viernes, 30 de octubre de 2009

MOTIVOS PARA SER OPTIMISTAS

Argentinos Juniors 1 – 2 River Plate
Torneo Apertura 2009 – 11ª fecha.
Estadio Diego Maradona – 29/10/09.



ARGENTINOS JRS: Torrico; Caruzzo, Canuto y Scotti; Prósperi, Ortigoza, Mercier, Domínguez y Raymonda; Hauche y Sosa. Posteriormente Coria, Oberman y Bogado. DT: Claudio Borghi.
RIVER PLATE: Vega (7); Almeyda (7), Cabral (6) y Sánchez (6); Ferrari (5), Domingo (6), Barrado (6), Abelairas (5) y Ortega (4); Buonanotte (7) y Fabbiani. Posteriormente Díaz (6), Rosales (6) y Galmarini. DT: Leonardo Astrada.
GOLES: Diego Buonanotte (RP) 29 pt. Mauro Rosales (RP) 34 st. Néstor Ortigoza (ARG) –penal- 44 st.
ARBITRO: Federico Beligoy –mal-
RESULTADO MORAL: Argentinos Jrs 1 – River Plate 2.


Dicen que la memoria vuelve con flashes intermitentes y esporádicos. En eso estamos. A los 29, Domingo afanó una pelota en el medio y cedió a Buonanotte, que sin tocar el balón, habilitó a Ortega con un amague veloz. Ariel esperó el desmarque y la toco justa para la definición precisa y calculada del enano. Tan simple que asusta. Así era antes. Así fue siempre. Así tiene que volver a ser.
El Diego Maradona es –tal vez- la cancha mas complicada del fútbol Argentino. Un cajoncito incómodo e inflamable. Jugar allí es como viajar en el 60 en hora pico. Ellos lo saben y te lo hacen notar. Presionan, apuran, molestan, rematan de lejos, tiran centros de atrás de la mitad de cancha. Vencer allí exige un andar cauteloso a cuatro ojos. Si se sale con tres puntos de allí, se puede salir de cualquier lado. No es por el rival, sino por las circunstancias.
River fue insolentemente mutilado en este tiempo oscuro. Salir adelante requiere del comportamiento médico de los que vuelven a ver o vuelven a caminar. Cuando se empieza, se lo hace a los tropezones, pisada a pisada. Cayéndose e incorporándose. Y en este proceso, River experimenta, deshace y prosigue. Cae y se levanta. Pero va convencido, y eso es evidente desde Astrada. Primero fueron dos pases seguidos ante Huracán, luego vinieron dos ideas seguidas ante Boca. Es hora de que lleguen los triunfos para solidificar los cimientos, y nada mejor que arrancar ante este Argentinos Juniors de Borghi, y en ese reducto tan esquivo para el millonario en los últimos años.
Curados de espanto y aferrados a la prudencia, la noche de La Paternal otorgó varios motivos para fundar el optimismo. Vega y su arrojo incondicional. Domingo y su vuelta del ostracismo a puro fervor y contagio. Buonanotte y su chispa distinta. Almeyda y su categoría a prueba de años y posiciones en la cancha. El fervor de todos, las ganas de pelearle a la adversidad. El apoyo conmovedor del hincha. Tan redonda fue la noche, que hasta Mauro Rosales volvió y se anotó con una definición que hacía tres años se esperaba.
Luego de reptar largos meses a la deriva, parece que, por fin, River a encontrado un destino hacia donde dirigirse. Astrada y el equipo han fundado una idea, han trazado un camino. Es evidente y era necesario. Ganando o perdiendo, acertando y errando, cayéndose y levantándose, allá van. Perdón, allá vamos.

martes, 27 de octubre de 2009

LOS PASES DE GARECA Y RUGGERI


Mas allá de sus logros profesionales, Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca tienen un dudoso record en el Fútbol Argentino: Ser dos de los jugadores mas insultados en toda la historia. Algo habrán hecho.
Para graficar esta historia millonaria es necesario hablar de Boca y su pasado no tan perfecto, en los arranques de la tumultuosa década del 80. Momentos que llevaron a la autocaratulada y supuesta mitad mas uno al borde de la desaparición. Deudas impagables. Estadio clausurado. Hecatombe interna. Amateurs en primera. Números pintados con fibrón. Gareca, Ruggeri y varios referentes de ese plantel (Loco Gatti, Roberto Mouzo, Hugo Álvez, Jorge Vázquez) estaban on fire porque la dirigencia ni siquiera amagaba con pagarles los sueldos. Al plasmarse determinado tiempo de incumplimiento y haciendo valer su derecho, los futbolistas, iniciaron una huelga por tiempo indeterminado. Pero, pese al revuelo mediático y la inflexibilidad de su postura, la medida de fuerza no tenía el plafón de la unidad absoluta de los manifestantes. Existían dos objetivos muy marcados: Unos iban por el pago de la deuda y otros por la libertad de acción.
A los jugadores los manejaba, el por entonces novel, Guillermo Cóppola, quién operaría la situación con mucha astucia y lograría el cometido de los huelguitas. Dicen que hasta Grondona puso plata. A fin de año Ruggeri y Gareca fueron declarados jugadores libres. De allí, a la firma con River, había pocos pasos de distancia. La doble contratación fue un shock, y verlos entrar al Monumental con la banda roja para una sesión de fotos, fue un pecado para muchos imperdonable.
Gareca y Ruggeri habían debutado en 1980. El cabezón había sido campeón con el equipo de Marzolini y ya mostraba el tinte caudillezco que lo acompañaría en toda su carrera. En tanto que el Tigre, lograría consolidarse a fuerza de goles un tiempo mas tarde, luego de una temporada en Sarmiento de Junín. En 1985 eran hombres de Selección. Jugadores consolidados y apetecibles para el mercado interno. Ellos lo sabían y en su jugada por la libertad de acción arriesgaban toda una carrera.
Por ellos, River envió a Boca a Julio Olarticoechea y Carlos Tapia. Tuvieron experiencias desiguales. Ruggeri fue un pilar enorme del equipo que logró todo en el 86 y se fue a mitad del 88 rumbo al Logroñés de España. Gareca en tanto, solo vistió la banda roja 6 meses y partió al América de Cali, donde enfrentaría a River en las finales de la Libertadores.
Aquel suceso de rebeldía les colgó para siempre en el cuello el cartelito de “conflictivos”. Gareca se fue demasiado rápido como para vivir en carne propia la vendetta de alguna cuenta pendiente. De Ruggeri se encargó su ex compañero Roberto Pasucci en el mismísimo círculo central del Monumental con un planchazo inolvidable.
Igual, su rebelión dejó una huella tan grande que cada tribuna del fútbol local se los recordó todos los domingos hasta sus retiros con un rosario de puteadas, que ya formaban parte del folclore mismo de nuestras canchas.

lunes, 26 de octubre de 2009

TIROTEO SIN HERIDOS

River Plate 1 - 1 Boca Juniors
Torneo Apertura 2009 - 10ª fecha.
Estadio Monumental - 25/10/09.


RIVER PLATE: Vega (6); Ferrari (5), Cabral (6), Sánchez (6) y Villagra (4); Domingo (6), Almeyda (6), Abelairas (6) y Gallardo (5); Ortega (4) y Buonanotte (6). Posteriormente Coronel (4), Fabbiani y Díaz. DT: Leonardo Astrada.
BOCA JUNIORS: Abbondanzieri; Ibarra, Cáceres, Paletta y Monzón; Battaglia, Rosada, Insúa y Riquelme; Gaitán y Palermo. Posteriormente Medel, Chávez y Krupoviesa. DT: Álfio Basile.
GOLES: Marcelo Gallardo (RP) -tiro libre- 29 pt. Martín Palermo (BJ) 18 st.
ARBITRO: Saúl Laverni (regular)
ROJAS: Cristian Villagra (RP), Julio Cesar Cáceres (Boca Jrs.).
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Boca Juniors 1.

16:40 pm. Tiempo de bronca.
River avanza raudo ante un Boca timorato. Buonanotte acomoda levemente con su brazo un balón entrando al área, milésimas antes de que Monzón lo levante por el aire. Penal. Ortega se lo pide a Gallardo, y como negarselo. Pero Ariel -un buen ejecutante- hace lo que hacen los malos shoteadores: Anuncia su remate. Presa fácil para un Abbondanzieri adelantado como Roma en el 62. Laverni se quita el problema de encima pensando como Nay Foino aquella tarde, ante la mas mínima protesta. "Aire, penal bien pateado es gol". Lamentablemente tiene razón.
16: 44 pm. Tiempo de explosión.
River es decididamente más cuando Paletta foulea a Bounanotte en posición de 10, a 25 metros del arco. Todo el país futbolero recuerda inmediatamente lo ocurrido 6 meses atras en La Bombonera. Es uno de esos momentos donde el gol se huele. Gallardo corporiza el flashback en un tiro libre chanfleado y precioso que culmina con Abbondanzieri despatarrado dentro del arco, enredado en su impotencia. El rugido del estadio eriza la piel.
17:38 pm. Tiempo de desesperanza.
La mano a cambiado rotundamente y Boca aprieta en la yugular. Gaitán es dañino por derecha. Riquelme se interna entre 4 hombres de River y (dentro de una actuación ordinaria) hace un toque de distinto. Taco para Palermo, que filetea el balón de zurda y lo intrudece abajo, lejos de Vega. Ver ese abrazo de los idolos prohibidos en el Monumental es como morir un poco.
17:51 pm. Tiempo de resignación.
La impotencia y el conformismo han ganado a los protagonistas. Bounanotte (de lo mejor de River) y Monzón van a un balón sobre la raya. El marcador busca el cuerpo pero encuentra el aire. Abelairas llega tocando bocina solo por izquierda. Victor Hugo ensaya el tatatá. Abbondanzieri sabe que está perdido, pero la suerte es su alidada. El balón da de lleno en la pintura roja del palo derecho de la Figueroa Alcorta. El "gooooouhhhhh!!!!" se escucha en todo el país. No hay caso, no será esta tarde.
Tiempo de reflexión.
O somos muy pesimistas, o damos mas por el pito que lo que el pito vale. River fue mucho mas que Boca en el primer tiempo. Jugó concentrado y ejecutando casi a la perfección el plan diseñado. Se pareció mucho a lo que pretendemos, solo que no convirtió los goles que mereció. La torpe expulsión de Villagra cambió los planes en el complemento. Con la pelota como monopolio, Boca llegó al empate sin haber hecho demasiado. Un clásico se gana con juego, actitud y oportunismo. Ya sabemos en cual de los tres items River falló.

viernes, 23 de octubre de 2009

JAVIER SAVIOLA


Apareció en Primera y movió todas las estanterías del planeta River. Luego de ese estreno con gol en la Tacita de plata jujeña, cuando ni siquiera era un adolescente, todos los domingos de River cambiaron, porque cada partido suyo significaba una nueva revelación, el encontrarse con algo nuevo, algo vanguardista, algo que se escapaba del molde de lo ordinario, cosas disparatadas que brotaban de la inventiva de un pibe prodigio en la cumbre de su “inconsciencia” futbolística. Un caño absurdo, una gambeta irreverente, un pique electrizante, una definición inapelable, un gol, y otro gol, y otro, y otro, y otro más. Celebraba con una pirueta destartalada, y cuando caía todos rezábamos para que estuviese entero, de tan frágil que era.
Fue tal el sacudón que provocó su irrupción que -con apenas 3 años con la banda- se volvió inolvidable. No lo hubiera sido si no fuese un tesoro de la casa. No lo hubiera sido si no fuese un notable delantero. Convirtió 54 tantos de todos los tipos y colores y ante cualquier adversario, escenario y circunstancia.
A caballo de sus goles y su memorable dupla con Pablo Aimar, River ganó el Apertura 1999 y el Clausura 2000. Tuvo jornadas apoteóticas. Una sábado a la noche ante Estudiantes en 1 y 57, liquidó dos mano a mano con la frialdad del mas avezado veterano. Una tarde ante Newell’s, tomó el balón a 70 metros del arco y desde allí partió como un rayo, esquivando rivales y patadas, hasta cederle el gol a Aimar en el área chica. Otra tarde, en el Chateau Carreras, inventó dos apiladas maradoneanas sobre el final para definir un partido chivo ante Belgrano.
Por supuesto que una joya tan cara podía durar muy poco en una vidriera como la de Núñez. Fue Barcelona quién se lo llevó desembolsando la friolera de 22 millones de dólares. Unos días antes, sus festejos (11 de 7 partidos) y su talento (Botín de oro del Torneo) empujaban al Sub 20 de Pekerman a ganar el Mundial Juvenil de 2001 disputado en nuestras tierras.
Barcelona lo recibió como héroe y salvador, cosa que nunca fue. Decir que fracasó en el cuadro Culé es un absoluto error (72 goles oficiales), pero por aquellos lados todavía se espera una explosión suya que nunca ocurrió. Tuvo dos buenas temporadas iniciales en el blaugrana, pero en la comparación entre inversión y resultado, la sequía de títulos y su elevado cachet, le abrieron la puerta de salida a nuevos aires. Se fue prestado una temporada a Mónaco (17 goles) y luego otra a Sevilla (15 tantos), donde ganó la Copa UEFA del año 2006. Finalizado el vínculo con los Catalanes, Real Madrid se lo llevó para la Casa Blanca, más por encono que por otra cosa. Jugó poco y espaciado. En dos años apenas hizo 3 goles.
Fue protagonista de la Selección en la era de Bielsa y Pekerman. Ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas. Jugó en buen mundial de Alemania con grandes partidos ante Costa de Marfil y Serbia y Montenegro, aunque discutiblemente, Pekerman lo apartó del 11 titular en el partido definitivo ante Alemania en Berlín. Hoy ha mudado sus goles a la ciudad de Lisboa para vestir la casaca roja del Benfica. Allí lo recibió su viejo compadre de tantas tardes del Monumental, Pablo Aimar. Tal vez sea este un acontecimiento premonitorio para el ansiado retorno de la legendaria dupla a la plataforma que los lanzó al mundo. Sería una fabulosa noticia para el mundo River, que hace ya varios años espera que sus estanterías vuelvan a sacudirse.

martes, 20 de octubre de 2009

OMAR ARNALDO PALMA

River Plate 1987 / 1989 - 49 partidos - 7 goles - 1 título.

Si en verdad existen cotejos que definen el recuerdo que se tiene de un jugador. No quedan dudas que el partido que los hinchas de River recuerdan del Negro Palma es ese superclásico del 87, cuando con su gol, el Millonario dio vuelta el partido y terminó ganando 3-2, luego de que el mismo Palmita tirara un penal a los chapones que vendían Cinzano al minuto de juego. Fue esa media chilena agónica y antiestética con la que doblegó a Genaro en el arco del Río de La Plata, la acción mas redituable de sus 2 años en River. Puede que suene a poco si se tiene en cuenta el ruido que provocó su llegada, pero ese grito ante Boca hizo que Palmita entre en la historia de River por el portón de los buenos recuerdos.
Palma era un talentoso, una ratita negra que se escabullía con gran dominio de las situaciones mas apremiantes. Era veloz, encarador, tenía clase en el toque, poseía una gran pegada, y llegaba al gol con frecuencia. Cuando los años le fueron quitando la explosión a sus piernas, se retrasó para jugar al lado del cinco. Allí se convirtió en eje de juego –algo así como el Pirlo de Milan- y así manejar desde su experiencia los hilos de su equipo. Jugó sin problemas hasta los 40.
Llegó a River a mediados de 1987. Estaba en el mejor momento de su carrera luego de haber sido genio y figura de la gran campaña del Central campeón de la temporada 1986/1987. Pero en River rara vez pudo aparecer en su real dimensión. Tal vez fue muy fuerte la presión que los medios y los hinchas pusieron sobre él. Tal vez la casaca le quedó grande. Tal vez no tuvo suerte con alguna lesión traicionera. Eran épocas de recambio en el Millonario, primero al comando de Griguol, con un equipo empachado de tanto éxito, y luego con Menotti, que trajo consigo una horda de caciques, que nunca pudieron y quisieron armar un equipo. Con ninguno de los dos técnicos fue titular indiscutido.
Jugó su último partido con la banda (ya con Merlo como DT) justamente ante Boca, en la cancha de Vélez, el día de la piña de Graciani y Serrizuela y la despedida de Passarella. Nadie se puso triste cuando días mas tarde se anunció su traspaso al Veracruz Mexicano. Se fue con un título bajo el brazo –la Interamericana de 1987-, y un gol inolvidable como todo patrimonio.
Había debutado en Rosario Central en el año 1979. En el Canalla ganó el Nacional del 80 y el Campeonato 86/87. Sufrió una fractura de peroné y un descenso en el año 1984. Jugó prestado seis meses en Colón cuando la reestructuración de los torneos de AFA obligó al canalla a parar seis meses. En los Tiburones de Veracruz todavía recuerdan su dupla con Jorge Comas, y un memorable gol a Paco Buyo, arquero de Real Madrid, luego de un slalom de 40 metros. Retornó a su Rosario querido en el 92 y se dio el gusto de volver a dar una vuelta olímpica, en la Conmebol del 95.
Sin la pelota como horizonte, Palmita se afilió al Peronismo y en 2005 fue elegido como intendente de la localidad santafecina de Ibarlucea. Desde su despacho sigue tratando de hacer lo que hacía siempre: Regalarle sonrisas a la gente. Su tarea no es sencilla, ya que ahora no tiene el poder de gambetear un defensor y meterla en el ángulo.

domingo, 18 de octubre de 2009

CON HAMBRE NO SE PUEDE PENSAR

Huracán 0 - 0 River Plate
Torneo Apertura 2009 - 9ª fecha.
Palacio Tomás A. Ducó - 18/10/09.


HURACÁN: Monzón; Jeréz, Goltz, Domínguez y Rodríguez; Nieto, Bolatti, A. Sánchez y Toranzo; R. Díaz y Ortíz. Posteriormente Trecarichi, Orlando y Malbernat. DT: Ángel Cappa.
RIVER PLATE: Vega (8); Ferrari (5), N. Sánchez (4), Almeyda (6) y Villagra (4); Barrado (4), Domingo (5), Abelairas (4) y Gallardo (6); Ortega (4) y Buonanotte (5). Luego Galmarini (4), Díaz (5) y Bou. DT: Leonardo Astrada.
GOLES: No hubo.
ARBITRO: Juan Pablo Pompei (bien)
RESULTADO MORAL: Huracán 2 - River Plate 2.

En el mundo River todos tenemos hambre. Hambre de victorias, hambre de juego, hambre de gloria -obvio que otros tienen hambre de guita y son ellos los mejores comensales de nuestro restaurant. Pero hoy nuestro hambre no es de ambición sino de pobreza. Mendigamos puntos como pan duro, miramos la vidriera inalcanzable de los pasteles deliciosos, añorando años de vacas gordas y panzas llenas. Hay hinchas que nos soñamos degustando las exquisiteces de los viejos y venerados gourmets que ya no están. Asistimos a los banquetes con gula desenfrenada, pero hoy la olla está vacía y el plato principal nunca sacia. Tenemos hambre y -como dijo No te va a gustar- con hambre no se puede pensar.
Saquemos de la cabeza por un rato el enjambre de amarguras y broncas que nos circundan. Podremos considerar pues que el empate ante Huracán dejó -por fin- algunos ítems futbolísticos analizables, sobre los cuales volver a soñar con un leve repunte que nos permita ascender de la ruina a la pobreza.
Con salvadas milagrosas y una solvencia que otorga cierta calma y confianza, Vega no debería dejar mas de ser titular. Pelado Almeyda, debutando en el puesto y jugando con el oficio de su categoría internacional, es más zaguero que Cabral, Nico Sánchez y Coronel en yunta. Gallardo, Ortega y Buonanotte, con actuaciones dispares, expusieron en cancha un entendimiento que permitió ver tras varios meses, jugadas combinadas que superaron los tres pases seguidos.
Con sus ranchos largamente cascoteados, Vega y Monzón sostuvieron un 0-0 macanero y justificado. Atormentados por la disyuntiva de como mantener el cero en la valla propia y como quebrarlo en el área contraria, la gente de River se fue de Patricios cantando eso de que "el domingo cueste lo que cueste". Nos aferraremos a la certeza de que la dinámica del fútbol se lleva de los pelos con la lógica. Aterra saber que es este nuestro mejor argumento para soñar con una victoria ante Boca, que de lograrse -desde ya- será inolvidable.

viernes, 16 de octubre de 2009

CAMPAÑA 1943


Sin poder genuino y aquejado por innumerables problemas, el Presidente Argentino Ramón Castillo ve como se le viene la noche. El 4 de junio de desata la Revolución Nacional. Pedro Ramírez asume la Primera Magistratura. Del golpe participa activamente el General Perón, quién comenzará a construir desde la Secretaría de Trabajo, la estructura que lo llevará al poder. En Europa, el castillo de naipes de los Nazis comienza a derrumbarse inexorablemente al compás del avance desde el Este del Ejercito Rojo tras Stalingrado. Los Aliados toman el Sur de Italia y deponen a Mussolini quién es enviado a prisión, y luego liberado por una redada del Eje. Auschwitz, Treblinka, Sobibor, Dachau y Sachsenhausen son los nombres paradigma de la dantesca máquina de exterminio Nazi. Hay miles de campos de concentración en toda Europa. Funcionan 24 horas como una fábrica de muerte, todavía ocultos por un manto de odio. Los tres líderes aliados (Roosevelt, Churchill y Stalin) huelen la victoria y se reúnen en Teherán para comenzar a debatir sobre la repartija del botín de guerra.
La música le debe mucho al 43, ya que nacen Janis Jopplin, Joan Manuel Serrat, Mick Jagger, Keith Richards, Jim Morrison y Pablo Milanés. En España, el dictador Francisco Franco prohíbe la celebración del carnaval. En su gabinete de Basilea, el cientifico Albert Hoffman descubre accidentalmente los efectos alucinógenos del LSD. Uuuuuhhhh.
River no puede repetir los exitos de las dos temporadas anteriores, aunque igualmente la Máquina sigue dando espectáculo. Para esta temporada realiza solo una incorporación: El zaguero Eusebio Videla. Pero es un retornado a casa quien se revela como gran figura. El “tuerto” José Ramos. La pelea por el título es palmo a palmo con Boca Juniors. River le gana en Núñez 3-1, pero en el partido clave jugado en La Bombonera, el local gana 2-1 con goles del uruguayo Severino Varela. Nace esa tarde el mito de la boina fantasmal, en honor al gorro con que el oriental juega sus partidos. Gran temporada de Labruna, goleador del torneo con 23 tantos. Antonio Liberti es reelecto como presidente del Club por mas del doble de votos que su oponente.

CAMPEONATO AFA 1943

1- Huracán 2-1 - Labruna (2) / Giúdice.
2- Independiente 2-0 - Muñóz (2).
3- Newell's O.B. 3-3 - Pedernera (2), Moreno / Ferreyra (2), Pontoni.
4- Atlanta 1-3 - Pedernera / Martino, Turello, Pairoux.
5- Boca Jrs. 3-1 - Labruna (2), Muñoz / Varela.
6- Platense 1-0 - Quevedo.
7- Lanús 0-3 / Arrieta (3).
8- Gimnasia (LP) 3-2 - Moreno, Pedernera, Labruna / Rodríguez, Arregui.
9- Ferro C.O. 3-1 - Pedernera (2), Labruna / Pícaro.
10- Racing Club 0-0.
11- Rosario Central 4-2 - Pedernera (2), Moreno, Yebra (ec) / Bravo (2).
12- Chacarita Jrs. 1-1 - Rodolfi / Dorado.
13- San Lorenzo 5-2 - Deambrossi, Labruna, Pedernera, Moreno, Loustau / De la Mata (2).
14- Banfield 6-2 - Labruna (3), Loustau (2), Gallo / Walter, Laporta.
15- Estudiantes (LP) 1-2 - Pedernera / Garro, Pellegrina.
16- Huracán 3-0 - Labruna (2), Pedernera.
17- Independiente 2-1 - Loustau, Labruna / Erico.
18- Newell's O.B. 2-2 - Loustau, Labruna / Ferreyra, Pontoni.
19- Atlanta 3-0 - Deambrossi (2), Pedernera.
20- Boca Jrs. 1-2 - Loustau / Varela (2).
21- Platense 2-1 - Pedernera, Loustau / Torielli.
22- Lanús 2-3 - Pedernera, Gallo / Rosendo, Contreras, Arrieta.
23- Gimnasia (LP) 3-1 - Labruna (2), Moreno / Naón.
24- Ferro C.O. 2-1 - Deambrossi, Gallo / Corvetto.
25- Racing Club 3-0 - Labruna (3), Moreno, Pedernera.
26- Rosario Central 1-1 - Labruna / Sosa.
27- Chacarita Jrs. 3-0 - Loustau (2), Labruna.
28- San Lorenzo 1-1 - Muñóz / Martino.
29- Banfield 6-1 - Loustau (2), Ramos, Gallo, Martínez, Labruna / Aballay.
30- Estudiantes (LP) 3-1 - Labruna, Gallo, Martínez / Negri.

FORMACIÓN BASE: Eduardo Lettieri; Ricardo Vaghi y Luis Antonio Ferreyra; Norberto Yácono, Bruno Rodolfi y José Ramos; Juan Carlos Muñóz -Aristóbulo Deambrossi- , José Manuel Moreno -Alberto Gallo- , Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Félix Loustau

GOLEADORES: Ángel Amadeo Labruna 23- Adolfo Pedernera 15- Félix Loustau 11- José Manuel Moreno 6- Alberto Gallo 5- Aristóbulo Deambrossi 4- Juan Carlos Muñoz 4- Joaquín Pedro Martínez 2- Román Quevedo 1- Bruno Rodolfi 1- José Ramos 1- Saturnino Yebra (Rosario Central -EC-) 1.

miércoles, 14 de octubre de 2009

JOSÉ MARÍA MINELLA

José María Minella es para River Plate, lo que Alex Ferguson es para Manchester United, o Arsene Wegner para Arsenal. Distancias temporales al margen, con más romanticismo y menos histeria, con más docencia y menos verso, con más potrero que pantalla, Minella edificó en River una campaña irrepetible, tanto por el valor de su legado, como porque en estos tiempos exitistas, pensar que un entrenador permanezca 13 años ininterrumpidos en su cargo es algo que se parece mucho a un chiste.
Podría decirse que Minella fue el continuador del legado impuesto por esa especie de logia futbolística nacida e inspirada en el pensamiento de Renato Cesarini y Carlos Peucelle. Heredó una relación con el mundo River que había comenzado a echar fuertes raíces en su época de señorial centrojás de aquel cuadro pre-máquina, que había obtenido en forma brillante los torneos de 1936 y 1937. Poco importó que en el 42 se fuera a Peñarol de Montevideo. La identificación ya estaba sellada.
Asumió el cargo en 1947 y se iría en 1959. Atravesó épocas de bonanza, y supo también, capear los esporádicos temporales que se presentaron en el cielo millonario. 14 años como DT. 6 vueltas olímpicas. La primera de ellas en su debut en el 47 con la inercia de la recién desarticulada Máquina por la partida de Pedernera a Atlanta, y con la luminosa aparición de Alfredo Di Stéfano y la perpetua categoría de Moreno, Labruna y Loustau. Las otras cinco, fueron en el período 52-53-55-56-57, como corolario de una época dorada, repleta de fútbol exquisito, grandes victorias, y jugadores de enorme jerarquía.
Minella era un caballero, y un hombre de pocas palabras. Quienes hoy chocamos día a día en la pantalla de TV con esa troupe de entrenadores dicharacheros, perturbados, fumadores, histéricos, charlatanes, arrogantes, verseros, vende humo, no podemos hacer otra cosa que resistirnos a catalogar en la misma profesión a este tipo, que apenas hablaba en las charlas técnicas, que vagamente realizaba trabajos tácticos, y que nunca analizaba las virtudes del rival.
Cuentan que Minella vestido de jogging y remera se sentaba sobre una pelota cerca de la raya de cal y desde allí miraba los partidos, hablando solamente para dar una pequeña arenga al jugador que pasaba cerca. Su virtud era otra: Otorgar libertad, crear armonía, fomentar convivencia. Su tarea, para nada minúscula, consistía en alinear los planetas para que rutilantes figuras como Walter Gómez, Vernazza, Sívori, Ángel Labruna, Eliseo Prado, Loustau, Norberto Menéndez, Carrizo, Federico Vairo, Néstor Rossi, etc, entraran contentos a la cancha a hacer lo que mejor sabían. Mal no le fue.
Dejó su cargo en el 1959 para dirigir en Colombia y luego en Uruguay. Volvió a River en 1963 contratado para cortar la sequía de campeonatos (5 años en ese momento) que ya empezaba a molestar. No se le dio por poco, ya que ese cuadro comandado en la cancha por Ermindo, Artime y Delém terminó segundo de Independiente tras puntear todo el año. Se fue al término del campeonato, y no volvió más. Entre sus éxitos mas resonantes, además de los de River, se cuenta la Copa de las Naciones del año 64 en Brasil, dirigiendo la Selección Argentina. Al año siguiente lograría el pasaporte para el Mundial de Inglaterra, pero la AFA lo sacaría del cargo. Disgustado y cansado, se retiró definitivamente del ámbito del fútbol. Falleció a los 72 años el 13 de agosto de 1981. El mundo River lo recuerda como uno de sus mayores próceres.

lunes, 12 de octubre de 2009

UNA COSA QUE EMPIEZA CON D

River Plate 1 - 3 Independiente
Torneo Apertura 2009 - 8ª fecha.
Estadio Monumental - 12/10/09.


RIVER PLATE: Navarro (3); Ferrari (4), Sánchez (3), Coronel (3) y Villagra (3); Galmarini (3), Almeyda (5), Archubi (4) y Buonanotte (4); Bou (3) y Fabbiani (4). Posteriormente Gallardo (4), Díaz (3) y Ríos. DT: Leonardo Astrada.
INDEPENDIENTE: Gabarini; Vella, Matheu, Galeano y Mareque; Piatti, Acevedo y Mancuello; Gandín, Núñez y Silvera. Posteriormente Machín, Godoy y Gómez. DT: Américo Gallego.
GOLES: Darío Gandín (IND) 10 pt. Ignacio Piatti (IND) 28 pt. Andrés Silvera (IND) 33 pt. Marcelo Gallardo (RP) -penal- 44 st.
ARBITRO: Pablo Lunati (bien)
RESULTADO MORAL: River Plate 1 - Independiente 3.

Es en momentos como estos cuando uno envidia a todos aquellos para los cuales el fútbol le significa solo un deporte llamativamente popular, que fastidiosamente se carga con exageradas horas diarias de periódicos, radio y tevé. A aquellos que salen con su chica a disfrutar del sol del feriado, a los polistas y rugbiers en su mundo, a las señoras que matean con Rial, al florista que arregla el cantero, al que toma la raqueta y se va a jugar tenis al country. Jamás se podrá prescindir de la pulsión vital de estar pendiente mientras River juega. Pero así las cosas, cuesta horrores justificar ante los demás, todos los desplantes pasados, presentes y futuros en beneficio de esta pasión.
Seguramente muchos fueron a Núñez confiados en que la llegada de Astrada provocaría un vuelco, al menos parcial, de la historia ruin de nuestro equipo. Ahora es ridículo pensar que pueda haberse supuesto eso. Astrada fue un gran volante central, un líder positivo, un referente de la institución, un promisorio entrenador. Pero -al menos que se sepa- nunca practicó la magia y el ilusionismo.
En River los remedios son peores que las enfermedades. No juega Vega, pero si Navarro, un muchacho que vuelca en vez de volar. No juega Cabral pero juega Nico Sánchez, al que imita desafortunadamente bien en incapacidades y chambonadas. No está Barrado, pero sí Galmarini, una atolondrada máquina de errar pases y cometer infracciones. No Abelairas y si Archubi, cabeza a cabeza en niveles de gelidés e indolencia. Juegan Coronel, Díaz, Buonanotte, Bou, pobrecitos. No juegan Ortega y Gallardo. Juega Fabbiani, sobre el cual es muy interesante pensar que estará haciendo el 1 de enero del año que viene.
Independiente no tiene gran cosa. Pero posee algo por lo cual River pagaría fortunas: Una idea. Con la mente clara, las piernas responden con mas obediencia y seguridad. Tic- tic. Gandín. Tic-tic. Piatti. Tic-tic Silvera. 3-0 en media hora. 60 minutos de sobra.
No se ustedes, amigos. Pero este blog está seriamente preocupado pensando a futuro. Seamos claros. La preocupación no pasa por las elecciones de diciembre, las incorporaciones necesarias, la clasificación a la Copa. No seamos giles y hagamos números para ver que la preocupación pasa por una sola palabrita que empieza con des y termina con censo. Es un julepe que aumenta domingo a domingo y se está volviendo insoportable.
¿exageramos?. Puede ser. Pero no tanto.

viernes, 9 de octubre de 2009

EL ÍDOLO INCONCLUSO

River Plate 1971/1981 - 468 partidos – 83 goles - 7 títulos


El tiempo ha pasado pero dejó esta herida sin lavar. Algunos aún buscan los motivos para el perdón, otros lo han condenado para siempre, y otros tantos ya firmaron el indulto. Dudé en encasillar este post en la galería de ídolos, pensando si una felonía puede valer mas que mil recuerdos. Pero pesó mas aquello de que errar es humano y perdonar divino. Al fin y al cabo, este personaje tan caro al mundo River tiene tanto de ídolo inconcluso como de traidor culposo, y exaltar su error histórico supondría lo mismo que negar la marca inolvidable que plasmó en la institución.
Igual negro, no era necesario. No merecías ese final. Nosotros tampoco. Y esa obra de arte perfecta, de un pincelazo equivocado quedó estropeada para siempre. Y duele porque su error es nuestro error. Porque él era bien nuestro, y aún lo sigue siendo, pero existen decisiones que alejan los amores, que enfrían los lazos, y que arrebatan las pasiones. Entre la banda y JJ hay amor, hay fuego, hay recuerdos, pero esa maldita imagen suya portando los colores profanos se cruza y los amores, los lazos y las pasiones entran en una nube en donde llueven los ¿por qué?, y en donde escasean los porque.
Es cierto que hubo casos antes y los hubo después. Pero con él es y será distinto. Porque él es de la casa. Bien de la casa. Formado por manos maestras y desinteresadas, que amasaron el talento de ese negrito gurrumín que dejaba todo por la camiseta. Furor de los picados, berretín de los entrenadores asombrados. La figura descollante, caradura, todocampista, espadachín del Beto, pulmón de Mostaza. El negro vivo, la frente raza, los codos marcando distancia, las muñequeras y las medias enganchadas en la canillera. Y ese surco por la banda derecha, y ese toque magistral, y ese despliegue inigualable, y esa bendita costumbre de jugar siempre bien contra ellos. Justo ante ellos, y con ese pecho inflado de orgullo banda sangre que se le notaba a cada paso. Aún hoy, pese a todo.
Pero pasó lo que pasó. El consejo del demonio y una bronca pasajera que mutan en un error irreparable. Y una casaca prohibida desde niño que le llega a las manos seduciendo, como la víbora a Eva, una mente confundida por el despecho. Y verlo vestido con esas ropas de yiro barato fue un karma de todos los domingos del 83.
JJ acuna una historia grande y una mancha que no la arruina, pero la afea. Una absurda novela de traición. Una cicatríz cruel en la piel de un jugador pura cepa millonaria, insignia de una escuela centenaria, reflejo imperturbable de la mejor tradición de fútbol lujoso y efectivo. Hay un lugar de honor en la galería de los mejores para su estampa inolvidable. Esa estampa que jamás eludirá ese “pero” que lo mortificará siempre. El “pero” de haber jugado un año para Boca.

miércoles, 7 de octubre de 2009

EL NEGRO JEFE

Vamos Negro. Dale Negro. Usted sabe de que se trata esta exigencia. Lleve nuestra bandera. Tome la lanza. Hágalo como cuando tenía la cinta en el brazo y la cinco en la espalda. Alecciónelos del orgullo de llevar esta camiseta. Usted es el Jefe. Nuestro Jefe. Láveles la cabeza. Borre al que tenga que borrar. Juéguesela. Mándelos al ataque, a la victoria. Sáqueles el miedo. Que los rivales sientan que quién está enfrente es el mas grande de todos. Devuélvanos el orgullo y la tradición. No se deje presionar por los mafiosos con poder y por los idiotas útiles. Vamos Negro, deje la vida. Dale Negro, nosotros lo acompañamos. Capee el temporal. Sepa que si salimos del poso su nombre será mucho mas grande.
Leonardo Astrada vuelve a River. Es una gloria que acude ante el pedido de socorro. Hubiera sido lindo otra realidad. Pero, pese a que el Millonario es hoy una manzana podrida, todavía sigue siendo la fruta mas deliciosa y tentadora. Dicen que suerte se les desea a los mediocres. Una pavada. Así las cosas. Toda la suerte, querido Negro. Bienvenido a casa.

martes, 6 de octubre de 2009

NO CULPABLE


“Nos vamos de River. No se cumplieron los objetivos. River no merece estar donde está. Dejamos que venga otro para generar mas esperanza. Agradecimiento a los jugadores por permitirnos trabajar y a los hinchas, que desde que estamos, alentaron siempre”. Mas o menos estas fueron las palabras con que Pipo Gorosito se despidió de River. Sonaba muy apenado. Sabemos que no estaba fingiendo.
El título de este artículo no es una sentencia. Es apenas una presunción. Cuando en Estados Unidos tuvieron que juzgar por homicidio al famoso O.J. Simpson, la presión multilateral obligó a la Corte a crear una figura híbrida que no afirmaba inocencia, pero que no descartaba culpa: Not guilty. Pues podemos esbosar que Gorosito es “no culpable” de esta actualidad de River.
9 meses antes, cuando se anunciaba su llegada, no fueron pocos los que se preguntaron sobre si estaba realmente capacitado para afrontar esa empresa. Lamentablemente el tiempo confirmó los peores temores. Gorosito venia de una buena campaña en Argentinos, fue seleccionado porque significaba una apuesta simpática para el paladar del hincha (un muchacho made in casa) y del dirigente (por la “austeridad” de sus exigencias contractuales).
Terminó confirmando lo que todos sabíamos. Las uñas del guitarrero se muestran con una viola desafinada, y el River de Pipo –pasadas las ilusiones lógicas de todo comienzo- terminó profundizando hasta límites intolerables, esta decadencia fatal iniciada tal vez con la partida de Leonardo Astrada y de una camada de jugadores que jamás se reemplazó. Hay que hacer mucha fuerza para recordar un River tan desmechado, inerte, carente de talento y personalidad, tan lejano de su ideología y su tradición. Claro que él tiene su cuota parte de responsabilidad, aunque da la sensación que Pipo siempre supo que llegó a River para apagar un incendio sin manguera. Apostó a cumplir su sueño y en su intento de totalizar el caos, fue parte de él, y la hoguera se lo fagocitó inexorablemente.
Gorosito no murió con la suya. Experimentó –tal vez por demás- para encontrar un equipo que tenga cierta continuidad. Jamás tuvo arquero. Su único titular en defensa fue Gustavo Cabral, con lo que casi se explica todo. Jugó con doble cinco, con carrileros, 4-4-2, 4-3-1-2, puso en cancha tres enganches. Borró gente. Promovió pibes. Pidió a Diego Lugano y le trajeron a Kohene. Pidió a Mercier y le trajeron a Paniagua. Pidió a Cvitanich para reemplazar a Falcao, no le trajeron a nadie y tuvo que meter mano en la reserva y hacer debutar un pibe de 17 años. Nada de nada. Sumó decentemente de local, pero saliendo de casa fue poco menos que un partenaire. Leyó mal varios partidos. Se peleó con la prensa hasta que se dio cuenta que al monstruo convenía tenerlo de su lado.
¿Gorosito fracasó en River?. No existe respuesta para esta pregunta, porque para fracasar, primero debe fijarse un objetivo. Se carece de indicios fehacientes que confirmen porqué meta peleó River este año. El campeonato, la Copa, evitar el descenso y la promoción, quedan absolutamente descartados. En este marco de megacrisis, es osado arriesgar cómo guardará la historia el paso de Pipo por River Plate. Tal vez como el guerrero suicida que decidió inmolarse con tal de concretar su deseo. Tal vez como un orientador laborioso y medio pelo, que tuvo la desgracia de contar con el plantel mas mediocre en la historia de la institución. De algo creemos estar seguros. La historia no se ensañará con un tipo que decidió hacerle frente a una guerra que, de antemano, se sabía perdida.

lunes, 5 de octubre de 2009

CALAMBRES EN EL ALMA

San Lorenzo 2 - 1 River Plate
Torneo Apertura 2009 - 7ª fecha.
Estadio Nuevo Gasómetro - 04/10/09.


SAN LORENZO: Migliore; Pintos, Aguirre, Bottinelli y A. Torres; Rivero, J.M. Torres y S. González; Menzeguez, Romeo y Bordagaray. Posteriormente C. González y Romagnoli. DT: Diego Simeone.
RIVER PLATE: Navarro (6); Ferreri (5), Cabral (2), Coronel (6) y Orban (5); Galmarini (6), Almeyda (6), Archubi (5) y Buonanotte (7); Bou (5) y Villalva (6). Posteriormente Villagra (5), Fabbiani y Díaz. DT: Néstor Gorosito.
GOLES: Diego Buonanotte (RP) -penal- 30 pt. Leandro Romagnoli (SL) -penal- 38 st. Bernardo Romeo (SL) 41 st.
ARBITRO: Saúl Laverni (bien)
ROJAS: Gustavo Cabral (RP).
RESULTADO MORAL: San Lorenzo 1 - River Plate 1.

Se puede llegar a coincidir que el fútbol es un deporte para los vivos y los inteligentes. Ya lo dijo un célebre pensador rosarino: "No es lo mismo decir que uno es zonzo, que decir que es un pe-lo-tu-do". Varios ejemplares de esta raza incomprendida vagaron por el césped del Gasómetro el domingo.
30 del primer tiempo. Un bochazo cae en inmediaciones de la valla azulgrana. A él van Keko Villalva y Pablo Migliore, guardavallas de profesión, vende humo por hobbie, y preciado exponente del "cabezatermismo" futbolero. Sale tarde, lejos y mal. Apenas siente el contacto, Villalva se deja caer fulminado. Penal. Migliore se levanta consternado por la injusticia. Protesta airadamente. Es el único que lo hace en todo el estadio. Buonanotte castiga la pena con precisión. 1-0 y alegría. 1-0 y ¿como hacemos para aguantar 60 minutos el resultado?.
38 del complemento. San Lorenzo acecha pero dispara con balas de salva. Un centro llovido es controlado por Nico Navarro, pero en el aire, un silbato enérgico de Laverni paraliza los corazones preanunciando una macana importante. Y claro, si hay una macana en el área de River, seguro es de Cabral. Puede llegar a aceptarse que Bottinelli merecía desde hace rato la piña que le dió, pero en la puerta del vestuario, no en el área y justo cuando el partido empezaba a tomar un destino favorable a nuestra causa. Este pibe hace rato ha superado los niveles tolerables de precariedad e irresponsabilidad. Su presencia irrita. Penal. Gol. 1-1 y con 10. El principio de la nueva caída.
Dos minutos mas tarde. Fabbiani y Buonanotte tejen una contra. Diego remata y el rebote de Migliore le queda servido al Ogro que llegaba a la carrera. Es gol, no hay forma de que no lo sea. Fabbiani entonces ensaya un taco onda Crespo o Van Nistelrooy. Le sale una masita insulsa, controlada a las risas por la zaga local. No nos alcanzan las manos para agarrarnos la cabeza y las palabras para insultarlo. Fabbiani no hizo un mal partido, hasta puede entenderse que la pelota le quedó atras y no tuvo otra que arriesgar el taco. Pero hay algo que irrita mucho mas que la mediocridad. La displicencia. Él dice amar a River desde toda la vida. Su juego hace todo lo posible para desmentirlo.
Nos quedamos golpeados una vez más. Con la mente aturdida, con el alma acalambrada. Galmarini en cuclillas de desahoga. Es la postal de un River vacío de todo. Se podrá explicar que se hizo un partido decente, que se puso todo, que se lucho, que se estuvo cerca de ganar. Lo que no se podrá explicar nunca es esta sensación de amargura interna que nos recorre el cuerpo. Una agonía cruel y despiadada que no da margen al respiro.

viernes, 2 de octubre de 2009

HASTA CHÁVEZ LO GRITÓ

Caracas FC (Venezuela) 3 - 1 River Plate
Copa Libertadores 2007 - 05/04/07.


José Manuel Rey tomó el rechazo de Zapata a unos 30 metros del arco. Uno siempre imagina situaciones así, con la pelota llegando muertita, justo para tu pierna hábil. El venezolano habrá cerrado los ojos y habrá dicho “ma sí, que sea lo que Dios quiera”. Y Dios quiso. El azote al balón, como el de un domador a su fiera, explotó en la red de Carrizo, sin tiempo más que para preguntarse ¿Qué fue lo que pasó acá?. 1-0. Dicen que hasta Chávez lo gritó. El fantasma de la Copa comenzaba a asomar su cabeza, derrumbando el castillo de naipes. Otra vez.
Alguien diría “una noche para olvidar”. Quien pudiera. Las noches para olvidar son las que nunca se olvidan. Penosamente River, doblando el codo de esta década, ha construido un interesante muestrario de esas jornadas que quedan picando en la memoria. Pero a la de aquella noche en Cúcuta, difícil empardarla.
Fue el 5 de Abril de 2007. Grupo 6 de una Libertadores, aun auspiciada por Toyota. River venia ahogado por los malos resultados y ganar era lo único que le servía. Enfrente, Caracas FC (club importante en Venezuela, diminuto al mango en América), que no sabía bien que pensar. Un mes atrás había sorprendido al cuadro de Passarella y a todo un continente, ganando en el Monumental 1-0, en una noche azarosa e iluminada. Pero ahora, con las puertas de la clasificación abiertas de par en par, una serie de imprevistos le acogotaban la ilusión. Tres titulares están afuera por suspensión y su localía debía mudarse por cuestiones disciplinarias a la ciudad colombiana de Cúcuta, a kilómetros de la frontera entre ambos países, pero lo suficientemente lejos como para enfriar los ánimos triunfalistas.
Pero aquel era un River tan despistado como el de ahora. Tan frágil anímicamente, que solo bastó un golpe inicial (el de Rey) para voltearlo para toda la cuenta. No hubo caso, las puertas se cerraban ante cada intento desesperado. Farías empató de cabeza tras centro de Rosales. Pero la noche no daba señales de complicidad. Al rato, Habinson Escobar (?), (podría haber sido pitcher de beisbol o timbaletero en un grupo de salsa), escapó por una de las grietas de la zaga millonaria y con dos tantos casi consecutivos, se transformó en uno de los verdugos mas bizarros en la historia de River Plate.
Esa noche, Passarella hipotecó varias de las líneas de crédito que se habían abierto hacia su segunda etapa como entrenador del Club. Carrizo; Ferrari, Gerlo, Rivas y Villagra; Augusto, Ponzio, Belluschi y Zapata; Rosales y Farías. Luego Lima, Ruben y Galván jugaron por River. El Chapa Zapata se carajeó con un defensor caraqueño y fue expulsado por el uruguayo Jorge Larrionda. La Copa volvía a esquivarnos el bulto. Manchones de Venezolanos absortos deliraban en las tribunas del General Santander. En el centro del campo, apellidos anónimos y risueños como Toyo, Vizcarrondo, Rouga, y ¡Carpintero!, desatanban su lógica emoción en un racimo homogéneo, al revoleo de sus rojas casacas con 5 sponsors. Habían rendido a sus pies a un gigante del fútbol. Metros mas allá los jugadores de la banda reptaban hacia el túnel, buscando en las sombras del vestuario, el anonimato que les de sosiego ante una nueva frustración. Esa misma que ya se nos ha hecho carne cuando hablamos de la Copa.