Hace poco más de un mes, Mercedes Ruiz me propuso diseñar una actividad a partir de un fragmento de guion. La información al respecto era escasa: la película se llamaba El olivo. Mercedes y la tribu del cine habían abierto un blog para ir recogiendo tareas y sugerencias al hilo de la película. Aquel mínimo fragmento de guion estaba descontextualizado, aunque permitía hacerse una idea del tema y de los posibles sentidos que se abrían a partir de él. Con tanta ilusión como intriga, esbocé una propuesta didáctica que comparto aquí:
Es una propuesta provisional que seguramente exigiría adaptaciones y cambios (o no) para llevarla al aula. En todo caso, os recomiendo que leáis la actividad que preparó Lourdes Domenech y las que se están publicando en ese blog, bajo enfoques interdisciplinares y orientadas a diversos niveles.
Después de aquello, fuimos conociendo más detalles de la película, y la productora nos invitó al preestreno en Valencia, al que acudí acompañado de mi familia y de Bernat Llopis y los suyos. Fue una velada emocionante, ya que la película El olivo cuenta una historia muy humana, llena de matices tragicómicos. Para mí fue también una gran alegría conocer a sus actrices (genial Anna Castillo) y felicitar personalmente a Icíar Bollaín y a Paul Laverty, directora y guionista, a quienes admiro desde hace años. Dado que el filme se estrenó este viernes pasado, seguro que encontráis información y noticias al respecto en todos los medios, aunque os recomiendo que vayáis a verla antes de leer nada. Personalmente, he escrito ya una reseña sobre mis impresiones nada más ver la película, una reseña más lírica que técnica. Como decía en ella, para los aficionados a la poesía, El olivo es un regalo maravilloso, porque sus imágenes se abren en un abanico de sentidos lleno de sugerencias: la familia, el viaje iniciático, la libertad, la tradición, las raíces de los pueblos, el medio ambiente, el amor, el paso del tiempo, la solidaridad... Podría decirse que cada cual completa la película en función de sus propias vivencias, lo que la convierte de verdad en una historia para todos los públicos. Como iba acompañado de mi familia, pedí opinión a mi hija Lucía, que cursa 1º de ESO:
Es una película muy bonita. Me ha encantado la historia que cuenta, es muy sentimental. Creo que los actores están muy bien escogidos. Por supuesto, me ha gustado mucho que el señor que hacía de abuelo de Alma tuviera el acento valenciano típico de aquí.
Me sorprendió esta última frase, porque en casa no somos valencianoparlantes, lo que indica que estamos echando ya raíces a través de las generaciones más jóvenes. Esto indica también que sentirse extranjero (o hacérselo sentir a los demás) es una cuestión de actitud interior, una mera convención que debería ignorar de una vez por todas cualquier prejuicio, sin esperar a que pasen dos mil años. También de ello habla la película.