Estadio Olímpico
Mark Knopfler: Guitarra, Voz
Richard Bennett: Guitarra
Guy Fletcher: Teclados, Guitarra, Voz
John McCusker: Fiddle, Violín
Mike McGoldrick: Whistle, Flauta
Glenn Work: Bajo
Ian Thomas: Batería
Jim Cox: Teclados, Acordeón
Nigel Hitchcock: Saxofón
Mucho tenía que cambiar la cosa para que fuera a un concierto de Mark Knopfler después del que vi en Córdoba hace cinco años. Y vaya si cambió.
Todo empezó con uno de esos concursos de facebook en el que por sólo decir "me gusta", compartir y comentar entrabas en el sorteo de un Meet & Greet con Mr. Knopfler. Sin mucha fe me apunté y mi sorpresa fue mayúscula cuando la amiga Angla me escribe dándome la enhorabuena. La misma mañana del concierto. No me lo creía, de verdad. Me temblaban las manos escribiendo en la porculera blackberry a la página de Riff Pro, promotora y organizadora del concurso. Máxime cuando observo que un tipo está intentando suplantar mi identidad creando un perfil de facebook con mi nombre y mis imágenes. Afortunadamente el desgraciado no se salíó con la suya.
A las nueve menos cuarto estaba allí el tío como un reloj, con unos cuantos discos en la mochila y las entradas de Dire Straits del 92. Ya es un milagro que yo estuviera allí, así que imaginaos cuando veo aparecer para lo mismo a mi compi de facultad y de curro Juan Alfredo. A él lo había agraciado la Cruzcampo, cómo no. Nos pasan a una sala donde un tipo en camisa hawaiana nos dicta las normas: no hay fotos que no saquen ellos y sólo firma una cosita por cabeza. Entonces llegan Richard Bennett, John McCusker y Mike McGoldrick y se ponen a tocar para nosotros, haciendo tiempo hasta que aparece él. Nos ponemos todos en pie para recibir a su majestad que se viene directamente hacia mí. "It's a great pleasure to meet you", es todo lo que alcanzo a decir mientras me firma el Alchemy. No habla, tiene que pasar por los ocho que estamos allí, mas tipos de la organización que también aprovechan para que les firme la acreditación. Mientras la banda sigue tocando y pasamos a la foto. Es todo muy rápido pero supongo que los sueños son así.
Ha sido breve pero muy emocionante y lo hemos pasado muy bien, pero ya nos sueltan en la pista para el concierto. Está lleno pero se puede ver relativamente bien y relativamente cómodo. Ya digo que el concierto de Córdoba me decepcionó e hice una crónica, con intencionado humor, que casi cuesta que pongan precio a mi cabeza. Así que por favor si no te gusta lo que leas pasa de mí. Este concierto esperaba que fuera más especial, máxime con la experiencia recién vivida, pero vi más de lo mismo, después de cinco años. Evidentemente el setlist fue muy distinto, en cuanto a su obra en solitario se refiere, pero las efectistas canciones de Dire Straits, que es lo que el grueso de la audiencia espera y le emociona, fue prácticamente la misma ración con sus claroscuros.
Aunque está más que disponible en la red, no quise saber qué tocaba para que fuera una sorpresa. Abriendo como dios manda con temas de sus discos recientes que, aunque conozco no domino, el concierto empieza a calentarse. Suena muy bien, la banda es cojonuda, y Mark cambia mucho de guitarras, dando en cada una un toque muy distinto. Llega la parte folk con un tema de Cal que ya casi había olvidado y me trajo muy buenos recuerdos de cuando decíamos que nadie hace BSOs como Mark Knopfler, para empalmar con un clásico en su repertorio como Hill Farmer's Blues.
Aunque lo intentó, la gente no estuvo a la altura coreando Skydiver pero el éxtasis llegó con Romeo and Juliet. Esa guitarra plateada es un símbolo que te lleva a los años 80 cuando para ti solo había dos grupos: U2 y Dire Straits. Y además es una belleza, guitarra, toque y canción. Después volvió a hacer lo del oeeeeeee, oe, oe, oeeeee antes de encarar un flojo Sultans of Swing, en formato cuarteto. Los dedos de Mark ya no responden como antaño así que en mi opinión es preferible no meterse en esas condiciones con un tema que tenemos grabado a fuego en la memoria, nota por nota, punteo incluído. Quien tuvo, no siempre retuvo.
Con Your Latest Trick y su imprescindible saxo, volvieron a aflorar los viejos recuerdos que Knopfler se encargó de airearlos poco después trayéndonos de nuevo a su lado intimista y solitario, con ese extraño tema de aires sudamericanos y otro de sus clásicos como Speedway to Nazareth. De pronto se vislumbran los acordes de mi tema favorito de los Straits, Telegraph Road pero supe que era el final. Ya lo viví hace cinco años.
¿Y qué me depararía el bis?. Más Straits sin duda pero, ¿cuál?. Y sí, efectivamente, fue de nuevo So Far Away, que me encanta, pero me hubiera gustado otra cosa esta vez, como sí hizo para despedirse, a lo grande, de la misma forma que hacía con Dire Straits en los 80, esa canción que todo el que ha tenido una guitarra ha debido tocar alguna vez...el Local Jiro. Sólo faltó que los pipas fueran recogiendo los micros antes de acabar la canción, como hacían antiguamente. Fue un gustazo el punto final.
En definitiva, una experiencia que nunca olvidaré, de la que presumo y presumiré, y que debo agradecer a Riff Pro. Hasta otra.
Setlist:
Broken Bones
Corned Beef City
Privateering
Father and Son
Hill Farmer's Blues
Skydiver
Laughs and Jokes and Drinks and Smokes
Romeo and Juliet
fanfarria
Sultans of Swing
She's Gone
Your Latest Trick
Postcards from Paraguay
Speedway at Nazareth
Telegraph Road
---
So Far Away
Going Home (theme of the Local Hero)
"Information is not knowledge. Knowledge is not wisdom. Wisdom is not truth. Truth is not beauty. Beauty is not love. Love is not music. Music is the best." (Packard Goose, Joe's Garage, Frank Zappa 1979)
miércoles, 29 de julio de 2015
domingo, 26 de julio de 2015
Bob Dylan and his Band, Córdoba 09/07/2015
35 Festival de la Guitarra de Córdoba
Teatro de la Axerquía
Bob Dylan: Voz, Piano, Armónica
Stu Kimball: Guitarra, Maracas
Charlie Sexton: Guitarra
Tony Garnier: Bajo
George Receli: Batería
Donnie Herron: Steel, Banjo, Violín
Cuando apenas me decido en ir a verlo básicamente con la idea de despedirme de él (seamos conscientes, 74 años, el never ending tour acabará algún día), va y se despacha con el mejor concierto que podía haber soñado. Y no precisamente por el setlist (Tempest por un tubo), sino por su voz, su impecable banda, el recinto, la compañía. Es la cuarta vez que lo veo y desde luego ha sido la mejor de todas.
Después de leer las crónicas de los amiguetes, uno se queda sin fuerzas para escribir algo más, así que las enlazo para que quien no haya llegado a ellas las disfrute. Aquí y aquí. Yo me voy a limitar a hablar de sensaciones. Sensaciones como romper a llorar cuando él pisa el escenario. Me ha pasado con otros en muy pocas ocasiones y el otro día en Córdoba fue una de ellas. No se puede contener la emoción de verle a él, in person, preparado para tocar para mi, porque así se siente, que toca en exclusiva para ti.
Sensaciones como vivir un momento inédito, cuando esa pieza que tanto te gusta y tan bien conoces te la cambia, te la reinterpreta, te la reconstruye de una forma que, que, supera a la original. Sé que es una aberración decir eso de "Tangled Up in Blue", pero así lo siento por ejemplo con "Things Have Changed". Sensaciones como ver a una banda impresionante, donde cada músico sabe que está ahí por y para él, pero que no le impide desarrollar su propia personalidad y darle a cada tema su aportación, su pequeño toque. No sé cómo ensaya y prepara Dylan su repertorio pero estoy seguro de que en todas las piezas hay algo de cada uno de sus músicos y eso se ve cuando los observas tocar. Al mismo tiempo de forma autómata y al mismo tiempo diciendo aquí estoy yo. Cuando el magnetismo de Dylan me daba una tregua, volvía los ojos hacia Sexton, Herron o Receli y, literalmente se me caía la baba.
Hola, soy Bob Dylan y vengo de vuelta de todo...sólo me queda que me den por culo y montar en globo. Cómo si no, siendo un mediocre pianista me permito imponer mis teclas sobre tan impresionante banda...y queda bien. Y ahora cojo mi armónica y me marco un solo de cojones. Impresionante. Dylan es mucho más Dylan de lo que creía, o recordaba. Y su voz, aquello de lo que todo el mundo despotrica, nos da una lección de lo que la sabiduría puede hacer con ella después de 74 años.
Sí señor, el puto amo.
Primera Parte:
Things Have Changed
She Belongs to Me
Beyond Here Lies Nothin'
Workingman's Blues #2
Duquesne Whistle
Waiting for You
Pay in Blood
Full Moon and Empty Arms
Tangled Up in Blue
Segunda Parte:
High Water (for Charley Patton)
Simple Twist of Fate
Early Roman Kings
Forgetful Heart
Spirit on the Water
Scarlet Town
Soon After Midnight
Long and Wasted Years
I'm a Fool to Want You
Bis:
Blogin' in the Wind
Love Sick
Teatro de la Axerquía
Bob Dylan: Voz, Piano, Armónica
Stu Kimball: Guitarra, Maracas
Charlie Sexton: Guitarra
Tony Garnier: Bajo
George Receli: Batería
Donnie Herron: Steel, Banjo, Violín
Cuando apenas me decido en ir a verlo básicamente con la idea de despedirme de él (seamos conscientes, 74 años, el never ending tour acabará algún día), va y se despacha con el mejor concierto que podía haber soñado. Y no precisamente por el setlist (Tempest por un tubo), sino por su voz, su impecable banda, el recinto, la compañía. Es la cuarta vez que lo veo y desde luego ha sido la mejor de todas.
Después de leer las crónicas de los amiguetes, uno se queda sin fuerzas para escribir algo más, así que las enlazo para que quien no haya llegado a ellas las disfrute. Aquí y aquí. Yo me voy a limitar a hablar de sensaciones. Sensaciones como romper a llorar cuando él pisa el escenario. Me ha pasado con otros en muy pocas ocasiones y el otro día en Córdoba fue una de ellas. No se puede contener la emoción de verle a él, in person, preparado para tocar para mi, porque así se siente, que toca en exclusiva para ti.
Sensaciones como vivir un momento inédito, cuando esa pieza que tanto te gusta y tan bien conoces te la cambia, te la reinterpreta, te la reconstruye de una forma que, que, supera a la original. Sé que es una aberración decir eso de "Tangled Up in Blue", pero así lo siento por ejemplo con "Things Have Changed". Sensaciones como ver a una banda impresionante, donde cada músico sabe que está ahí por y para él, pero que no le impide desarrollar su propia personalidad y darle a cada tema su aportación, su pequeño toque. No sé cómo ensaya y prepara Dylan su repertorio pero estoy seguro de que en todas las piezas hay algo de cada uno de sus músicos y eso se ve cuando los observas tocar. Al mismo tiempo de forma autómata y al mismo tiempo diciendo aquí estoy yo. Cuando el magnetismo de Dylan me daba una tregua, volvía los ojos hacia Sexton, Herron o Receli y, literalmente se me caía la baba.
Hola, soy Bob Dylan y vengo de vuelta de todo...sólo me queda que me den por culo y montar en globo. Cómo si no, siendo un mediocre pianista me permito imponer mis teclas sobre tan impresionante banda...y queda bien. Y ahora cojo mi armónica y me marco un solo de cojones. Impresionante. Dylan es mucho más Dylan de lo que creía, o recordaba. Y su voz, aquello de lo que todo el mundo despotrica, nos da una lección de lo que la sabiduría puede hacer con ella después de 74 años.
Sí señor, el puto amo.
Primera Parte:
Things Have Changed
She Belongs to Me
Beyond Here Lies Nothin'
Workingman's Blues #2
Duquesne Whistle
Waiting for You
Pay in Blood
Full Moon and Empty Arms
Tangled Up in Blue
Segunda Parte:
High Water (for Charley Patton)
Simple Twist of Fate
Early Roman Kings
Forgetful Heart
Spirit on the Water
Scarlet Town
Soon After Midnight
Long and Wasted Years
I'm a Fool to Want You
Bis:
Blogin' in the Wind
Love Sick
domingo, 19 de julio de 2015
Brad Mehldau, Sevilla 08/06/2015
Teatro Lope de Vega
Brad Mehldau: Piano
Es muy chocante lo del Lope de vega y el adelanto y puesta a la venta de entradas con casi un año de antelación. No es de extrañar entonces que pocos meses después se caigan artistas del cartel (Joshua Redman) y otros cambien de fecha (Brad Mehldau) con los consiguientes gastos de gestión que conlleva a la organización. Puedo entender que con ello quieran asegurarse el lleno pero apenas lo consiguen. Creo que sería más eficaz una buena publicidad del programa. En fin, al menos es una anual cita obligada y como digo siempre: "...y que no falte".
Brad Mehldau es un crack a cualquier hora que se levante. Lo he visto en tres ocasiones anteriores, nunca solo, y siempre es de los que come y deja comer, ya sea con sus gregarios en su formato trío o ya sea como segundo de cartel a dúo con algún que otro grande. Por eso me atraía mucho la idea de verlo sólo ante al piano, sin más compañeros donde apoyarse para resguardarse de la audiencia, descansar o para desviar la atención. Pero, ¿cómo será?...¿aburrirá?...¿será capaz de hacer un concierto largo?...¿se apoyará en las versiones para mantener la atención del público?. Lo cierto es que hubo de todo lo anterior pero superó mis expectativas en muchos sentidos.
Brad Mehldau es un improvisador nato. Desde luego no es un concierto improvisado en el sentido de que los temas, suyos o ajenos, están ahí y tienen su melodía y su estructura pero, una vez lanzado el guante sus dos manos son un torbellino con las teclas deconstruyendo y construyendo el tema, escuchándose tocar a la vez que toca y pensando hacia dónde va el siguiente giro, la siguiente vuelta de tuerca a lo que está creando, rompiendo o acelerando el ritmo según le dé. Con su mano izquierda crea la atmósfera, un auténtico muro de sonido sin tregua, y con la derecha pega las pinceladas necesarias para que la composición tenga su razón de ser. Eso cuando no le da por cambiar los papeles de cada manopla, a menudo sin que te des cuenta ni des crédito a cómo lo ha hecho.
En el concierto alternan interpretaciones de cinco o seis minutos con suites que alcanzan hasta los veinticinco minutos. Aparecen conocidos como los Beatles (The Fool on the Hill, And I Love Her) o Dylan (Don't Think Twice, It's Alright), pero sobre todo se explaya con sus propios temas en los que no tiene que rendir cuentas a nadie, ni siquiera a sí mismo. El concierto pasa volando, y es que nos tiene hipnotizados. A pesar de estar en el gallinero, no puedes quitar los ojos de sus manos y el sonido te envuelve, te atrapa. Ha pasado poco más o menos una hora y cuarto y se despide. Habrá un bis, claro, pero los conciertos de jazz en el Lope de vega suelen ser cortitos. El bis es precisamente el tema que menciono de Dylan y la audiencia lo celebra. No está mal para acabar un gran concierto. Todos sabemos que Mehldau es un poco malajote por lo que no le recrimino que ni siquiera dirija unas palabras y que se despida sin más pero, atención, sale de nuevo a tocar. Qué sorpresón que nos regale unos diez minutos más de un tema que no reconozco que que me sonó clasicote. Gracias Brad. Te lo agradezco, hasta pronto. Aplausos y....sale de nuevo. No puedo dar crédito. ¿Le ha pasado algo?...¿es este concierto especial para él?...ni lo sé ni me importa. El caso es que otra vez se sienta al piano y nos brinda otra suite de casi quince minutos. Estamos de enhorabuena, pero todo llega a su fin. Ha sido una gran velada.
Salgo al kioskillo donde venden discos de BM. Alguno no está mal de precio y pico. En otras ocasiones, en este mismo recinto, los artistas salen y alternan con los que se han quedado rezagados ojeando los discos. ¿Será posible que la noche sea redonda y asome el Brad?. ¿Qué creéis que pasó?.
Brad Mehldau: Piano
Es muy chocante lo del Lope de vega y el adelanto y puesta a la venta de entradas con casi un año de antelación. No es de extrañar entonces que pocos meses después se caigan artistas del cartel (Joshua Redman) y otros cambien de fecha (Brad Mehldau) con los consiguientes gastos de gestión que conlleva a la organización. Puedo entender que con ello quieran asegurarse el lleno pero apenas lo consiguen. Creo que sería más eficaz una buena publicidad del programa. En fin, al menos es una anual cita obligada y como digo siempre: "...y que no falte".
Brad Mehldau es un crack a cualquier hora que se levante. Lo he visto en tres ocasiones anteriores, nunca solo, y siempre es de los que come y deja comer, ya sea con sus gregarios en su formato trío o ya sea como segundo de cartel a dúo con algún que otro grande. Por eso me atraía mucho la idea de verlo sólo ante al piano, sin más compañeros donde apoyarse para resguardarse de la audiencia, descansar o para desviar la atención. Pero, ¿cómo será?...¿aburrirá?...¿será capaz de hacer un concierto largo?...¿se apoyará en las versiones para mantener la atención del público?. Lo cierto es que hubo de todo lo anterior pero superó mis expectativas en muchos sentidos.
Brad Mehldau es un improvisador nato. Desde luego no es un concierto improvisado en el sentido de que los temas, suyos o ajenos, están ahí y tienen su melodía y su estructura pero, una vez lanzado el guante sus dos manos son un torbellino con las teclas deconstruyendo y construyendo el tema, escuchándose tocar a la vez que toca y pensando hacia dónde va el siguiente giro, la siguiente vuelta de tuerca a lo que está creando, rompiendo o acelerando el ritmo según le dé. Con su mano izquierda crea la atmósfera, un auténtico muro de sonido sin tregua, y con la derecha pega las pinceladas necesarias para que la composición tenga su razón de ser. Eso cuando no le da por cambiar los papeles de cada manopla, a menudo sin que te des cuenta ni des crédito a cómo lo ha hecho.
En el concierto alternan interpretaciones de cinco o seis minutos con suites que alcanzan hasta los veinticinco minutos. Aparecen conocidos como los Beatles (The Fool on the Hill, And I Love Her) o Dylan (Don't Think Twice, It's Alright), pero sobre todo se explaya con sus propios temas en los que no tiene que rendir cuentas a nadie, ni siquiera a sí mismo. El concierto pasa volando, y es que nos tiene hipnotizados. A pesar de estar en el gallinero, no puedes quitar los ojos de sus manos y el sonido te envuelve, te atrapa. Ha pasado poco más o menos una hora y cuarto y se despide. Habrá un bis, claro, pero los conciertos de jazz en el Lope de vega suelen ser cortitos. El bis es precisamente el tema que menciono de Dylan y la audiencia lo celebra. No está mal para acabar un gran concierto. Todos sabemos que Mehldau es un poco malajote por lo que no le recrimino que ni siquiera dirija unas palabras y que se despida sin más pero, atención, sale de nuevo a tocar. Qué sorpresón que nos regale unos diez minutos más de un tema que no reconozco que que me sonó clasicote. Gracias Brad. Te lo agradezco, hasta pronto. Aplausos y....sale de nuevo. No puedo dar crédito. ¿Le ha pasado algo?...¿es este concierto especial para él?...ni lo sé ni me importa. El caso es que otra vez se sienta al piano y nos brinda otra suite de casi quince minutos. Estamos de enhorabuena, pero todo llega a su fin. Ha sido una gran velada.
Salgo al kioskillo donde venden discos de BM. Alguno no está mal de precio y pico. En otras ocasiones, en este mismo recinto, los artistas salen y alternan con los que se han quedado rezagados ojeando los discos. ¿Será posible que la noche sea redonda y asome el Brad?. ¿Qué creéis que pasó?.
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