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martes, 20 de octubre de 2015

DE FÁBULA



    Esta es una historia ciertamente rara, l'histoire d'amour de un árbol muy puro y de una nube clara, que para evitar los designios de su adverso destino, anclaron su amor en la curva de un camino...tal fue así su obstinado deseo, que tuve ocasión de verlos, un día de paseo... enarbolando su encuentro con pasión y locura y como testigo el sol, irradiando ternura. No sé si el final es feliz o es amargo, de cuantas versiones se cuenten, yo... Yo me hago cargo.

martes, 28 de octubre de 2014

ITACIA Y FRANLIA (RAICES, DESCUBRIMIENTOS Y ALGÚN QUE OTRO REGRESO).




Tenía que llegar el esperado instante de la desconexión, después de un arduo año laboral, plagado de conflictos y trabajando intensidades inhumanas... la luz quiso acompañarme en una particular road movie por tierras familiares y desconocidas...





  Un viaje repleto de capítulos por leer, anécdotas de esas que uno llega a sufrir pero que se transforman en anécdotas de cierta 
comicidad con el paso del tiempo. Buen clima, no excesivo calor y paz interior, buscada y cultivada durante dos semanas. Esto ha sido
en breves trazos mi periplo estival. Conocimos a Marcel en Barcelona, un bebé que lloraba mucho y con rabia bajo una desmesurada atención de sus padres, tan cegados con el cuidado riguroso y enfermizo que no podían ver que el niño no se alimentaba bien con la leche materna. Días después supimos que le habían iniciado en el maravilloso mundo del "bibe"y todo comenzó a ir mejor. Marcel sonrió. Nos detuvimos en Collioure, tierra de 
exilio del poeta Machado y localidad saturada por el turismo voraz de la costa Mediterránea y por los franceses del Norte haciendo su agosto, entre cálidas aguas, helados de tres pisos y jarras de cerveza. 
Descubrimos con estupor lo cara que es la Costa Azul, sus autopistas, sus servicios y cómo la gente pudiente acude como abejas a la miel en un enjambre de sofisticación y frivolidad que a mi, entre nosotros, me tira para atrás. Marsella nos acoge en su esplendor portuario, decadente y un tanto mafioso mientras atardece con unos tonos anaranjados, difícilmente olvidables. 
Ajenos, en nuestro desconocimiento, a una jugada- carambola que nos tiene preparada Booking, "ese gran amigo cibernético de reservas hoteleras". La casa rural que habíamos reservado cerraba puertas y atención a las 18h... Mientras paseabamos inocentemente por las calles de Marsella... eran ya las 20h y nada nos hacía sospechar que: 1- El coche estaba encerrado dentro de un parking urbano 24horas chapao a cal y 
canto. 2- Booking nos ofrecía como alternativa un hotel de 280 euros... 3- Las llamadas nos costaron alrededor de 60 euros... y perdimos otros 50 de la reserva del hotel y... 4- La noche ya oscura se cierne sobre nosotros y el gps deja de funcionar... Perdidos en mitad de Provenza, nos ocultamos en el claro de un bosque y dormimos bajo la luz de la luna llena, con una imaginación desbordante y demasiado cine de psicópatas a cuestas. Toda una fiesta de osibilidades macabras en el interior de un coche.



 
Al día siguiente, con las legañas aún persistentes y nuestras mejores galas, es decir sin ducharnos y con la ropa del día anterior... Nos vamos a conocer la jet set de Mónaco. El Principado resulta ser un exceso bien vestido y luminoso, no exento de algún rincón hermoso alejado del clásico Lamborghini amarillo. La tumba de Grace y sus carreteras zigzagueantes me hacen pensar en la belle epoque de un lugar ciertamente plastificado que en otro tiempo fue la elegancia personificada. Pero con una mañana suficiente, vaya. De ahí a Génova, sucia, caótica, muy viva y con unas calles repletas de historias a las que me engancharía sólo por curiosidad. Imposible orientarse por esas calles... Quien nos iba a decir que dos meses después iba a llegar el desastre por culpa de unas inundaciones. De ahí a 
laToscana, sólo queda un paso... pero llueve tanto, hay tanta niebla y esos viaductos están tan altos... Pánico a las alturas, ya os lo digo. Agotador llegar hasta Lucca. Pero una vez en casa de la zia Ilva... buena pasta, agradables charlas estivales, el italiano reactivándose en la memoria y excursiones todos los días... A San Giminiano, un pequeño parque temático medieval con sus torres-rascacielo y el mejor helado del mundo. A Volterra, más genuina y auténtica... más profunda y menos saturada que su rival turística más inmediata.
Lucca una joyita en pleno corazón de Toscana, repleta de iglesias, torres y una muralla por cuya superficie es posible pasear alrededor de toda la ciudad. Pisa, otro gran clásico con menos encanto que Lucca, la verdad sea dicha, pero un icono del turismo masivo, ávido de fotos, consumista y nada sedentario... Por no decir otras cosas. Pero el lugar más mágico que pudimos ver en esta incursión por las italias no estaba en Toscana sino en Liguria... un pequeño paraíso terrenal, Cinque Terre,  de colores, vides, arena, roca, cielo y agua que recomiendo no visitar en verano para evitar las tropas de terminators americanos dispuestos a batir algún tipo de absurdo récord recorriendo sus senderos a través del Parque Nacional cual invasores traga millas sin miramientos, ni interés ante la belleza...






Un lugar al que volveré sin duda, para respirarlo, sentirlo y comer su pescaito frito. Turín, nos pareció poco estimulante, apagada y gris y ni siquiera la Sábana Santa logró paliar esa sensación...total, por un trapo manchao... jejeje... De ahí a cruzar los Alpes, pero no por el túnel de Fréjus que cuesta una pasta aunque accedes rápidamente a tierras galas... El dueño del hostal nos recomendó una ruta alternativa bordeando el lago del Mont Cenis y la verdad es que fue un regalo para los sentidos. Después quedaba una larga ruta por carreteras secundarias hasta el hogar materno, la tierra de mis ancestros... mi lugar en el mundo del que tantas veces os he hablado. Allí, rodeado de esencias familiares, presencias cercanas, imágenes revividas y búsquedas imperecederas, viví el placer de la soledad y el silencio, para acallar voces internas que persistían en reivindicar su afán de protagonismo, muy a pesar de mi necesidad. Pero esa es otra historia... Quedan las imágenes... Que lo disfruten.





domingo, 30 de marzo de 2014

ESTAMBUL (AGUAS ENTRE DOS MUNDOS)

El vuelo de Turkish Airlines en el que deposito nuevas y potenciales esperanzas de regresar al Asia Menor; aquel que devuelve mi mente y cuerpo, todavía fascinados por la chispeante vida de una ciudad tan bulliciosa y diversa como occidentalizada, a la rutina de la tierra valenciana ya desprovista de sus "fallas"...ese mismo vuelo que aún ahora me conduce a través de un brumoso Mediterráneo, será mi plataforma aérea de reflexión y análisis sobre este viaje fugaz, fugitivo y figuradamente necesario en el que me he embarcado (¿aereado?) para reconstruirme un poquito después de un semestre de actividad suprema. Debido a lo extenso de mis percepciones de viajante ávido de información, recalaré en tres posts que permitan una mejor digestión de la experiencia a mis acompañantes lectores y una visión más pormenorizada del cúmulo de sensaciones que guardo embutidas en la maleta del alma. Por esa razón, y como ya hice con New York, este viaje constará de tres partes. He aquí la primera. 
    Reconozco que la
globalización merma un poco el 
encanto de una ciudad que debiera rezumar "diferencia" y "exotismo" a 
raudales. Pero, bien es cierto, que si te alejas de lo que viene siendo la zona candente, céntrica y monumental... encuentras la esencia de la antigüa Bizancio. El comercio constante, el trasiego de viadantes, ciudadanos y turistas buscando el ferry adecuado o 
el bus que te deje allí donde nadie 
más se atreve a llegar, la vida 
inalterable de artesanos, artistas y vendedores de toda índole... 

 Los olores tienen su peso específico... olores que se alejan del clásico kebab, gofres o castañas tan 
profusos como tediosos... y que se acercan más a la vida sin máscara, esa que en ocasiones se perfuma de orín, gasolina o tierra recién mojada por la lluvia y que es tan cierta como las sensaciones que activa en los cinco sentidos. Los colores muy vivos y especialmente representados por el ocre del interior de las mezquitas, el azul intenso del mar y del cielo, el blanco-mármol de los monumentos y el verde de una tierra que esperaba, erróneamente, más yerma... Sí, eso es, olores y colores...
    Pues bien...Ha habido un poco de todo; la monotonía del sempiterno recorrido desde Sultanahmet hasta Puente Gàlata nos obligó a salir del manido circuito, casi mecánico, para impregnarnos de otras imágenes y vivencias que mi buen amigo "Manuel" supo recomendarnos tan bien y que le agradezco de todo corazón. Ahí comenzaba el descubrimiento. Hay que perderse, sin duda.


Muchos aspectos de la ciudad han llamado 
mi atención de forma singular. Por una parte diré que me ha alucinado por completo la 
buena convivencia de los Turcos con esa supuesta anarquía que tan injustamente les abandera (no sólo 
en la conducción, también en su forma de vivir). A mi me han parecido un pueblo muy bien estructurado, muy social, abierto e integrador. Mucho menos agresivo que el pueblo marroquí (encantador por otra parte) a la hora de abordar clientes potenciales (El zoco de Marrakech me resultó infinitamente más estresante que el Gran Bazar o el Bazar de las especias) y muy al tanto de los bloqueos, lagunas y pérdidas de los turistas una vez dentro 
de esa mole de 12 millones de habitantes que es Estambul. Por otra parte me ha resultado muy curiosa la familiaridad y 
cordialidad con la que perros y gatos conviven de forma equilibrada entre autóctonos y foráneos (Nunca olvidaré la estampa de un enorme perro cruzando una avenida por el paso de cebra sin alteración ninguna y con el total respeto de conductores y viandantes nada agobiados por la espera) . La razón de esa presencia desorbitada de mascotas autónomas por toda la ciudad guarda relación con una decisión municipal de saneamiento y protección. Todos esos animales están castrados, bien nutridos y con su pertinente chip de control; aunque lo de castrar animales siempre me chirría un tanto, el motivo es evitar una excesiva reproducción y el sacrificio masivo de un sinfín 
de criaturas inocentes en un matadero... Una prueba más de lo evolucionado de su cultura... Lo mejor es que fue una medida promovida por el propio pueblo, votada y aceptada por la mayoría. Ahora el pueblo los cuida y se hace responsable de todos ellos ¡Me encanta! Y me emociona mucho poder ver una armonía tal.

















Lo del burka ya, es otro cantar... No está generalizado en absoluto...
 El pañuelo en la cabeza sí... y normalmente de colores juveniles... Pero suficiente ver a una mujer toda de negro de pies a cabeza (Algunas ni siquiera con la mirada desvestida) para sentir un rechazo inevitable. Es cultural, está claro...pero la amputación de la libertad, esa gran restricción... la vive y asume la mujer a solas. Turquía es un patriarcado, detalle innegable cuando observas que el 80% de los habitantes que viven la noche de la ciudad, son hombres. Hombres creando sus pequeños grupos de charla en la calle donde la mujer no tiene ninguna cabida. El machismo está claramente instaurado, pero el sufragio universal femenino en Turquía fue abanderado y precoz respecto de otras sociedades más, digamos, desarrolladas y democráticas. Una extraña contradicción que no deja de sorprenderme... En las mezquitas, las mujeres atrás y algunas escondidas tras mamparas. Yo no puedo salvar esa barrera cultural...pero Estambul ofrece la posibilidad del respeto hacia opciones que nos resultan alejadas y repudiables. Por lo demás... Un deleite pasear sin más propósito que observar... Espiar a los pescadores en el Puente Galata, refugiarme en la intimidad que otorga el objetivo, comer bocata de sardinas del Bósforo y baklavas, cruzar a Asia, oler a comino, curry y jabones en los Bazares, perseguir puestas de sol, extasiarme con la luz que inunda la ciudad, tomar café turco, caminar bajo la imponente sombra de Santa Sofía... tantas cosas... Quedáis invitados...




miércoles, 19 de febrero de 2014

MALTA... LUCES Y SOMBRAS.



Malta es piedra. Cúmulo de culturas invasoras. Tradición. Hermosos rincones de áridas huellas. Lugar de divinidades y creencias, de vestigios y leyendas, de tierras sin sombra y mar sin arena. Malta es una experiencia que aún hoy sigo sin poder catalogar si no es pensando en un alocado viaje en el tiempo.  La primera e inequívoca sensación que te viene a la cabeza una vez aterrizado en" La Valetta" en pleno mes de agosto y con brisa sahariana es... ¡qué demonios hago yo en este maldito lugar! Sensación que se agudiza cuando recoges el coche de alquiler más económico (sin aire acondicionado) y cutre de todo el país y te adentras en el impenetrable mundo de la conducción maltesa... Ríete tú de griegos e italianos... Y encima todo por la izquierda ¡Cuánto daño hicieron los británicos! Una peripecia llegar hasta el hotel como podréis imaginar, el sentido de la orientación perdido en alguna parte del cerebelo y la amenaza de un montón de conductores locales asediando a foráneos e indecisos.

Instalarse en el "hotel" de uno de los distritos más turísticos de Malta: "Buggiba", lejos de convertirse en una expiación de demonios y males, se transforma en una pequeña pesadilla nada conveniente. Un vómito de turista inglés en el ascensor. Un largo pasillo a lo "Resplandor" para llegar a destino y la pertinente habitación sin climatización (Lo siento, no puedo considerar la opción de dos ventiladores tambaleantes como elementos refrigerantes) y con vistas a la calle más escandalosa y fea de toda la isla ¡Welcome to Malta! Empiezan las vacaciones yujuuu!!!

     Prometo que mi intención no es ser aguafiestas, ni tampoco esto es un boicot Trans- Mediterráneo para hundir la nada desdeñable bienaventuranza del turismo Maltés. La cuestión es que el primer día de adaptación fue un poquito heavy-metal... Buscando una sombra, una playa con arena y una comida digna pasamos las horas de luz, aderezado todo esto con la semi-agresión de una dependienta en una tienda de souvenirs (Le faltó escupirnos, así os lo digo) por tocar (Sí, digo bien!!!) un foulard y por no percatarnos de la advertencia ¡No tocar! que se instalaba por doquier con el dibujo de un dedo inquisidor. Glups!!! Cómo se las gastan aquí, qué acogedor todo ¿no?
    Afortunadamente el tiempo lo cura todo y el segundo día, dejamos de verlo todo con lupa para poder apreciar los bienes de una tierra yerma, pero de una riqueza artística incalculable. En fin, con deciros que la Catedral de San Juan, es el máximo exponente de arte Barroco que he visto en mi larga y dilatada carrera de turista medio. Tanta belleza abruma, creedme. Embobado es la palabra. Absolutamente 
recomendable e indispensable la visita. Sobra decir que si algo es profuso en las islas de Gozo y Malta son iglesias y devotos. Entramos a visitar una de las iglesias, aún resacosa después de la celebración del día de su santo patrono, y a los feligreses les extrañó nuestra presencia en su país, conocedores de la visita del Papa en España. Atención al detalle. Sobra decir que ni hablar de divorcios, abortos o relaciones homosexuales... El tiempo se detuvo allí preservando la ideología conservadora del cualquier intrusismo liberal. Debe ser el país del mundo con más edificios religiosos por kilómetro cuadrado. Un pequeño pueblecito de la isla de Gozo ostenta el record de haber construido con impuestos municipales y el empeño de sus pobladores (El pueblo en sí se llama Xewkija) una de las cúpulas más grandes del mundo... Visible desde, prácticamente, cualquier punto de la isla. Impresionante su fe ciega (Ejem, ejem...)


    Los amantes del buceo tienen su cita en un pequeño paraíso cuyo nombre "Blue Lagoon" nos indica la calidad de sus aguas y la belleza de sus fondos marinos. Ahora, la locura que se gesta en este lugar emblemático, sito en la pequeña isla de Comino es una muestra clara de barbarie, salvajismo y nulo civismo que abandera la especie humana en general y en especial cuando visita otro país. La gente se apiñaba, cual reptil, en el mismo y minúsculo lugar, sin espacio vital para respirar y degustando los pies del vecino, el olor de una improvisada barbacoa, la música remember de una radio ochentera con el audio disparado a tope o una papelera rebosante en detritus cultivado a lo largo de varios días y de proveniencias muy diversas. Donde están los barcos que veis en la imagen... se apilan las masas... En el lado desde el que se toma ésta instantánea estoy yo, que he tenido que cruzar a nado con todos mis bártulos para disfrutar de una estancia decente en el bendito oasis... Cuánto miedo damos los humanos en situaciones parecidas. Un retrato crudo de lo que somos. Sin embargo, al otro lado, nadie...
No es casual que Amenábar grabara buena parte de su Ágora en este país. Su color parduzco da muchas posibilidades estéticas. También he podido reconocer la ubicación de un capítulo de Juego de Tronos en la archi-conocida ventana azul. Sí, efectivamente, sé que lo estáis pensando... Cuánto azul!!! Porque el azul y el color tierra predominan por encima de otros colores.Tierra, mar y cielo inundándolo todo. Ese es el resumen, supongo. Y como escribí en una de esas hojas estadísticas e informativas del ministerio de Turismo de aquel país, que te dan en el aeropuerto cuando vas a partir... ante la pregunta: 
¿Volvería usted a visitar nuestras islas? Contesté, sin dudar un ápice... Tal vez, pero jamás en agosto. Y de ahí cogí un vuelo hacia Dublín donde me esperaba la antítesis vivencial de lo que habían significado mis días en Malta. Pero bueno, esa es una historia que contaré en otro capítulo de viajes... De momento, disfruten de la visita.