Torneo Apertura 2009 – 11ª fecha.
Estadio Diego Maradona – 29/10/09.
ARGENTINOS JRS: Torrico; Caruzzo, Canuto y Scotti; Prósperi, Ortigoza, Mercier, Domínguez y Raymonda; Hauche y Sosa. Posteriormente Coria, Oberman y Bogado. DT: Claudio Borghi.
RIVER PLATE: Vega (7); Almeyda (7), Cabral (6) y Sánchez (6); Ferrari (5), Domingo (6), Barrado (6), Abelairas (5) y Ortega (4); Buonanotte (7) y Fabbiani. Posteriormente Díaz (6), Rosales (6) y Galmarini. DT: Leonardo Astrada.
GOLES: Diego Buonanotte (RP) 29 pt. Mauro Rosales (RP) 34 st. Néstor Ortigoza (ARG) –penal- 44 st.
ARBITRO: Federico Beligoy –mal-
RESULTADO MORAL: Argentinos Jrs 1 – River Plate 2.
Dicen que la memoria vuelve con flashes intermitentes y esporádicos. En eso estamos. A los 29, Domingo afanó una pelota en el medio y cedió a Buonanotte, que sin tocar el balón, habilitó a Ortega con un amague veloz. Ariel esperó el desmarque y la toco justa para la definición precisa y calculada del enano. Tan simple que asusta. Así era antes. Así fue siempre. Así tiene que volver a ser.
El Diego Maradona es –tal vez- la cancha mas complicada del fútbol Argentino. Un cajoncito incómodo e inflamable. Jugar allí es como viajar en el 60 en hora pico. Ellos lo saben y te lo hacen notar. Presionan, apuran, molestan, rematan de lejos, tiran centros de atrás de la mitad de cancha. Vencer allí exige un andar cauteloso a cuatro ojos. Si se sale con tres puntos de allí, se puede salir de cualquier lado. No es por el rival, sino por las circunstancias.
River fue insolentemente mutilado en este tiempo oscuro. Salir adelante requiere del comportamiento médico de los que vuelven a ver o vuelven a caminar. Cuando se empieza, se lo hace a los tropezones, pisada a pisada. Cayéndose e incorporándose. Y en este proceso, River experimenta, deshace y prosigue. Cae y se levanta. Pero va convencido, y eso es evidente desde Astrada. Primero fueron dos pases seguidos ante Huracán, luego vinieron dos ideas seguidas ante Boca. Es hora de que lleguen los triunfos para solidificar los cimientos, y nada mejor que arrancar ante este Argentinos Juniors de Borghi, y en ese reducto tan esquivo para el millonario en los últimos años.
Curados de espanto y aferrados a la prudencia, la noche de La Paternal otorgó varios motivos para fundar el optimismo. Vega y su arrojo incondicional. Domingo y su vuelta del ostracismo a puro fervor y contagio. Buonanotte y su chispa distinta. Almeyda y su categoría a prueba de años y posiciones en la cancha. El fervor de todos, las ganas de pelearle a la adversidad. El apoyo conmovedor del hincha. Tan redonda fue la noche, que hasta Mauro Rosales volvió y se anotó con una definición que hacía tres años se esperaba.
Luego de reptar largos meses a la deriva, parece que, por fin, River a encontrado un destino hacia donde dirigirse. Astrada y el equipo han fundado una idea, han trazado un camino. Es evidente y era necesario. Ganando o perdiendo, acertando y errando, cayéndose y levantándose, allá van. Perdón, allá vamos.