José Manuel Ortiz Soto y Fernando Sánchez Clelo, Alebrije
de palabras. Escritores mexicanos en breve, prólogo de Lauro Zavala,
Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2013, donde los
antologadores tuvieron a bien incluir mi relato “Cristina por la mañana”.
En otro momento publicaré aquí mis impresiones sobre esta
nueva antología, uno de cuyos méritos es haber reunido a más de un centenar de
cultores del género repartidos en el país. Habitantes de la república de los
narradores vivos. Según el recuento del prologuista, sus edades oscilan entre
los 30 y los 80 años. Una ausencia lamentable: JEP, ocurrida por razones conocidas
por mí, aunque insalvables. Unas presencias que la mitigan: las nuevas
narradoras, que colman con sus narraciones unas historias llenas de vitalidad.
Mientras llega el comentario crítico, adelanto unas
observaciones tipográficas. La fuente utilizada, carente de “patines”, para el
cuerpo de los relatos no me parece la más idónea para el mar de la prosa,
aunque sí para las figuras de autor y título. La prosa, como la poesía, está
sujeta irremediablemente a una tipografía clásica. Sin embargo, en los
apartados del libro aquellas figuras no mantienen subordinación tipográfica
alguna. Por otra parte, el piso de la caja tipográfica no conserva el mismo suelo
en las composiciones.
Finalmente, es obligación destacar la esmerada edición
textual de los microrrelatos y las respectivas semblanzas de los autores —muy bien
equilibradas en sus extensiones—, además de la hermosa ilustración del colorido
alebrije, animal fantástico elaborado con pura madera, no con “cartón”, como sostiene
el prologuista, de quien por cierto no se afirma por ninguna parte —portada,
portadilla, página legal—, que es autor del comentario liminar.
Gracias a José Manuel, gracias Fernando, por sus detallados
esfuerzos para conquistar esta nueva cima para el microrrelato.
En sus manos y para sus pupilas quedan estos alebrijes,
figuras donde se concentra la más pura fantasía mexicana.