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domingo, 27 de mayo de 2018

La basura nos come

Estamos tan acostumbrados y nos es tan familiar que,
 la basura que vamos dejando en el mundo,
 no sólo "nos saluda" por la calle,
sino que nos va a comer literalmente.



Que no se trata de la clásica monda de plátano que un niño arrojó al suelo "por despiste".
¡Es algo mucho más serio y menos biológico!



Si tratamos a la Naturaleza con la lógica que deberíamos tener
 para la perpetuación de nuestra propia especie...



la Gran Madre Tierra nos sonreirá.



Pero si al contrario, vivimos en este Planeta como si tuviéramos otro a donde ir 
después de la autodestrucción...



La Gran Madre Tierra se ahogará en una profunda tristeza.



Y se alegrará la basura, como ente propio,
pues está destinada -entre otros- a la destrucción del medio ambiente,
mostrando su más malévola sonrisa.



Algunos detalles ayudan -como cortar los aros de los "portaenvases"
para que no se enreden los peces
porque más tarde o más pronto nuestra basura acabará en el mar...



pero da mucha rabia ver cómo muchos animales humanos -que no somos otra cosa-
continúan arrasando, vejando, aniquilando, lapidando, devastando, linchando, vertiendo
basura por doquier con total impunidad, dando un toque de "color" a la "chispa de la vida".





Pero centrémonos en nuestro querido pueblo
 -el Ubrique en verde que soñamos muchos
que nos ofrece un "marco" atractivo
para el turismo y para nosotros mismos -sus moradores.
Pero hay que cuidarlo.



Ya en su día pudimos ver como en el antiguo muladar -cuando no había medios
ni recursos para la recogida de R.S.U.- la gente vertía todo tipo de cosas.



Desde unos vasitos de "danones" de Danone...



hasta un saco de cemento "duro" -como la cara del que allí lo dejó.



Pasando por una simple bolsa de pipas que a saber los años que tiene encima.
¡Ya Heidi estará jubilada...!
Y es que nuestra costumbre, desde bien antiguo...



es la de desparramar nuestras basuras literalmente en cualquier lado, esperando que...



llegue el "tonto ecologista" y lo recoja.
O bien se tira la basura...


para darle trabajo al barrendero.
-"¡Pues cuidado por si un día le dan un puñetazo para dar trabajo a los dentistas!"




Menos mal -y dicho irónicamente- que hay algunos que las van dejando al alcance de la mano.




La Naturaleza tiene sus propios mecanismos para la
 eliminación de residuos generados por sí misma, 
pero desde que el hombre entró en liza, fue generando deshechos indestructibles.
Entonces y como somos cabezotas, es mejor...



arrojarlos a simas para quitarlos de la vista...
-¡Ojos que no ven...!



Pero lo dicho, por mucho empeño que pone nuestra Gran Madre, 
no puede eliminar nuestras huellas.
Y como ejemplo de algo prácticamente indestructible de forma natural...



nombrar los neumáticos -y eso que está prohibido tirarlos en cualquier sitio.



A veces parecen que están "sembrados" y que en la época de la "cosecha"...



se apilan en alpacas de "negra paja".



Hay que ser muy desgraciado para arrojar los escombros de las obras ilegales, 
a un lado de los caminos... Pero ahí está nuestra Madre, poco a poco,
tapando de hojas hasta sepultar tanto desdén.



A veces la basura "resulta" hasta simpática y nos llevamos ciertas sorpresas.
Otras veces nos rechinan los sentidos...



pues a todas luces se ve "eso no es ahí".
¡Que eso es una "papelera"...!
 ¡Qué no es una "cartonera"...!
Que el cartón va a su contenedor correspondiente...



pero en el contenedor correspondiente se deja la bolsa de basura...



y el contenedor de la basura se queda "helado".



Aún no hemos acertado plenamente en la "diana" del reciclaje.
¡Y es bien fácil...!



¡Las tres erres...!



Aún tenemos que terminar de abrir las "puertas" del compromiso con el medio ambiente
pues nuestra propia supervivencia depende de no dejar que "nos coma la basura".
Pero "esas puertas" las tiramos literalmente al campo. 
-¿Y qué mentecato le "pone" estas puertas al campo...?



Ya sabemos que también se puede ser creativo con la basura que nos come.



Pero en vez de "decorar", mejor dejarla en su sitio que para eso pagamos "basura"
-pero hay que ponerlo fácil.
¡No se trata de que venga el "esclavo negro" a hacer una tarea que es de todos...!



Y si en  una excursión nos encontramos una antigua olla "olvidada"...



pues la sumamos a la colección de "antigüedades".



Y si pasamos de reciclar y esas pamplinas, podemos buscar un rincón enrejado e inaccesible
-que haberlos, haylos-  para dejar allí nuestros despojos. 
Y cuando las superficies horizontales estén todas cubiertas...



pues continuamos rellenando las superficies verticales,
 hasta sentir plenamente como "la basura nos come".



-"¡Ah! Y no echemos mucha cuenta al televisor...!
 ¡Qué sólo hay porquerías!"







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viernes, 8 de diciembre de 2017

La entrada secreta hacia la Cruz del Tajo

Aquella incursión vespertina, nos llevaba nuevamente hacia la ascensión de posibles
peligros aún por descubrir y no queremos decir que desconozcamos la calle Peligros
por la que pretendíamos acceder hasta...



la calle Calvario. Allí encontramos una entrada poco conocida hacia la sierra.



Por ahí podíamos subir a la Mina, hacia la derecha, pero no es una entrada usual.
Y se notaba que no está en la ruta turística porque bajo el naciente manto verde,
 se alojan innumerables restos abandonados de antiguos muladares.



Viendo los ropones ajironados, datados de fechas anteriores a "Madre Coraje",
podemos comprobar que no está en el ánimo de "nadie", su limpieza y recuperación.
Tendremos que seguir "limpiando la sierra" y reciclando todo lo que podamos.



Desde que estuvimos en la base de la Cruz conservábamos la intuición de que
tenía que haber una "entrada secreta" que uniese esta parte con la del Camino de Ronda.
En aquella ocasión las tunas verdes con sus afiladas púas, no nos lo permitieron.
Sin embargo, desde la plaga de la cochinilla del carmín, las pobres chumberas
han estado muriéndose lenta pero inexorablemente, permitiendo...



el acceso a otras vistas sobre nuestro querido pueblo...



incluso antes del paso por detrás del mini tajo que alberga la lavadora serrana.



Llama la atención poderosamente la visión tan cercana desde este lugar, de nuestros
edificios emblemáticos y poder hacer encuadres "en verde" y originales.
Cuando miramos por delante el San Antonio, parece que no hay mucho terreno
entre él y el Tajo. Pero la perspectiva nos engaña...



ya que incluso hay pequeños desfiladeros antes de llegar al centro de la cuestión.



Piedras con magia. Escondrijos de juegos infantiles. Correrías de chiburraleas.



Esta sorpresa añadía rédito a la incursión pues al superarla, la vista...



puede elevarse a las alturas imponentes del magnífico Tajo...



y comprobar que en estas fechas, se cambia el icono por "la Estrella del Tajo".



Para desgracia de las tunas, lo que antes era meramente inaccesible...



ha dado paso al descubrimiento de lo que andábamos buscando...
¡La entrada secreta!
Una angostura de fácil acceso que nos llevará a territorio conocido.



El nexo de unión entre las dos partes. El sueño anhelado. Un camino
bastante frecuentado antes de la traída de las chumberas desde América.



Pronto estábamos ascendiendo por el lateral del familiar Tajo.



Y pronto estábamos ascendiendo, con el zoom,
 las imágenes de la mezcolanza entre lo nuevo y lo viejo.



Ascendiendo pero sin dejar de arrimarnos al filo...



para comprobar desde las alturas a vista de dron -que es más moderno que "pájaro"-
el "por dónde" habíamos cruzado hasta este lar. Desde aquí y pegado a la gran roca,
nos percatamos de la existencia de un reciente "chinchal" para meter animales, 



Y algo más arriba, pudimos ver otra vez, el nuevo aparcamiento de la Calera,
a través del caprichoso "trilito" natural. 
La prueba de "la entrada secreta" estaba superada...



ya no hacía mucha falta continuar la agreste y empinada subida desde la que,
con enfoque descendente, nos permitía vistas de impresión.



Y aunque no faltaba mucho para hacer cumbre en la temporal "Estrella del Tajo"...



llegamos a subir un poco más arriba de "la Piedra del Predicador"
-donde está la entrada de acceso al Huerto del Tabaco- hasta llegar...



al escondite del "Guardián de la Cruz".



El atardecer precoz de estos días de otoño nos instaba al descenso.
Y aunque pudimos haber pasado la noche recostado...



en la atrevida "cama" de piedra sin barandas, preferimos regresar al confortable hogar.



Desgraciadamente habíamos confirmado de nuevo aquello de que "Pasa la Tuna".
La desaparición de las entrañables chumberas que tanto tiempo formaron
parte de nuestra cultura y que con tan dulces frutos nos agasajaban,
ha dado paso al redescubrimiento de un camino que puede continuarse...



entre lo bello de contemplar a un San Antonio 
eternamente enamorado de la torre de la Iglesia...



y entre lo "no tan bello" de los interminables "detritus" humanos abandonados
a su suerte desde tiempo inmemorial. Y son tantos que algún que otro día
tendremos que decir nuevamente... "¡Vamos a desamueblar la sierra!"



Ya estaban encendidas las iluminarias de la Cruz del Tajo
-¡Bueno...! ¡La Estrella del Tajo!-
cuando regresamos al punto de partida.
Un nuevo lugar para futuras aventuras estaba a nuestro alcance.
Volvíamos convencidos de que el pétreo e inamovible...



"Guardián de la Cruz", esperaría impaciente nuestro regreso.




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