El archivo electrónico (PDF) lo llevé al gabinete de impresión digital hace unos cuantos días, hoy recogí el paquete. Solicité seis ejemplares de Destellos en el cristal. Antología de micorrelatos de espejos, compilado y editado por el equipo maestro de la Internacional Microcuentista. Al impresor nomás le di las instrucciones básicas (una tinta, media carta, impreso a doble cara, portada mate a color, empastado…). Recogí el paquete, pagué y salí corriendo al café para asomarme en cada espejo, para deleitarme con cada azogue, para deletrear en susurros a la
“Pastrana”. Y para hundirme, en medio de la algarabía del café, en el lado oculto de esa entidad llamada espejo —“esas ventanas a la nada”, en la ponderación de Alejandra Pizarnik.
Repitan el proceso, es muy fácil, pueden imprimir uno nada más, o quince, o cien, incluso en tamaño carta —sí se puede— o en los formatos equivalentes a las regiones donde habitan los dichosos bruñidores de los espejos. Se los recomiendo. Inmediatamente después, a contemplarse en el espejismo de los reflejos y los destellos. Otro yo los espera.
