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viernes, 28 de agosto de 2009

Ahora que vienen los exámenes...

Uno de los patinazos ortográficos que más me ha llamado siempre la atención, no sólo por lo frecuente, sino también por el hecho de que es (o fuese) cometido por auténticas eminencias de la lengua (el que fuera catedrático de Lingüística General en mi facultad, mismamente, del que además guardo gratísimos recuerdos) es el de tildar la palabra "examen", en singular.

La causa es sencilla: al igual que sucede con otros términos, como "imagen", "margen", "volumen", "resumen" o "joven", entre otros, se trata de palabras llanas que, sin embargo, se tildan en plural al convertirse en esdrújulas, léase "imágenes", "márgenes", "volúmenes", "resúmenes" y "jóvenes", respectivamente. Por tanto, y por simple analogía con su propio plural, e incurriendo en la ultracorrección, se añade una tilde a la sílaba que iría acentuada en plural, sin necesitarla.

Aun así, como suele ser habitual, ni la prensa ni el mundo de la publicidad se libran de caer en ello, como demuestran las frecuentes apariciones del error en distintos medios.

Comenzamos por el diario ABC, toda una sorpresa teniendo en cuenta que se trata de uno de los periódicos mejor escritos, por no decir el mejor, de la prensa española. Aquí, no obstante, se les coló un *exámen.

Por otro lado, no es la primera vez que la publicidad de la cadena de electrodomésticos y productos de tecnología "Media Markt" se halla inundada de flagrantes destrozos contra el idioma y, como muestra, un botón. O una *imágen.


Tampoco los sitios web de algunos medios audiovisuales, como la Cadena Ser, se han librado de meter la pata en lo mismo.


No podía faltar mi querido diario Adn, cuyo *volúmen de noticias no es excusa para no revisar los textos antes de su publicación.


Sea uno *jóven o viejo, el conocimiento de la ortografía debería estar ligado al de la propia lengua, cosa que no parecen dominar ni en el diario El Mundo ni tampoco en Las Provincias de Valencia, como demuestran las imágenes a continuación.




Por último, y aunque como seres humanos podamos permitirnos normalmente cierto *márgen de error, los profesionales de la lengua no deberían relajar tanto sus costumbres, como algún redactor de El Diario Montañés.


A modo de *resúmen, cabría señalar que, por mucho miedo que den los exámenes, no hay ninguna razón para poner tilde al término en singular.

martes, 19 de mayo de 2009

Estrategias para combatir la "crísis"

No es la primera vez que hablo de la crisis, pero sí que aludo al término de forma directa. En la actualidad, todo el mundo, entendido o no en el tema, habla de la crisis y de cómo la solucionaría con una naturalidad que no puede más que derivarse de lo cotidiano del tema. A todos, en mayor o menor medida, ya sea directamente o en referencia a algún familiar o amigo, nos afecta la poco halagüeña situación económica que vivimos. Conscientes de este hecho, muchas firmas comerciales se afanan por captar clientes con estrategias "anticrisis", esto es, promociones, regalos o precios muy competitivos.

Es el caso de una conocida cadena de establecimientos de restauración, que ofrece un ventajoso menú cuyo cartel promocional, no obstante, es todo un atentado para la vista.



En primer lugar, se ve que por aquello del ímpetu y el énfasis, han tenido a bien acentuar la palabra crisis, llana y terminada en -s, ante lo que la RAE se pronuncia de forma clara tanto en la Ortografía de 1999 como en el Diccionario panhispánico de dudas de 2005.

1.1.2. Las palabras llanas (→ acento, 1.2b) llevan tilde cuando no terminan en -n, en -s o en vocal: clímax, hábil, tándem. También se acentúan cuando terminan en -s precedida de otra consonante: bíceps, cómics, fórceps; y cuando terminan en -y, pues esta letra se considera consonante a efectos de acentuación: póney, yóquey.
(DPD)



En segundo lugar, además de volver a meter la pata con una tilde en una palabra llana ("bocatín", diminutivo de "bocata", no lleva tilde en plural al convertirse en llana terminada en -s), han colocado otra tilde en una conjunción disyuntiva "o" que no se halla entre números (fenómeno que ya analizamos en entradas anteriores).

A esta recesión le hacen falta muchas cosas para llegar a término; le sobran, sin embargo, palabras y promesas. En este caso, aunque aplaudamos la iniciativa, lo que le sobran son tildes.