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30 octubre 2024

Sesquidécada: octubre 2009


Escribo esta sesquidécada todavía sobrecogido por la catástrofe de la DANA que ha azotado el sur de la ciudad de Valencia, una zona en la que he crecido y he vivido durante muchos años. Cuesta reconocer en las imágenes que veo esas calles que he recorrido tantas veces, esas calles por las que paseo todavía a menudo, pero que a partir de ahora cobrarán un nuevo valor. En aquel octubre de 2009 ya no vivía allí: hacía cuatro años que me había trasladado a Castellón, donde todavía continúo afincado. Traigo dos lecturas de aquel otoño, una novela negra y un libro bastante curioso.


Extraños en un tren, de Patricia Highsmith, no requiere mucha presentación, porque si no habéis leído la novela, seguro que habréis visto la película. Se trata de un clásico que va más allá de la intriga criminal en la que se enredan los dos protagonistas: es una indagación en los rincones oscuros de la psicología humana, por lo que no nos ha de extrañar que fuese Hitchcock quien dirigiese la versión cinematográfica.  


El libro curioso se titula El rival de Prometeo: Vidas de autómatas ilustres, y se trata de una antología de textos diversos a cargo de Sonia Bueno y Marta Peirano. Está organizado en cuatro bloques, que van desde fragmentos de Descartes o los enciclopedistas ilustrados, hasta relatos de ciencia-ficción de principios del siglo XX, pasando por clásicos del Romanticismo. Es una obra interesante para acercarse al tema de la inteligencia artificial antes de que existiese, con ramificaciones hacia los aspectos éticos y terroríficos que la rodean. Muy recomendable.




21 septiembre 2024

Sesquidécada: septiembre 2009

 

Mi primera participación en unas jornadas Novadors fue durante el verano de 2009. En la sesión inaugural, Vicent Campos, presidente de la asociación en aquel momento, mencionó el libro El castillo de cristal, de Jeannette Walls, como una lectura muy recomendable para los docentes. Como me considero alguien muy disciplinado a la hora de aceptar las recomendaciones de las personas a quienes admiro, un par de meses después, ya con las clases empezadas, hice mis deberes lectores, con un aprovechamiento que llega hasta esta sesquidécada, quince años después.

Se trata de una novela con tintes autobiográficos que cuenta la historia de una niña que crece en una familia poco convencional. Con un padre alcohólico y una madre happy, la protagonista trata de salir adelante con una energía envidiable. Es la historia de muchos niños, no solo en los Estados Unidos, sino en nuestros barrios e institutos, niños que no solo tienen que luchar por sus estudios o deberes, niños que tienen que lidiar con situaciones familiares que superan la ficción (por cierto, hay película, pero no la he visto). Creo, como dijo Vicent Campos, que es una novela necesaria para los docentes, al menos para entender que no todas las familias tienen a un docente o dos en casa, que no todas las familias tienen un hogar estable de referencia, que no todos los hogares son el refugio que uno espera para la protección de un menor. Lo dicho, una novela recomendable, con todos los ingredientes para no soltarla hasta el final.

25 agosto 2024

Sesquidécada: agosto 2009


Entre diversas lecturas juveniles y adaptaciones de clásicos, el agosto de 2009 estuvo teñido de lecturas serias, de novela negra, de melancolía y drama. Veamos algunas de ellas rescatadas para esta sesquidécada.


Quizá no conozcáis la trilogía de Deptford, de Robertson Davies, una serie compuesta por tres novelas con un crimen como hilo conductor: El quinto en discordia, Mantícora y El mundo de los prodigios. Es una obra difícil de encasillar, ya que no es novela negra ni drama, pero tiene elementos de ambos géneros. La narración es muy sugerente y también el estilo. Una buena recomendación lectora para este próximo otoño.



Otra novela rescatada, esta vez sí que del género negro, es El hombre de los círculos azules, de la autora francesa Fred Vargas. Se trata de la primera novela de la serie del comisario Adamsberg, un detective que protagoniza numerosas novelas muy recomendables de esta autora.



Por último, un drama que se ha llevado también al cine protagonizado por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, así que ya os podés hacer una idea de su intensidad. Se trata de Vía revolucionaria, de Richard Yates, otra de esas novelas que pone en entredicho el afamado sueño americano. No he visto la película, pero la novela me dejó esa sensación triste de vivir en un mundo que nos llena de expectativas que nunca se cumplen y deseos que se alejan en cuanto los tienes al alcance de la mano.

27 julio 2024

Sesquidécada: julio 2009

Las lecturas juveniles son para el verano. Así se desprende del registro histórico que voy revisando para estas sesquidécadas. Es muy gratificante y de provecho para renovar las recomendaciones de clase llevarte diez o quince novelas para adolescentes y ocupar esos ratos de descanso veraniego, alternando con otras lecturas más acordes con los gustos y deseos del paladar adulto. En aquel verano de 2009 había de mar de fondo con novelas de autores de LIJ magníficos como Agustín Fernández Paz, Fernando Lalana, Care Santos, Xavier Bertran, Elia Barceló, Luis Leante o Miquel Rayó, entre otros que ya mencioné el mes pasado.

Pero las lecturas que tengo que seleccionar por su relevancia en mi historial de lectura son otras. Las dos primeras son clásicos de la ciencia-ficción, muy diferentes en tema y propósito. La guerra de las salamandras, de Karel Čapek, una sátira distópica llena de referencias políticas y filosóficas, con una narración teñida de humor e ironía que aviva la complicidad del lector inteligente. Una novela imprescindible, a la altura de Un mundo feliz, Rebelión en la granja o 1984, pero con un estilo mucho más desenfadado y divertido. 

Otro clásico del género es Soy leyenda, de Richard Matheson, una novela difícil de olvidar por la sensación de desamparo que produce y quizá también por las adaptaciones cinematográficas que vinieron después. Tras la historia de una pandemia que convierte en vampiros a casi toda la humanidad, se esconde también una reflexión sobre el ser humano y su condición. Merece la pena hincarle el diente.



La última reseña salta de género y tema, para llevarnos a la divulgación científica o algo parecido: ¿Está usted de broma, Sr. Feynnman? es un divertido ensayo autobiográfico de este famoso científico y premio Nobel de Física, que combina la ciencia, las humanidades y las anécdotas personales, todo ello con un tono sencillo y lleno de buen humor. ¿Quién dijo que los de letras no podemos disfrutar de las ciencias? Muy recomendable.

30 junio 2024

Sesquidécada: junio 2009

En aquellos años en los que no formaba parte del equipo directivo, junio era el mes en el que empezaban mis lecturas juveniles: decenas de libros que leía para valorar y proponer como referencia en los distintos niveles en los que me tocaría dar clase en el curso siguiente. Ahí podría rescatar un montón de títulos y autores: José María Latorre, Agustín Fernández Paz, Fernando Marías, Care Santos, Fernando Lalana, Elia Barceló, Ana Alcolea...


De ellos voy a recuperar para esta sesquidécada a Laura Gallego, que a día de hoy sigue publicando buenas novelas de aventuras y fantasía. En aquel momento me leí Finis mundi, una de sus obras más conocidas. Coincidí con Laura en un curso de doctorado sobre novelas y romances de caballerías, así que puedo dar fe de su competencia literaria en el mundillo medieval y también de su pasión por la escritura. Creo que es muy necesario este género como fidelización de jóvenes lectores, que vienen desde Primaria con ansias de historias que los enganchen y que, a veces, en Secundaria pierden el hábito lector por no tener unas lecturas que compitan en interés con los reels y virales de tiktok.

También el verano es momento de novela negra o policíaca: La ratonera, de Agatha Christie, Que se levanten los muertos, de Fred Vargas, Noticias de la noche, de Petros Markaris... 

Dos obras breves destacan entre esas dos tendencias mencionadas arriba: Hadjí Murat, una novela corta de Leon Tolstoi que habla de lucha y resistencia, y el inclasificable ensayo de Thomas de Quincey Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes, una obra maestra de la ironía y del humor inglés. Ambos clásicos son un buen punto de partida lector para comenzar el verano. Disfrutadlo.

19 mayo 2024

Sesquidécada: mayo 2009

En mayo del 2009 leí una obra sobre las andanzas de un taxista en El Cairo, un relato japonés sobre un niño que muere de hambre (y que luego se convertiría en una película de animación) y una novela negra ambientada en Letonia. Entre tanta multiculturalidad, sin embargo, la lectura que más huella me dejó fue un cómic de un autor poco conocido en aquel momento, pero que con los años se convertiría en un referente de la novela gráfica: Paco Roca. Su novela Arrugas causó sensación y contribuyó a dignificar un género que seguía siendo minoritario, un género que seguía siendo considerado poco serio, poco prestigioso para las lecturas canónicas, por ejemplo, de los institutos. En este sentido, también fue la adaptación cinematográfica de Arrugas una de las primeras obras que pusieron en marcha la Tribu 2.0 y Mercedes Ruiz en su reivindicación del binomio Cine y Educación.

Arrugas retrata de manera magistral el alzhéimer de su protagonista, y lo hace a través de un relato sencillo, alejado del sensacionalismo, pero sin renunciar a mostrar un tema con serias implicaciones sociales y familiares. Paco Roca contribuye así a la concienciación y la sensibilización ante esta enfermedad, utilizando el dibujo y la narración como una herramienta para enseñar y deleitar, como ocurre con los grandes clásicos. Con Arrugas se abriría al gran público la impresionante carrera de Paco Roca, un artista con obras tan imprescindibles como Los surcos del azar o la reciente El abismo del olvido. Solo por ello merece tener en exclusiva el protagonismo de esta sesquidécada.



23 abril 2024

Sesquidécada: abril 2009

La sesquidécada de este mes coincide con el Día del Libro, ese acontecimiento que, cada vez más, se convierte en un San Valentín de la lectura, una ocasión de gastar y mostrar en redes lo mucho que nos importan los libros, aunque luego les dediquemos el tiempo justo durante el resto del año. No sé qué me tendría entretenido en aquel abril de 2009 para que solo haya registrada una lectura: exámenes, cursos, formación... Lo que sí sé es que el único libro que voy a reseñar lo escogí por la sugerente combinación entre el título y la portada, algo que muchas veces ni siquiera es atribuible al autor.

El búfalo de la noche, de Guillermo Arriaga, es una novela tormentosa en la que unos jóvenes mexicanos se enredan en relaciones complejas que los llevan a la desolación y la autodestrucción. Es una obra en la que se muestran algunas de las angustias de los adolescentes actuales, con la amistad, el miedo y la traición planeando sobre cada acto. Me cautivó la portada, que me recordaba bastante a un cuadro de Edward Hopper (de hecho, hubo reediciones en las que se sustituyó esa foto por un cuadro suyo), y que hacía sentir sobre la nuca de la protagonista el aliento del búfalo de la noche. Así que, si no tenéis ninguna lectura actual de la que echar mano, podéis visitar esta novela que os cautivará (o quizá al menos ver la película que se inspiró en ella). Feliz Día del Libro.

25 marzo 2024

Sesquidécada: marzo 2009


Siguiendo el enganche de la saga de Canción de hielo y fuego del mes anterior, en aquel marzo de hace quince años devoré el siguiente libro de la serie, Festín de cuervos. Poco hay que decir de ella, puesto que los fans de esta fantasía épica ya la conocen bien y a los profanos solo cabe animarlos a acercarse a ella desde la literatura si no lo han hecho desde la televisión.



Para esta sesquidécada quiero recuperar también otras dos novelas que me resultaron interesantes. La primera es una novela corta pero intensa, una novela de esas que tiene en su brevedad los ingredientes precisos para ser buena literatura. Se trata de El lector, de Bernard Schlink. Es una novela que, bajo el sencillo argumento de un joven que actúa de lector para una mujer mayor que él, esconde una trama mucho más profunda, con implicaciones que nos llevan a episodios luctuosos de la posguerra europea de mitad del siglo XX, a cuestiones históricas sin resolver, a dilemas morales, a los límites del amor y la amistad, a la literatura como bálsamo ante el horror de la guerra... Creo que es una gran obra contemporánea, una novela destinada a permanecer en la lista de libros importantes de nuestra época, por su estilo y su concisión.



Por último, una recomendación para el aula, también relacionada con la lectura y la guerra: Zara y el librero de Bagdad. Sé que ya las guerras se suceden a una velocidad de vértigo en la que los conflictos territoriales caducan y son reemplazados por otros distintos en la geografía pero similares en el horror. En esta novela de Fernando Marías (recientemente fallecido), se habla también de literatura y de barbarie, con los libros como testigos inocentes e impasibles. Es una novela que puede trabajarse con alumnado de 3/4º de ESO para abordar la sinrazón de los conflictos bélicos y cómo se destruye la cultura para aniquilar la memoria colectiva. Esta fue también una de las novelas que recopilé en mi proyecto "Leer el exilio, vivir el exilio", en el que podéis encontrar otras lecturas relacionadas.


Leer el exilio, vivir el ex... by tonisolano

01 marzo 2024

Sesquidécada: febrero 2009


Solo dos libros figuran en el registro de esta sesquidécada. Son libros que tienen su particularidad, el primero porque, a pesar de su éxito en el momento de la publicación, ha quedado arrinconado por la serie de televisión posterior, y el segundo porque es una rareza que llegó a mí gracias a una compañera docente, voraz lectora y enamorada de la literatura japonesa. Vamos allá.

Tormenta de espadas es la tercera entrega de la saga Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, esa fantasía de aventuras, horror, amor y poder que adquirió fama mundial a partir de la versión televisiva rebautizada con el nombre de la primera entrega: Juego de tronos. Creo que he comentado la pasión con la que me sumí en la lectura de esta saga, quitando tiempo incluso al sueño para poder acabar unas tramas altamente adictivas. El argumento de este libro se centra en la batalla entre los cinco reinos y también se siguen mostrando de manera paralela, como es habitual en la saga, las peripecias en el Norte y en el Este. Por cierto, a diferencia de lo que ocurre en la serie de HBO, el personaje de Lady Stark continúa haciendo justicia a pesar de su trágica muerte. Un libro friqui para friquis o simplemente para buenos lectores a los que también les gustan las buenas historias bien contadas.



Siguiendo con lectores friquis, tenemos a Edogawa Ranpo, el autor japonés de mediados del siglo XX, creador de numerosas novelas de misterio que recuerdan a los clásicos del género policíaco como Conan Doyle o Edgar Allan Poe, de quien tomó el nombre en su transcripción fonética al japonés para convertirlo en su seudónimo (su nombre real era Tarō Hirai). Mi lectura fueron dos relatos recogidos en una edición curiosa y ya descatalogada: La lagartija negra y La bestia entre las sombras. Como digo, recuerda a los clásicos del género y también a algunas películas de mi infancia, como las de Fu Manchú, con esos villanos orientales rodeados de biombos y muebles lacados. En ambos casos, el detective Kogoro Akechi tendrá que investigar robos y asesinatos, entre joyas y cabarets. En conclusión, un autor poco conocido en España al que merece la pena acercarse.

29 enero 2024

Sesquidécada: enero 2009

Pues ya estaría: las sesquidécadas cumplen 15 años y con ello se muerden la cola, recogiendo lecturas contemporáneas a su aparición como género en este blog. Esta circunstancia exige una nueva norma, la de no reseñar como lecturas añejas las propias relecturas que exigía la sesquidécada, lo que nos llevaría a un bucle de lecturas sin fin. Decía en aquel enero de 1994:

...he decidido empezar una de esas colecciones inútiles que pienso ir publicando en el blog mientras me duren las ganas y no haya algaradas entre los visitantes. Se trata de recuperar algunas de mis lecturas de hace quince años (...) he recuperado los repertorios en los que voy apuntando todas esas lecturas y, de ellos, seleccionaré no más de tres lecturas por mes. ¿Por qué quince años? Quizá porque esa es la edad de algunos de mis alumnos y con ello cierro una especie de círculo lector: recuerdo lo que leía yo cuando nacieron quienes han de leer ahora. Como no tenía un buen nombre para este coleccionable, he probado a inventar sesquidécada -y que me perdonen los académicos-, que funciona de igual modo que "sesquihora" o "sesquicentenario".

Y aquí sigo, casi con las sesquidécadas como leit motiv del blog, que, salvo algunas reseñas, cada vez recoge menos reflexiones educativas por razones que serían largas de explicar. Pero veamos qué leía en aquel año en el que el aburrimiento me llevó a iniciar esta serie.

Ahora que está tan de moda el metaverso, conviene recordar que es un término que tiene largo rodaje en la ciencia-ficción. Precisamente, la primera novela de esta sesquidécada es Snow crash, de Neal Stephenson, una distopía futurista en la que aparecen palabras que luego tendrían gran éxito, como avatar. Al igual que ocurre con Neuromante, de William Gibson, se trata de un relato encuadrado en el género del ciberpunk, con referencias al mundo de la tecnología, internet, los videojuegos y otros aspectos más prosaicos de la vida urbana, como el oficio de repartidor de pizzas, las franquicias o los hackers. Una novela imprescindible para los amantes del género.


Muy diferente es Chesil beach, de Ian McEwan, una novela intimista, con un erotismo que impregna todos los diálogos con una sutileza extrema, con una habilidad que consigue atrapar al lector en una historia llena de sueños, logros y renuncias. Ian McEwan es un autor con un estilo muy particular y sugerente, un autor que siempre merece la pena leer, y esta novela es un buen punto de partida.



La última obra reseñada es una novela apta para todos los públicos, una novela que se puede recomendar, por ejemplo, en los últimos cursos de la ESO o en Bachiller. Se trata de Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini. Es una historia de amistad, de memorias de infancia y adolescencia, pero también un retrato del azar, del miedo y de la desesperanza. Es posible que la situación de la población afgana haya incluso empeorado en los últimos años, pero creo que lo importante de este novela es lo que menos caduca, la lucha por la vida y el valor de la amistad.

26 diciembre 2023

Sesquidécada: diciembre 2008


En diciembre de 2008 todavía llevaba la gestión de compras de libros para la biblioteca del centro y eso me deja un nutrido listado de novelas juveniles, de entre las que destaco El retrato de Carlota, de Ana Alcolea, un libro que creo que puede funcionar todavía (igual que El medallón perdido, de la misma autor). Esta novela estuvo en la lista de recomendados de 2º de ESO durante bastante tiempo. Teníamos publicadas las guías de lectura en Scribd, pero recientemente las borraron por alguna cuestión de derechos de autor que no entiendo, ya que era una ficha de creación propia. En El retrato de Carlota están casi todos los elementos que hacen de estas lecturas un éxito entre los adolescentes: amor, misterio, amistad, familia... Muy recomendable.



También para la biblioteca adquirí El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon, una novela que tuvo bastante tirón en su momento y que no hace mucho se llevó también a los teatros. El protagonista es un chico Asperger con memoria eidética, casi un Sheldon Cooper avant la lettre, con todos los condicionantes que ello tiene para una vida en los entornos sociales "normotípicos". La trama se mueve entre la aventura, la intriga y las matemáticas, entre la incomunicación y el afecto. Una novela diferente que hace sonreír en más de una ocasión.





El último libro es un ensayo muy particular sobre educación, un libro al que le tengo mucho aprecio: Mal de escuela, de Daniel Pennac. No soy gran lector de libros de educación, quizá porque tengo ya bastante ración diaria con lo que me llega a través de mis redes. Sin embargo, el libro de Pennac lo he leído un par de veces después de aquella primera lectura, porque no quiero que se me olviden las sensaciones y la empatía que sentí con el autor. Como dice Pennac, "este libro no es sobre la escuela y sus problemas, es sobre el zoquete, el mal estudiante. Es un libro sobre el dolor de no comprender. De esto no se habla, y es precisamente lo que no cambia: el dolor compartido del zoquete, sus padres y sus profesores, la interacción de esos pesares de escuela". Por suerte, siempre hay profesionales que confían en esos zoquetes y les dan una mano para salir del agujero. Y con esta cita de Pennac que encabeza mi perfil en X, despido las sesquidécadas de 2023. Que tengáis un buen año lector.


Basta un profesor -¡uno solo!- para salvarnos de nosotros mismos y hacernos olvidar a todos los demás.

26 noviembre 2023

Sesquidécada: noviembre 2008

Es habitual en los últimos meses que aparezca alguna noticia o entrevista de profesores quemados con el oficio y con las condiciones en las que tienen que desempeñar su tarea docente. Un sector del claustro virtual señala como culpables a la LOMLOE (esa ley que todavía ni siquiera se aplica -algunos de ellos dicen que no la entienden ni la piensan aplicar-), a los móviles, a los políticos o a las familias enfurecidas. Revisando para esta sesquidécada mis lecturas de hace quince años, me he encontrado una novela deliciosa de Natsume Sôseki, Botchan, protagonizada por un profesor que se parece en algunos aspectos al que he reseñado en mi nota Miedo y asco en las aulas


Botchan es un profesor que abandona Tokyo para dar clases de matemáticas en un instituto de provincias. En la novela se desgranan sus impresiones sobre el oficio docente, con un desapego y condescendencia que recuerdan al narrador de El guardián entre el centeno. Se pueden encontrar dos bloques de personajes, el colectivo de alumnos, que aparecen retratados como brutos indeseables y miserables, y el profesorado del instituto, a los que Botchan pone motes, y que, desde el principio, le parecen un montón de mamarrachos egoístas que solo buscan aprovecharse de él.

Os dejo algunos fragmentos:

El carácter de Botchan es recto, flexible y resistente como el de una vara de bambú, pero su impulsividad me preocupa. Si se dedica a poner imprudentemente motes a los demás y se enteran, le cogerán manía.

Pero excusar el comportamiento de unos alumnos insolentes que se han burlado de un profesor nuevo sin ninguna razón, empañaría la reputación de nuestro instituto. Educar no es sólo impartir conocimientos. Educar es también forjar caracteres nobles, rectos y con fuertes principios, en los que no cabe la vulgaridad, la superficialidad y la arrogancia.

Desde mi punto de vista, sólo había dos opciones: o se castigaba a los alumnos díscolos, o yo presentaba mi dimisión. Si prevalecía la opinión de Camisarroja, estaba decidido a levantarme allí mismo, irme a la pensión y hacer las maletas.

No creo que sea fácil alcanzar tal grado de maldad. Aquellos muchachos eran unos auténticos cerdos.

Las mismas escuelas deberían enseñarte a mentir mejor, a desconfiar de los demás y a tomarle el pelo a la gente.

Es un relato interesante que nos permite ver ciertos patrones en el funcionamiento de los institutos, más allá de las fronteras físicas y temporales. Lo mejor de este novela es que es un clásico en su país, Japón, tan ejemplar en la educación para algunos de nosotros. Un clásico que se publicó en 1906, antes de los móviles y también antes de la LOMLOE. 


22 octubre 2023

Sesquidécada: octubre 2008


El horror del bombardeo de Gaza nos tiene sobrecogidos en estos días. Revisando para esta sesquidécada mis lecturas de hace 15 años me encuentro con Manzanas rojas, de Luis Matilla, una obra que recibió en 2002 el premio SGAE de teatro infantil y juvenil. En este libro, los protagonistas, Salim y Ariel, son dos niños, palestino y judío, que sobrellevan los horrores adultos a través de la amistad. Recuerdo que varios colegas hicieron proyectos en el aula con la representación de fragmentos de la obra, trabajando además la educación para la paz. Quince años después, el horror sigue y los niños palestinos mueren a un ritmo de uno cada quince minutos. Es quizá el momento de recuperar esta lectura para las aulas e insistir en la necesidad de una solución dialogada para los conflictos políticos y territoriales. 

En otra línea muy diferente se mueve el segundo libro de la saga Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, Choque de reyes. Los que fuimos fanáticos de la saga novelística sabemos bien lo que costaba esperar la aparición de cada tomo, algo que se paralizó con la producción de la serie de HBO. Ahora cuesta soñar con un regreso de aquellos personajes que todavía no tenían caras conocidas.



Finalmente, también para las aulas me gustaría recomendar un par de relatos de William Irish (también conocido como Cornel Woolrich), recopilados por Vicens Vives en su edición de la colección Cucaña: Aprendiz de detective. Un robo muy costoso. Al igual que otros dos del mismo autor: El ojo de cristal. Charlie no vendrá esta noche, son historias sencillas de leer en el aula de 1/2 ESO, y que dan mucho juego para trabajar otros temas sociales y humanos. Además, al alumnado les suele gustar mucho la intriga que hay detrás de ellos. 

10 septiembre 2023

Sesquidécada: septiembre 2008


Dos novelones protagonizan esta sesquidécada, novelones separados por el tiempo, el género y la trascendencia literaria. El primero es un clásico fuera de toda duda, Rojo y negro, de Stendhal, una novela publicada en 1830 que sigue siendo objeto de debate por lo que respecta a su significado y simbolismo. En ella se narra el ascenso y caída de Julien Sorel, un campesino inteligente y lleno de ambiciones que va medrando en la corte burguesa de su tiempo hasta encontrar el éxito y el amor. Obra clave de la literatura francesa, entre el Romanticismo y el Realismo, se alza como una lectura imprescindible para los fanáticos del siglo XIX, pues avanza algunos de los temas y técnicas que veremos en Flaubert o en Clarín. Una novela para leer con calma y quizá con el acomodo de un buen sillón junto a la chimenea.



El segundo novelón es más actual, pues se trata de La catedral del mar, de Ildefonso Falcones. Hace poco hablaba en estas notas de Ken Follet y su saga, y aquí tenemos el exponente local de ese tipo de novelas históricas con una trama más o menos folletinesca que engancha al lector con sus giros inesperados de guion. Es una novela también para tomar con calma, pero a diferencia de Stendhal, aquí no hace falta mucha concentración para no perderse, pues basta con recordar los nombres de los personajes y sus enredos. Para leer sin complicaciones y tener la excusa de visitar Barcelona para recorrer sus escenarios.

29 agosto 2023

Sesquidécada: agosto 2008


En aquel lejano agosto de 2008 que recupero en esta sesquidécada, el mundo editorial celebraba el éxito desbordado y póstumo de Stieg Larsson y por eso es justo mencionar aquí Los hombres que no amaban a las mujeres, una novela que tuvo su gracia y sus secuelas y de la que hoy tendríamos que recordar al menos el título (bueno, seamos justos, fue un interesante punto de partida para otros éxitos literarios y cinematográficos que vinieron después, por ejemplo, sin ir más lejos, la saga de Reina roja, de Juan Gómez-Jurado).

Pero en esta nota los protagonistas son otros tres títulos que creo que merecen la pena al margen de ese best seller. En primer lugar, Crash, de J.G. Ballard, un clásico de la ciencia ficción distópica que no caduca. Es una novela que impacta, nunca mejor dicho, por su originalidad y también por las implicaciones éticas y cívicas que plantea. Como digo, una novela de nuestro tiempo que se resiste a una sola lectura.


Cambiando de género y de época, La piedra lunar, de Wilkie Collins, es una de esas obras del XIX que te sumergen en su lectura con el detalle del folletín y el deleite de una trama bien armada. Amor, misterio y ambiente inglés empapado de Austen, Dickens o Conan Doyle, en una novela que se considera precursora de las novelas modernas de misterio. Muy recomendable también La mujer de blanco del mismo autor.


Finalmente, aparece en estas notas otra joya del reportero y escritor Ryszard Kapuściński, Viajes con Heródoto, un brillante ensayo, relato, reportaje o mezcla de todo ello, en el que los clásicos se reflejan en la vida y conflictos modernos de diferentes países. Un libro para disfrutar y soñar desde el sillón, sobre todo aquellos que, con la llegada de septiembre, tenemos que aparcar los viajes.

16 julio 2023

Sesquidécada: julio 2008

El verano de 2008 lo pasé en gran parte leyendo novelas juveniles, salteadas con otros libros de gran formato. De esas lecturas juveniles podéis encontrar las reseñas en la nota de julio y en la de agosto de aquel año, así que no voy a insistir en ellas.

De aquel julio, para esta sesquidécada recupero solo la novela ambientada en la Edad Media Un mundo sin fin, de Ken Follet, segunda parte de Los pilares de la Tierra. Como dije en su día, los best sellers no siempre tienen que ser lecturas de escasa calidad. Con esta saga disfruté bastante (eso sí, me quedé en esos dos títulos y no he seguido más allá), porque facilitan una lectura tranquila, reposada, sencilla, muy acorde a los calores y ritmos del verano. Son libros que te pueden acompañar al monte, la playa o la piscina, incluso con el ruido de fondo de un parque acuático. Sé que muchos ya habéis disfrutado de Follet y similares, pero si aún no os habéis acercado a ello, aprovechad el verano para daros ese placer. Feliz descanso. 

03 junio 2023

Sesquidécada: junio 2008

Se nota que en junio de 2008 no ocupaba cargos directivos... Se nota en que tengo al menos ocho o nueve lecturas juveniles producto de esas jornadas más relajadas una vez terminadas las evaluaciones finales y la las clases. Ahora apenas llego al final del día con ganas de mantener los ojos abiertos, da igual mayo que junio y casi que julio. En esta sesquidécada, sin embargo, solo mencionaré alguna de esas novelas juveniles, y rescataré lecturas de otros géneros. Si tenéis curiosidad por el resto, podéis leer la nota que escribí en su momento sobre todas ellas: Leer por no escribir.


La primera novela es una delicia que no deberíais dejar pasar: Sueños en el umbral, de Fatima Mernissi, un relato evocador sobre el mundo de las mujeres en Marruecos. Narra desde los recuerdos de infancia de una niña la realidad femenina del harén, de las costumbres, deseos y esperanzas de esas mujeres que ocupan un espacio propio mientras tratan de conquistar otros que les están vedados. La manera de contar, el modo de describir los espacios, el ambiente general del relato y sus personajes nos van seduciendo casi con el encanto de los cuentos orientales.


En otra línea se mueve Alberto Méndez con Los girasoles ciegos, una novela dura y necesaria sobre la Guerra Civil y sus miserias, sobre la traición y la venganza, sobre algunas de esas historias tan crueles que no pueden haber sido inventadas. La estructura de cuatro relatos, interconectados por algunos personajes, narrados con diferentes técnicas, ofrece una visión poliédrica de la guerra y sus secuelas en el bando perdedor, salpicando de paso a los ganadores. Una obra imprescindible, de la que se filmó una versión cinematográfica.



Por último, entre las lecturas juveniles, me gustaría reseñar el clásico Kafka y la muñeca viajera, de Jordi Sierra i Fabra. Se trata de una fabulación a partir de una anécdota que se cuenta sobre Kafka, que consoló con un relato a una niña que había perdido su muñeca. Es una historia breve, exquisita y que incide en el valor de la literatura como construcción de mundos y de identidades. Muy recomendable.


Aprovecho también para recomendar, fuera del tope de las tres reseñas que marqué para estas sesquidécadas, otro clásico del momento, que he usado en el aula durante años y que me resisto a dejar de hacerlo: La bruja de abril y otros cuentos, de Ray Bradbury, del que ya he hablado en este blog.

22 mayo 2023

Sesquidécada: mayo 2008

 

En mayo de 2008 solo tengo anotadas dos lecturas, así que esta sesquidécada ha tenido muy poco de selección. Supongo que tendría en aquel curso algún grupo de 2º de Bachiller que me absorbería con el final de curso las horas para leer. Uno de aquellos libros era una novela de Paul Auster, Brooklyn Follies, un entretenimiento breve para los aficionados a este autor. Los personajes de Auster siempre acaban siendo curiosos, aun en su más anodina normalidad. En esta narración quizá lo más interesante es el ambiente callejero de Brooklyn y la búsqueda de sentido a la existencia de su protagonista. Sin ser una de sus novelas más famosas, resulta agradable de leer.

Como contraste a la simpática experiencia de Auster, también me acerqué, por primera y única vez a una novela de Paulo Coelho. Se trataba de Once minutos, "un cuento de hadas para adultos", que en realidad es un relato previsible, autocomplaciente y lleno de tópicos acerca de la vida de una prostituta. Siento defraudar a los aficionados a Coelho, pero, a diferencia de otros autores de best sellers a los que admiro, en su caso me resultó pedante, condescendiente y didáctico, en el peor sentido de la palabra.

29 abril 2023

Sesquidécada: abril 2008

En abril de 2008, aparte del ensayo de Rafael Robles, Leer el Quijote en Teherán, que ya reseñé con detalle en su momento en el blog, empecé la lectura de la saga Canción de Hielo y Fuego, de George R.R. Martin. El primer volumen, Juego de tronos, es el que dio finalmente nombre a la serie televisiva de la que todo el mundo ha oído hablar. Pero antes de ello, fue un libro, o más bien, varios libros que se fueron publicando poco a poco para desesperación de los que nos enganchamos a ellos desde el primer momento, una desesperación que llega hasta hoy día, ya que el autor no parece muy motivado a terminar su escritura, tras el éxito apabullante de la serie de televisión.
Juego de tronos, y tras ella toda la saga, combina todos los ingredientes de la buena fantasía, pero con el tono y estilo de la literatura adulta estándar, sin abusar de la candidez de sus lectores, sin menospreciar la calidad de los recursos literarios clásicos, sin ceder a las convenciones más previsibles del género. Hay elementos sobrenaturales, pero mesurados; hay pasiones y sexo, pero a exigencia del guion; hay política y poder, tan real como la vida misma. Quizá esa cercanía de los personajes a las pasiones, vicios y virtudes de los propios lectores es el secreto de su éxito. Eso y el ritmo de la trama, con una dosificación casi perfecta de la intriga, que provocaba que lectores como yo fuesen incapaces de soltar el libro, enlazando un capítulo con otro hasta altas horas de la madrugada. Lectores que tuvieron que esperar meses y años al segundo, al tercer, al cuarto volumen... Por eso, en esta sesquidécada animaré a los pocos lectores que no hayan visto la serie para que se acerquen sin prejuicios a una de las mejores sagas fantásticas que he leído, una saga inconclusa que merece un final digno para aquellos a los que no terminó de convencer la versión televisiva. 

15 marzo 2023

Sesquidécada: marzo 2008

NO ACOSEN AL ASESINO FG - JOSE MARIA GUELBENZU FERNANDEZ - 9788466369428

En esta sesquidécada rescataré dos novelas negras muy diferentes, muy distantes. La primera  nos lleva a las verdes tierras de Cantabria y la segunda a la América profunda. Vamos con ello.

 

No acosen al asesino, de José María Guelbenzu, es la primera novela de la serie protagonizada por la jueza Mariana de Marco. Recuerdo que fue una obra que me dejó una agradable sensación y que prometí seguir leyendo más del autor, al que solo conocía por antologías de relatos. Quince años después, sigue en lista de espera y quizá este homenaje en la sesquidécada sirva para ponerme al día con las pesquisas de la Mariana de Marco. Bueno, también me gustaría tener tiempo para leer otras obras del autor que tienen muy buena pinta.

 

 1280 almas

La segunda lectura es 1280 almas, de Jim Thompson, una novela peculiar que tiene rasgos compartidos de la novela negra, el western y el thriller psicológico. Es una obra extraña, que no deja indiferente al lector, porque rompe con las expectativas del género y se resiste a cualquier previsión. Un clásico que merece la pena visitar.