Torneo Clausura 2011 - 16ª fecha.
Estadio Roberto Carminatti - 29/05/11.
OLIMPO: Tombolini; Casais, Bianchi Arce, Tejera y Domínguez; Castillón, Cobo, Aguirre, Galván y Rolle; Maggiolo. Posteriormente Longo y Furch. DT: Omar De Felippe.
RIVER PLATE: Carrizo (6); González Pírez (6), Ferrero (6) y Román (6); Ferrari (4), Acevedo (3), Almeyda (4), J.M. Díaz (4) y Lamela (6); Caruso (4) y Pavone (4). Luego Cirigliano. DT: Juan José López.
GOLES: No hubo
ÁRBITRO: Sergio Pezzotta -bien-
MAN OF THE MATCH: Martín Aguirre (Olimpo)
RESULTADO MORAL: Olimpo 0 - River Plate 0.
A los veintipico del complemento una muestra gratis del presente de River. Acevedo capturó un balón perdido en tres cuartos de campo propio. Lamela se le arrimó para el pase pero el volante levantó la cabeza y divisó el pique de Pavone 30 metros cancha arriba. Hacia él partió el bochazo y no hizo falta que lo rodeen 3 defensores aurinegros para marcarlo. Le erró como por 25 metros. "A bueeeee" de desencanto en las tribunas y frente al tele. Ojos cerrados y labio mordido reflejo de un desencanto tras otro.
River fue al Carminatti sabiendo que si ganaba salía de la Promo. Su pueblo rogó por un triunfo y por el alivio. Con los minutos corriendo comprendió que debía rogar porque la banda genere al menos una ocasión de gol. Minutos mas tarde, el ruego era para que sus jugadores procuren dar tres pases seguidos. Terminamos rogando para que -por lo menos- no se meta ningún gol estúpido en contra.
A ver Jota Jota. Con todo el respeto que merece su historia y su valentía para agarrar esta papa caliente, estaría bueno que pueda explicar una pregunta que retumba en la cabeza de los hinchas millonarios: ¿A que corno jugó River en Bahía Blanca?. Algo parece haberse roto definitivamente en un engranaje táctico que giraba aceitado en las primeras fechas. Y si está roto hay que cambiarlo, mi viejo. No caeremos ahora con la perorata de ser dignos de la historia, porque de indignidades ya estamos podridos. Ocurre que -hasta las manos como estamos- tal vez sea el momento de desatar el barco del muelle y lanzarse a la aventura de ir a buscar un resultado con un poco mas de gente de ataque. O sea, elegir ir y morir con las botas puestas, a quedarse y especular con un puntito que estira una agonía insoportable.
El partido en Bahía fue chiquito, bajito, feíto. Olimpo manejó con más orden su libreto y asomó siempre mejor plantado, en parte debido a la pésima noche de los volantes atrasados de River. Llegaron un par de veces con susto y dejaron apenas una mejor imagen, y nada más. ¿River?. Una defensa correcta y bartolera, un mediojuego insípido con Lamela solo en toda soledad, y dos delanteros, que si no hubieran estado, ni nos hubiesemos dado cuenta.
Veo negros nubarrones en el horizonte y el paraguas no se abre. Ojalá sople el viento (algún viento, cualquiera, el que sea, pero que sople) y despeje esta tormenta que pinta fea.