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miércoles, 1 de marzo de 2017

"Rombo", mi sexto libro :)

  He de confesaros que no ha sido un “bebé buscado”; cuando nacieron esos cuatro pequeños ratones, nunca estuvo en mi cabeza que fueran a dar vida al sexto de mis libros. Con este sucedió que construí la casa después de tener montado el tejado :)


  

  Primero fue Azucena la que dijo aquello de: “ties cacer un librico, mija” y al poco tiempo fue mi editora la que atacó con nuevos apremios :) La historia estaba escrita, en eso tenían razón, costó poco adaptar el final y en un santiamén ya estábamos hablando de colores, tamaño, fotografías… Cuando tomó forma la primera prueba de edición supe que me había robado el corazón igual que sus hermanos. ♥

  

  Poco hay que explicar más allá de presentároslo; la historia la conocéis bien; ya os conté cómo conocí a Dana y Madelaine y cómo descubrí más tarde a Rombo y su pequeño Requesón; la historia quedó un poco en el aire pero el círculo se cerró cuando mi hermana y editora nos regaló el final que anhelábamos todos y perpetuó en una escena maravillosa la felicidad de mis ratones. Es, por eso, el libro más nuestro de los seis, de Vic y mío, y eso lo hace doblemente especial. Creo que ninguno de mis libros hubiera visto la luz si Vic no hubiera estado conmigo en el proyecto pero en este, ha modelado conmigo una parte de la historia y a ella le debo que esos pequeños ratoncicos de perlé tengan ahora su despensa llena de perdices y de felicidad :)




  No voy a marearos más con explicaciones; os presento a “Rombo”, con la portada en azul como el cielo que enmarca el rinconcito de la Alameda en el que ahora está su hogar para siempre.


  
  


  
  

 Y aquí os dejo su historia porque, aunque mis libros no son escopetica de feria y se pueden leer perfectamente, hay momentos en que una prefiere saborearlos sin lupa, no creéis?  :)

"Rombo"

Rombo era un ratón perro-flauta, cimarrón y arrabalero... correteador incansable, bandido y seductor... Era... Lo fue hasta la tarde en que arrancó de los dientes de un gato pardo el cuerpecico inerte de Requesón y aquello lo transformó hasta el punto de volverlo casi irreconocible...



     Requesón es un ratón de laboratorio que vino a caer en las fauces de un gato pardo huyendo de las jeringuillas; buscando el sol, vino a terminar en un túnel negro como la noche negra y, de no haber sido porque aquella tarde a Rombo lo volvió loco el olor de las sardinas de aquel contenedor, su historia hubiera terminado con aquel alarde desdichado de libertad...



      El instinto de ratón debería haber llevado a Rombo a correr a todo lo que dieran sus fuerzas y ponerse a salvo, pero el efecto que en sus oídos produjo el lamento de aquel pequeño ratoncito blanco, hizo que optara por la más arriesgada de las opciones y mordiera con toda su ansia el rabo pardo de aquel gato negro provocando un chillido que liberó a Requesón dejándolo tendido en el suelo; y al acercarse a él para llevarle consuelo, una extraña fuerza  estremeció su corazón y trajo a su memoria un recodo de alameda y el nombre que, apasionado, había susurrado en una noche de luna que ya creía olvidada... Dana... y la añoró y la deseó a su lado como hasta entonces no había añorado, ni deseado nada...

En los días que siguieron, cuidó amoroso del pequeño Requesón y no se separó un instante de su lado. Lo arropó y lo veló sin descanso, lamiendo sus heridas y refrescando su frente asediada por la fiebre... le hizo tragar un bote de sopa que el destino había puesto en su camino y no hubo segundo en aquellas largas horas en que no lo atormentara su cobardía en aquel amanecer de alameda cuando, aterrado por el tronar de su corazón, abandonó los dulces brazos que, confiados, la noche recostó sobre su pecho... Dana... Y acunando y consolando entre sus brazos aquella pequeña bolita de peluche blanco, le habló de ella... de la dulzura de sus caricias... de la luz de su mirada... de su magia para hechizar el alma y del calor que emanaba... y perdidos, uno en la pesadilla y el otro en el recuerdo, conformaron el sueño de tenerla para siempre a su lado y vivir la vida entera al abrigo de su corazón... Dana... 

Y amaneció... Los ojos de Requesón se abrieron una madrugada para alborozo del que ya era su padre y juntos repusieron las fuerzas y las ganas, decididos a remover el mundo hasta encontrarla, el uno para recuperarla, el otro para pedirle que fuera su mamá...

Se pusieron en marcha una fría y desapacible tarde del mes de enero y a todo aquel con quien se cruzaron le preguntaron por ella, con tanto anhelo en la mirada que un corcho se hubiera estremecido... Ninguno de los dos sabía del camino de regreso a Dana, pero en silencio convinieron que no descansarían hasta llegar a la Alameda donde Rombo la conoció. La noche los envolvió cuando el horizonte ya esbozaba el perfil de los álamos y la luna se sobrecogió al escuchar que Requesón, recostado entre los brazos de su padre, con un hilo de voz preguntaba: “papi... tú crees que ella también me querrá a mí?"  

Con el primer rayo de sol retomaron la marcha esperanzados y entre los dos, recogieron y trenzaron un collar de guijarros y jazmines con el que pensaron que resultaría más fácil suplicar su amor... Dana... Pero la Alameda los recibió solitaria y silenciosa y su sueño fue topando con las alas en el suelo a medida que avanzaban entre setos, jardines y bancos de piedra mojada... “Papi... no está?” ...

Cómo pudo ser tan ingenuo? Cómo pudo pensar que la encontraría solo porque empeñó la vida en el impulso de buscarla? Cómo iba a reconstruir ahora los sueños rotos de su pequeño ratón de algodón?

.- “Voy a llevarte al parque, Requesón! Voy a subirte a las nubes a lomos del balancín!”

...Lo supo en cuanto la vio; ya antes de verla sintió que su corazón la reconocía... el tiempo se detuvo en el instante en que sus pupilas se reencontraron, incapaz de reaccionar más allá de mirarla desde lo más profundo de su corazón... 

Requesón lo tuvo más fácil...

.- Hola, soy Madelaine! ¿Cada día vengo con mamá a la Alameda a esperar a mi papá... jugamos?”


:)
 

miércoles, 27 de abril de 2016

Zarpas: el libro

  Para que Zarpas consiguiera llevar su carabela a buen puerto faltaba un solo matiz :), meter la esencia de su historia en un librito pequeño, el quinto de mis "bebés" y probablemente, no el último :)



   Hay un largo camino desde la fantasía de un osito de hilo hasta la estantería de mi casita de muñecas pero no había prisa por llegar y además, este es sin duda un camino en el que el mayor disfrute está en recorrerlo :) 

  Ha resultado tan grato que os confieso que me entristece pensar que hay que dejarlo atrás, tan ilusionante que hasta creo que me he enamorado de ese pirata con sueños de leñador :)



  Sé que habrá más ositos, más historias y más caminos, diferentes a este y a la par tan parecidos... Cómo podría ser de otro modo? todos son ramas del mismo árbol...



  He querido dedicarle una entrada en especial porque, aunque a Zarpas lo tejió mi gancho y su historia me brotó del corazón, fue mi hermana :) la que soñó un pirata y la que hizo con él y su historia un maravilloso archivo pptx que he podido recortar y pegar y montar como antes pude recortar y pegar y montar mis otros cuatro "pequeños". Sin ella no hubiera sabido ni por dónde empezar. Lo mejor de todo esto? Saber que lo ha disfrutado tanto como yo y poder atesorar en mis recuerdos todos esos "mira el correo! te he enviado la primera prueba!" y los "quita aquí, pon allá..." y, cómo no? esos "Mmm... no sé qué decirte..." o los "me gustaba más el segundo color que elegimos...", en fin... los días, las risas, las horas y los ratos que preceden al "ahí está!!! Lo tenemos!!!!" :) 



  De nuestro afán por rizar el tirabuzón ya os he hablado... esta vez nos ha llevado a preparar unos punticos de lectura con los que acompañar el libro :) Fue idea de Vic decorarlo con mis otros cuatro libros anteriores y qué queréis que os diga? No me pude resistir! :)





  Qué se le dice a una hermana que comparte tu mismo sueño y te aúpa para que lo alcances?... Yo creo que las palabras están de más... siempre se quedarían cortas... 

   Lo mejor de mi "Zarpas" es el nombre que está escrito al lado del mío, Vic! :)




:)

domingo, 24 de abril de 2016

Zarpas: la historia

Sé que el día del libro ya pasó, pero las historias deberían quedarse... Esta es la mía para hoy :)


   Se graduó como pirata de cubierta de carabela y se embarcó por primera vez, bajo el tímido sol de un mes de abril, sobre un mar de aguas frías y profundas que surcó con la ilusión de los primeros años de oficio. Aquella primera travesía le valió conocer y aprestarse en todas las faenas que un barco es capaz de proponer a un pirata.


     Con la piel ya curtida por el sol, su segunda carabela lo llevó a enfrentar el mar de los arrecifes y el acero inmisericorde de los malditos y le descubrió los secretos que se esconden en los rincones más oscuros de las bodegas.


   Valeroso, audaz, intrépido y leal, fiel siempre al código de su bandera, conoció un sinfín de capitanes sin que ninguno fuera capaz de conquistar por derecho su respeto, hasta que una tarde reclamó y consiguió para sí una plaza en el codiciado galeón  de las velas blancas y el mascarón dorado y se hizo nuevamente a la mar con la ilusión propia del pirata joven que había sido, dispuesto a alcanzar el sueño que siempre llevó prendido de su pañuelo y seguro de haber encontrado el puerto que siempre lo mantendría al abrigo de las mareas.


     Pero aquel mar purpurado y aquel galeón dorado resultaron ser los más despiadados y traicioneros de todos los que había surcado y su sueño de aguas templadas se perdió en la espuma de las olas de las tormentas que azotaron su cubierta sin razón y sin tregua…


     Hubiera resistido… saberlo probablemente sea la herida que nunca deje de doler… El acero de su espada también hubiera aguantado, no en vano mil veces la afiló en la roca de las sirenas… pero cometió el error de creer que aquel otro pirata que fue su amigo y por el que tantas veces arriesgó su propia vida, sería capaz del mismo valor cuando tuvo la suya en sus manos… aún viéndose en el agua siguió confiando… mojado, herido y agotado, aún en medio de la noche salada siguió esperando… hasta que la mordida del tiburón de las seis aletas, que arrancó de cuajo su pata derecha, lo obligó a admitir que lo había dejado caer, que aún viéndolo solo e indefenso en el agua, lo había abandonado  a su suerte…


   No puede recordar cómo acertó a alcanzar la orilla de aquella playa, ni olvidar el dolor de aquellos días en que la fiebre lo volvía loco y a veces se pregunta si aquel tiburón de las seis aletas, además de su pata, no se llevaría también entre sus dientes su gusanillo de hacerse a la mar porque lo cierto es que ahora, cuando sueña, sus pasos repiquetean sobre el suelo de la cabaña de la isla en la que enterró su cofre y su mirada añora perderse en el horizonte verde del bosque que la bordea, al otro lado de los visillos blancos como las velas blancas del barco de su corazón.


    Si al menos esa osita de la cantina quisiera embarcarse con él en este vuelo… Por ella construirá el barco que será su propio barco, por ella será capitán por siempre de su destino, a ella le ofrecerá su anillo y el parche que no necesita pero con el que cubrió su ojo la tarde que escuchó en el puerto que a esa osita de cantina le gustan los piratas tuertos…




...:)...

   Y hasta aquí mi aportación a la historia de Zarpas y su amor por Marinela… En vuestras manos dejo su travesía desde “El Arrecife de Coral”  -la cantina en que la conoció- hasta la isla de su sueño y la decisión de si la recorrerá solo o en dulce compañía. 


  Solo os pediré que, aún siendo consciente de que el amor de un pirata es poroso al caprichoso vaivén de las olas, no dejéis de reparar en el tatuaje que hizo grabar en su brazo con la letra del amor de sus tesoros y espero ansiosa a que me contéis si esa luz en la mirada de Marinela responde  solo al reflejo de los diamantes con los que el pirata la engalana o es la estela de los cometas que atrapará con él en la bahía de su romance…


   Imagino que habéis reparado en Avery :)... es un raro ejemplar de loro Daragón que Zarpas trajo consigo la noche en que volvió a puerto después de haber dejado su cofre enterrado bajo la raíces del árbol de su isla...


   Debe su nombre al legendario Henry Avery, el pirata que jamás fue capturado y que, satisfecho con lo conseguido en sus años de piratería, decidió no volver a embarcar y perdió su rastro en una lejana isla en la que disfrutó de su botín y del amor de la princesa a la que ofreció su anillo :). 


   :) Al abordaje, Zarpas!!!





  Zarpas va a ser el quinto de mis libros... ya está en la imprenta! Pero esa será otra entrada...

:)

miércoles, 13 de abril de 2016

"Zarpas", un avance

  A veces me da por pensar si mis amigas y yo no deberíamos haber sido peluqueras… :) Lo digo por esa querencia, que las cuatro compartimos, a rizar el tirabuzón. Y otra cosa a la que tampoco sabría dar explicación coherente es al hecho de que, siendo como somos tan apasionadas de lo pequeño, a la par disfrutamos tanto magnificando nuestras pequeñas cosas y cocinándolas siempre con esa nada despreciable “pizca de importancia” con la que nos entusiasma aderezarlas. :)

  La mayoría de las veces todo surge de forma espontánea a partir de una pequeña chispa, en apariencia sin importancia, que parece se nos representara como un hilo irresistible del que instintivamente tiramos y que nos atrapa en el irrefrenable impulso de formar un ovillo… Y ovillando llenamos los  días de historias, de risas, de ocurrencias, de anhelos, de sueños… de colores que iluminan tan deliciosamente nuestro arco iris de complicidad. :)

  Y en esas estamos desde que Vic dijo aquello de: “has pensado lo bonico que podría resultar un osito pirata?”

  Os confieso que nunca imaginamos que de tan pequeño cabo de hilo pudiera llegar a resultar un ovillo tan grande aunque, visto ahora con un poco de distancia, bien pudimos haberlo intuido… Un osito pirata es mucho pirata, hay que ponerle un nombre, conformar su carácter, escribir su historia… metidos en harina, bien vale la pena el esfuerzo de ocuparse en caldear también su corazón con una antorcha de amor apasionado y eso irremediablemente obliga a traer una osita a la escena y seguir tirando del hilo, ovillando, ovillando… :)

 Quien fue la que dijo: “ties cacer un libro!”? :) No sabría precisarlo… quedaros con que volvimos a salir de caza y que el libro está en marcha. Lleva su tiempo tejer los personajes, escribir su historia, preparar las imágenes que habrán de ilustrarla, editar y montar nuestro pequeño tesoro... Todo ha de superar además ese filtro de “calité” que se impone en nuestro grupo a cualquier pequeña cosa. :)

  Cual es el problema? Nos falta paciencia… aún queda mucho trabajo por hacer pero nuestro proyecto ya respira y aunque no podemos presentarlo todavía en sociedad, bien vale la pena calmar la impaciencia con un pequeño avance. Os disgusta? :)

  Ya os he desvelado que será la historia de un pirata y, si no llevo mal las cuentas, el quinto de mis libros. Nada sería como es si Vic no hubiera estado ahí o si Azu y Mav se hubieran desentendido de nuestras andanzas; el rizo del tirabuzón nos ha llevado esta vez hasta un vídeo promocional que he ilustrado con mis personajes, un pequeño guión como avance de la historia y fotografías que he tomado de Internet. Los efectos especiales, el montaje y la realización se lo debo a Vic y la supervisión y dirección artística a Azu y a Mav. Dejo también detrás del vídeo las imágenes sin música y os emplazo a que, muy pronto, volváis para conocer las andanzas de mi “Zarpas”.
















Hasta pronto! :)


sábado, 5 de marzo de 2016

Mamá Osa

  Dedicado a mi hija y a su prisa por saber leer... :)

                                           Mamá Osa


  Hace muy, muy poco tiempo, Mamá Osa y su cachorro vivían felices en un bosque del color del arco iris bajo el manto protector de un cielo de un intenso azul cian.


  Cada día, Mamá Osa la llevaba de su mano y le mostraba los arroyos y las fuentes, los recodos y los prados, los caminos y las sendas de las moras, del agua y de la miel. Cada noche, Mamá Osa la acostaba, dulcemente la arropaba, amorosa sonreía y a su oído susurraba: "chiquitina... quieres que te lea un cuento?".


   E invariablemente, cada noche, la respuesta era una dulce sonrisa y la pequeña se acurrucaba y embelesada escuchaba los cuentos que Mamá Osa inventaba para ella y con voz tenue le leía mientras contemplaba sus dos palmas abiertas simulando las mil páginas de un libro encantador.


  Y así hilvanaban un día con el siguiente y una noche con la otra, entretejiendo con palabras un lazo intangible que prolongaba hasta la dicha su cordón umbilical.


   Sucedió que una tarde de la cuarta primavera, al regresar de su habitual paseo por el bosque, la pequeña se acercó a su Mamá Osa y, apoyando las manitas en su panza, la miró con esos ojos con los que a veces miran los cachorros de los osos y con un hilo suspirante de voz, le dijo: "mami... yo quiero saber leer!" Y el sol se ensombreció de pronto, el invierno regresó en un viento helado, el corazón de Mamá Osa se detuvo por un instante y en algún lugar remoto, las campanas de las horas de la vida anunciaron que las alas de la osita comenzaban a crecer...




   Aplacado ese primer impacto, Mamá Osa tranquilizó a su pequeña: "claro que sabrás leer! El próximo año la Osa Rita te enseñará a leer en la cueva escuela, no debes preocuparte!" Pero un año significaba para su cachorro toda una eternidad y una lágrima transparente recorrió aquella mejilla peluda y tierna: "pero mami... yo quiero saber leer ahora!!!"


   El momento pasó, llegó la noche y, de su mano, un nuevo cuento y un nuevo arrullo y la osita se durmió feliz. Pero esta vez, después de arroparla, Mamá Osa ya no pudo hacer lo mismo y cuentan los que la vieron que pasó la noche entera bajo el claro de la luna debatiéndose en la duda...


   Enseñarle a leer era perderla... cierto que así lo impone la Ley de la Vida, pero aún faltaba todo un año para eso... por qué iba ella a acelerar ese proceso? Sería fácil disuadir a su pequeña y aferrarse ese año entero a su dulce ingenuidad; seguir siendo, en solitario, luz y estrella de sus noches y sus cuentos, su faro, su puerto y su universo; retenerla cada noche en el embrujo de sus dos palmas abiertas... disuadirla, aferrarse, seguir siendo, retenerla...


   Y amaneció...

   Cuentan los que la vieron que, a partir de esa mañana, a la sombra de los fresnos, Mamá Osa le enseñaba los sonidos de las letras, los lacitos que las unen modelando las palabras y los cuentos... cuentan que, a lo largo de esos días, a los trinos de los pájaros se sumaba alborozada una voz de osa pequeña que cantaba ilusionada: "la "m" con la "a"... ma!!!" Y Mamá Osa abrió el baúl donde guardaba -para un año después- mil y un cuentos de papel y, noche a noche, la luna la siguió cuando guiaba, con su dedo, los ojos de su pequeña sobre las letras...


   Hay una primera vez para todo y así llegó para Mamá Osa aquel beso de buenas noches y aquel cuento de papel que, temblorosa, dejó en el regazo de su osita mientras la arropaba... "puedes leer un ratito, cariño, pero apaga pronto la luz que el sol llegará enseguida..."  Qué profundamente tristes sonaron los escasos pasos que la llevaron hasta su cama... cómo pesó la puerta que cerró tras ella... cómo quemaba en el corazón el cuento que no le contó esa noche... qué inmenso amor brotó incontenible de sus pupilas cuando la arrasó el torrente!


   Pero la Ley de la Vida, aún siendo implacable, no traiciona. La Osa Rita sin duda iba a llevarse una enorme sorpresa en la cueva escuela, pero aún faltaba todo un año para eso cuando la puerta de Mamá Osa volvió a abrirse y una osita preciosa, descalza y en pijama la miró desde la puerta y preguntó: "mami... quieres que te lea un cuento?" :) 



   Y amaneció...                     


:)

  No he podido evitar lanzarme a ampliar mi biblioteca :), estos libricos pequeños tienen algo a lo que no puedo resistirme :)





:)
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