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martes, 11 de marzo de 2014

Vangelis And The Journey To Ithaka

El músico griego Vangelis Papathanassiou retratado en la portada del DVD del documental Vangelis And The Journey To Ithaka (2013).
Portada del DVD del documental 
Vangelis And The Journey To Ithaka (2013).
Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
Poema "Ítaca" (1911), de Konstantinos Petrou Kavafis.


La fama y popularidad que ha alcanzado la música del griego Evangelos Odysseus Papathanassiou (más conocido por el nombre artístico de Vangelis), a lo largo de las últimas cuatro décadas nunca se ha correspondido con una imagen pública del compositor que estuviera a la misma altura.

Nacido el 29 de marzo de 1943 en la pintoresca villa de Agria, integrada en el municipio de Vólos en Grecia, Vangelis continúa siendo a día de hoy, y a pesar del enorme éxito que ha cosechado, un enigma para muchos. Sin ser un personaje absolutamente inaccesible, el músico ha preferido mantenerse al margen del 'star-system' y de los compromisos y concesiones que éste exigía, con tal de preservar su vida privada lejos de la atención de los medios. Las escasas entrevistas concedidas a lo largo de su carrera le granjearon durante años fama de hosco y se creó un cierto aura de misterio y fabulación en torno a su persona que el paso del tiempo nunca ha terminado de resolver.

Lo cierto es que Vangelis siempre ha pretendido que la belleza y elocuencia de su música hablaran por sí solas sin la necesidad de que su autor fuera el centro de atención de grandes campañas promocionales, sin verse abocado a la publicación sistemática de discos ni a la tiranía de largas giras de conciertos, evitando convertirse, por tanto, en una pieza más -y por tanto sustituible- dentro de los engranajes del pop.

A pesar de subvertir esas reglas, su música se vio pronto refrendada por el éxito popular, convirtiéndose con el tiempo en icono de diversas corrientes adscritas a la música electrónica popular como las bandas sonoras para cine y televisión, la fusión electroacústica de tintes sinfónicos o la 'new age music', avenidas musicales en las que ha creado escuela y en donde ha sido y sigue siendo un referente para músicos y aficionados por igual.

Por todo ello, con setenta años cumplidos en 2013, quizá era el momento idóneo para recapitular y que el artista heleno se decidiera a dar luz verde al lanzamiento del primer documental dedicado a su vida y obra. No obstante, la larga y tortuosa odisea que ha supuesto la publicación de este film, sin duda ha hecho honor a las referencias homéricas que sugiere su título; Vangelis And The Journey To Ithaka.

martes, 1 de mayo de 2012

Ryuichi Sakamoto. La música os hará libres

La editorial Altaïr se hizo cargo en 2011 de la publicación en España de la autobiografía 'La música os hará libres' de Ryuichi Sakamoto
La autobiografía de Ryuichi Sakamoto. 
La música os hará libres. Apuntes de una vida.
(Altaïr, 2011).
“En la actualidad la música es mi profesión. Pero ¿por qué? Ni yo mismo lo comprendo. No es que pensara «voy a ser músico». Al contrario, desde que era niño, eso de pensar en qué sería, en qué quería ser, me parecía muy extraño. En la escuela primaria nos dijeron: «Escribid qué queréis ser de mayores»… Tras pensarlo bien escribí: «Nada»”.

Por fortuna para todos a los que nos gustan las músicas de vanguardia, el protagonista de la cita que encabeza este escrito no consumó su idea de ser "Nada". Más bien todo lo contrario, el compositor japonés Ryuichi Sakamoto puede vanagloriarse de ser uno de los músicos más innovadores y eclécticos del panorama musical de los últimos treinta años.

Siempre alejado de estereotipos que lo pudieran encasillar en un género o en un estilo musical concreto, su producción, a todas luces diversa, abarca desde composiciones clásicas a piezas para danza, ópera o música étnica, pasando por las bandas sonoras, el technopop, la bossa nova o el ambient.

Sin embargo, un artista de reconocido prestigio internacional como Ryuichi Sakamoto siempre ha permanecido en un segundo plano para el gran público. Durante años su música nos ha llegado a través del cine, la radio o la televisión, pero no han sido tantas las veces en las que el propio músico japonés ha expresado en primera persona y de un modo abierto sus recuerdos, sus sentimientos o sus ideas políticas.

En los últimos años, en el mercado editorial mundial se ha venido apreciando un inusitado auge de las biografías o autobiografías de grupos o músicos de pop/rock. Las principales editoriales, sobre todo en lengua inglesa, han removido cielo y tierra en una frenética búsqueda para hacerse (previo pago de sustanciosas sumas), con los derechos de edición de las vidas de algunos de los artistas más célebres. Cuanto más completo sea el catálogo de excesos que jalona esas vidas, ya sea con sustancias estupefacientes, escándalos sexuales, o ricas en disputas personales o familiares, el éxito sin duda estará garantizado.

Probablemente en la lista de la compra de los mitómanos del rock no figuraría jamás una biografía a priori tan aburrida y tan alejada del morbo como la de Ryuichi Sakamoto, alguien que se encuentra en las antípodas del centro de atención mediático. Sin embargo todos los seguidores de las músicas innovadoras que buscamos entender al músico, conocer su forma de pensar y de actuar tenemos una cita ineludible con La música os hará libres. Apuntes de una vida (Altaïr, 2011), la edición española de la autobiografía de Sakamoto.

Los textos de este libro fueron publicados originalmente por la revista automovilística mensual Engine a lo largo de veintisiete entregas entre enero de 2007 y marzo de 2009 y se originaron a partir de varias entrevistas realizadas a Sakamoto por su director Masafumi Suzuki.

El libro se divide en cinco amplios capítulos principales que Sakamoto establece con fechas. 1952-1969, recoge desde la etapa del parvulario hasta el fin del bachillerato. 1970-1977 abarca toda la etapa universitaria. El período 1978-1985 comenta los años de la YMO y la primera parte de su carrera en solitario. En 1986-2000 relata su participación en el film El último emperador además de otros trabajos cinematográficos y proyectos en solitario. Por último de 2001 en adelante son años marcados por los atentados del 11-S y las múltiples direcciones artísticas que toma Sakamoto hasta 2008, que es el último año que cubre La música os hará libres.

jueves, 12 de abril de 2012

Oskar Sala. El último artesano (IV).

El compositor Oskar Sala con el Mixturtrautonium transistorizado en su estudio de la Avenida Heerstraße de Berlín en 1992
Oskar Sala en 1992 con el Mixturtrautonium transistorizado en su estudio 
privado de Heerstraße en Charlottenburg, Berlín. Foto: Matthias Becker.
La década de los 60 fue una época próspera para Oskar Sala en la que consiguió ganarse bien la vida y al mismo tiempo obtener cierto reconocimiento por su trabajo. Sin embargo con la llegada de los 70 vendrían tiempos difíciles. 

Aunque Sala continuaría con su labor como compositor para cine, radio y televisión, y ofrecería de manera muy ocasional algún concierto, la realidad es que el número de encargos descendió de manera notable. Los proyectos cinematográficos de amigos como el director y productor Manfred Durniok continuaron llegando a su estudio con cierta regularidad, pero se hacía evidente que los buenos tiempos ya habían quedado atrás y los réditos que había conseguido el músico en los años 60 ya no volverían a repetirse.

Ciertamente fue un período difícil para el músico de Greiz, una etapa de su vida de la que jamás le gustó hablar y en la que una parte de su sustento económico y el de su esposa Käte provino de los ahorros de su época de bonanza en los años 60. Los motivos del drástico cambio en la situación eran obvios.

La aparición de los primeros sintetizadores comerciales, así como su popularización a lo largo de la década de los 70 en el campo de las bandas sonoras cinematográficas supuso un duro golpe. Sala ya no era el único que disponía de un instrumento electrónico capaz de aportar sonoridades nuevas casi al instante. En este sentido un Moog podía ser tan bueno como un Mixturtrautonium para recrear efectos sonoros y la competencia comenzaba a abundar en todos los géneros cinematográficos, en especial los que se manejaban con bajos presupuestos, como los que había abordado Oskar Sala, es decir, el cine documental, las películas industriales y los films de terror o misterio. Por si fuera poco, la rápida evolución tecnológica experimentada por los sintetizadores durante toda la década no hizo más que relegar al Trautonium hasta convertirlo en una especie de reliquia de otro tiempo. 

Por otra parte, el desdén de las 'vanguardias oficiales' de Colonia o Múnich hacia la obra de Sala y el papel anecdótico que varios autores le atribuyeron en su contribución a la historia de la música electrónica, también le hicieron un flaco favor. Si a ello se le suma que desde comienzos de los 60 el Mixturtrautonium rara vez se veía en una sala de concierto, manteniéndose lejos del escrutinio público, es lógico que todos estos factores sumieran al músico en el más completo de los olvidos.

Oskar Sala era un compositor electrónico que entendía su arte a su manera, totalmente ajeno a cualquier movimiento musical o escuela y siempre se enorgulleció de su independencia. No obstante, se encontró ante una tesitura insólita en la que no encajaba ni en la vertiente popular de la música electrónica, que desconocía por completo su existencia, ni tampoco en la más académica, que lo ignoraba o lo consideraba un anacronismo.

Sin embargo, como otras veces en el pasado, Sala volvía a estar solo, pero a pesar de las dificultades, no se amedrentó. Él era el único valedor del Mixturtrautonium y debía seguir adelante con su rutina diaria en su estudio en Mars-Film donde trabajaba largas horas creando nuevos mundos sonoros con el Mixturtrautonium en una de las escasas salidas que le quedaban para sus composiciones; las grabaciones discográficas.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Oskar Sala. El último artesano (III).


El Mixturtrautonium y el cine

 
Alfred Hitchcock en el estudio de Oskar Sala en Mars Film en 1961 bromeando con los sonidos del Mixturtrautonium
Alfred Hitchcock bromeando con los sonidos del 
Mixturtrautonium en el estudio de Oskar Sala en 1961.
La actividad concertística de Oskar Sala se detendría casi por completo en 1962. El transporte del Mixturtrautonium para una gira de conciertos era una tarea extremadamente delicada y el más mínimo accidente podía poner en riesgo el principal sustento económico del músico. Además, tras la guerra, la progresiva ausencia de conciertos que programaran obras de compositores contemporáneos creadas para el instrumento, por lo general poco conocidas entre el gran público, significó un punto de inflexión en la carrera de Sala, que le convenció de ir abandonando gradualmente la actividad concertística.

Al mismo tiempo, la mejora en las posibilidades de grabación que ofrecía la comercialización de los primeros magnetófonos y la cinta magnética a finales de los años 40 y en especial su popularización durante los años 50 hizo que Oskar Sala fuera reorientando el destino del Mixturtrautonium desde un instrumento solista de concierto a un émulo aventajado del sintetizador, especializado en la creación de grabaciones multipista, la investigación sonora y sobre todo el trabajo en el terreno de las bandas sonoras.

A comienzos de la década de los 50 ya habían transcurrido más de veinte años desde la presentación del primer prototipo del Trautonium en el film Stürme über dem Montblanc (Arnold Fanck, 1930), y Oskar Sala sólo había vuelto a trabajar para el medio cinematográfico en el cortometraje de dibujos animados Armer Hansi (1943), de Frank Leberecht, estrenado en mitad de la guerra, y que siguiendo la estética de Walt Disney narraba las aventuras de un canario después de escapar de su pajarera. Sala compondría con el Konzerttrautonium la partitura musical y los efectos sonoros, entre los que se incluía el canto del pájaro y los ruidos de la jaula. Esta película supuso un hito histórico en su día al tratarse de la primera de su género en la que se usó música electrónica, aunque este hecho obviamente pasó desapercibido para los espectadores de la época.

Sin embargo, durante la posguerra y gracias a una cierta fama adquirida por el instrumento a lo largo de los años, comenzaron a aparecer algunos productores cinematográficos que requerían los servicios de Sala y su Mixturtrautonium, y así fue como el músico comenzó a adentrarse de manera seria en el terreno de la composición de bandas sonoras, que a la postre se convertiría en su principal fuente de ingresos y de éxitos artísticos.

Una serie de compositores de bandas sonoras se interesaron en primera instancia por el instrumento. Hans-Martin Majewski lo utilizó en conjunción con la orquesta para el film Liebe '47 (1949), adaptación al cine por parte de Wolfgang Liebeneiner de la conocida obra de teatro antibélica de igual título. Con Herbert Trantow, músico con el que Oskar Sala había colaborado en 1949 en la ambientación musical de una versión para radioteatro del drama Die heilige Johanna de George Bernard Shaw en la Berliner Rundfunk, trabajaría en las bandas sonoras del largometraje de género 'krimi' Fünf unter Verdacht también conocida como Stadt im Nebel o Mord in Belgesund (Kurt Hoffmann, 1949), el drama Die Treppe (Alfred Braun/Wolfgang Staudte, 1950), y la película de fantasía Das kalte Herz (Paul Verhoeven, 1951). Ese mismo año Sala crearía los efectos sonoros de otro film de Verhoeven Die Schuld des Dr. Homma, con banda sonora de Friedrich Schröder.

Uno de los proyectos más extraños en los que se vio involucrado Oskar Sala en esos años fue el largometraje Der Rat der Götter (El Consejo de los Dioses, 1950), dirigido por Kurt Maetzig y con una banda sonora compuesta por Hanns Eisler que contó con la participación de Sala con el Konzerttrautonium. La peculiaridad de esta película propagandística, rodada en plena Guerra Fría, es que estaba producida en la República Democrática Alemana por la DEFA y llevaba implícito un claro mensaje antifascista y anticapitalista. En 1991 el sello francés Milan publicaría el recopilatorio Spur der Steine, que incluiría una suite de seis minutos en la que Eisler utilizó el Trautonium para recrear la inhumanidad presente en diversas escenas del film por medio de sonidos gélidos.

En 1952 Oskar Sala daría otro paso más en el campo cinematográfico realizando los efectos sonoros del extenso documental musical de Hermann Stöß Botschafter der Musik (Embajadores de la música), dedicado a la Orquesta Filarmónica de Berlín y a varios de sus directores, entre ellos el controvertido Wilhelm Furtwängler. Entre esos primeros trabajos también se incluían los documentales de Willy Zielke Verzauberter Niederrhein (El mágico Bajo Rin, 1953), que se recreaba en las leyendas que rodean al famoso río centroeuropeo y Verlorene Freiheit (Libertad perdida, 1956).

En la trayectoria de Oskar Sala de esa época se incluye su participación en la película infantil Schneeweischen und Rosenrot (Blancanieve Y Rojaflor, 1955), dirigida por el especialista en el género Erich Kobler, y basada en un cuento homónimo de los hermanos Grimm, en donde Sala creó música y efectos sonoros. Por su parte el documental sobre el tarot Dein Horoskop - dein Schicksal? (Tu horóscopo, ¿tu destino?, 1956), de Konrad Lustig, también destaca entre esas primeras producciones.

Pronto se hizo evidente que su estudio en la radio no era suficiente para acometer proyectos más ambiciosos, y aunque tampoco era la situación ideal, en 1956 la Berliner Musikhochschule puso a disposición de Sala unas dependencias en las que poder trabajar con su Mixturtrautonium y en donde también ofreció cursos de composición electrónica a compositores como Heimo Erbse, Herbert Trantow o Max Baumann entre otros.

viernes, 28 de enero de 2011

Joël Fajerman. L'Aventure des Plantes O.S.T.

Portada del álbum de la banda sonora de L'Aventure des Plantes obra de Joël Fajerman
Portada original francesa de L'Aventure
des Plantes
de Joël Fajerman.
La banda sonora de la serie documental L'Aventure des Plantes (La aventura de las plantas, Jean-Marie Pelt y Jean-Pierre Cuny, 1982/1986), supuso en su día el primer punto de contacto que muchos tuvieron con la música electrónica de un modo consciente. No obstante, el éxito del tema principal de la serie no ayudó a que el nombre de Joël Fajerman fuera identificado como su creador entre el gran público. En un tiempo en el que famosos artistas electrónicos como Jean Michel Jarre, Vangelis, Tangerine Dream, Kraftwerk o Kitaro sonaban sin cesar en sintonías televisivas y radiofónicas de todo tipo de programas, este hecho era desgraciadamente bastante habitual.

El éxito de L'Aventure des Plantes, con su modo didáctico y educativo de divulgar el mundo de la botánica, vino acompañado del éxito de su banda sonora en varios países europeos, hecho que propiciaría la edición del correspondiente álbum homónimo, publicado en 1982 por Carrere, sello que capitalizó buena parte de la música disco y electrónica francesa surgida en los años 70 y principios de los 80. Cabe recordar que la serie original de 1982 constaba de 13 episodios que fueron ampliados con una tardía segunda temporada en 1986 hasta completar un total de 26 capítulos, retransmitidos por el canal público francés TF1, así como por otros entes de radiotelevisión públicos europeos, tal y como sucedió en España con TVE.

Desde su publicación, y con el paso de los años, esta banda sonora, ha ido adquiriendo un estatus de legendaria, con muchos seguidores de la misma. Tanto es así que la música ha perdurado en la memoria de los seguidores de la new age o las llamadas nuevas músicas, que la consideran un hito de la vertiente más electrónica de las mismas.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Synergy. The Jupiter Menace O.S.T.

La banda sonora del documental The Jupiter Menace
The Jupiter Menace, la primera banda sonora
realizada por Larry Fast como Synergy.
En el terreno cinematográfico, los años 70 y primeros 80 estuvieron caracterizados por el género llamado "cine de catástrofes". Hubo películas para todos los gustos, desde aquellas que escenificaban terribles accidentes aéreos, rascacielos en llamas, transatlánticos que zozobraban ante un tsunami devastador o terremotos más o menos mortíferos, hasta aquellas que mostraban sin cortapisas el fin de la humanidad  tal y como la conocemos por medio de un accidente nuclear o la colisión de un meteorito contra la Tierra. 

La proliferación de estos "disaster films", que han prolongado su éxito hasta nuestros días, también contó con numerosas aportaciones en el terreno de los documentales más sensacionalistas, sustentados en profecías y toda clase de supercherías sin la menor base científica. No era extraño en aquella época encontrar noticias en portadas de diarios sobre el avistamiento de OVNIS, del que incluso se hacían eco los informativos de televisión. Esta fiebre por lo desconocido favoreció la aparición de programas que trataban los más diversos temas misteriosos, enigmáticos o abiertamente sobrenaturales, que podían ir desde las desapariciones de barcos y aviones en el denominado Triángulo de las Bermudas o las abducciones por parte de seres extraterrestres, pasando por la existencia del mítico continente perdido de la Atlántida, los orígenes de civilizaciones antiguas como los mayas o los egipcios y todo tipo de sucesos paranormales.

The Jupiter Menace (Lee Auerbach/Peter Matulavich, 1982), se encuadra como miembro de pleno derecho en ese género del "cine de catástrofes", contando además como narrador y presentador con uno de los actores más característicos del mismo, el veterano George Kennedy, famoso por ser uno de los protagonistas de la saga de films Aeropuerto.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Edward Artemiev's Musical Universe. Tatiana Yegorova

Edward Artemiev retratado en la portada de Edward Artemiev's Musical Universe
Portada de la biografía Edward Artemiev's 
Musical Universe de Tatiana Yegorova.
La historia de la música electrónica tras el Telón de Acero es uno de esos temas apasionantes y poco estudiados, sobre los que existe escasísima bibliografía disponible. Fue por ello una grata sorpresa localizar durante el verano de 2009 la biografía del gran compositor ruso Edward Artemiev llamada Edward Artemiev's Musical Universe, escrita por Tatiana Yegorova y publicada por la editorial rusa Vagrius en 2007.

Para el que no le conozca, Edward Artemiev (Novosibirsk, 1937), es un pionero en la extinta Unión Soviética de la música electrónica, en la que fue introducido por el ingeniero Evgeny Murzin, inventor de uno de los más singulares instrumentos electrónicos jamás creado; el sintetizador foto-electrónico ANS, del que ya hablaremos con mayor profundidad en otra entrada.

A lo largo de su trayectoria, Artemiev ha realizado álbumes de rock progresivo, música para teatro y televisión, los más diversos trabajos electroacústicos, óperas... pero sobre todo es conocido en occidente por su faceta como compositor de las bandas sonoras de dos de los más grandes cineastas rusos de todos los tiempos: Andrei Tarkovsky y Nikita Mikhalkov. Suyas son por ejemplo, las partituras de títulos emblemáticos como Solaris (1972), Zerkalo (1975), y Stalker (1979), de Tarkovsky y Urga (1991), Quemado por el Sol (1994), o 12 (2007), por parte de Mikhalkov.

Como suele suceder con muchos artistas, y a pesar de las más de 150 bandas sonoras cinematográficas realizadas y decenas de obras para otros medios, Edward Artemiev es más conocido en el extranjero que en la propia Rusia. En este sentido la obra de Tatiana Yegorova, tiene la intención de arrojar más luz sobre la vida personal y trayectoria musical de un músico poco reconocido pero imprescindible.

viernes, 22 de octubre de 2010

Gil Mellé. The Andromeda Strain O.S.T.

The Andromeda Strain, Gil Melle, Intrada
Portada de la edición limitada en CD de 
The Andromeda Strain del sello Intrada.
El clásico de la sci-fi The Andromeda Strain (La Amenaza de Andrómeda. Dir. Robert Wise, 1971), basado en la novela homónima de Michael Crichton publicada en 1969, fue el primer best-seller de su autor trasladado a la gran pantalla.

La película, protagonizada por Arthur Hill, James Olson, Kate Reid y David Wayne, narra la llegada a la Tierra de un microorganismo letal a través de un satélite militar que se estrella cerca de Piedmont, un pequeño pueblo de Arizona, exterminando a la mayor parte de la población a excepción de un bebé y un viejo alcohólico. La situación desata la alarma y se activa el Proyecto Wildfire formado por un equipo especial de científicos que en un laboratorio subterráneo secreto debe, mediante el estudio de los supervivientes y de la cápsula espacial, determinar las características del agente biológico y encontrar el modo de neutralizarlo antes de que el ente activo en Arizona pueda extenderse y aniquilar a la especie humana.

The Andromeda Strain es probablemente la segunda banda sonora totalmente electrónica de la historia del cine. Su autor, Gil Mellé (1931-2004), sin embargo siempre consideró que la suya era la primera banda sonora completamente electrónica de la historia, aun a sabiendas de la existencia de Forbidden Planet (1956), a la que consideraba que se encontraba dentro del campo de los efectos de sonido.

A esta idea se apunta también el sello Intrada en los textos que se incluyen en el libreto de la edición limitada de 1.500 copias en CD, remasterizada a partir de los masters originales, aparecida en febrero de 2010, y agotada en pocos días. 

viernes, 24 de septiembre de 2010

Louis & Bebe Barron. Forbidden Planet O.S.T.

Forbidden Planet, Planeta Prohibido, banda sonora, ost
La banda sonora incompleta editada en CD.
Cuando los estudios Metro-Goldwyn-Mayer le propusieron al matrimonio Barron la creación de la banda sonora de una película de ciencia ficción inspirada en la obra de William Shakespeare La Tempestad, tanto los productores como los propios músicos sabían que no se iba a tratar de una película de ciencia ficción más. Forbidden Planet (Planeta Prohibido), que así se llamaba el proyecto, no se preveía que fuera el típico film fantástico de serie B que tanto abundó durante los años 50 en Hollywood.

El propio presidente de MGM, Dore Schary, contactó con el joven matrimonio de músicos Louis y Bebe Barron, que formaban un dúo creativo dedicado a la experimentación electrónica desde que en su boda en 1948, un amigo les regalara un magnetófono. La formación académica de ambos como músicos, la afición previa de Louis por la electrónica y las posibilidades del grabador hicieron que la pareja se volcase en experimentar con él. Establecieron en Nueva York su propio estudio de música electrónica (probablemente el primer home studio de la historia), y allí se codearon con la vanguardia artística de entonces. Por su laboratorio pasaron compositores como John Cage, David Tudor o Morton Feldman entre otros representantes de la llamada New York School. Antes de Forbidden Planet crearon las bandas sonoras electrónicas de dos cortometrajes de Ian Hugo -marido de la escritora Anaïs Nin-, como eran Bells Of Atlantis (1952), y Jazz Of Lights (1954).