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domingo, 19 de junio de 2016

Neil Young & Promise of the Real, Madrid 18/06/2016

Mad Cool Festival

Neil Young: Guitarra, Voz, Armónica, Teclado
Lukas Nelson: Guitarra, Voz
Mica Nelson: Guitarra, Teclados, Voz
Corey McCormick: Bajo, Voz
Anthony LoGerfo: Batería
Tato Melgar: Percusión

La de anoche fue la cuarta vez que me encontraba con Neil Young en un concierto. Lo he visto con Booker T. & The MG's, lo he visto con Crazy Horse, lo he visto con su banda de amigos en el 2008, y anoche lo veía acompañado de los hijos de su amiguete Willie Nelson. Pero es que anoche vi al NY del After the Goldrush, al NY del Harvest, al NY del Comes a Time, al NY del Mirror Ball y al NY del Rust Never Sleeps. Todo en una velada de unas dos horas y media, con un ambiente, unos amigos y un recinto fantástico. 


Desde que empezó el concierto de Gary Clark Jr., que tocaba previamente, ya se veía a los rusties tomar posiciones, y poco a poco íbamos avanzando hasta situarnos a pocos metros del escenario. Por el camino te vas encontrando y hablando con gente de Sevilla, de Córdoba, de Murcia. A todos les delata la camiseta, todos conocen los mismos puntos de encuentro de la hermandad de Neil: el blog de La Playa, los Rust Fest...todos han visto al tito unas cuantas veces y todos saben que cada concierto es único y especial. Todos o casi todos pasamos de los 40. Pero todos somos unos críos comparados con el septuagenario que en unos minutos nos va a dar una lección a todos. Una lección de honestidad, de hacer y tocar lo que le viene en gana, de no casarse con nadie, de demostrar cómo ser el padrino de unos chavales y sacar lo mejor de ellos, pero sobretodo una lección de que a pesar de que el oxido nunca duerme no está dispuesto a quemarse por él. 


El concierto empieza muy suave, con "After the Gold Rush" al piano. Después la guitarra acústica con "Heart of Gold", "The Needle and the Damage Done"...Neil Young señala a la emergente luna cuando ya empieza a caer la noche y parece que vaya a arrancarse con el "Harvest Moon" pero no, mejor el himno ecologista de "Mother Earth" en el armonio. Y es que Neil Young está embarcado permanente en la cruzada del ecologismo y no escatima medios y esfuerzos en ello, arremetiendo en su último disco contra Monsanto, o con su proyecto LincVolt. Ayer escenificó sus principios ecologistas con flores en el escenario, unas chicas esparciendo semillas y la irrupción de fumigadores acabando con el sueño hippie. Una efectista forma de dar la bienvenida al escenario a Promise of the Real, la banda de los hijos de su buen amigo Willie. Entramos aquí en una nueva etapa del concierto donde como decía al principio volvemos a los tiempos del Harvest, del Comes a Time, con canciones como "Out On the Weekend" (no me la podía esperar, me encantó), "Human Highway" (que me encanta siempre). Quizá se eche en falta un poco más de volumen, un poco mas de empuje, pero no es así como va a funcionar esto. El tito Neil tiene perfectamente planteado el crescendo del concierto y a continuación da un paso adelante aparcando la acústica y colgándose la Gretsch blanca y se marca un "Alabama", "Words" y un "Winterlong" que literalmente me hace llorar de nuevo. No paro de cantar. La gente no para de cantar y entiendo que puede resultar molesto pero, lo siento mucho. 


Y ya finalmente, ocurre, aparece la Old Black, la guitarra sucia que decía el amigo Carrascus. Cuando suenan los primeros acordes de "Down by the River" entramos en éxtasis. Un éxtasis que no tendría un descanso hasta veinte minutos después. Si no fuera por las pintas imberbes de POTR se diría que estamos ante los mismísimos Crazy Horse. Neil Young exprime su guitarra haciéndola aullar y gemir como sólo él sabe hacer y nos da la espalda buscando a sus pupilos, incitándolos, comprometiéndolos, buscando de ellos ponerlos al nivel de entrega al que está dispuesto a llegar en este tour de force. No se escapa ninguno, los busca a todos. Sólo así se puede alcanzar la comunión total entre intérpretes, recinto y audiencia. Más de veinte minutos, señores. Sólo con esto ya ha valido el esfuerzo del viaje pero el concierto no ha acabado aún. Quedan varios momentos igual de intensos pero no tan prolongados, como "Mansion On the Hill", una de mis favoritas de todos los tiempos y que por primera vez la escucho en directo, o la épica "Like a Hurricane", clásico inmortal que parecía no tener fin con todos esos falsos finales que tanto le gustan al tito (hasta el punto de editar un disco sólo con ellos). Y para acabar (con pequeño respiro de por medio) una absoluta declaración de intenciones, himno atemporal y estampado de camisetas: "Rockin' in the Free World"


El concierto se acaba. Nos guste o no hay que pagar el precio de ver estos conciertos en un festival y el tiempo está ajustado, a pesar de haber excedido sobradamente las dos horas. Suena la música ambiental y se ven pipas recogiendo trastos del escenario pero no, esto no puede acabar aquí, hay que conseguir sacar a la banda de nuevo como sea. Y lo conseguimos. No sé si estaba programado, pero lo conseguimos. Y sonaron los acordes te otro pelotazo legendario: "Love and Only Love", poniendo el broche a una noche mágica, como todas las que me ha despachado el gran Neil Young. Gracias José Miguel, Antonio, Nuria, Enrique y Guillermo por la compañía. Nos vemos en el siguiente.

Setlist:
After the Gold Rush
Heart of Gold
The Needle and the Damage Done
Mother Earth (Natural Anthem)
Out On the Weekend
From Hank to Hendrix
Human Highway
Unknown Legend
Someday
Alabama
Words
Winterlong
Down by the River
Mansion On the Hill
Like a Hurricane
Western Hero
Rockin' In the Free World
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Love and Only Love

miércoles, 8 de agosto de 2012

Red Rocks, Neil Young y el Caballo Loco

Uno de mis sueños es asistir a un concierto en Red Rocks. Este escenario me fascina. Enclavado al pie de las Montañas Rocosas en Morrison, Colorado, es un anfitetro natural con unas vistas impresionantes y con una acústica, dicen, perfecta. Aunque no todo son excelencias. Las crónicas habitualmente hablan de agua, frío y viento y de atascos kilométricos para acceder. Allí se han grabado conciertos míticos como Under a Blood Red Sky de U2 o Road Rock de Neil Young con sus amigos y parientes. Si ese concierto que viera algún día fuera de Neil Young & Crazy Horse, sin duda habré muerto y estaré en el paraíso.
Me ha venido a la cabeza todo esto porque estaba escuchando el bootleg del reciente concierto de Young y el Caballo Loco hace un par de días precisamente en este lugar. Tras publicar esa medio mamarrachada que es Americana (¿de veras que después de casi 10 años esperando un nuevo trabajo con Crazy Horse no había otra cosa que ofrecer que un disco de versiones de viejas canciones folk?. Y que conste que para mi Neil Young es Dios y cualquier cosa que grabe o edite me interesa), nuestros amigos se han embarcado en una gira norteAmericana hasta diciembre. Somos muchos los que cruzamos los dedos para que podamos oler al caballo el año que viene en Europa. Yo tengo fe de que así será, aunque sea una gira de festivales. Pero volviendo al concierto, se pueden escuchar hasta cinco o seis temas nuevos. Nuevas composiciones que se especula formarán parte de un nuevo disco con Crazy Horse para finales de año. Y volviendo a Americana, ¿no hubiera sido mejor esperar y sacar primero un disco en condiciones?. Ya sé que Mr Young no se casa con nadie y hace siempre lo que le sale del forro, pero la verdad es que ha sido un poco decepcionante. Los nuevos temas sin embargo prometen mucho más. Alguno alcanza en directo hasta los 25 minutos y son NY & CH en estado puro. Sinceramente parece que no pasan los años por estos vejestorios.

martes, 26 de mayo de 2009

Rememorando viejos conciertos: Espárrago Rock

Hubo una vez un festival llamado Espárrago Rock. Asistí a tres ediciones, cuando ya se celebraba en Jerez en lugar de Granada, y para mi fue la primera experiencia en un festival así, es decir, con las características que identifican a los festivales de la era moderna. Con ello me refiero a un festival de dos o tres días, con varios escenarios simultáneos, actividades paralelas y zona de acampada. Todo en el mismo paquete. Para mí, el festival Espárrago tenía tres virtudes fundamentales: cartel de lujo, precios populares y proximidad. En su contra, y como principal defecto: escasas infraestructuras y facilidades.

Mi primera edición, abril del año 2000, fue un desastre. Acudí bajo el reclamo de Lou Reed en el cartel, y en menor medida con el atractivo de ver a Cranberries y Skunk Anansie, pero cayó una tromba impresionante todo el fin de semana y suspendieron el festival antes de las últimas actuaciones del sábado. En definitiva no vi a nadie de los que me había propuesto, me puse de barro hasta las cejas, calado hasta los huesos y durmiendo en una tienda de campaña en un descampado que se podría declarar zona catastrófica. Reembolsaron el 50% del precio del abono lo cual fue un palo económico para la organización del cual no consiguieron recuperarse, a pesar de que hicieron lo imposible por dar continuidad al festival.

Sorprendentemente, la edición del año 2001 se anunció con un cartel todavía más espectacular y además con unos precios bastante aceptables. Con la lección aprendida, esta vez se programó el festival para julio, cuando la probabilidad de lluvia es prácticamente nula. Como cabeza de cartel, el gran Neil Young con sus Crazy Horse. Además tendríamos a Beck, Hellacopters y Placebo. Esta vez la zona de acampada la situaron en una arboleda muy, muy alejada del recinto de conciertos y no estaba nada bien habilitada y organizada. Además los árboles estaban un poco pelaos y la sombra era escasa. Respecto a los escenarios, podemos darles un aprobado. El escenario principal (no recuerdo cómo se llamaba) era bastante grande. Simple, pero grande. La zona para el público tenía una ligera pendiente natural a modo de anfiteatro, lo cual favorecía la visión desde lejos. El sonido tampoco estaba mal. En la primera jornada pude ver a unos cañeros Hellacopters y a un gran showman llamado Beck, muy lejos de aquel muchachote con guitarra acústica que tenía en mente. Aún así me gustó bastante y aún me vuelven a la memoria flashes del concierto. Pero al día siguiente vino el gran momento. Después de ver a unos insulsos Placebo, el escenario principal comenzó a poblarse de viejetes tomando posiciones. Son casi la 1:30 de la madrugada cuando empiezan a cambiar el escenario y aparecen elementos conocidos: la pedalera roja, la batería con la bandera pirata, la Old Black. Aparece el granjero Neil secundado por un gordísimo Frank Sampedro y unos también viejetes Billy Talbot y Ralph Molina. Empieza el concierto con Don’t Cry No Tears, a un ritmo más lento que la original. Le sigue I’ve Been Waiting for You que gana mucho en directo, Love and Only Love que suena con una fuerza tremenda y Piece of Crap, que nunca me ha gustado. A continuación un set con temas nuevos de su último álbum “Are You Passionate?” donde baja un poco el ritmo. En concreto se trata de Going Home, Hold You in My Arms y Don’t Say You Love Me. Esta última en particular no me parece que suene bien en directo, no así como las dos primeras. Pasamos ahora a un breve set acústico con la laureada Heart of Gold a la guitarra y la preciosa After the Gold Rush al piano. Neil Young en estado puro. Aunque debía tener ganas de caña porque rápidamente dijo que se acabó el acustiqueo y siguió con Standing in the Light of Love y Gateway of Love, también del último disco. La gente empezaba a reclamar otro tipo de material. Algún exaltado no paraba de gritar pidiendo los grandes hits, pero estoy seguro de que en nada condicionó la decisión del tío Neil cuando arrancó con los acordes de la potente Hey Hey, My My. Desde aquí hasta el final del concierto, todo fue un derroche de energía, decibelios y muchas, muchas ganas de tocar y pasarlo bien en el escenario. Al menos eso parecía y transmitía desde mi posición. Pasamos por Sedan Delivery y tras un apoteósico Like a Hurricane (con maltrato a la Old Black incluido) de al menos 20 minutos, dejan el escenario para volver en un bis insuperable: Rocking in the Free World y Powderfinger. Hasta aquí ya hubiera sido un concierto inolvidable, pero todavía nos obsequió (son las 3:30 de la madrugada) con un segundo bis: tras la tempestad, la relativa calma de la espeluznante Tonight’s the Night, y un broche de oro totalmente inesperado con la decadente Roll Another Number (for the Road). Con este concierto, y en mi humilde opinión, el Espárrago Rock tocó techo.

En la edición del año 2m2, con la misma infraestructura cutre de siempre, me lo monté de otra manera e iba y venía cada día sin pernoctar allí. En la primera jornada pude ver a los siempre buenos Tabletom, con un pasadísimo Rockberto. A los decepcionantes Dover, en la cima de popularidad y antes de sus experimentos dance. A los atractivos Garbage con una simpática Shirley Manson que se metió al público en el bolsillo. Y a Iggy Pop, que no sólo se metió al público en el bolsillo sino que subió a media audiencia al escenario para horror de la organización. Sin sus Stooges, la iguana derrochó energía y locuras sobre el escenario, a su edad y sin menoscabo de la calidad musical. Al día siguiente me sorprendieron gratamente Amaral. A pesar de que su música no es la que escucho habitualmente, hay que reconocer que Eva es una cantante excepcional, que unida a una música bien ejecutada, comercial y con unas letras a descubrir, te hacen pasar un buen rato. Lo del guitarra Juan Aguirre pues…habría que ponerle remedio. Y tras la ñoñería…la salvajada de Extremoduro. Y digo salvajada por lo salvaje de la audiencia, porque ellos son unos señores en el escenario, por mucho pelo largo, descamisado y tonterías provocadoras que suelte el Roberto por la boca. Es imposible estar cómodo en un concierto de Extremoduro con tanto becerro alrededor que cree que hay que estar fumao, borracho y golpeando al de al lado para poder seguir la música. Con lo buenos músicos que son y las obras maestras que tienen en su discografía, es un pena no poder disfrutarlos como me gustaría. Con el magnífico y recién estrenado “Yo, minoría absoluta” despacharon un arranque bestial con A Fuego y un final apoteósico con Ama, Ama, Ama y Ensancha el Alma. Entre medias, grandes canciones de toda su discografía y un innecesario y pesado interludio entre las dos partes del concierto.

Y hasta aquí mi experiencia en el Espárrago Rock. Los puristas reniegan de la etapa jerezana y hablan con añoranza de la etapa granadina, pero creo que el salto era necesario para convertirse en un festival de primera línea, aunque el nombre de “Espárrago” ya no tuviera ningún sentido. Lástima que fracasara. Hubo al menos una edición posterior pero el bajón de nivel en el cartel era alarmante, hasta que finalmente se extinguió. Una verdadera pena quedarse sin un festival como éste y más siendo del sur.

domingo, 13 de julio de 2008

Keep On Rockin' in the Free World

12 de julio de 2008, Festival Optimus Alive!, Oeiras

Lo que ayer noche presencié va a ser difícil de superar. Cualquiera que me conozca sabe de mi pasión incondicional por Neil Young, de modo que podrá decir con razón que no soy nada objetivo en esta crónica. Sin embargo estoy convencido de que no puedo estar tan cegado y que lo que ayer experimenté era totalmente auténtico.

Nos plantamos bien cerquita del escenario poco antes de que finalizara su actuación un, para mi desconocido, Donavon Frankenreiter. Al poco se despidió del escenario y comenzaron los movimientos de los técnicos para el cambio de equipo. El hormigueo en el estómago me decía que aquello iba en serio. Observé que ya en la derecha estaba plantado el indio de madera, vigilando a la audiencia. Junto a él, el atril donde colocarían los dibujos introductorios de las canciones. En el fondo del escenario, una estructura con letras y números aparentemente aleatorios. Al poco, asoma la narizota del fiel Larry Cragg trasteando con el equipo del tito Neil. El piano pintaraqueado, el teléfono rojo, el ventilador gigante. Y lo más emocionante: del techo colgaba el famoso órgano con forma de pajarraco. Delante del micrófono de Neil, colocan en el suelo una serie de marcos propios para poner las fotos de la familia, pero que en realidad llevaban unos papeles con lo que sospecho sería el setlist. Sin embargo ¿para qué tantos?. No lo sé. Ya vamos con retraso, pero queda poco. Se asoman Ben Keith y Anthony Crawford a hacer alguna prueba de sonido y en un momento dado ya está toda la banda en un lateral del escenario esperando que aparezca el gran jefe.

Por fin aparece Neil Young vestido con la camisa, pantalones y chaqueta que luciría un pintor de brocha gorda. Se cuelga su Old Black y arranca el riff de "Love and Only Love". Más de 10 minutos de descarga brutal que pasan volando para continuar con una de mis favoritas y de lo más grande que ha escrito Neil Young en su carrera: "Powderfinger". Durante este tema veo salir hacia atrás desde las primeras filas a un grupo de chavalillos con cara de: ¿Quién cojones es este viejo que está en el escenario?. ¡Criaturitas!. ¡Algún día os arrepentiréis!. Continuamos con "Spirit Road", de su último trabajo "Chrome Dreams II". Aquí cambia su guitarra por otra Les Paul pero le dura poco tiempo porque a continuación nos ofrece una joya: "Cortez the Killer". Si no me equivoco es la première en esta gira y una verdadera sorpresa por la que le estaré eternamente agradecido. Es la tercera vez que lo veo pero es la primera vez que me la ofrece. La cosa está la mar de calentita. Hasta ahora no podía ir mejor y va a más. Arranca "Rockin' in the Free World" aunque Neil se queda sin sonido en su guitarra. Rápidamente Larry Cragg corre a solucionar el problema mientras el resto de la banda mantiene el acorde y ritmo inicial. Neil no puede esperar más y comienza a cantar antes de que que el problema se solucione. Está con muchas ganas. Se le ve eufórico, haciendo gestos con el puño mientras canta con gran energía. Salta, aporrea su guitarra, y contagia su euforia al resto de la banda. Y aquí veo algo que me pone los pelos de punta: comienza a descender el órgano alado. ¡Como me toquen ahora el "Like a Hurricane" ya me puedo ir a casa!. Sin embargo una vez abajo lo vuelven a izar. Quizá fue arrebato de Neil el tocar este tema (¿para qué si no lo iban a bajar?) pero la cordura le hizo replantearlo. Interpretar "Like a Hurricane" hubieran sido diez minutos más en el mejor de los casos y hubiera alargado demasiado el concierto (después venía Ben Harper, que aún así comenzó el concierto con más de media hora de retraso). En fin, todo esto no son más que conjeturas mías.

Comienza el set acústico con "Oh, Lonesome Me", una precioa canción que no es suya, pero como si lo fuera, y después se sienta en el Pump Organ a tocar la tan apropiada en estos tiempos "Mother Earth". Creo que no es una cuestión de oportunismo. Sinceramente creo que siente cada una de las frases que canta. Después "The Needle and the Damage Done"; una canción tan breve como grande entre las grandes, para continuar con "Unknown Legend" y "Heart of Gold", que para ser sincero, fueron las dos únicas que no me dijeron gran cosa en el concierto. Hasta que llegó la preciosa, emocionante y sentida "Old Man", con Larry Cragg al banjo. Esta canción me eriza los pelos cada vez que la escucho, de modo que oirla en directo por el propio Neil tocándola para mí...no tengo palabras.

Con "Get Back to the Country" nos electrificamos de nuevo. Un tema muy dinámico y un poco sorprendente verlo incluido en el setlist, pero muy agradecido. Finaliza y Neil se cuelga su Gretsch blanca para, como no, ofrecernos "Words", de más de diez minutos también. Aunque esto no es nada para lo que vendrá a continuación: el Tour de Force, la Monster Song, como la queramos llamar, alrededor de 25 minutos de "No Hidden Path". Un riff persistente que se repite a lo largo de todo el desarrollo pero con la extraña peculiaridad de que necesitas oirlo una y otra vez, que te sabe a poco. Una misteriosa letra. Una estrofa recursiva: "Ocean sky, sea of blue, let the sun wash over you". Neil que saca aullidos a su Old Black frente a un enorme foco de luz amarillenta (una estampa para inmortalizar en foto). Impresionante.

Y con este pedazo de tema acaba el concierto. Saludos al respetable y abandonan el escenario. Estoy convencido de que habrá al menos un bis pero no las tengo todas conmigo por los retrasos. Algunos técnicos deambulan por el escenario y me da miedo que suene la música ambiental. Pero afortunadamente aparecen de nuevo para obsequiarnos con un regalo como es una versión de "A Day in the Life" de los Beatles. Ver a Neil Young interpretar un tema tan hermoso no tiene precio. Además es un tema poco ortodoxo, que se las trae por sus cambios, y que en las manos de Neil hace que pase de una delicadeza y belleza absoluta en las primeras estrofas a una salvajada total en el fin in crescendo, con la Old Black tirada por los suelos y con todas las cuerdas destrozadas. No sé que más decir. Gracias Tito Neil por este buen rato y espero volver a verte.

La banda:
Neil Young: Guitarra, Voz, Armónica, Pump Organ
Ben Keith: Guitarra, Steel Guitar, Órgano, Voz
Rick Rosas: Bajo
Chad Cromwell: Batería
Pegi Young: Voz, Vibráfono
Anthony Crawford: Voz, Piano, Guitarra
Larry Cragg: Banjo

El Setlist:
Love and Only Love
Powderfinger
Spirit Road
Cortez the Killer
Rockin' in the Free World
Oh, Lonesome Me
Mother Earth
The Needle and the Damage Done
Unknown Legend
Heart of Gold
Old Man
Get Back to the Country
Words
No Hidden Path

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A Day in the Life

sábado, 7 de junio de 2008

Concierto de los Mil Años de Pop Internacional


8, 9 y 10 de Julio de 1993, Estadio Riazor, A Coruña
Es increíble la cantidad de festivales que se programan este año en España. Está claro que existe una guerra abierta y que se pisotean unos a otros compitiendo por el mejor cartel y la mejor fecha. Festivales históricos como el FIB y el Festimad se están resintiendo y a duras penas sobreviven en un mercado que está a punto de colapsarse. Ya veremos quién queda.
Pero hubo un tiempo en que un festival era algo excepcional. Salvo los fijos de toda la vida, como los mencionados y el extinto Espárrago, sólo tenían lugar como parte del programa de algún evento importante. Tal fue el caso del Xacobeo 93, donde se celebró en A Coruña un festival de tres días con un cartel, en mi modesta opinión, no superado hasta ahora.
Hoy día con internet es una gozada buscar información y comprar una entrada, pero hace 15 años, de estas cosas te enterabas de casualidad. Recuerdo que un buen día nos encontramos unos carteles, en blanco y negro, fotocopiados, escritos a mano, donde se anunciaba la organización de un viaje a La Coruña (entonces no era A Coruña) para unos conciertos en julio. El precio eran 15.000 ptas e incluía la entrada para los tres días de conciertos, autobús ida y vuelta a La Coruña y estancia de tres días en un camping. El cartel incluía a Eric Clapton, Neil Young, The Kinks, Sting, Gary Moore, James Brown, John Mayall, Chuck Berry y muchos más. Cito a estos porque eran entonces, para mí y mis colegas, el gancho para arrancarnos. El viaje lo organizaba un tipo que trabajaba en los Estudios Centrales de grabación en Sevilla. “Plazas limitadas”, advertía el cartel.
Nos pusimos a reunir las pelas. A mi personalmente me supuso unas 15 horas de clases particulares para financiarme el evento. Éramos cinco: Juanjo “Precario”, “Bluesman” Joaquinito (ahora jazzman), Marcos “Forever Carrión”, el gran artista Melo Bakale y un servidor. Con la pelas reunidas fuimos al estudio y abonamos. Nos dieron un sospechoso recibo y quedamos emplazados para el día de la salida: 8 de julio a las 01:00h.
La ida.
Puntuales nos presentamos en el punto de partida en la Alameda de Hércules. Nos hicieron entrega de las entradas (en el ticket ponía “Concierto de los mil años de pop internacional”), y con más de una hora de retraso emprendimos el viaje infernal hasta A Coruña. Infernal porque son más de 1.000 km. Infernal porque no hay forma de dormir en un autobús lleno de fumetas con la música sonando a todo volumen. Infernal porque todo el trayecto el autobús estuvo haciendo ruidos raros, hasta que reventó en Salamanca y tuvimos que esperar en una gasolinera hasta que trajeran otro para continuar el viaje. E infernal porque estaba claro que llegaríamos tarde para el primer concierto.

Primera Jornada.
Finalmente llegamos a nuestro destino y tras dedicar tiempo a plantar la tienda en el camping, por fin llegamos al estadio Riazor donde un cartel anunciaba que Gary Moore y James Brown se habían caído del cartel. En su lugar actuarían Wilson Pickett y Bo Diddley. Lo de Eric Clapton fue un invento de alguien. Creo que nunca se confirmó su actuación. Con cierto malestar por los cambios, entramos en el estadio donde ya había comenzado el concierto de George Benson. Previamente había actuado Chris Isaak pero nos lo perdimos entero, aunque no lo lamentamos mucho.
George Benson.- Como ya dije, lo pillamos comenzado. Este hombre sólo lo conocía de haberlo visto en una de las sesiones del festival Leyendas de la Guitarra en el 91. Es un gran guitarrista a pesar del corte comercial de muchos de sus temas. Solíamos bromear diciendo que su música sonaba a banda sonora de peli porno. Con algún éxito que reconocimos pasamos un rato agradable.
Neil Young con Booker T. & The MG’s.- Por mi parte, una oportunidad única y desaprovechada. Me gustaba mucho Neil Young, aunque sólo conocía tres discos como Harvest, Old Ways y Freedom. Cuando salió al escenario con la banda sólo pude reconocer a Steve Cropper (también por el festival Leyendas de la Guitarra). Mi inmadurez musical hizo que pasara desapercibido la presencia en el escenario de gente como Booker T. Jones, Donald “Duck” Dunn y Jim Keltner. Con el repertorio pasó lo mismo. No pude saborear lo que me estaban ofreciendo pues no conocía muchas de las canciones. Sólo los temas de Harvest y Freedom me resultaron familiares, y por supuesto la versión de “All Along the Watchtower”. Si ese concierto lo pillara ahora…¡como cambiaría todo!. Se puede encontrar en la red una grabación en video de un concierto en Torhout (Bélgica) de la misma gira. Me sirve al menos para revivirlo.
Sting.- Con Sting fue distinto. Era fan de The Police y también conocía sus discos en solitario. Presentaba entonces su último disco “Ten Summoner's Tales” y conocía a la banda y más o menos el repertorio de un concierto en Barcelona que emitieron por TVE. En la batería estaba Vinnie Colaiuta, que mucho después conocí por los discos de Zappa, y un tal David Sancious en los teclados (que además tocaba la guitarra igual de bien). La voz de Sting deja mucho que desear pero el concierto me resultó muy satisfactorio. A destacar una versión buenísima de “A Day in the Life”.


Segunda Jornada.
Nos levantamos y al acudir a los baños del camping descubrimos que son una auténtica pocilga. Después bajamos un rato a la playa e hicimos tiempo hasta la hora de los conciertos.
The Kinks.- Joder…otra oportunidad perdida. Estaba viendo nada menos que a los hermanos Davis y yo estaba más pendiente de mezclar bien el whisky con la coca cola (¿debería decir cherry cola?). De todas formas conocía más canciones de los Kinks que lo que yo pensaba (estoy harto de buscar el setlist en Internet pero no hay forma). El concierto era a plena luz del día y aún cuando no sabía muy bien si estaban en un buen momento de su carrera, a mi me parecieron que estaban en plena forma. Me gustaron mucho.
Bob Dylan.- Con mucha expectación esperaba el concierto de Dylan. Más que nada por el halo de leyenda que lleva consigo. Por supuesto que conocía mucho de su obra. Sobre todo me gustaban el “Highway 61 Revisited” y “Bringing It All Back Home”. Era la primera vez que lo veía en directo y entonces no sabía que es un maestro destrozando sus propias canciones. Da mucha rabia no reconocer una canción suya hasta bien iniciado el estribillo. Pero él así. Es Bob Dylan y lo sabe.
Eric Burdon-Brian Auger band.- Para mi era simplemente Eric Burdon. A Brian Auger ni siquiera lo conocía (¿tercera oportunidad perdida?). Sonaron varios temas de los Animals fácilmente reconocibles y también interpretó el tema “Monterey”. Por lo demás no recuerdo mucho más. Sólo una gran voz y muy enérgico en el escenario.
Robert Plant.- Sale al escenario la voz de Led Zeppelin. Todo el mundo, incluido yo, sólo esperaba escuchar temas antiguos, y afortunadamente hizo suficientes concesiones. El repertorio prácticamente era una canción suya y a continuación una de los Zeppelin, por lo que la gente disfrutó lo justo. De la banda que lo acompañaba no recuerdo nada reseñable.
John Mayall.- Y para finalizar la jornada el padre del blues británico con la enésima formación de los Bluesbreakers. Aquí empezó a llover por lo que se deslució todo bastante. Tuvimos que refugiarnos en la grada y el cansancio hizo mella en mi, de modo que incluso pegué alguna que otra cabezada (imperdonable).


Tercera Jornada.Echamos la mañana visitando la ciudad hasta la hora de inicio de los conciertos. En esta ocasión me requisaron la cámara de fotos en la entrada.
Wilson Pickett.- Un auténtico showman el hombre de la tierra de las 1000 danzas. Con un speaker que arengaba continuamente a la audiencia, se marcó un conciertazo lleno de soul y grandes canciones. Se le veía muy en forma y llevaba una gran banda. Descanse en paz.
Bo Diddley.- Ha sido precisamente la reciente noticia de su fallecimiento lo que me ha hecho rememorar el concierto que viví aquel día y lo que me ha lanzado a escribir esta pequeña crónica del evento. Bo Diddley será un clásico y es innegable su influencia en grupos imprescindibles de la historia del rock, pero en directo es un petardo. Él mismo reconoce (reconocía) que toca su guitarra rectangular como si estuviera tocando un tambor, y así sonaba. En poco más de una hora de concierto, se limita a extender hasta el infinito sus grandes éxitos como “Hey Bo Diddley” o “Who Do You Love”, intercalando artificios como juegos de piernas imposibles, lamentables punteos pseudo-flamenquitos, y el baile estelar en el escenario de una criatura de unos tres añitos (hijo de algún roadie, supongo). En fin, lo que se dice agradecer estar viendo a una leyenda pero poco más. Al menos en mi opinión.
Jerry Lee Lewis.- Un gilipollas. Su concierto duró una media hora. Se ve que le molestaba que un cámara de la organización le filmará desde el foso delante del escenario, así que no se le ocurre otra cosa que levantarse y pegarle una patada a la cámara. La gente comenzó a corearle toda clase de improperios, así que cuando se escuchaban los insultos por encima de su propia voz, se levantó del piano y se largó, dejando a su banda tocando sola y con cara de circunstancia. Los pobres terminaron la canción, se miraron unos a otros, y evidentemente se fueron, finalizando así el concierto. Quizá este tipo de acciones las haga a propósito con el único fin de que la gente siga hablando de él, ya que hace 30 años que debía haberse retirado. En fin, gran recuerdo que guardo de él.
Chuck Berry.- Es más esperado de la jornada y un poco decepcionante, la verdad. No porque no diera un buen concierto sino porque esperaba mucho más de él. La mayoría de la gente a mi alrededor no conocía más que el estribillo de “Johnny B. Goode”, y se empeñaban en cantarlo en prácticamente todas las canciones, aunque en realidad estuviera sonando “Carol”, “Little Queenie” o cualquier otra. Hacia la mitad del concierto, Chuck Berry se acercó a la primera fila de la audiencia prometiendo que interpretaría cualquier petición que le hicieran. Finalmente parece ser que alguien le pidió que tocara “Maybelline” y así lo hizo. Nunca sabremos si estaba todo preparado o realmente ocurrió así. Creo recordar que casi al final del concierto por fin tocó el “Johnny B. Goode” que todo el mundo esperaba y con algún que otro baile del pato se despidió sin ni siquiera hacer un bis. La gente pedía a gritos algún tema más pero se limito a pegarse una carrerita estúpida por el escenario para dejar a la gente con la miel en los labios.

La vuelta.Esta vez sí que pudimos dormir en el trayecto y fue todo mucho mejor. Prácticamente no me enteré.
P.D. Nunca me ha quedado claro si lo de “Concierto de los 1000 años” era por los 1000 años de historia de la ciudad o porque las edades de los intérpretes sumaban precisamente eso: 1000 años.