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sábado, 8 de febrero de 2020

El invernadero

  En el fondo de la Alameda, en un recodo que no se deja ver desde el paseo y protegido del viento por los parterres, siempre ha habido un pequeño cobertizo que vivió cien mil batallas hasta que Simón se decidió a adecentarlo y transformarlo en un invernadero encantador... Allí es donde, en cada cambio de estación, Gilda y Salomón compran los bulbos, las semillas, las plantas y las flores que siempre cubren el pequeño jardín y las macetas de la casita donde crían a su cada vez más numerosa prole.


  La primavera ya se deja intuir y, como el día ha amanecido hoy lleno de luz y de sol, Gilda y Salomón, felices Sr. y Sra. Mais, han aprovechado para acercarse con sus pequeños a la Alameda; el cobertizo de Simón es un lugar lleno de encanto donde los peques no dejan de corretear y sorprenderse y donde siempre les espera Corneta, la gatita blanca que dulcifica los días de Simón...



  Decidirse por estos esquejes o aquellos bulbos no siempre resulta fácil... Gilda tiene muy claro que las lavandas son imprescindibles en su hogar, pero una vez elegidas estas, deja que del resto se ocupen Salomón y los pequeños y ella prefiere esperarlos fuera donde el aire y el sol iluminan los adorables bigotes de la princesita de la casa...



  Os confieso que yo visito el invernadero de Simón incluso cuando no necesito plantas... me encanta recorrerlo y disfrutar de las pequeñas maravillas que nacen y crecen bajo el cuidado y la pericia de sus manos... Flores de mil colores a la espera de ser trasplantadas a los jardines de la Alameda...


los pequeños aperos con los que Simón remueve la tierra y da vida a los capullos más delicados...


sus hierbas aromáticas, los botecitos de abono, el cestillo de las lavandas...


  Siempre conservaré en mi memoria el recuerdo de tantas tardes de verano en las que Simón me ha permitido leer los libros de sus tesoros al abrigo del sol y meciendo las páginas bajo el cuadro de las mariposas...


  Lamento no poder presentaros al artífice de este rinconcito tan acogedor... la visita de los Mais le ha permitido ausentarse dejando a Salomón a los mandos... Simón sabe que puede confiar en él y, en vísperas de la primavera, hay un millón de rincones que atender en la Alameda... 


  A Balita le encantan el perejil y la hierbabuena...


  Perdigón solo quiere las lavandas que le gustan a mamá...


y Balín se llevaría, si se lo permitieran, un millón de flores de cien mil colores que plantaría, si pudiera, hasta en el tejado de la casita donde son tan felices... 


y esa regadera mágica de la que, por increíble que parezca, en lugar de brotar agua, brotan exuberantes Dalias...



   Y poco a poco, casi sin sentirlo, va corriendo la mañana...


 el revuelo de los pequeños atrae como un reclamo a las palomas...


y Gilda, siempre tan paciente, acuna a su pequeña mientras disfruta de una tacita de café con pastitas de canela...



  Es increíble lo dulces que son las horas los sábados de felicidad...


  Pero todo llega a su fin y la luz de las pequeñas farolas avisa de que la aventura por hoy ha terminado y es hora de volver a casa...





  Gilda no lo sabe, pero esos capullos rojos que ya empiezan a abrirse, los está cuidando Simón para ella :) Pronto llega San Valentín... Salomón vendrá a buscarlos y los dejará en su regazo con el más dulce de los besos... Bendita vida, Gilda! ♥



  Y bendita Alameda que siempre cobija nuestras emociones y nuestros sueños :)



  Voy aprendiendo a hacer buenas fotos, eh? :) Ya falta muy poco... Feliz San Valentín!!!

sábado, 23 de febrero de 2019

Sr. y Sra. Mais

  A Gilda ya la conocéis... es una pequeña musaraña de Alameda que por esas cosas del destino tuvo que cambiar los parterres donde nació por los recovecos del bosque de las lavandas...


  Sucedió que a aquel mismo bosque fue a dar con sus pequeños huesos Salomón Mais, un ratón café con leche que, después de cien mil batallas, de pronto cayó en la cuenta de que la vida no vale tanto por las grandes correrías como por los pequeños remansos...



  Y se encontraron...


...se susurraron...


...Y como la primera fue niña, Gilda dejó que Salomón eligiera el nombre y él la llamó Emilie :) Nunca olvidaré la tarde en que la perdimos en la playa ni las horas interminables que pasaron hasta que la recuperamos... Mi dulce Emilie! 


 El muchachito no se hizo esperar...


 Era el turno de Gilda y lo llamó Balín :)


 Con Balita se pusieron de acuerdo :) Es de todos la más pizpireta y parlanchina...


 Perdigón es el que a mí me inspira mayor ternura... mi pequeño príncipe destronado... :)


  Los encuentro adorables!


 La foto es de principios de otoño... Ahora las cosas han cambiado :) No voy a engañaros, no fue una ratita buscada pero sí es una princesita adorada :) Acaba de nacer y aún no tiene nombre... Los peques tienen mil sugerencias pero Gilda quiere que sea Perdigón quien lo decida, así que estamos esperando a que aprenda a hablar :) De momento, la llamamos Cuca :) 



 Con tanto renacuajo ya imaginareis que no resulta fácil vivir entre la hojarasca, así que me he ofrecido a prepararles un resguardo :) En esas ando, pero no he tenido paciencia para esperar a tenerlo terminado y pensé que os gustaría ir conociendo a mi pequeña familia Mais :)




 A veces imagino una casita de cuento llena de pequeños ratoncitos Mais... con su escalera de madera desleída, su chimenea y su despensa... imagino una habitación llena de camitas en hilera con manticas de cuadros de colores y un columpio en el jardín... puede que algún día la construya... de momento estoy empapelando un marco con bastante fondo que tenía guardado en el cajón de los "por si acaso". Hoy por hoy me conformo con que Salomón, Gilda y sus pequeños puedan dormir a resguardo del polvo; para corretear siempre tendrán el bosque y quien sabe si la Alameda... Ya os conté que Gilda soñaba con volver, no?  :)


 En cuanto termine con los pinceles y los tenga instalados volveré

:)

viernes, 24 de agosto de 2018

Jaibor, Rita Jaibor... :)

 Erase una vez un pueblecito encantado donde vivía una ratita que llevaba un corazón de hierbabuena prendido de su bolsito...






 Cada mañana, con el primer rayo de sol, salía de su casita y bajaba al bosque a recoger ramitas de fresno para su chimenea y pétalos de rosa y campanillas para el alfeizar de su ventana...



 Cuentan los que lo saben que, en sus documentos oficiales, figura como Jaibor, Rita Jaibor, pero en el pueblo todos la conocen y la llaman Gilda y Gilda me gusta  llamarla a mí también...  :)


  Cuentan que, desde lo alto del cerro donde está su casa, en los días claros, se puede distinguir la línea del horizonte tan nítidamente que uno se pregunta si realmente habrá un camino más allá de ella o si por contra, los confines de la tierra partirán en esa franja lejana el universo en dos...


 Sea como fuere, Gilda prefiere soñarlo que averiguarlo y corretear entre las lindes mucho más seguras del bosque amable que tan bien conoce y en el que, apenas con cerrar los ojos, puede encontrar sin dificultad pequeños brotes de alameda que la devuelven de nuevo a aquella casita que se escondía tras aquel pequeño agujero en la trastienda de "Cherubín" y que nunca olvidará...






 Quien sabe si esos pájaros que trinan no sean las crías de aquellos que hacían sus nidos en los álamos del paseo... Quien sabe si esa hojarasca no sea la misma hierba que pisaba cuando la mano de su madre la guiaba en sus primeros pasos... la fuerza del viento de las tormentas bien pudo haberla traído hasta aquí, no creéis?...


  El verde no hay duda de que es el mismo verde...







 y el aroma antiguo de las lavandas perdura tal y como lo conoció...



  Es hora de hacer acopio y ponerlas a secar en el sombrío. Cuando el verano se despida, amorosamente bordará  pequeñas  bolsitas de algodón y el  verano  dormitará  en los  cajones de  su ropa  blanca hasta  que la  primavera  despunte  otra  vez  y  cuaje su bosque de nuevas amapolas... 


  Mmn... Empieza a anochecer, Gilda; nos hemos alejado y el camino de vuelta es largo...








 :) Si... yo también lo creo... el cielo sigue siendo aquel mismo cielo...



 No vayas a ponerte triste! :) Antes de lo que imaginas volveremos al anochecer de la Alameda... yo te llevaré! Se de una casita en la que seremos muy bien recibidas... Te verás tan bonita a la luz de los farolillos!!! :)



 Atiende las lavandas, Gilda... :)




  Llevaremos unas bolsitas cuando visitemos a Gabriela... Necesitas un abrigo... :)




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