"Pasa la tuna en Santiago
Cantando muy quedo romances de amor
Luego la noche sus ecos
Los cuela de ronda por todo balcón..."
"Cuando la luna te dé serenata
No te enamores compostelana
Que cada cinta que adorna mi capa
Guarda un trocito de corazón..."
Son fragmentos de una canción de tuna. Sabemos cómo se llaman pero
cuando de pequeños escuchábamos este tipo de canciones, se nos venían a la mente...
estas arraigadas y peculiares plantas -las chumberas, las paletonas, las tunas.
El caso es que nuestra foránea tuna está tan inmersa en nuestra cultura natural
que ni siquiera los autóctonos de aquestos lares caen en la cuenta...
Las variopintas tunas delimitan fincas. Buenos "bardos" naturales obviamente.
Sin necesidad de alambres de espino ni extendidas mallas cinegéticas
-que tanto daño hacen a los animales silvestres.
Esas familiares y sanas tunas de las que esperábamos que,
año tras año, una vez emprendida la primavera...
poderlas ver florecer en el atractivo colorido que anunciaba su dulce verano.
Y con el estío, la llegada de sus afamados frutos -y no sólo por el dulzor...
-¡"Cuidado con las semillas!"
Llegado el caso y blandiendo el tridente redondeado de caña...
se iban depositando los paletos... "¡Huy, no!"
Se iban depositando los tunos... "¡Huy, tampoco!"
Se iban depositando los chumbos... "¡Eso...!" ¡Los higos chumbos...!
Para barrerlos sobre la arena seca para despojarlos de las incómodas espinas
que podían clavarse en las manos o en cualquier parte porque también volaban.
Y del barrido, a la caja para poder demostrar al mundo...
¡Cómo pelar un higo chumbo sin morir en el intento!
Son necesarias dos cosas, el fruto de la tuna -indispensable-
y una buena y afilada navaja.
-"Se coge el higo...
se le corta la corona sin que se desprenda del todo...
después el "culito" lo mismo.
Se le hace una incisión longitudinal sólo a la ruda y verde piel...
y clavando las uñas a ambos lados del corte central...
se abre hacia uno y otro lado en sutil movimiento.
Y como por arte de magia...
aparece desde su interior el tan afamado néctar.
La cáscara del higo chumbo a la cubeta y aquél del que no podemos
atiborrarnos -por razones obvias- pasa...
a la bolsa para su transporte hasta los paladares más exquisitos.
Pero ya llevamos tiempo -uno o dos años- que...
la silueta de lo que ha pertenecido por lustros a nuestra cultura
aún sin ser autóctona -como dirían los entendidos-
se está lamentablemente, difuminando.
Ya rara vez veremos a los risueños y elocuentes vendedores de chumbos
a la puerta de nuestros mercados tradicionales porque...
a nuestras altivas y acomodadas chumberas...
¡Les ha llegado la aciaga hora...!
¡Otro "éxito" más del daño impune del animal humano a la Gran Madre Tierra!
Por eso es el título de la triste entrada de hoy.
"Pasa la tuna", pero sin cantar, sólo con un desgarrador grito de auxilio.
Una vez más, Ubrique en verde está de luto.
El caso es que esas tunas que se codeaban de tú a tú con algarrobos, lantiscos,
acebuches y cornicabras, han sido presa fácil para un simple insecto...
¡La cochinilla del carmín...!
Un "bichito de laboratorio" que se salió de madre y que,
al igual que el picudo rojo creó la enfermedad de las palmeras,
se ha instalado en nuestra paletonas.
Al principio le salen unas manchitas blancas que se van expandiendo...
más y más...
hasta que el "Dactylopius coccus" -que así de feo se llama-
termina por "aburrir" a ...
nuestras chumberas en su total integridad.
¡Les da exactamente igual que estén protegidas dentro del parque natural...!
La familiar imagen de esbelta, lustrosa y puntiaguda,
ha dado paso a una silueta decrépita, patética y moribunda.
Ya no serán lo mismo los paseos por la carretera de Cortes.
Ya no son lo mismo las tardes de verano que se plagan
de minúsculas mariposillas blancas que al quitarlas,
dejan un rastro rojo -como de sangre- en nuestra ropa.
-¿Y por qué se apellida "del carmín"...?
Porque si le refregamos una piedra -por ejemplo...
el tono que aporta es de lógico color... ¡Carmín!
-¿No será que de aquí sacan -las marcas de cosmética-
algún subproducto de laboratorio y
que se le escaparon unas cuantas
que están reproduciéndose -y mucho?
Y bastante tienen ya las pobres tunas
-en su pasar-
con sus tonos carmines...
para que algunos las sometan a otros tonos antinaturales
y así mofarse de su propia destrucción...
-como cuando asistimos a "una absurda colección de piedras pintadas".
Es probable que el sujeto lo hiciere por venganza.
Es seguro que el sujeto...
-"¡Se vio "apretao" de higos chumbos cuando chico!"
Ya sólo nos queda dedicarles un triste adiós...
a nuestras excelsas proveedoras ¿sempiternas decoradoras?.
portadoras del exdulce verde,
"formapartes" de nuestros rincones más íntimos.
Una lágrima -y mil, si caben-
para lamentar una tropelía más de los "poderosos humanos"
Porque ni siquiera...
sus preciados frutos se salvan..,
¡Snifff!
Y aunque en nuestra hermana Villamartín -junto a la la fuente de la Zarza-
parece -a ojo de buen cubero- que aún no ha llegado la plaga...
en nuestro querido pueblo, podemos lamentarnos
cantando con lágrimas en los ojos aquello de...
"Pasa la tuna en Ubrique
cantando muy quedo romances de amor.
Luego la noche sus ecos
los cuela de ronda por todo balcón..."
.