución y en una entrada de 78€ los gastos ascienden a 8€, además siendo el mismo distribuidor y evento. ¿Qué pasa?...¿que el sistema informático de venta es más complejo en las entradas más caras?. Lo que son unos sinvergüenzas con un morro que se lo pisan.
Y ahora es cuando me pongo nostálgico. Conservo el 99.9% de las entradas de conciertos a los que he asistido. Las tengo plastificadas para mejorar la conservación, y aunque no dispongo de un álbum adecuado para ojearlas, las tengo medianamente bien clasificaditas y me encanta verlas de vez en cuando (también las escaneé todas cuando me regalaron la impresora multifunción). Hay algunas que son bonitas de verdad; con todo ese colorido, el troquelado de autenticación, el sello holográfico. Vamos, que comparado con lo que se despacha hoy día, se te caen dos lagrimones. Pero en fin, es el progreso, y la reducción de costes (para ellos, claro), y el medioambiente, y todo eso.
sábado, 16 de agosto de 2008
Blogs
Hace poco más de cuatro meses que publiqué la primera entrada. Como digo en la cabecera del blog, la intención era tener un lugar donde recopilar algunas cosillas que escribía de vez en cuando, y que habitualmente enviaba por email a los más allegados. Estos email acababa perdiéndolos, habitualmente por causas ajenas a mi voluntad, y la verdad es que me resultaba muy triste. Como se puede comprobar casi todas las entradas se refieren a crónicas de conciertos a los que he podido asistir. Me gusta escribir estas crónicas, porque son un ejercicio de memoria fantástico, sobre todo aquellas que se refieren a eventos que ya pasaron hace mucho tiempo. Resulta gratificante recordar los detalles, rescatarlos de ese recóndito rincón del cerebro condenados a la extinción, y salvaguardarlos por escrito para la posteridad (eso espero). Cierto es que me apoyo en documentos gráficos propios y ajenos, a los que recurro vía internet, pero sobre todo son cosas que saco escarbando en la memoria. Lo cierto es que me enrollo bastante, y cuando me quiero dar cuenta llevo escritas un montón de líneas, pero es que soy un enfermo de los detalles, y me cuesta renunciar a algo. A la satisfacción propia de releer lo escrito, se une la aportación de gente que de una forma u otra ha compartido contigo esa historia y venciendo la posible timidez, dejan algún comentario que enriquece el contenido con otros puntos de vista.
La verdad es que esto de los blogs es maravilloso. Hasta ahora sólo las vacas sagradas podían hacer una reseña de un concierto, o escribir una crítica de un disco. Sin embargo ahora tenemos el marco apropiado para que cada uno de nosotros, de una manera más o menos pública y alcanzando a un público más o menos extenso, podamos expresar nuestras impresiones y experiencias. Además son opiniones escritas desde el corazón y sin ningún tipo de condicionamiento editorial o motivación económica, por lo que considero que la sinceridad y veracidad es real.
Lo peor de todo esto de los blogs, es que no puedo dedicarle el tiempo que quisiera. Y no lo digo por el volumen de entradas que publico, ya que no me autoimpongo ninguna obligación ni me siento presionado por escribir cosas y tener algo nuevo que ofrecer. Lo digo porque hay cantidad de blogs interesantes, de gente que escribe muy bien y son auténticas enciclopedias musicales. Gente que comparte sus experiencias igual que yo y me resulta gratificante leerlas, reseñas a las que además me gustaría aportar mi granito de arena con algún comentario. Y además tienen la “mala” costumbre de dejar señalado quienes son sus blogs favoritos, para que entres en ellos y continuamente descubras espacios que te gustaría ojear a diario. Ya no puedo incluir a más en mi lista de favoritos. No doy abasto.
En definitiva, que me parece fantástico disponer de herramientas gratuitas y alcance de todos, sea cual sea su nivel técnico, para compartir experiencias con el resto del mundo.
La verdad es que esto de los blogs es maravilloso. Hasta ahora sólo las vacas sagradas podían hacer una reseña de un concierto, o escribir una crítica de un disco. Sin embargo ahora tenemos el marco apropiado para que cada uno de nosotros, de una manera más o menos pública y alcanzando a un público más o menos extenso, podamos expresar nuestras impresiones y experiencias. Además son opiniones escritas desde el corazón y sin ningún tipo de condicionamiento editorial o motivación económica, por lo que considero que la sinceridad y veracidad es real.
Lo peor de todo esto de los blogs, es que no puedo dedicarle el tiempo que quisiera. Y no lo digo por el volumen de entradas que publico, ya que no me autoimpongo ninguna obligación ni me siento presionado por escribir cosas y tener algo nuevo que ofrecer. Lo digo porque hay cantidad de blogs interesantes, de gente que escribe muy bien y son auténticas enciclopedias musicales. Gente que comparte sus experiencias igual que yo y me resulta gratificante leerlas, reseñas a las que además me gustaría aportar mi granito de arena con algún comentario. Y además tienen la “mala” costumbre de dejar señalado quienes son sus blogs favoritos, para que entres en ellos y continuamente descubras espacios que te gustaría ojear a diario. Ya no puedo incluir a más en mi lista de favoritos. No doy abasto.
En definitiva, que me parece fantástico disponer de herramientas gratuitas y alcance de todos, sea cual sea su nivel técnico, para compartir experiencias con el resto del mundo.
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