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Ahí estaba el tío con unos cuantos amigos en la taquilla de El Corte Inglés el primer día que se pusieron las entradas a la venta. 4.500 pelas de las de entonces. Hoy día, pensar en un cartel así por menos de 30€ parece un regalo, pero son los tiempos del eurotimo. Total, que con nuestras entradas aseguradas en el bolsillo esperamos impacientemente a que llegara el día del concierto, sin saber que fuimos de los pocos primos que compraron la entrada. Sí señor, a falta de pocos días para que se celebrara el concierto, la venta de entradas había sido tan miserable que ante la amenaza de tener que suspender el concierto no les quedó otra a los promotores que regalarlas. Una amiga me contó que se presentó su jefe en su empresa con un fajo de entradas para repartir. A otro amigo le regalaban la entrada sin más que comprar un disco de GN’R en la tienda. Sólo así consiguieron un aforo decente. ¿Cómo es posible que con un cartel como este ocurrieran estas cosas?. Tengamos en cuenta que hablamos de la primera y entonces única actuación en España de Guns N’ Roses (el concierto de Madrid se suspendió por aluminosis en el estadio Vicente Calderón). ¿Falta de promoción?...¿Falta de medios para comprar la entrada?...No lo sé, pero básicamente creo que es que aquí somos unos catetos que nos creemos que estas cosas deben ser gratis. El caso es que aquel fiasco lo hemos pagado los sevillanos con creces y no ha sido hasta hace bien poco que se vuelven a celebrar en esta ciudad eventos de esa magnitud.
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Ya perfectamente situados comenzó el concierto de Soundgarden, la banda del entonces melenudo Chris Cornell. No recuerdo mucho del concierto porque desconocía la discografía de este grupo y el concierto fue muy breve, una media hora más o menos. No sonaban mal, ¡pero se les veía tan diminutos en aquel inmenso escenario!. Todo lo contrario que los siguientes Faith No More, que aunque tenían el mismo espacio reservado, se hicieron dueños absolutos del mismo. El show de los FNM dejó pequeños a los mismísimos GN’R. Caffeine, The Real Thing, We Care a Lot, Epic…todos temazos en un show de poco más de una hora. Fue al finalizar Land of Sunshine cuando el zumbao de Mike Patton comenzó a provocar al público: “Cabrones”, “Bastardos”, era alguna de las lindezas que soltaba. El respetable comenzó a lanzar al escenario todo tipo de objetos y el Patton, lejos de amedrentarse, animaba a la gente a tirar más cosas: “Más cosas aquí!...Ahorita!...Más cosas!”, decía. De pronto, como en la película 300, el sol se oscureció. Una impresionante lluvia de botellas y latas sobrevolaba nuestras cabezas hacia el escenario. Y el Patton esquivándolas con una habilidad alucinante. “Hurt me!, Hurt me!”, seguía arengando. En pocos minutos todo el escenario era un mar de plásticos y latas. Y ellos tocando como si nada. Acojonante. Hay un vídeo comercial que se llama “Video Croissant” donde los propios FNM rememoran este concierto y lo califican como uno de los mejores de la gira.
Y tras este breve pero intenso show, abandonaron el escenario para que se preparara para los GN’R. Entre cientos de pipas correteando por todos lados, un tipo de la organización, viendo el panorama, advirtió a la audiencia que con el señor Axl y compañía nada de tirar cositas al escenario, o el concierto se va al carajo. Y la gente se comportó, creo más bien que porque se había quedado sin munición. Es curioso que en aquellos tiempos fueran tan permisivos con los posibles objetos arrojadizos. Estamos hablando de latas de refresco o cerveza que bien podrían estar totalmente llenas. Tiempos más salvajes, sin duda. En los Guns N’ Roses del año 92 no está Izzy Stradlin, y ya hace tiempo que expulsaron al drogata de Steven Adler, pero están en su momento más popular y llevan uno de los más impresionantes shows de aquellos tiempos. Pantallas y carteles gigantes, metros y metros de pasarela para correr, luminotecnia, pirotecnia, sensual sección de viento, Slash con su chistera, la Les Paul y el pelo de perro chouchou, un Axl Rose más endiosado que nunca, el petardo de Duff McKagan, versiones clásicas como Live and Let Die y Knocking on Heaven’s Door, guiños a Mother de Pink Floyd y Wild Horses de los Rolling, el Padrino, Welcome to the Jungle, Paradise City, Sweet Child of Mine....Como se dice por ahí “Guns N’ Roses at his best”. Un concierto memorable que no distó mucho de alguno que hay publicado oficialmente en vídeo.
A día de hoy día Guns N’ Roses es la banda de acompañamiento del gordo y desmejorado Axl Rose, Faith No More vuelven a reunirse después de broncas y malos rollos buscando dinero y recuperar un pasado glorioso y de Soundgarden sólo nos acordamos cuando vemos la penosa actual carrera en solitario de su líder. En fin, un lujo haber estado allí.
P.D.: También hace hoy 4 años de Sonic Youth y Mastodon en Roskilde, y 2 años de los Rolling Stones en El Ejido.