Sala Q
Jorge Martínez: Guitarra, Voz
Alejandro Blanco: Bajo, Voz
Jaime Belautegui: Batería, Voz
Ilegales se despiden después de 30 años. ¡Adios Amiguitos! es el nombre de la gira que los trae, por segunda vez, a la Sala Q de Sevilla, en una desapacible noche de viernes y que congregó hasta llenar la sala a cientos de admiradores con ganas de pasar una velada de rock gamberro e irreverente. Muchos calvorotas y ex sampedrinos. Viejas caras conocidas no sé de dónde. Olor a porro y chupas de cuero. Ninguno de los allí presentes bajaba de la treintena.
Nunca he asistido a un concierto donde hayan tocado tantas canciones. No me equivoco si afirmo que debieron rondar las 40. Se ve que Jorge Ilegal y Cía. estaban con ganas y querían despedirse a lo grande, repasando de cabo a rabo su repertorio y dándole a la gente todo lo que esperaban y más. Comenzó espiando los juegos de los niños, cantó al hombre solitario, juró por el bigote de Isabel Pantoja que todos los pasodobles son una puta mierda, se coló en la fiesta y metió mano a las chicas, reconoció seguir teniendo un problema sexual, su admiración por los delincuentes habituales y su amor por Varsovia, y acabó arengando al publico a destruirlo todo a lo pogo. Y todo esto del tirón, sin bises ni mariconadas. No sé cuanto fueron. ¿Dos horas y media?. No me acuerdo. Sólo sé que me lo pasé de puta madre.
Jorge Martínez: Guitarra, Voz
Alejandro Blanco: Bajo, Voz
Jaime Belautegui: Batería, Voz
Ilegales se despiden después de 30 años. ¡Adios Amiguitos! es el nombre de la gira que los trae, por segunda vez, a la Sala Q de Sevilla, en una desapacible noche de viernes y que congregó hasta llenar la sala a cientos de admiradores con ganas de pasar una velada de rock gamberro e irreverente. Muchos calvorotas y ex sampedrinos. Viejas caras conocidas no sé de dónde. Olor a porro y chupas de cuero. Ninguno de los allí presentes bajaba de la treintena.
Nunca he asistido a un concierto donde hayan tocado tantas canciones. No me equivoco si afirmo que debieron rondar las 40. Se ve que Jorge Ilegal y Cía. estaban con ganas y querían despedirse a lo grande, repasando de cabo a rabo su repertorio y dándole a la gente todo lo que esperaban y más. Comenzó espiando los juegos de los niños, cantó al hombre solitario, juró por el bigote de Isabel Pantoja que todos los pasodobles son una puta mierda, se coló en la fiesta y metió mano a las chicas, reconoció seguir teniendo un problema sexual, su admiración por los delincuentes habituales y su amor por Varsovia, y acabó arengando al publico a destruirlo todo a lo pogo. Y todo esto del tirón, sin bises ni mariconadas. No sé cuanto fueron. ¿Dos horas y media?. No me acuerdo. Sólo sé que me lo pasé de puta madre.